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Sostienen que el Uso Tópico de Miel es Beneficioso para la Curación de las Heridas Agudas y Crónicas
- AUTOR : Lee D, Khachemoune A
- TITULO ORIGINAL : Honey and Wound Healing: An Overview
- CITA : American Journal of Clinical Dermatology 12(3):181-190, 2011
- MICRO : Los autores sostienen que hay datos biológicos suficientes para apoyar el uso de la miel en el cuidado de las heridas, y describen los mecanismos de acción y su eficacia para el tratamiento de diversos tipos de heridas.
Introducción
Los antecedentes históricos del uso medicinal de la miel se remontan a los egipcios, las tradiciones judías, cristianas y árabes, y hasta la Antigua Grecia. Hipócrates favorecía el uso de brebajes basados en miel para tratar la fiebre, el dolor y las heridas. Los chinos utilizaban diversos remedios medicinales con la misma base, según lo documentan los textos médicos del siglo xvi. Más recientemente, los soldados rusos y chinos la usaron para atender las heridas de combate durante la Primera Guerra Mundial.
Recién a fines del siglo xix, un científico alemán, B.A. Van Ketel, comenzó a investigar sus propiedades antimicrobianas, y a mediados del siglo pasado se empezó a notar en Europa y los Estados Unidos la eficacia de la miel para el tratamiento de las heridas infectadas. Sin embargo, con el advenimiento de los antibacterianos en la década de 1920, ese uso fue dejado a un lado. A partir de los años ochenta resurgió el interés de los investigadores por estos aspectos de la miel y los avances modernos en las técnicas de biología molecular permitieron revelar sus propiedades terapéuticas.
Productos disponibles
Se han señalado los productos de miel provenientes del árbol Leptospermum, nativo de Australia y Nueva Zelanda, por sus propiedades bactericidas; de hecho, se comercializaron en los Estados Unidos como mieles de grado médico (MGM) bajo diversas fórmulas y nombres de mercado. Muchas de estas MGM están disponibles como vendajes de un solo uso que contienen miel en combinación con sodio alginato o ácido poliacrílico sódico, que ayudan a humedecer y desbridar la herida.
Mecanismo de acción
Si bien se creyó inicialmente que la limitación de la infección bacteriana se debía a una acción relacionada con la generación de peróxido, los estudios recientes sugieren que puede cumplir el mismo papel incluso en presencia de catalasa, por lo que se cree que existen mecanismos no mediados por el peróxido. Los análisis con microscopia electrónica mostraron que las colonias de Staphylococcus aureus tratadas con miel de tipo manuka presentaron una interrupción de la división celular, indicador de una posible acción inhibitoria sobre la progresión del ciclo celular bacteriano. También se piensa que puede cohibir la formación de biopelículas y limitar la cantidad de edema en la herida por sus propiedades higroscópicas. Se demostró que la miel tiene actividad contra Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa,S. aureus y Acinetobacter, entre otros, además de microorganismos resistentes como S. aureus resistente a la meticilina y enterococos resistentes a la vancomicina.
Otras propiedades que se le atribuyen a la miel son de índole inmunoduladora, ya que un estudio demostró que la miel de tipo manuka regula positivamente el factor de necrosis tumoral alfa, la interleuquina-1 beta, la interleuquina 6 y la producción de prostaglandina E2 por los monocitos. Si bien esto hace pensar que la miel podría prolongar la fase inflamatoria de la curación de una herida, se cree que esta modulación promueve aún más su actividad antimicrobiana. De hecho, en un principio se había demostrado que presentaba actividad antiinflamatoria en animales de experimentación.
Además de modular la fase inflamatoria de la reparación de una herida, se encontró que también mejora el tejido de granulación y la reepitelización de la fase proliferativa, mientras que disminuye el tiempo hasta la curación total de la herida. Otros autores informaron una reducción de las contracturas de las cicatrices con el uso de miel en pacientes quemados, lo que sugiere un estímulo a la fase de remodelación. Esto podría atribuirse a una regulación positiva de la metaloproteinasa-9 y el factor de transformación beta en los queratinocitos, involucrados en la reorganización de la matriz extracelular y la reposición de colágeno mediada por fibroblastos, respectivamente.
Otros mecanismos propuestos son la disminución del pH alcalino del lecho de una herida crónica, que se asocia con mejor desenlace curativo. Algunas mieles presentan propiedades antinociceptivas, no sólo por su actividad antiinflamatoria, sino también por el antagonismo que ejercen a nivel del complejo NMDA de los receptores de GABA periféricos. En la clínica, sin embargo, las que provienen de Leptospermum se han vinculado tanto con alivio del dolor como con dolor exacerbado; mientras que este último se atribuyó a la acidez relativa de la miel, la señal sensorial definitiva probablemente esté regulada por el balance entre estas propiedades antagónicas.
Usos clínicos de la miel
La FDA aprobó el uso de MGM para un grupo específico de indicaciones que se limitan al tratamiento de las heridas, desde abrasiones y úlceras mínimas hasta quemaduras de alto grado y heridas quirúrgicas.
Respecto de las quemaduras agudas, un estudio comparó la miel con otros vendajes curativos, como la película de poliuretano y la gasa con vaselina, entre otros, en el tratamiento de quemaduras de grosor parcial de 992 pacientes; se demostró que el promedio de días hasta la curación disminuyó con el uso de miel. El mismo autor la comparó con la sulfadiazina de plata en 254 pacientes con quemaduras y halló también un menor tiempo hasta la curación total. Un metanálisis reciente sugirió una mayor eficacia de la miel en comparación con otros vendajes en el tratamiento de las quemaduras. También se encontró que es útil para la fijación de injertos de piel de grosor diferencial en pacientes quemados debido a sus propiedades adhesivas.
No está bien dilucidado el uso de la miel para las heridas quirúrgicas y traumáticas no infectadas; hay pocos estudios al respecto. Un ensayo comparativo no aleatorizado de 81 pacientes sometidos a injertos de piel demostró un menor tiempo de reepitelización y menor dolor subjetivo luego del tratamiento de los sitios donantes con gasas impregnadas con miel, en comparación con gasas con parafina y gasas embebidas en solución salina. Otro estudio usó un modelo con animales para demostrar que la implantación tumoral quedó restringida con la aplicación de este producto, tanto en el preoperatorio como en el posoperatorio, a partir de lo cual se sugirió usarlo para cubrir los sitios de inserción de los trocares durante una cirugía laparoscópica para evitar la siembra tumoral.
En cuanto a las heridas crónicas, los datos que apoyan el uso de la miel en las heridas quirúrgicas infectadas también son limitados, aunque un estudio prospectivo de 9 recién nacidos con infecciones del sitio quirúrgico refractarias a los antibacterianos tópicos y sistémicos informó que se redujo el edema y el tejido necrótico de todas las heridas luego de 5 días de añadir o sustituir con esta sustancia la intervención inicial.
Se demostró también la utilidad de la miel para tratar las úlceras de decúbito. Un estudio la comparó con los vendajes embebidos en solución salina para tratar las úlceras de decúbito no infectadas en estadio I o II de 40 pacientes: el tiempo hasta la curación fue menor en el grupo tratado con miel por un promedio de 1.7 días. También se observaron mejores puntajes del Pressure Ulcer Scale for Healing en el tratamiento de las úlceras de decúbito en estadio II o III, en comparación con los vendajes de etoxi-diaminoacridina más nitrofurazona.
Se planteó el uso de la miel en el vendaje primario de las úlceras de los miembros inferiores, ya que hay abundantes datos de su efecto en el caso de las úlceras venosas, dada su mayor prevalencia. Los datos de un estudio multicéntrico mostraron una mayor reducción en el tamaño de la herida luego de 4 semanas de tratamiento, en comparación con el hidrogel, además de más heridas curadas. Sin embargo, otro estudio comparativo halló que las diferencias en el tiempo hasta la curación, el promedio de reducción del área de la úlcera y la incidencia de infección no fueron estadísticamente significativas. Para explicar estos resultados dispares, se propuso que la miel podría tener mayor efecto en las úlceras venosas grandes y prolongadas. Los datos acerca de la utilidad de la miel en las úlceras arteriales o de la neuropatía diabética son insuficientes para recomendar su uso.
Diversos informes describieron la eficacia de la miel para el tratamiento de la gangrena de Fournier. Se encontró que, así como los pacientes sometidos a desbridamiento quirúrgico tuvieron un menor tiempo de internación, los que recibieron tratamiento médico (miel tópica y antibióticos intravenosos) tuvieron menor morbilidad global, con menor requerimiento de operaciones.
Discusión y conclusiones
Respecto de la seguridad en la práctica, una complicación rara pero de potencial gravedad es el botulismo de la herida, ya que los diversos análisis de la miel de distintas regiones encontraron que un 26% de las mieles sin procesar y un 5% de las mieles comerciales están contaminadas con Clostridium botulinum. Por eso, los productores de MGM incorporaron la irradiación gamma en el proceso de fabricación, que esteriliza la miel sin atenuar sus propiedades terapéuticas.
Los autores concluyen señalando que la miel se usó durante milenios como adyuvante de la curación de las heridas y que todos los años surgen nuevos estudios que determinan de forma precisa su mecanismo de acción y demuestran su eficacia terapéutica para varios tipos de heridas. Si bien muchos médicos podrían tender al escepticismo en cuanto a los beneficios de la miel, hasta tanto no haya ensayos amplios aleatorizados y controlados, los autores consideran que no se puede negar la cantidad importante de datos que la asocian a una curación notable de las heridas.
Especialidad: Bibliografía - Dermatología