Bibliografía

Laboratorios Bagó > Bibliografías > Estudian la Interacción entre el Sueño y el Dolor en Adultos Jóvenes Sanos

Estudian la Interacción entre el Sueño y el Dolor en Adultos Jóvenes Sanos

  • AUTOR : Brand S, Gerber M, Pühse U y Holsboer-Trachsler E
  • TITULO ORIGINAL : The Relation between Sleep and Pain among a Non-Clinical Sample of Young Adults
  • CITA : European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience 260(7):543-551, Oct 2010
  • MICRO : Los resultados de la investigación avalan una relación bidireccional entre la mala calidad del sueño y el procesamiento cognitivo y emocional del dolor; sin embargo, en el proceso también influyen la calidad de vida y los síntomas depresivos.

Introducción

El sueño de mala calidad se asocia con múltiples consecuencias desfavorables: afecta considerablemente la calidad de vida y el rendimiento para las actividades cotidianas; además, suele vincularse con síntomas psiquiátricos, por ejemplo, depresión y ansiedad. Un trabajo en adolescentes reveló que los trastornos de ansiedad suelen predecir el insomnio y que, a su vez, el insomnio anticipa la aparición de depresión tiempo después. En los adultos es común la presencia simultánea de depresión mayor, fatiga, disomnias y enfermedades orgánicas.

El dolor y los trastornos del sueño se asocian en forma bidireccional. Se ha observado que la privación total del sueño incrementa la sensibilidad para el dolor. En un trabajo en pacientes con dolor relacionado con quemaduras, la calidad subjetiva del sueño predijo la intensidad del dolor al día siguiente; asimismo, la información en conjunto avala la teoría de que el sueño de mala calidad reduce el umbral para el dolor.

También se ha señalado que el dolor compromete el sueño; por ejemplo, en una investigación, el 55% de los pacientes con cefalea refirió trastornos del sueño. Por su parte, en un trabajo epidemiológico, en unas 19 000 personas de 5 países de Europa, las enfermedades asociadas con dolor crónico desempeñaron un papel importante en el insomnio. Asimismo, los pacientes con trastornos dolorosos crónicos -dolor neuropático y dolor musculoesquelético- refieren con mayor frecuencia alteraciones en el sueño.

La interacción entre el dolor y el sueño se comprende mejor en el contexto del procesamiento cognitivo y emocional del dolor (PCED). Un trabajo en 111 adultos con fracturas de las extremidades reveló que la percepción del dolor 2 meses después del episodio se relacionaba con el dolor al inicio y con el nivel de ansiedad posterior al evento, hallazgos que sugieren que la percepción del dolor tiene mucho que ver con el PCED, influido a su vez por factores psicológicos, como la ansiedad. De hecho, numerosos estudios demostraron una superposición significativa entre la percepción del dolor y las alteraciones psiquiátricas, y es frecuente que los pacientes con depresión, ansiedad y trastornos somatomorfos también refieran dolor físico. Por lo tanto, es esperable que el dolor sea una manifestación común en los sujetos con diversos trastornos psiquiátricos. El tratamiento del dolor, por ende, debe considerar estos aspectos.

Por el contrario, la interacción entre el sueño y el dolor en los adultos jóvenes es mucho menos conocida. El fenómeno, sin embargo, es de máxima trascendencia si se tiene en cuenta que ambos trastornos son muy frecuentes. En la presente investigación, los autores analizaron la relación entre el sueño y el dolor como un aspecto de influencia decisiva en la calidad de vida y en la aparición de síntomas depresivos.

Pacientes y métodos

El estudio abarcó 862 estudiantes (639 mujeres y 223 hombres de 24.67 años en promedio) de habla alemana y se llevó a cabo en universidades de Suiza. Los participantes completaron diversos cuestionarios psicológicos, del sueño y de trastornos asociados.

El sueño se evaluó con dos instrumentos: el Insomnia Severity Index (ISI) y el Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI). El ISI es un cuestionario breve, apto para el rastreo del insomnio en las investigaciones terapéuticas, que consiste en 7 secciones que se responden en escalas de 5 puntos y que coinciden parcialmente con los criterios de insomnio establecidos en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV). Esta herramienta permite detectar la presencia de dificultades para conciliar y mantener el sueño y conocer la sensación a la mañana siguiente, la somnolencia diurna, el menor rendimiento en las actividades diarias, el bajo nivel de satisfacción con el sueño y las preocupaciones acerca de éste. Los puntajes más altos sugieren insomnio. Por su parte, el PSQI incluye preguntas similares que se responden en escalas visuales analógicas de 8 puntos.

Los síntomas depresivos se analizaron con la von Zerssen Depression Scale de 16 dominios (estado de ánimo, insatisfacción con las actividades sociales y recreativas, desesperanza y trastornos del sueño, entre otros). Sin embargo, los expertos señalan que las dos secciones relacionadas con el sueño fueron omitidas para no generar confusión con los datos proporcionados por los instrumentos específicos del sueño. Las respuestas se refieren en escalas de 4 puntos y los valores más altos indican síntomas depresivos más marcados.

El PCED se determinó con dos instrumentos, el Whiteley-Index y el Somatosensory Amplification Questionnaire (SAQ). El primero abarca 14 secciones y evalúa la hipocondría; se seleccionaron tres dominios en particular. Por su parte, el SAQ incluye 10 dominios destinados a conocer la tendencia a presentar sensaciones somáticas y viscerales anormalmente intensas y molestas. El cuestionario es apto para determinar el posible estado de «vigilancia corporal excesiva» (asignar a ciertas molestias una importancia desmedida). Los puntajes más elevados denotan amplificación somatosensorial.

La calidad de vida se analizó con la escala Skalen zur Erfassung der Lebensqualität de 14 dominios de molestias somáticas, estado general y sensación sobre el estado general. Las puntuaciones más altas sugieren una menor percepción de calidad de vida.

El estudio estadístico incluyó análisis factorial exploratorio y confirmatorio y modelos de ecuaciones estructurales (MEE).

Resultados

Se comprobaron fuertes correlaciones entre el sueño, la calidad de vida, los síntomas depresivos y las variables de percepción del dolor. Los resultados sugieren una dependencia recíproca. Los MEE insinuaron que la dimensión «escasa calidad de vida» fue la que mejor predijo el sueño de mala calidad, seguido por los síntomas depresivos y el PCED. Estas tres variables estuvieron fuertemente conectadas entre sí. Los autores añaden que el fenómeno indicaría que el PCED podría inducir un deterioro del sueño mediante la calidad de vida desfavorable y los síntomas depresivos. Por ende, el PCED parece influir en el sueño directamente y en forma indirecta.

También se observaron asociaciones importantes entre los síntomas depresivos, la menor calidad de vida y el PCED. Sin embargo, en este modelo no se constató una influencia directa de los trastornos del sueño sobre el PCED. Por lo tanto, el sueño inadecuado influiría sobre el PCED mediante los síntomas depresivos y la menor calidad de vida.

Discusión

En los adultos jóvenes sanos, la menor calidad de vida, los síntomas depresivos, el sueño inadecuado y el PCED están asociados entre sí. El PCED influye directamente y en forma indirecta en el sueño, mientras que el sueño alterado sólo afectaría el PCED indirectamente. Los resultados confirman la hipótesis establecida por los expertos: existe una fuerte asociación entre los síntomas depresivos, la calidad de vida y el PCED, tal como lo han sugerido los hallazgos de trabajos anteriores. Las observaciones también indican que el sueño influye significativamente en el funcionamiento psicológico. Al menos 2 trabajos previos señalaron una relación entre la calidad del sueño y los trastornos psiquiátricos.

El primer análisis con MEE confirmó que el PCED predice los trastornos del sueño y reflejó relaciones directas e indirectas: el PCED ejerció un papel adicional indirecto en el sueño mediante la calidad de vida y los síntomas depresivos. Los hallazgos avalan la relación sugerida entre el dolor y el sueño e indican que existen otros factores adicionales -síntomas depresivos y calidad de vida- que deben ser considerados. Las observaciones refuerzan la teoría de que hay una fuerte superposición entre la percepción del dolor y los trastornos psiquiátricos en los pacientes con depresión, ansiedad y dolor somatoformo.

Además, los autores evaluaron la influencia del sueño sobre el PCED. Aunque los resultados no sugirieron una relación directa, el sueño alterado podría influir en el PCED mediante los síntomas depresivos y la calidad de vida.

Las vías aferentes afectivas del dolor son elaboradas en la corteza cingulada anterior, en la corteza de la ínsula, en la corteza prefrontal y en la amígdala. La activación de estos centros cerebrales se asocia con el estado de ánimo, la atención y el temor. Estos patrones de activación podrían explicar la amplia superposición entre la percepción del dolor, los síntomas depresivos, la vigilancia excesiva y la ansiedad. Los resultados en conjunto indican que el proceso neuropsicológico modula el PCED.

Debido a que el ensayo se llevó a cabo en una cohorte de estudiantes, la muestra no es representativa de la población general de adultos jóvenes. Aunque los estudiantes se consideran una población particularmente sana (un fenómeno que podría explicar la falta de influencia directa del sueño sobre el dolor), numerosos indicios sugieren que cuentan con riesgo similar de presentar síntomas psiquiátricos, en comparación con otras poblaciones. Otras limitaciones tienen que ver con la falta de mediciones objetivas del sueño y con los instrumentos utilizados (por ejemplo, el SAQ), que no reflejarían el dolor en forma apropiada. Por último, cabe la posibilidad de que las personas con trastornos del sueño tiendan a referir con mayor frecuencia otros síntomas, entre ellos, depresión, mayor dolor y estrés.

Conclusiones

Los resultados del presente estudio de una muestra de jóvenes adultos sanos avalan la relación bidireccional entre el sueño inadecuado y un mayor PCED. Sin embargo, también sugieren que otros procesos cognitivos y emocionales -síntomas depresivos y calidad de vida- participan en la interacción.

Especialidad: Bibliografía - Tratamiento del dolor

ADVERTENCIA:

El material incluido en este sitio ha sido concebido exclusivamente para los profesionales de la salud con fines informativos, y destinado a orientar sobre el uso adecuado de los medicamentos y a satisfacer sus necesidades de mayor información.

Todos los textos referidos a nuestros productos de venta bajo prescripción médica se corresponden a los lineamientos aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Laboratorios Bagó le sugiere consultar siempre a un profesional de la salud calificado ante cualquier duda sobre una condición médica particular.

He comprendido y deseo ver la información

Consultas médicas: infoproducto@bago.com.ar