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Utilidad de la Quetiapina en el Primer Episodio Esquizofrénico
- AUTOR : Amr M, Lakhan S, Shams T y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Efficacy and Tolerability of Quetiapine Versus Haloperidol in First-Episode Schizophrenia: A Randomized Clinical Trial
- CITA : International Archives of Medicine 6(1):47, 2013
- MICRO : Los resultados de este estudio apoyan la indicación de la quetiapina para el primer episodio de esquizofrenia, debido a su mayor eficacia y tolerabilidad al compararla con el haloperidol.
Introducción
La esquizofrenia es una enfermedad crónica que supone una importante causa de discapacidad en el mundo y acarrea costos totales importantes, que alcanzan los 62.7 mil millones de dólares anuales en Estados Unidos. El mayor componente de este monto son los costos indirectos debidos al desempleo, la productividad disminuida, la mortalidad prematura y los cuidados familiares. Pese a su incurabilidad, la esquizofrenia es tratable y su terapéutica aliviana los costos y mejora la evolución de los pacientes.
En la terapéutica de la esquizofrenia, los antipsicóticos de segunda generación como la quetiapina pueden ser agentes beneficiosos. La quetiapina posee un perfil de efectos adversos favorable y una alta eficacia clínica, especialmente para el control de los síntomas negativos como la falta de socialización y la indiferencia afectiva. Para los síntomas positivos, como los delirios y las alucinaciones, este fármaco muestra una eficacia similar a la de los antipsicóticos de primera generación, como el haloperidol.
El presente estudio investiga la eficacia y la tolerabilidad de la quetiapina en el tratamiento del primer episodio de esquizofrenia en pacientes ambulatorios.
Métodos
Desde octubre de 2009 hasta septiembre de 2011, 210 pacientes que cursaban su primer episodio de esquizofrenia fueron evaluados. Los participantes debían tener entre 18 y 65 años y cumplir los criterios de esquizofrenia de la cuarta versión del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV). Los individuos que tenían otra enfermedad psiquiátrica, ciertos trastornos de personalidad o que utilizaban psicofármacos no fueron aceptados en el protocolo.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a recibir quetiapina (200 mg/día) o haloperidol (5 mg/día). La intervención se realizó a ciego tanto para los pacientes como para los investigadores; no así para los psiquiatras, quienes debían conocer el tratamiento de cada individuo para poder ajustarlo al máximo beneficio clínico y la menor incidencia de efectos adversos.
La única medicación psicotrópica adicional permitida consistió en lorazepam (para el insomnio y la agitación) y zopiclona (para el insomnio). Además, ante la aparición de síntomas extrapiramidales (SEP), podía prescribirse el anticolinérgico biperideno.
Los pacientes fueron evaluados por un psiquiatra al inicio, a las 6 y a las 12 semanas de estudio, mediante la Positive and Negative Symptoms Scale (PANSS) para la sintomatología esquizofrénica, la escala Global Assessment of Functioning (GAF) de funcionamiento psicosocial y laSimpson-Angus Scale (SAS) para el análisis de SEP. Además, todos los participantes se sometieron a exámenes clínicos y de laboratorio.
Resultados
Demografía
Un total de 156 pacientes participaron del protocolo. De ellos, 17 no pudieron recibir los fármacos correspondientes debido a la falta de disponibilidad. Luego de una serie de bajas por efectos adversos, falta de eficacia o abandono de la medicación, 33 individuos que recibieron quetiapina y 40 en tratamiento con haloperidol completaron este ensayo. No se encontraron diferencias significativas entre los grupos en cuanto a las características iniciales de sus miembros.
Tratamiento
Luego de 12 semanas, las dosis promedio de los fármacos fueron 505.8 mg/día para la quetiapina y 12.9 mg/día para el haloperidol. Con ambos fármacos, las puntuaciones de los pacientes en las escalas PANSS y GAF mejoraron significativamente.
En cuanto a los cambios clínicos, en la sexta semana de estudio, el haloperidol había causado una reducción en los síntomas positivos de la PANSS significativamente mayor que la quetiapina (18.9 contra 15.3). Sin embargo, al final de la semana 12, esta tendencia revirtió y la quetiapina obtuvo resultados significativamente mejores en este aspecto (15.5 contra 11.6). Además, este antipsicótico de segunda generación se desempeñó mejor en la reducción de los puntajes de depresión y ansiedad (9.56 contra 4.74). Asimismo, el haloperidol obtuvo mejores resultados en cuanto a la reducción de la puntuación PANSS relacionado con la psicopatología (23.8 contra 27.7). Finalmente, la puntuación total de PANSS y la escala GAFF no difirieron en forma significativa entre los grupos.
En cuanto a la tolerabilidad de los fármacos, las tasas de prescripción de lorazepam y zopiclona no difirieron entre las cohortes. Además, la tasa mucho mayor de SEP entre los tratados con haloperidol (8.62 contra 0.26 a las 12 semanas) motivó mayores requerimientos de biperideno en este grupo de individuos, tanto en cuanto a cantidad de pacientes que lo necesitaron como respecto a las dosis que se utilizaron para el alivio sintomático.
Salvo un paciente en el grupo que recibió quetiapina, que presentó hipertrigliceridemia al inicio del tratamiento, no se encontraron anormalidades clínicas, de laboratorio ni electrocardiográficas durante el estudio.
Los efectos adversos más frecuentes fueron la acatisia (78% para el haloperidol contra 0% para la quetiapina), el parkinsonismo (66.6% contra 0%) y la fatiga (84.6% contra 66.6%), en el grupo tratado por haloperidol. Entre los que recibieron quetiapina, las cefaleas fueron el evento predominante (35.9% contra 11.5% para el grupo del haloperidol). La tasa de abandono del tratamiento debido a los efectos adversos fue significativamente mayor en el grupo que recibió haloperidol (20% contra 8.2%).
Discusión
Algunos resultados del presente estudio no se corresponden con lo descripto en otras investigaciones. Por ejemplo, las significativas mejoras en las puntuaciones de depresión/ansiedad y psicopatología de la PANSS no fueron observadas en otros 2 ensayos. Debe destacarse que estos protocolos utilizaron pacientes que no necesariamente estaban cursando su primer episodio de esquizofrenia.
Otros 2 ensayos no demostraron diferencias entre el haloperidol y la quetiapina en los resultados de la Calgary Depression Scale, aunque las poblaciones eran mixtas, las dosis de los fármacos eran distintas y los períodos de seguimiento fueron mucho mayores. Además, se presumía que sus resultados corrían un alto riesgo de sesgo.
La tolerabilidad de la quetiapina con respecto al haloperidol fue claramente esquematizada por la tasa de abandono debido a efectos adversos (8.2% contra 20%) También, se encontraron diferencias significativas en cuanto a la propensión de cada fármaco para causar SEP, debido a la alta frecuencia y magnitud de la prescripción de biperideno entre los que recibieron el antipsicótico de primera generación. De esto se desprende que el tratamiento con quetiapina puede llevar a una mejor funcionalidad y a una optimización de la calidad de vida.
Conclusión
Los resultados de este estudio apoyan la indicación de la quetiapina para el primer episodio de esquizofrenia, debido a su mayor eficacia y tolerabilidad al compararla con el haloperidol en cuanto al control de los síntomas positivos, negativos, SEP y la fatiga. Sin embargo, las puntuaciones totales de PANSS fueron similares. Se necesitan investigaciones más profundas y prolongadas sobre el uso de antipsicóticos de segunda generación en el debut de la esquizofrenia.
Ref : PSIQ, NEURO, SEROQUEL.
Especialidad: Bibliografía - Neurología - Psiquiatría