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El Efecto de la Hormona de Crecimiento sobre el Rendimiento Deportivo es Discutible

  • TITULO : El Efecto de la Hormona de Crecimiento sobre el Rendimiento Deportivo es Discutible
  • AUTOR : Baumann GP
  • TITULO ORIGINAL : Growth Hormone Doping in Sports: A Critical Review of Use and Detection Strategies
  • CITA : Endocrine Reviews 33(2):155-186, Abr 2012
  • MICRO : La hormona de crecimiento es utilizada en forma ilegal en el ámbito deportivo con el fin de mejorar el rendimiento de los atletas; no obstante, no se cuenta con información concluyente que indique que su empleo resulta beneficioso. Más aún, su uso puede tener consecuencias negativas.

 

Introducción y objetivos

La hormona de crecimiento (GH [growth hormone]) es utilizada en el ámbito deportivo para mejorar el rendimiento, aunque su uso se encuentra prohibido por la World Anti-Doping Agency.

La presente revisión se llevó a cabo con el objetivo de evaluar el uso de la GH en el ámbito deportivo desde una perspectiva científica. Se prestó especial atención a los métodos de detección de la GH exógena.

 

Características de la GH

La GH tiene efectos anabólicos y promotores del crecimiento y los genes responsables de su síntesis se ubican en el cromosoma 17q24.2. Esta hormona tiene diferentes isoformas, la principal de ellas es la que se encuentra en la glándula pituitaria y la sangre y se denomina 22K-GH monomérica. Esta isoforma se conoce como «GH recombinante» y es comercializada con fines terapéuticos y para el dopaje en el ámbito deportivo.

La GH actúa mediante la unión a receptores específicos de membrana denominados GHR que activan cascadas intracelulares de fosforilación, principalmente la vía JAK2-Stat5b. Además, la GH interactúa con el receptor de prolactina, que le otorga propiedades relacionadas con la lactogénesis. Las propiedades biológicas más importantes de la GH son la anabólica y la lipolítica, que se asociaron con el aumento del rendimiento de los deportistas.

La secreción de la GH es pulsátil, tiene lugar en la glándula pituitaria y es inhibida y estimulada principalmente por el hipotálamo mediante la somatostatina y la hormona liberadora de GH (GHRH), respectivamente. Las mujeres poseen un índice de secreción más elevado y un patrón de secreción más errático de GH que los hombres, posiblemente debido al efecto de los estrógenos. El pico de secreción de la GH tiene lugar durante la adolescencia y disminuye a medida que avanza la edad. El sueño, el ejercicio, el estrés y la fatiga estimulan la secreción de GH, en tanto que la obesidad se asocia con su disminución. La inhibición de la secreción de GH tiene lugar mediante retroalimentación mediada por la GH y por el factor de crecimiento 1 similar a la insulina (IGF-1 [insuline-like growth factor]), entre otros mecanismos.

El clearance de GH se observa principalmente a nivel renal. La vida media plasmática de la hormona varía entre 14 y 18 minutos, aunque se modifica según la isoforma considerada. La GH circula unida a la proteína fijadora de GH y no es metabolizada ni degradada en forma significativa a nivel intravascular o durante su almacenamiento en plasma ex vivo. La concentración de GH en orina es baja debido a su recaptación y degradación en la región proximal del nefrón. De hecho, la GH encontrada en la orina representa el 0.005% de la GH secretada por la glándula pituitaria o administrada en forma exógena. De todos modos, estas cantidades son suficientes para detectarlas mediante inmunoensayo. La cantidad de GH excretada normalmente en la orina es de 0.3 a 80 ng cada 24 horas, valor que varía considerablemente entre los individuos. No se cuenta con información suficiente sobre la secreción de GH en la saliva.

La medición del nivel de GH en los fluidos biológicos puede llevarse a cabo mediante bioensayo, ensayo de radiorreceptores o inmunoensayo. En general, los dos primeros se utilizan en el ámbito de la investigación. En cambio, el inmunoensayo se emplea en la práctica clínica e incluye el radioinmunoensayo, el ensayo inmunorradiométrico, el enzimoinmunoensayo y el ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas. Estas técnicas modernas tienen un nivel elevado de sensibilidad y permiten reconocer las diferentes isoformas de GH.

 

Estrategias para detectar el abuso de GH

La GH exógena es idéntica a la forma endógena, lo cual supone una dificultad para su detección debido a que no pueden aplicarse las estrategias clásicas empleadas para detectar sustancias extrañas. La prueba de la isoforma de GH es un método de detección directa que incluye 2 inmunoensayos, uno específico para la isoforma recombinante más prevalente, es decir, la de 22K-GH, y otro que reconoce las diferentes isoformas endógenas de la hormona secretadas por la hipófisis. La administración de GH exógena suprime a las formas endógenas, con lo cual aumenta el índice entre la 22K-GH y la GH pituitaria. Esta prueba es excelente para detectar el dopaje con GH, aunque sólo sirve si se emplea luego de un período breve de consumida la hormona. Esto constituye una limitación del método, que impide su utilización durante las competiciones deportivas.

El empleo de biomarcadores de la GH es una estrategia de detección indirecta de las consecuencias bioquímicas de la acción de la hormona. Es sabido que la GH induce la expresión del IGF-1 y promueve el recambio de colágeno en el hueso y el tejido conectivo. En consecuencia, el IGF-1 y el propéptido aminoterminal del procolágeno tipo III (P-III-NP) son biomarcadores relativamente específicos de respuesta a la GH. Su nivel aumenta en respuesta a la acción de la GH y disminuye según la vida media de cada compuesto. El nivel sérico de IGF-1 y P-III-NP se mantiene elevado luego de aproximadamente 4 y 2 a 8 semanas de administración de GH, respectivamente. Entre las limitaciones de esta prueba se incluyen la falta de especificidad y la vulnerabilidad a la acción de factores no relacionados con la GH o el IGF-1. Además, los niveles de IGF-1 y P-III-NP están influenciados por la edad, ya que el pico máximo tiene lugar en la adolescencia. El sexo y el origen étnico también parecen influir sobre estos niveles. De acuerdo con la información disponible, la evaluación del IGF-1 y el P-III-NP constituye una estrategia adecuada para la evaluación del dopaje con GH.

En la actualidad, la evaluación de biomarcadores sólo se efectúa en muestras de sangre, en tanto que la evaluación en muestras de orina y materia fecal es limitada por diversos motivos. Por ejemplo, no se cuenta con información sobre el papel del riñón sobre la cinética de los compuestos. Según lo informado, el nivel urinario de IGF-1 no se modifica significativamente en respuesta a la administración de GH. Asimismo, se informó que no existe una correlación entre el nivel urinario y plasmático de IGF-1. Puede sugerirse que la excreción de IGF-1 tiene un nivel elevado de variabilidad y no refleja los niveles séricos del factor o de la GH. El ejercicio parece aumentar el nivel urinario de IGF-1, a diferencia de la administración de GH. Lo antedicho permite suponer que la concentración urinaria de IGF-1 no es un indicador fiable del nivel de GH, con lo cual su detección no sería útil para evaluar la presencia de dopaje. En cuanto al P-III-NP, la información sobre su cinética y su asociación con la GH no es suficiente para contemplar su utilidad con el fin de evaluar el dopaje con GH en el ámbito deportivo. Tampoco se cuenta con información suficiente sobre la correlación entre los niveles salivales de IGF-1 y la administración de GH. En la actualidad se realizan investigaciones destinadas a identificar indicadores del empleo de GH para aumentar el rendimiento físico en el ámbito deportivo. Por ejemplo, se evalúan estrategias genómicas y proteómicas, así como nuevos marcadores de respuesta a la GH.

 

Secretagogos

Los secretagogos son agentes que aumentan la liberación de GH, cuyo empleo puede tener lugar en atletas para lograr el dopaje con GH en forma indirecta. Entre los secretagogos se incluye la GHRH, la grelina y sus análogos. La GHRH es un péptido secretado por el hipotálamo que estimula tanto la síntesis como la liberación de GH a nivel pituitario. Si bien en un principio se intentó su empleo con fines terapéuticos, éste no resultó eficaz y se discontinuó su comercialización. Se desconoce si se comercializa en forma ilegal con fines de dopaje. Dado que su duración de acción es breve y su eficacia es limitada en presencia de déficit o insuficiencia de GH, resulta improbable que genere beneficios en atletas. Hasta el momento no se cuenta con métodos de detección del abuso de GHRH.

En la actualidad se cuenta con análogos de la GHRH como la tesamorelina, droga aprobada para el tratamiento de la lipodistrofia en pacientes con infección por HIV, y el CJC-1295, que se encuentra en estudio. Estos agentes tienen una vida media más prolongada que la GHRH, que permite administrar una sola toma diaria con el fin de aumentar la secreción de GH. Aún no se dispone de métodos que permitan detectar el uso de los análogos de la GHRH. La grelina es un péptido orexígeno sintetizado a nivel gástrico que estimula la secreción de GH. Los miméticos de grelina tienen un efecto moderado sobre la secreción de GH y los niveles de IGF-1, lo cual permite sugerir que su efecto sobre el rendimiento físico de los deportistas es limitado. No obstante, es sabido que se comercializan en forma ilegal.

En cuanto a los aminoácidos como la arginina, la ornitina y la lisina, su administración resulta en la estimulación de la secreción de GH. No obstante, el efecto estimulante es débil en ausencia de coadministración de GHRH. Dada su eficacia limitada, no se considera importante evaluar el abuso de aminoácidos en el ámbito deportivo.

 

IGF-1

El abuso de IGF-1 coincide con su papel mediador de diferentes efectos de la GH. En la actualidad, el IGF-1 es comercializado para el tratamiento de los pacientes con déficit de este factor de crecimiento o con resistencia a la GH, entre otros trastornos. Los análogos del IGF-1 son utilizados en forma ilegal debido a los efectos mitogénicos, anabólicos y metabólicos del IGF-1, normalmente sintetizado en respuesta a la acción de la GH. No obstante, el IGF-1 no posee el mismo perfil de acción que la GH. Por ejemplo, mientras que la GH tiene un efecto lipolítico, el IGF-1 no posee este efecto. En consecuencia, el abuso de ambos agentes no parece asociarse con un patrón similar de efectos. Hasta el momento no se cuenta con un método para la detección de IGF-1 ante la sospecha de abuso.

 

Empleo de GH como sustancia ergogénica

La GH parece un agente ergogénico ideal debido a su acción anabólica y a su actividad sobre la síntesis de proteínas y la lipólisis, que la convierte en un compuesto interesante para ser empleado en el ámbito deportivo. No obstante, no resulta sencillo demostrar la ergogenicidad de la GH en forma adecuada y la información al respecto, obtenida en pacientes con deficiencia de GH, es heterogénea. Puede sugerirse que tanto la deficiencia como el exceso de GH son deletéreos para la salud muscular. El reemplazo con GH parece mejorar el funcionamiento físico, aunque esta mejoría no se observa en todos los casos, lo cual impide la demostración del efecto ergogénico de la GH. A pesar de lo antedicho, el empleo de GH con el fin de mejorar el rendimiento físico es frecuente. El uso de GH también tiene lugar debido a que aceleraría la recuperación en presencia de lesiones. No obstante, no se cuenta con información suficiente que permita fundamentar esta acción ni se conocen las dosis más adecuadas para lograrla o los efectos en presencia de diferentes tipos de lesiones. Otro motivo de abuso de GH por parte de los atletas es su actividad lipolítica y el consiguiente descenso ponderal provocado por la hormona. No obstante, el aumento de la masa magra compensa la disminución ponderal asociada con la pérdida de masa adiposa. Es necesario educar a los atletas y a sus entrenadores sobre los efectos de la GH y enfatizar sobre la posibilidad de efectos adversos a corto y largo plazo.

 

Discusión y conclusión

El abuso de GH es frecuente en el ámbito deportivo debido a su efecto anabólico y lipolítico y a las dificultades inherentes a su detección. Debe tenerse en cuenta que el abuso de GH no sólo tiene lugar en el ámbito deportivo, lo que incrementa la magnitud del problema, ya que el uso a largo plazo de la hormona puede tener consecuencias graves. La secreción pulsátil de la GH se asocia con niveles plasmáticos fluctuantes que complican la interpretación de los resultados de los estudios disponibles para su detección.

La GH secretada por la hipófisis incluye diferentes isoformas. La isoforma recombinante más prevalente es la 22K-GH. No obstante, las pruebas disponibles para evaluar las isoformas de la GH y determinar el consumo de GH exógena son de utilidad durante un período breve, posterior a la inyección de GH. Es decir, la ventana de oportunidad para la detección del abuso de GH mediante estas pruebas es limitada. La evaluación de biomarcadores está fundamentada en la medición de los efectos bioquímicos de la GH, que incluyen el aumento del nivel plasmático de IGF-1 y P-III-NP. Estos niveles permanecen elevados varios días luego de la administración de GH. Si bien su especificidad por la GH no es elevada, es posible aplicar una fórmula que permite distinguir el aumento de IGF-1 y P-III-NP resultante de la administración de GH. El inmunoensayo puede utilizarse para evaluar los niveles de IGF-I y P-III-NP, aunque los resultados de su aplicación no son sistemáticos, entre otras limitaciones. La detección urinaria de GH, IGF-I o P-III-NP no resulta simple debido a los niveles bajos de los péptidos en la orina y otros factores que impiden la realización de un análisis fidedigno. La saliva es un fluido biológico ideal para evaluar el dopaje en forma no invasiva, aunque la información disponible sobre la GH y el IGF-1 salivales no permite indicar un nivel elevado de utilidad.

Los secretagogos de GH también se emplean con fines de dopaje en el ámbito deportivo, aunque sus efectos sobre el rendimiento físico parecen limitados. Los aminoácidos no son eficaces para mejorar el rendimiento a menos que se administren dosis elevadas en bolo por vía intravenosa. Si bien el dopaje con IGF-1 es utilizado en la actualidad, no se cuenta con métodos para detectarlo. Finalmente, no existen datos que permitan confirmar la ergogenicidad de la GH. Esto debe ser transmitido a los atletas y a sus entrenadores con el fin de evitar el dopaje con GH y sus consecuencias negativas.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica - Endocrinología - Traumatología

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