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Revisión sobre el Empleo de Probióticos en Pediatría

  • TITULO : Revisión sobre el Empleo de Probióticos en Pediatría
  • AUTOR : Cruchet S, Furnes R, Zablah R y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : The Use of Probiotics in Pediatric Gastroenterology: A Review of the Literature and Recommendations by Latin-American Experts
  • CITA : Pediatric Drugs 17(3): 199-216, Jun 2015
  • MICRO : Los probióticos han demostrado eficacia en la prevención y tratamiento de varios cuadros médicos, en particular aquellos vinculados con el tracto gastrointestinal en los niños. Las publicaciones señalan un beneficio significativo en la reducción de la intensidad, duración y número de consultas por gastroenteritis aguda.

Introducción

La estabilidad y la composición de la flora intestinal desempeñan un papel fundamental en la salud y el bienestar de los seres humanos. Por ello, se han realizado varios estudios para evaluar el efecto de la administración de probióticos para la prevención y el tratamiento de varios cuadros médicos.

El presente estudio es una revisión respecto del empleo de probióticos en pediatría. El objetivo fue actualizar la evidencia científica y clasificar las recomendaciones para elaborar guías futuras respecto del empleo de probióticos en pediatría. Estas guías de consenso son el resultado de las discusiones del Grupo de Consenso de Expertos Latinoamericanos (LATAM) que representó diez países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Perú y Venezuela. Los autores realizaron una búsqueda bibliográfica en Pubmed, Medline, Embase, y la base Cochrane de revisiones sistemáticas en español e inglés entre 1965 y 2014. La edad de los pacientes fue de 0 a 18 años.

Definición e historia de los probióticos

Los probióticos son microorganismos que al administrarse en cantidades apropiadas confieren un beneficio para la salud del huésped mientras se potencian las propiedades de la flora intestinal.

El empleo de probióticos se remonta a más de dos mil años. En la antigua Roma, ya en el año 76 de nuestra era se empleaba la leche fermentada para tratar la diarrea. En 1906, Tissier observó que la colonización de bifidobacterias en las heces confería protección contra la diarrea en los niños y, en 1908, Metchnikoff, premio Nobel de Medicina y Fisiología, ilustró los beneficios para la salud del yogur fermentado (Lactobacillus bulgaricus). En años recientes los beneficios de los probióticos han sido respaldados por un creciente número de investigaciones y publicaciones.

Los probióticos pueden registrarse como suplementos alimentarios o fármacos, de acuerdo con las pruebas de eficacia y seguridad aportadas por las autoridades de evaluación de salud. Se encuentran disponibles en cápsulas, en comprimidos o en polvo, así como en diversos alimentos fermentados. Además, los productos de probióticos pueden contener un solo microorganismo o una mezcla de varias especies. Los probióticos se nombran por género, especie y designación alfanumérica. Por ejemplo: Lactobacillus casei DN-114 001 o L. rhamnosusGG (LGG).

Mecanismos de acción

Estos comprenden: inmunomodulación, acción antibacteriana y exclusión competitiva. Con respecto a la inmunomodulación, producen aumento del número de células secretoras de inmunoglobulinas en la mucosa intestinal y del transporte de antígenos a los linfocitos submucosos. La acción antibacteriana comprende la síntesis de sustancias antibacterianas y la acción contra patógenos comunes como Escherichia coli, Clostridium difficile y Salmonella spp. La exclusión competitiva implica competición frente a la adherencia de patógenos a la mucosa intestinal y la colonización intestinal con bacterias beneficiosas.

En definitiva, los mecanismos propuestos para sus efectos protectores incluyen el antagonismo de patógenos mediante adherencia competitiva a la mucosa, refuerzo de la barrera intestinal y modulación del sistema inmunitario, inhibición de Clostridium difficile mediante efecto antisecretor, síntesis de mucina intestinal, síntesis de bacteriocinas y otras moléculas antimicrobianas, secreción de defensinas, interacción con células dendríticas, receptores tipo toll y vías inflamatorias intracelulares, activación de macrófagos y células NK, estimulación del tejido linfoide asociado con el intestino y modulación de la inmunidad innata y adaptativa incluyendo inmunoglobulinas y citoquinas.

Aplicaciones clínicas de probióticos en gastroenterología

La leche materna confiere la mejor protección contra las infecciones gastrointestinales (GI) en los lactantes. Se ha intentado adaptar los ingredientes de las leches maternizadas elaboradas con leche de vaca mediante el agregado de probióticos, prebióticos o ambos para emular el desarrollo inmunológico de los niños alimentados con leche materna. La mayoría de los estudios realizados mostraron una tendencia positiva en la prevención de la diarrea infecciosa aguda en niños tratados con probióticos. No obstante, las pruebas para apoyar el empleo de probióticos para prevenir la diarrea infecciosa no son concluyentes. Ningún estudio ha sugerido efectos secundarios de la leche maternizada enriquecida con probióticos en niños sanos.

La administración de probióticos puede proteger la microbiota intestinal frente a la diarrea aguda infecciosa. Por ejemplo, algunos autores han publicado datos de reducción de la duración de la gastroenteritis aguda o diarrea viral aguda con probióticos en niños. Una revisión Cochrane de 63 estudios clínicos aleatorizados y 8014 participantes mostró efectos beneficiosos de los probióticos junto con la terapia de rehidratación oral en la disminución de la duración de la diarrea.

Más recientemente, dos guías internacionales sobre el tratamiento de la diarrea en niños abordaron el empleo de probióticos en la diarrea aguda junto con solución de rehidratación oral. Los expertos concluyeron que LGG y S. boulardii redujeron la duración de la diarrea en un día. Finalmente, las Guías Globales de Probióticos y Prebióticos de 2011 confirmaron el empleo de esos dos probióticos en la diarrea aguda de niños junto con la solución de rehidratación oral, con nivel 1A.

Otro punto es la diarrea asociada con antibióticos (DAA). El tratamiento antibiótico altera la microflora GI, lo que produce varios síntomas, en particular, diarrea. La incidencia de DAA en niños es de aproximadamente 10%. Los niños menores de 2 años presentan mayor probabilidad de experimentar DAA, especialmente los tratados con amoxicilina más ácido clavulánico. La mayoría de los casos de DAA son leves a moderados y rara vez requieren internación. De acuerdo con un metanálisis de 2006, los probióticos reducen el riesgo de DAA en niños. Los análisis de subgrupos de niños a quienes se administraron probióticos en forma preventiva mostraron reducción del riesgo de DAA principalmente asociado con el empleo de LGG, S. boulardii, o B. lactis y S. thermophilus. Estos datos indicaron que uno de siete pacientes que presentan diarrea durante el tratamiento antibiótico podría beneficiarse con el empleo simultáneo de estos probióticos.

El empleo de S. boulardii ha demostrado ser el único método efectivo para prevenir la diarrea causada por C. difficile. Sin embargo, no existen pruebas que apoyen el empleo de probióticos en la prevención de los síntomas recurrentes causados por C. difficile.

Los efectos potenciales de los probióticos en la prevención de la DAA en niños requieren más estudios para apoyar la indicación de rutina.

Por otra parte, el interés actual en los probióticos como agentes terapéuticos contra H. pylori proviene no sólo de datos clínicos que muestran la eficacia de los probióticos en diferentes enfermedades GI sino también por la creciente resistencia de las bacterias patógenas a los antibióticos. En varios estudios clínicos se ha evaluado el papel de los probióticos en adultos y niños colonizados por H. pylori. Los estudios con L. johnsonii, S. boulardii o L. acidophilus LB y L. gasseri OLL2716 (LG 21) indican que reducen la densidad de colonización mientras mantienen niveles inferiores del patógeno en la mucosa gástrica, si bien no erradican H. pylori. No obstante, en algunos estudios con probióticos combinados con esquemas con inhibidores de la bomba de protones y antibióticos, las tasas de erradicación aumentaron en forma moderada.

Recientemente, ha surgido un creciente interés por evaluar los potenciales beneficios de los probióticos en los niños pretérmino para la prevención de la enterocolitis necrotizante. Los estudios realizados hasta el momento mostraron que el empleo de probióticos reduce en forma significativa el riesgo de las formas graves de enterocolitis necrotizante y de muerte.

Otra posible utilidad es la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Los estudios publicados en adultos enfatizan el papel de los probióticos en el mantenimiento de la remisión de la EII, especialmente en la pouchitis. Si bien la incidencia de pouchitis en niños latinoamericanos está aumentando, no se encontraron pruebas suficientes en las publicaciones con población pediátrica para dar una recomendación en este grupo etario.

Con respecto al síndrome de intestino irritable (SII), los probióticos reducen los síntomas mediante la modificación de la función enzimática y metabólica. Hay estudios que han demostrado la eficacia de los probióticos en SII en adultos pero los datos en niños son limitados. Asimismo, las pruebas no son concluyentes respecto del empleo de probióticos en niños con constipación o con dermatitis atópica o trastornos alérgicos.

Conclusiones

Los probióticos han demostrado eficacia en la prevención y tratamiento de varios cuadros médicos, en particular aquellos vinculados con el tracto GI en niños. Además, los probióticos son útiles en infecciones específicas, trastornos inflamatorios y funcionales, pero las pruebas indican especificidad de ciertas cepas en cada caso. Las publicaciones disponibles señalan un beneficio estadísticamente significativo en la reducción de la intensidad, duración y número de consultas por gastroenteritis aguda causada por diversos agentes, predominantemente virus y parásitos, cuando se combinan probióticos específicos con soluciones de rehidratación oral.

Los probióticos más estudiados son LGG, L. reuteri y S. boulardi. Algunas cepas de lactobacilos y S. boulardi han demostrado ser más efectivas si el tratamiento se inicia en forma temprana. Otra aplicación particular es la enterocolitis necrotizante, en la que los probióticos B. breve, y mezclas específicas de Bifidobacterium, Streptococcus y Lactobacillus reducen en forma significativa el riesgo de formas graves y mortalidad asociada. Debido a la especificidad de las cepas, sólo los probióticos clínicamente estudiados pueden ser recomendados para tratar pacientes pediátricos.

Especialidad: Bibliografía - Farmacología

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