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Asociación entre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y la Depresión

  • TITULO : Asociación entre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y la Depresión
  • AUTOR : Lee M, Yang K, Wang L y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Attention-Deficity Hyperactivity Disorder, Its Treatment with Medication and the Probability of Developing a Depressive Disorder: A Nationwide Population-Based Study in Taiwan
  • CITA : Journal of Affective Disorders 189: 110-117, Ene 2016
  • MICRO : La presencia del trastorno por déficit de atención e hiperactividad se asocia con la comorbilidad con depresión. Esta comorbilidad aumenta el riesgo de aparición de trastornos psicosociales y de una evolución negativa del paciente.

Introducción y objetivos

Se estima que el 7.2% de los niños y adolescentes padecen trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Esta enfermedad, caracterizada por inatención, hiperactividad e impulsividad, afecta el funcionamiento académico, familiar, social y general del paciente. Además, se asocia en muchos casos con la depresión. Esta comorbilidad aumenta el riesgo de aparición de trastornos psicosociales y de una evolución negativa del paciente.

La coexistencia entre el TDAH y la depresión puede presentarse en los niños, aunque las frecuencias halladas en los diferentes estudios son heterogéneas. Según lo observado en estudios recientes, los índices de depresión en pacientes jóvenes con TDAH oscilan entre el 9.3% y el 40.7%. En cambio, en estudios longitudinales se informó que el 5.4% al 8.9% de los niños con TDAH presentan depresión durante su evolución clínica. La relación entre el TDAH y el diagnóstico posterior de depresión es motivo de controversia.

La opción de primera línea para el tratamiento de los niños con TDAH son los psicofármacos. El metilfenidato se incluye entre los estimulantes y su administración produce un aumento del nivel de dopamina en la hendidura sináptica. Según los resultados de algunos estudios, el fármaco puede inducir conductas de tipo depresivo. No obstante, en estudios longitudinales se informó que el metilfenidato disminuye el riesgo de depresión en los jóvenes con TDAH. Otros autores consideraron que los estimulantes no modifican ese riesgo. La atomoxetina es un fármaco no estimulante que inhibe la recaptación de noradrenalina y tendría efectos antidepresivos. No obstante, en un estudio reciente se informó que la posibilidad de depresión en los niños con TDAH se correlaciona con el tratamiento con atomoxetina. Es necesario contar con más estudios que permitan definir con mayor claridad la asociación entre el tratamiento farmacológico y la depresión en los pacientes con TDAH.

El objetivo de este estudio retrospectivo fue evaluar la relación entre el TDAH, el tratamiento farmacológico y el diagnóstico de depresión.

Pacientes y Métodos

Se utilizó la información proporcionada por la base de datos Taiwan’s National Health Insurance (NHI) Research Database (NHIRD-TW). La población evaluada estuvo constituida por 73 462 pacientes a quienes se les hizo diagnóstico de TDAH antes de los 20 años. Los subtipos de TDAH observados incluyeron el inatento, el hiperactivo/impulsivo o la combinación de ambos. El grupo de control se conformó a partir de los datos de la Longitudinal Health Insurance Database 2000 (LHID2000) incluida en la NHIRD-TW. Los integrantes no habían recibido el diagnóstico de TDAH.

Las comorbilidades observadas en el grupo de pacientes con TDAH incluyeron el trastorno oposicionista desafiante (TOD), el trastorno disocial (TD), los trastornos del espectro autista, los trastornos por tics y la discapacidad intelectual. Se prestó especial atención a los diagnósticos de trastorno depresivo mayor (TDM), trastorno sistémico/depresión neurótica y trastorno depresivo no especificado.

El tratamiento farmacológico administrado a los pacientes con TDAH fue evaluado de acuerdo con el sistema de clasificación Anatomical Therapeutic Chemical (ATC). El 72% y el 4.4% de los pacientes con TDAH recibieron al menos una prescripción para metilfenidato o atomoxetina, respectivamente. Por último, se evaluó el efecto del tratamiento sobre la aparición de depresión mayor.

Las variables categóricas se compararon con la prueba de Chi al cuadrado o con la prueba exacta de Fisher, según correspondiera. Se utilizaron modelos de regresión de Cox para valorar los efectos de TDAH en diagnósticos posteriores de trastornos depresivos, así como los modelos de regresión logística para relacionar la duración del tratamiento con la subsiguiente aparición de depresión. Se tuvo en cuenta un valor de p para pruebas de dos colas < 0.05 como estadísticamente significativo.

Resultados

El grupo con TDAH se caracterizó por tener una edad menor y una proporción mayor de varones que el grupo de control. Asimismo, el TDAH se asoció con más casos de comorbilidad con TOD, TD, trastornos por tics y del espectro autista, y discapacidad intelectual, y con una frecuencia superior de tratamiento con metilfenidato o atomoxetina en comparación con el grupo de control. La presencia de un trastorno depresivo también fue más frecuente entre los pacientes con TDAH.

De acuerdo con el análisis llevado a cabo, el TDAH fue un factor de riesgo destacable para la aparición de trastornos depresivos. El riesgo de depresión fue especialmente superior en las mujeres, en los pacientes de mayor edad y con comorbilidad con TOD, TD o trastornos del espectro autista. El tratamiento más prolongado con metilfenidato se asoció con una disminución del riesgo de trastorno depresivo, en tanto que la duración del tratamiento con atomoxetina no influyó sobre dicho riesgo en forma significativa. El subtipo de TDAH hiperactivo/impulsivo o combinado se asoció con un riesgo de depresión significativamente superior en comparación con el subtipo inatento. La interacción entre la edad y el subtipo de TDAH no afectó en forma significativa el riesgo de depresión.

Discusión 

Los resultados permiten indicar que el TDAH se asocia con una probabilidad significativamente superior de depresión en comparación con la ausencia del trastorno. Además, la prescripción de metilfenidato durante períodos prolongados disminuyó la incidencia de depresión. Esto no se observó al considerar el tratamiento con atomoxetina.

Según la información disponible, podría haber una correlación entre el diagnóstico de TDAH y la aparición posterior de depresión. Además, los jóvenes con el trastorno tendrían un riesgo significativamente superior de depresión en comparación con los individuos sin él. Sin embargo, la incidencia de depresión en la cohorte de pacientes con TDAH fue notoriamente inferior en comparación con lo informado en estudios longitudinales anteriores. Esto podría obedecer a las características de la población evaluada y a los criterios diagnósticos aplicados.

La correlación entre el TDAH y la depresión podría deberse a los efectos del entorno negativo, a la presencia de síntomas en común y a las coincidencias neurobiológicas entre ambos trastornos. Además, la coincidencia sintomática podría dificultar el diagnóstico, aunque el TDAH genera un contacto con el sistema de salud que determina un aumento de las oportunidades para reconocer la depresión.

En estudios anteriores se informó que el tratamiento con fármacos estimulantes protege al paciente con TDAH ante la aparición de depresión. En general, la farmacoterapia disminuye el deterioro psicosocial asociado con el TDAH y reduce el riesgo de depresión a largo plazo. En este estudio se halló una asociación entre el tratamiento prolongado con metilfenidato y la disminución de la probabilidad de depresión. Esto podría deberse a los efectos protectores del metilfenidato. En cambio, el riesgo de depresión no se correlacionó con la duración del tratamiento con atomoxetina. Este resultado se explicaría por el hecho de que la atomoxetina fue introducida en el mercado después del metilfenidato, o por un sesgo de selección.

Entre las limitaciones del presente estudio los autores mencionaron que los diagnósticos no fueron validados mediante la aplicación de instrumentos estructurados de evaluación. No se excluyeron los pacientes con depresión unipolar o trastorno bipolar. Por lo tanto, el riesgo de trastornos depresivos podría relacionarse con el antecedente de trastorno bipolar. Por último, no se consideraron factores que influyen en la asociación entre la depresión y el TDAH, como el nivel socioeconómico, la gravedad de los síntomas de TDAH y el consumo de sustancias.

Conclusión 

Los pacientes jóvenes con diagnóstico de TDAH tienen un riesgo mayor de padecer depresión en comparación con lo observado en ausencia del trastorno. La farmacoterapia disminuiría la progresión hacia la depresión, aunque esto se advirtió ante la administración de metilfenidato y no de atomoxetina. Es necesario contar con más estudios al respecto.

Especialidad: Bibliografía - Neurología - Psiquiatría

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