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El Papel de la Rumiación en las Enfermedades Mentales

  • TITULO : El Papel de la Rumiación en las Enfermedades Mentales
  • AUTOR : Grierson A, Hickie I, Naismith S, Scott J y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : The Role of Rumination in Illness Trajectories in Youth: Linking Trans-Diagnostic Processes With Clinical Staging Models
  • CITA : Psychological Medicine 46(12): 2467-2484, Sep 2016
  • MICRO : El estudio de la rumiación y otros mecanismos de regulación cognitivo emocional es importante para la comprensión dimensional y transdiagnóstica de las enfermedades mentales. Se debe profundizar en el conocimiento de las múltiples relaciones entre la rumiación y el desarrollo, las manifestaciones clínicas y la gravedad de los trastornos psiquiátricos.

Introducción

La psicopatología del desarrollo explica la aparición de trastornos mentales en los jóvenes. Sin embargo, la identificación de la desviación de los procesos biológicos o psicológicos primordiales que impactan en la presentación clínica es un desafío. En los últimos años se ha pretendido ubicar a la psicopatología dentro de un continuum, para enfatizar en que algunos procesos transdiagnósticos, potencialmente modificables, pueden ser importantes al momento de diseñar tratamientos.

El presente estudio exploró la posibilidad de que la rumiación, un proceso de afrontamiento transdiagnóstico, puede considerarse un mecanismo psicopatológico en determinados estadios y edades. Particularmente, el eje principal del estudio fue la evolución y el impacto de la rumiación en las respuestas emocionales al estrés en las distintas edades.

Regulación cognitivo emocional y rumiación

La regulación cognitivo emocional (RCE) se define como cualquier intento de entender y transformar las emociones y sus expresiones, en forma implícita o explícita. Para ello, se utilizan varias estrategias que, a su vez, pueden ser adaptativas o mal adaptativas. Uno de los modelos de RCE, la teoría de los estilos de respuesta (TER), plantea cuatro estrategias para lidiar con el estrés: la distracción, la resolución de problemas, la toma de riesgos y la rumiación. Los dos primeros ejemplos son respuestas adaptativas, ya que pueden impactar positivamente en la situación, mientras que la toma de riesgos es mal adaptativa. Sin embargo, la rumiación, definida como la tendencia al análisis repetitivo de los problemas, las preocupaciones y los sentimientos, sin tomar acciones para realizar cambios positivos, tiene, a la vez, aspectos adaptativos y mal adaptativos. Por un lado, la reflexión puede formar parte de la resolución de problemas a nivel cognitivo. Por otra parte, la «rumiación tóxica» compara la situación actual con un estándar no alcanzado, lo que puede mantener o agravar estados de ánimo negativos, como la ansiedad o la depresión.

Varios modelos, entre ellos, la TER, proponen que la rumiación surge en respuesta a la tristeza y otros afectos negativos. Paralelamente, otras teorías plantean que la rumiación es el resultado de la inhibición psicomotora y la insuficiencia conductual, que impiden que el individuo progrese hacia sus objetivos. Asimismo, la intolerancia a la incertidumbre se relacionó con la aparición de rumiación; incluso, algunos estudios demostraron que la intolerancia a la incertidumbre media la asociación entre la rumiación y la depresión.

La rumiación en el desarrollo

La naturaleza de la rumiación requiere cierto nivel de pensamiento abstracto, por lo que no suele aparecer antes de la adolescencia. La frecuencia de este fenómeno aumenta posteriormente en la adultez temprana, para comenzar a disminuir pasados los 25 años. En la rumiación existen diferencias en cuanto al sexo: aumenta en las mujeres durante la adolescencia y la juventud, mientras que no suele incrementarse tanto en los varones; esta particularidad podría deberse a diferencias en la percepción personal y a la existencia de un ambiente más estresante para el sexo femenino. Sin embargo, los estudios existentes no confirmaron esta teoría.

Determinadas investigaciones también sugirieron que la presencia de adversidad temprana puede aumentar la incidencia de rumiación, proceso que puede ser aprendido mediante el modelado y la comunicación con los padres. Particularmente, los niños que perciben que poseen escaso control sobre su ambiente tienden a convertirse en «rumiadores». Además, el abandono o el abuso pueden moldear la forma en la que un niño responde a su ambiente; en este contexto, un individuo que se siente indefenso y emocionalmente aislado puede inclinarse por mecanismos más solitarios de afrontamiento respecto de la exteriorización de la resolución de problemas. Así, la rumiación es una de las respuestas posibles.

La rumiación y la psicopatología

Temperamento, rumiación y psicopatología a futuro

El temperamento se define como una serie de diferencias biológicas en las emociones, las cogniciones y la conducta, con diversidad entre las personas, incluso desde la infancia. Uno de ellos, la negatividad emocional, se asocia fuertemente con la presencia de depresión, ansiedad o consumo de drogas. En un estudio longitudinal, la presencia de rumiación en personas con negatividad emocional se correlacionó con la aparición de síntomas depresivos a los 15 años, asociación que fue más fuerte en las mujeres. Por su parte, el neuroticismo, un constructo relacionado con la negatividad emocional, también se asocia con la aparición de depresión cuando se acompaña de rumiación.

Ansiedad y depresión

La ansiedad y la depresión son dos cuadros psicopatológicos estrechamente relacionados. Los estudios más recientes sugirieron que la rumiación se relaciona con problemas de internalización, como el aislamiento, la ansiedad y la depresión y, asimismo, puede predisponer al mantenimiento de los síntomas ansiosos. Lo mismo ocurre para la depresión: la rumiación puede implicar la aparición, el mantenimiento y la recaída del cuadro. Incluso, se ha postulado que los niveles mayores de rumiación en las mujeres pueden ser causa de mayor prevalencia de depresión en este sexo. Por último, los individuos propensos a la rumiación presentan ideas de suicidio más frecuentemente que aquellos que no tienen este fenómeno.

Consumo de alcohol y sustancias

La prevalencia de trastorno de consumo de alcohol o de sustancias oscila entre 5% y 10% en la adolescencia; paroximadamente la mitad de los afectados manifiestan sus primeros síntomas antes de los 19 años. Entre los adolescentes, el trastorno por consumo de alcohol implica una alta frecuencia de comorbilidad con otras enfermedades mentales, como la ansiedad, la depresión, las psicosis y el trastorno bipolar (TBP). En este contexto, la presencia de rumiación aumenta la posibilidad de presentar trastorno por consumo de alcohol. Sin embargo, todavía no se conoce si esta relación es directa o indirecta; en este último caso, las enfermedades mentales que cursan con rumiación, como la depresión, también podrían aumentar el consumo de drogas.

TBP

El TBP se manifiesta principalemente en la adolescencia y la adultez temprana. A raíz de estudios con pacientes adultos con TBP se estableció que la rumiación puede estar presente tanto en los episodios depresivos como en los maníacos o hipomaníacos y que su presencia puede predecir un peor curso de la enfermedad. Además, la prevalencia de rumiación es mayor entre los familiares de primer grado de los individuos con TBP respecto de los controles. Asimismo, los pacientes con diagnóstico de TBP presentan alteraciones en la RCE desde edades tempranas, déficit que se relacionó con mayor incidencia de ideación suicida en jóvenes con esta enfermedad.

Psicosis

Diversos estudios sugirieron que la presencia de depresión o ansiedad en la adolescencia puede anticiparse a la aparición de psicosis y se relaciona con diversos síntomas, entre ellos, la suicidalidad. En estos pacientes, la rumiación parece asociarse con la predisposición a alucinar, a padecer sentimientos de irrealidad y desintegración temporal, y puede predecir el nivel de malestar asociado con estas manifestaciones clínicas. Los síntomas negativos también pueden estar relacionados con la rumiación. Además, este mecanismo de afrontamiento puede explicar por qué algunos individuos con psicosis buscan ayuda, mientras que otros no lo hacen.

Correlatos neurobiológicos de la rumiación

El papel de la genética en la aparición de la rumiación fue motivo de estudio en los últimos años. La relación del temperamento con su aparición y el aumento de su prevalencia en hijos de madres con depresión pueden explicarse, al menos parcialmente, por la presencia de algunos genes; no obstante, algunos estudios con gemelos refrendan esta noción. Ciertos polimorfismos en el gen BDNF se asociaron con la presencia de rumiación en sus portadores.

A nivel neuropsicológico, los estudios informaron alteraciones en diversos dominios cognitivos; entre estos, se vieron afectadas con mayor frecuencia la memoria de trabajo, la atención dirigida y las funciones ejecutivas. Además, los estudios por resonancia magnética funcional demostraron que la rumiación se asocia con la activación de la corteza prefrontal medial y la amígdala, y que la conectividad entre estas áreas aumenta en pacientes rumiadores. Por último, algunos individuos con rumiación presentaron alteraciones en el eje neuroendocrino, el ritmo circadiano y el sistema inmunitario.

Conclusiones

En el presente trabajo se demostró que el estudio de la rumiación y otros mecanismos de RCE es importante para la comprensión dimensional y transdiagnóstica de las enfermedades mentales. En este sentido, las múltiples relaciones existentes entre la rumiación y el desarrollo, las manifestaciones clínicas y la gravedad de los trastornos psiquiátricos destacan la necesidad de profundizar en el conocimiento existente al respecto.

Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría

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