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Crisis Epilépticas Parciales: Eficacia y Seguridad de la Lacosamida como Terapia Adyuvante

  • TITULO : Crisis Epilépticas Parciales: Eficacia y Seguridad de la Lacosamida como Terapia Adyuvante
  • AUTOR : Villanueva V, Garcés M, Saiz-Díaz R y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Early Add-on Lacosamide in a Real-Life Setting: Results of the REALLY Study
  • CITA : Clinical Drug Investigation 35(2):121-131, Feb 2015
  • MICRO : La lacosamida es eficaz como fármaco adyuvante en el control de las crisis epilépticas focales, durante el lapso de un año, y produce efectos adversos tolerables por los pacientes. El mayor número de antiepilépticos utilizados o el haber usado bloqueantes de los canales de sodio, en el período previo a la administración de lacosamida, y la etiología criptogénica de la epilepsia se asocian con mayor propensión de presentar crisis epilépticas.

Introducción

La lacosamida es un fármaco antiepiléptico de eficacia y tolerabilidad comprobadas en el tratamiento de la epilepsia focal refractaria. Su mecanismo de acción consiste enacentuar la fase de inactivación lenta de los canales de sodio dependientes de voltaje, efecto necesario en el control de las crisis epilépticas parciales o focales y, por ello, se utiliza como terapia adyuvante en personas > 16 años. Asimismo, está indicado su uso en tratamientos combinados, en comparación con otros antiepilépticos como carbamazepina o ácido valproico, ya que muestra menos interacción farmacológica por ser un anticonvulsivo de nueva generación, al igual que el gabapentín, la tiagabina, el vigabatrín y la zonisamida. También, la lacosamina puede administrarse en pacientes que reciben además digoxina, warfarina, metformina, etinilestradiol y levonorgestrel. Cabe destacar que la elección del fármaco a agregar en pacientes refractarios depende de los factores de comorbilidad e interacción medicamentosa del fármaco, así como de las condiciones intrínsecas del paciente y el perfil de eficacia del antiepiléptico en ese contexto. En este sentido, en los centros especializados en epilepsia, se recurre a la administración de una terapia combinada, en un porcentaje que puede alcanzar el 60 % de los pacientes.

El objetivo del presente trabajo fue determinar la eficacia y seguridad de la utilización de lacosamida como terapia adyuvante en pacientes que experimentan crisis epilépticas parciales.

Métodos

La población bajo análisis en el estudio REtrospective study of lAcosamide as earLy add- on aLong one Year (REALLY) fueron individuos > 16 años de edad, a los cuales se les diagnosticó crisis epilépticas parciales y que se encontraban bajo monoterapia o terapia combinada de 2 antiepilépticos (podían haber utilizado un máximo de dos anticonvulsivos en la etapa previa al uso de lacosamida como fármaco adyuvante). Asimismo, debían haber experimentado ≥ 1 crisis epiléptica focal en el año previo a la administración de lacosamida (inicio de uso en el período septiembre de 2009-enero de 2012) y encontrarse bajo control médico en un período ≥ 1 año, en el momento de la valoración del registro de datos clínicos. Cabe destacar que el período de presentación de crisis epilépticas podía diferir entre pacientes: en un intervalo > 3 meses o un máximo de 1 año, antes de la selección de los participantes. Por otra parte, aquellos pacientes con antecedentes de abuso de sustancias o alcoholismo en el año previo a la selección, a los que no se les pudo efectuar el control médico requerido, que incumplieron el tratamiento o con ausencia de registros clínicos confeccionados de manera adecuada, no participaron del análisis. Se procedió a evaluar la eficacia de la lacosamida mediante la proporción de pacientes sin crisis convulsivas y la tasa de respuesta, luego de 3, 6 y 12 meses de tratamiento. En este sentido, los pacientes respondedores a la terapia adyuvante fueron aquellos que experimentaron una disminución ≥ 50% en la frecuencia de las crisis epilépticas, respecto de los valores iniciales. Por otra parte, se evaluó en combinación con la eficacia, la tolerabilidad y la incidencia de efectos adversos.

En el análisis estadístico se utilizaron las pruebas de chi al cuadrado, de la U de Mann-Whitney, exacta de Fisher y de la t de Student, así como modelos de regresión logística múltiple (intervalo de confianza [IC] del 95%). Un valor de p < 0.05 fue considerado estadísticamente significativo.

Resultados

Se incluyeron 199 pacientes. El 44.7% había recibido un antiepiléptico antes del inicio de la terapia con lacosamida y el 55.3%, dos antiepilépticos. Las tasas de retención fueron de 98.5%, 94% y 88.9% a los 3, 6 y 12 meses, respectivamente. El 11% de los participantes tuvo el agregado de otro antiepiléptico o el cambio de alguno de los ya recibidos.

En el estudio se administró una dosis diaria promedio de lacosamida de 235 ± 86.4 mg, 270 ± 98 mg y 291 ± 103.6 mg, en el intervalo de 3, 6 y 12 meses, respectivamente. En la población estudiada, las tasas de respuesta del 67.7%, 76.5% y 76%, luego de 3, 6 y 12 meses de tratamiento, en el mismo orden, se correlacionaron con un 42.7%, 43.9% y 44.9% de pacientes que no presentaron crisis epilépticas focales, en dichos intervalos. Es importante destacar la diversidad en la incidencia de convulsiones entre pacientes bajo tratamiento combinado. En este sentido, los participantes recibían antiepilépticos bloqueantes de los canales de sodio (BCS: carbamazepina y lamotrigina;45%) o de otro tipo (levetiracetam y ácido valproico; 54.8%) en el inicio de la terapia con lacosamida. Asimismo, los grupos que se encontraban bajo diferentes tratamientos combinados presentaron una proporción de pacientes libres de crisis epilépticas que no difería significativamente: 41.7%, 46.7%, 49.3% y 53.8% que usaban lacosamida en forma conjunta con lamotrigina, carbamazepina, levetiracetam o ácido valproico, respectivamente. No obstante, el porcentaje de pacientes que no presentó crisis convulsivas fue superior y significativo (p = 0.001), luego de 12 meses de administración del fármaco adyuvante, en el grupo que había utilizado un antiepiléptico (58%), en comparación con aquellos que usaron dos antiepilépticos (34.3%), en la etapa previa a la aplicación del tratamiento combinado con lacosamida (la significación estadística se observó después de 3 y 6 meses de uso de este fármaco). En concordancia, y al finalizar la evaluación (12 meses), la tasa de respuesta fue mayor en los grupos a los que se les administró un solo antiepiléptico (83%), antes del tratamiento adyuvante, en comparación con aquellos que utilizaban 2 antiepilépticos (70.4%) (p = 0.04). Asimismo, los pacientes en los que lacosamida se utilizó como primer BCS fueron menos propensos a experimentar crisis epilépticas, en comparación con aquellos en los cuales este fármaco se administró luego del uso de otros BCS (probabilidad de no presentar convulsiones, en forma respectiva: 67.4% y 43.3% [p = 0.001]). Cabe destacar que los pacientes del primer grupo, respecto del segundo, habían experimentado el cuadro epiléptico durante un período menor (7.9 y 13.3 años, respectivamente [p < 0.001]), y habían utilizado menos antiepilépticos (en forma respectiva: 1.4 y 1.7 [p < 0.001]), antes del inicio del tratamiento con lacosamida. En este sentido, un mayor número de antiepilépticos administrados o el haber utilizado BCS en el intervalo previo a la administración del fármaco adyuvante, se correlacionaron con una propensión más alta de presentar crisis epilépticas (odds ratio [OR] = 2.3; IC 95%: 1.238 a 4.216 [p = 0.008 y p = 0.012, respectivamente]). El experimentar un cuadro de epilepsia criptogénica se asoció con mayor predisposición del paciente a presentar crisis epilépticas (OR = 2.2; IC 95%: 1.154 a 3.985 [p = 0.016]) y, por ende, menor proporción de ellos con ausencia de estas crisis (34.2% [p = 0.013]). Por otra parte, los individuos ≥ 65 años, en comparación con aquellos de menor edad, fueron menos proclives a experimentar crisis epilépticas (ausencia de convulsiones en el 65.7% y 40.4% de los pacientes, respectivamente [p = 0.006]).

Como consecuencia del tratamiento con lacosamida, se registraron, en forma respectiva, efectos adversos leves, moderados o graves, en el 13.1%, 12.1% y 6% de los pacientes, luego de 12 meses de terapia; el 7% de ellos debió interrumpir el tratamiento por los efectos secundarios observados. Los efectos adversos más frecuentes fueron mareos, somnolencia/fatiga y cefaleas (11.6%, 6.5% y 3.5% de los pacientes, en el mismo orden), sin que se produjeran fallecimientos. Cabe destacar que se redujo, en el período de 1 año, el número de antiepilépticos utilizados en la terapia combinada, en comparación con el número existente al inicio del tratamiento (p < 0.001); 22 pacientes estaban recibían monoterapia con lacosamida luego de 6 meses de la administración continuada de este fármaco.

Discusión

La lacosamida, como terapia adyuvante administrada en el período de 1 año, fue eficaz en lograr la ausencia de crisis epilépticas focales en el 44.9% de la población evaluada y, en particular, en el 58% y 34.3% de los pacientes que habían utilizado, en el período previo a dicha terapia, uno o dos antiepilépticos, respectivamente. Estos resultados concuerdan con las observaciones efectuadas en el estudio Vimpat Added to One Baseline AED (VITOBA), en el que se registró la ausencia de crisis convulsivas en el 55.4% de pacientes, luego de haber utilizado lacosamida durante 6 meses y, en el período previo a este tratamiento, un antiepiléptico. Por otra parte, si bien se registró la incidencia de efectos adversos en el 31.2% de los pacientes, la lacosamida presentó tolerabilidad adecuada. Asimismo, fue posible administrar lacosamida en monoterapia a 22 pacientes, luego de 6 meses de tratamiento adyuvante.

Conclusión

La lacosamida fue eficaz como fármaco adyuvante en el control de las crisis epilépticas focales, durante el intervalo de un año, y produjo efectos adversos tolerables por los pacientes, los cuales habían utilizado 1 o 2 antiepilépticos, en el período previo al tratamiento combinado.

Especialidad: Bibliografía - Neurología

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