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Consecuencias de la Interrupción del Metilfenidato en Adolescentes con Trastorno por Déficit de Atención sobre la Sintomatología en los Adultos

  • TITULO ORIGINAL: Consecuencias de la Interrupción del Metilfenidato en Adolescentes con Trastorno por Déficit de Atención sobre la Sintomatología en los Adultos
  • AUTOR : Papazian O, Alfonso I, Garcia V y colaboradores
  • TITULO : Efecto de la Discontinuación del Metifenidato al Comienzo de la Adolescencia Sobre el Trastorno pro Déficit de Atención en la Edad Adulta
  • CITA : Revista Neurológica Argentina 35(1):24-28, Jul 2002
  • MICRO : Los resultados del estudio sugieren fuertemente que en los niños con trastorno por déficit de atención, con hiperactividad o sin ésta, el tratamiento con metilfenidato debería mantenerse hasta la edad adulta. De hecho, la interrupción de la terapia en la adolescencia (12 años) se asocia con deterioro importante de la atención y la capacidad funcional en la edad adulta.

Introducción

Actualmente, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se considera una entidad clínica, genética y terapéutica. El TDAH se inicia en la edad escolar, persiste toda la vida y, con frecuencia, se asocia con otras comorbilidades. El TDAH es más común en los varones, de cualquier etnia, religión o nivel socioeconómico. Las manifestaciones clínicas pueden persistir a lo largo de la vida. En el presente estudio se analizaron las consecuencias de la interrupción del tratamiento para el TDAH al comienzo de la adolescencia, sobre los síntomas en el adulto.

Pacientes y métodos

Fueron revisadas las historias clínicas de los niños con diagnóstico de trastorno por déficit de atención, con hiperactividad o sin ésta, según los criterios del Manual Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-III, por su sigla en inglés). Los pacientes fueron asistidos en el Departamento de Neurología del Miami Children’s Hospital, entre enero y diciembre de 1980.

Para el presente estudio se consideraron los enfermos que tenían 7 años al momento del diagnóstico y del inicio del tratamiento con metilfenidato, en dosis de 0.5 a 1 mg/kg/día. El tratamiento se mantuvo durante cinco años consecutivos, sólo con interrupciones durante las vacaciones y los fines de semana. Los controles clínicos y de laboratorio se realizaron cada seis meses. Antes del inicio de la terapia y a los 6 y a los 60 meses de tratamiento, los padres y los maestros completaron un cuestionario modificado del criterio diagnóstico, propuesto por la Academia Estadounidense de Psiquiatría.

La inatención fue leve, moderada o grave en presencia de puntajes de 6/9, 7/9 y 8/9, respectivamente, para las características definitorias del síntoma; de manera similar, la hiperactividad se consideró leve, moderada o grave en los pacientes con valores de 4/6, 5/6 y 6/6, en ese orden, para los síntomas característicos. Los puntajes de 1/3, 2/3 y 3/3 definieron la impulsividad leve, moderada y grave, respectivamente, en tanto que para la incapacidad funcional se consideraron valores de 1/3, 2/3 y 3/3, en igual orden. Para el análisis de la información, la forma leve recibió una puntuación de 1, la moderada, de 2 puntos, y la forma grave, de 3. Se obtuvieron los promedios para cada paciente, a partir de la sumatoria de todas las valoraciones realizadas a los 7, 7.5, 12 y 27 años.

Los pacientes fueron contactados telefónicamente y se les solicitó que completaran el cuestionario de TDAH; también se les pidió permiso para que el instrumento fuese completado por los padres, los cónyuges o algún compañero de trabajo o estudio. Los pacientes adultos completaron otro cuestionario que permitió conocer los datos personales.

La información obtenida de los pacientes adultos se comparó con la que aportaron los padres y los maestros a los 7 años, antes del inicio del tratamiento, a los 6 meses de terapia y a su finalización (a los 12 años). Se compararon los cuatro períodos; los propios datos del paciente se utilizaron como control, con la finalidad de conocer la eficacia del tratamiento durante cinco años y la influencia de su interrupción sobre la sintomatología en la vida adulta. Las comparaciones estadísticas se realizaron con pruebas de la t.

Resultados

En total, 98 enfermos reunieron los criterios de inclusión; 65 de ellos fueron contactados por teléfono y 52 pacientes (40 varones) aceptaron participar en la investigación. La edad promedio fue de 27 años; todos los enfermos tenían diagnóstico de TDAH.

Todos los entrevistados habían terminado la escuela primaria y el 73% (n = 38) de ellos completó el colegio secundario (7 mujeres). El 66% (n = 25) completó el nivel preuniversitario (4 mujeres), el 16% (n = 6) terminaron la universidad (2 mujeres), en tanto que el 18% (n = 7) dejaron de estudiar (una mujer). Sólo 28 pacientes (54%) trabajaron en el mismo oficio o profesión durante más de un año (6 mujeres); 24 enfermos (46%) no tenían trabajo (6 mujeres). Si bien todos los pacientes eran económicamente independientes, 8 de los 28 enfermos (4 mujeres) vivían en la casa de uno de los progenitores, sin pagar renta.

Entre los 24 pacientes (46%) que no trabajaban en el momento del estudio, 15 (64%) no lograron permanecer más de un mes en el mismo trabajo, 4 (17%) no persistieron durante más de dos meses y 2 (8%), durante más de tres meses; tres pacientes nunca habían trabajado. El 67% (n = 16) de los enfermos reconoció su responsabilidad, por no haber podido controlar sus impulsos cuando se les llamaba la atención por algún error; el 33% (n = 8), en cambio, atribuyó la responsabilidad a sus superiores (tres enfermos fueron encarcelados por agresión física a sus jefes y otro paciente estuvo preso por una infracción de tránsito y agredir físicamente al agente del orden). Ninguno de estos 28 pacientes tenía profesión u oficio y ninguno era económicamente independiente; 18 sujetos vivían con los padres, cuatro convivían con una pareja de sexo opuesto, y dos, con una pareja homosexual.

El 69% de los enfermos (n = 36) eran solteros (9 mujeres), en tanto que el 31% (n = 16) estaba casado en el momento de la entrevista. Entre los 36 solteros, 25 (70%) nunca habían estado casados (3 mujeres) y 11 (30%) habían estado casados (3 mujeres). Entre los 25 pacientes que nunca se habían casado, 14 (56%) nunca tuvieron una pareja durante más de un mes y 6 (24%), durante más de 2 meses; 5 (20%) pacientes nunca habían tenido una pareja. Entre los 11 pacientes que se habían casado antes de la entrevista, 8 (73%) lo hicieron por primera vez (3 mujeres) y tenían 4 hijos, y 3 (27%), por segunda vez y tenían 4 hijos. Cinco de los 8 enfermos que se habían casado antes por primera vez tenían una buena relación con su ex pareja y cumplían sus obligaciones; los otros tres no lo hacían. Los tres pacientes que se habían casado dos veces tenían muy mala relación con sus ex parejas y no cumplían los deberes de padres separados.

Entre los 16 pacientes restantes (31%) que estaban casados en el momento de la entrevista y que habían vivido con sus parejas durante más de un año (3 mujeres), 5 tenían un hijo, 6 tenían dos hijos y 5 tenían tres hijos, en todos los casos con más de una pareja.

A los siete años, antes del inicio del tratamiento con metilfenidato, los puntajes promedio de inatención, hiperactividad, impulsividad e incapacidad funcional fueron de 3, 2.808, 2.481 y 1.788, respectivamente (trastorno grave, moderado a grave, moderado a grave, y leve a moderado, en el mismo orden). A los 27 años, 15 años después de interrumpido el tratamiento, los puntajes promedio fueron de 2.442, 0.769, 0.904 y 1.077 para la inatención (moderada a grave), la hiperactividad (leve), la impulsividad (leve) y la incapacidad funcional (leve).

La inatención mejoró con el tratamiento en un 79% y en un 89% a los 7.5 y 12 años, respectivamente. Por lo tanto, la mejoría inicial persistió y se produjo una mejora adicional del 10% durante los cinco años de terapia. En los adultos sin tratamiento durante 15 años, la mejoría fue del 22%.

La mejoría en la hiperactividad, en relación con el tratamiento, fue del 70% y del 87%, con una ganancia del 17% durante los cinco años de terapia; en los adultos sin tratamiento durante 15 años, la mejora fue del 72%. La mejoría de la impulsividad con metilfenidato fue del 70% y del 77%, con ganancia del 7%; el 64% de los adultos mejoró sin tratamiento durante 15 años. La mejoría de la incapacidad funcional fue del 61% y 79%, con una ganancia de 18%; el 39% de los adultos sin tratamiento durante 15 años mejoró.

Cuando se compararon los valores registrados en la adolescencia y los obtenidos en la edad adulta se comprobó una pérdida potencial del 67%, 12%, 13% y 40% en el déficit de atención, la hiperactividad, la impulsividad y la incapacidad funcional, respectivamente, en comparación con los valores a los 12 años, en el contexto del tratamiento con metilfenidato.

El metilfenidato administrado durante cinco años (entre los 7 y los 12 años) mejoró significativamente (p < 0.001) los valores promedio de inatención, hiperactividad, impulsividad e incapacidad funcional, en comparación con los valores obtenidos antes del tratamiento (a los 7 años) y después de éste (a los 27 años). Por el contrario, la interrupción de la terapia con metilfenidato durante 15 años (12 a 27 años) se acompañó de un deterioro significativo (p < 0.001) de los valores promedio de inatención e incapacidad funcional, al comparar los valores del adulto con los de la adolescencia.

No se observaron diferencias entre los sexos y no se identificaron factores que predijeran, de manera individual o colectiva, la evolución de los síntomas hacia la edad adulta.

Discusión

Al igual que en estudios anteriores, en el presente trabajo retrospectivo, el metilfenidato mejoró considerablemente el déficit de atención, la hiperactividad, la impulsividad y la incapacidad funcional en el colegio o el hogar, entre los 7 y 12 años, en comparación con los valores registrados antes y después del tratamiento. La interrupción de la terapia se asoció con agravamiento significativo de la inatención y la capacidad funcional en la edad adulta. Estas anormalidades generan consecuencias muy desfavorables en términos de salud pública, de allí la importancia de la continuidad del tratamiento durante la adolescencia y la edad adulta.

El tratamiento con metilfenidato se toleró bien; no aparecieron efectos adversos graves que justificaran la interrupción del tratamiento; además, el nivel de satisfacción de los niños, padres y maestros fue elevado. En opinión de los autores, la evolución clínica desfavorable de los adultos, en relación con la inatención y la incapacidad funcional, sería atribuible a la interrupción del tratamiento con metilfenidato en la adolescencia. Por lo tanto, se sugiere la continuidad de la terapia con dosis eficaces de este fármaco, para evitar la sintomatología en la edad adulta. Debido a que por el momento no es posible identificar aquellos niños con riesgo elevado de persistencia del TDAH en la edad adulta, se sugiere la continuidad del tratamiento en todos los enfermos.

Especialidad: Bibliografía - Neurología - Pediatría

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