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La Dieta Rica en Vegetales Presenta un Valor Protector de la Salud Osea

  • AUTOR : Wynn E, Krieg M, Lanham-New S, Burckhardt P
  • TITULO ORIGINAL : Positive Influence of Nutritional Alkalinity on Bone Health
  • CITA : Proceedings of the Nutrition Society 69(1):166-173, Feb 2010
  • MICRO : Los autores realizaron una revisión de la información acerca de la influencia del balance ácido-base sobre la densidad mineral ósea y concluyeron que las modificaciones de la dieta pueden evitar la aparición de osteoporosis.

Introducción

La osteoporosis es una entidad que se caracteriza por la disminución de la masa ósea y la alteración de la microestructura del hueso, lo que provoca fragilidad y aumento del riesgo de fracturas. El estado óptimo del hueso se alcanza gracias a la contribución de numerosos factores tanto genéticos como nutricionales. Habitualmente se considera a la ingesta de calcio como sinónimo de salud ósea, y si bien este catión es un componente crítico, la salud ósea es un concepto más complejo. Numerosos nutrientes son importantes para el hueso, como las proteínas, el calcio, el potasio y la vitamina K. Asimismo, la dieta occidental es un factor de riesgo para la osteoporosis debido a que provee ácidos en exceso. Las frutas y los vegetales podrían balancear esta situación gracias al aporte de potasio. Según los autores, la nutrición es un factor modificable en forma sencilla y económica para reducir el riesgo de osteoporosis.

En 1994, la Organización Mundial de la Salud definió osteoporosis de acuerdo con los parámetros de la absorciometría de rayos X de energía dual. Así, se establece el diagnóstico en individuos con un puntaje de densidad mineral ósea (DMO) 2.5 desviaciones estándar menos por debajo del valor normal para el adulto joven. Se estima que el 50% de las mujeres y el 20% de los varones mayores de 50 años sufrirán una fractura osteoporótica, por lo tanto, para la salud pública es urgente generar estrategias para reducir el aumento de la osteoporosis en la población añosa. Se calcula que existen 75 millones de personas con osteoporosis en Europa, Estados Unidos y Japón. En el año 2000 ocurrieron 9 millones de fracturas osteoporóticas y se ha proyectado que su incremento en el mundo demuestra el futuro impacto de la osteoporosis. Se estima que para el año 2050 la incidencia de fracturas de cadera en el varón aumentará un 310% y en la mujer un 240%. En Suiza comprobaron que, en términos de internación, el costo anual por fracturas osteoporóticas es superior al de infarto de miocardio, de accidente cerebrovascular y de cáncer de mama.

Equilibrio ácido-base

Las alteraciones del equilibrio ácido-base (EAB) afectan la salud ósea. Se demostró en modelos experimentales que la acidosis metabólica estimula la salida del calcio del hueso y es la única forma de acidosis relevante para el hueso. También se observó que un incremento moderado de los equivalentes alcalinos disminuye la resorción ósea, aumenta la formación de hueso e incrementa el equilibrio de calcio en las mujeres posmenopáusicas.

Actualmente es posible calcular in vitro el EAB mediante un modelo matemático. La carga neta de ácido se calcula a partir del promedio del índice de absorción intestinal de proteínas que contienen aminoácidos sulfurados, como también mediante la estimación de la excreción de ácidos orgánicos ajustada al tamaño corporal. La determinación del EAB de los alimentos es un método útil para evaluar el papel del esqueleto en la homeostasis de éste. Existen tablas que expresan el aporte de ácidos cada 100 g de determinados nutrientes. Así, los quesos duros y la carne proveen una importante carga de ácidos orgánicos al riñón, y las frutas y vegetales generan un equilibrio negativo.

Está demostrado que la nutrición influencia el EAB de los seres humanos. La incorporación de potasio, magnesio, frutas y vegetales se asocia con una mayor alcalinidad y es beneficiosa para la salud ósea. Las dietas occidentales generan 50 a 100 mEq de ácido por día, lo cual aumenta el riesgo de padecer acidosis metabólica de bajo grado que empeora a medida que disminuye la función renal con la edad. El EAB se mantiene regulado en forma estrecha a un pH de 7.4 + 0.05. Prácticamente todos los procesos biológicos dependen de este equilibrio. El hueso contribuye a este equilibrio mediante la provisión de cationes, los que se asocian con sales alcalinas como el citrato o el carbonato. La estimulación excesiva de este proceso disminuye el contenido mineral de hueso y por lo tanto su masa. Por este motivo, la sobrecarga ácida de la dieta en forma prolongada puede ser dañina para el hueso.

La influencia de la dieta en la densidad ósea

Las proteínas contribuyen a la DMO. Un aporte suficiente ejerce un efecto beneficioso en la recuperación ósea. El suplemento diario con 20 g de proteínas mejora la consolidación de las fracturas y disminuye la pérdida de masa ósea en los ancianos. Este mecanismo estaría mediado por el incremento del factor de crecimiento 1 similar a la insulina, el cual estimula la proliferación y diferenciación de los osteoblastos. No obstante, las proteínas también se comportan como ácidos para el hueso ya que pueden incrementar la excreción renal de calcio, así como el metabolismo de los aminoácidos sulfurados aumenta la carga ácida. Se sugirió que las dietas ricas en proteínas se asocian con un aumento del riesgo de fracturas cuando el calcio está disminuido; sin embargo, esta asociación no aparece cuando la ingesta de calcio es elevada. En un trabajo realizado en mujeres posmenopáusicas verificaron que la ingesta proteica correlaciona con la DMO pero incrementa la carga ácida proteica. No obstante, sugirieron que el efecto negativo de la ingesta de carne sobre la masa ósea podría reflejar un consumo inadecuado de frutas y vegetales. Se ha demostrado que la acidosis metabólica estimula la salida de calcio del hueso en forma independiente de los osteoclastos, ya que se observó que un ambiente ácido provoca la disminución de la síntesis de colágeno y de la mineralización. Además, se observó que cualquier reducción mínima del pH estimula a los osteoclastos. Cuando la carga nutricional ácida se mantiene en forma prolongada, el pH se mantiene constante a expensas del hueso, el cual provee sustancias que lo neutralizan por medio de la resorción.

Se observó en individuos sanos que los suplementos de carbonato de potasio, citrato de potasio y agua carbonatada disminuyen la calciuria y los marcadores de resorción ósea. También se verificó que una dieta ácida aumenta la excreción de péptidos derivados del colágeno (telopéptido-C). Se ha observado que mediante la modificación de la dieta, al incorporar calcio, frutas, granos enteros y productos descremados, entre otros, disminuye la concentración de osteocalcina y de telopéptido-C en forma significativa. Sin embargo, no se demostraron efectos con el suplemento con citrato de potasio o frutas y vegetales en las mujeres posmenopáusicas. Se postuló que los ancianos son más sensibles a la intervención nutricional, mientras que en una población sana el peso y la masa muscular presentan un efecto significativo sobre el hueso.

El estudio EVAluation of Nutrients Intakes and Bone Ultrasound Study (EVA) estudió la influencia de la dieta y la carga ácida en una cohorte de 401 mujeres con una media de edad de 80 años, en Suiza. Se les suministró un cuestionario validado de frecuencia alimentaria para valorar su ingesta diaria. La energía diaria promedio ingerida fue de 1544 + 477 kcal, con una ingesta proteica de 65.2 + 19.9 g. Encontraron que la ingesta diaria de grasas, glúcidos, calcio, magnesio, vitaminas C, D y E estaba por debajo de las recomendaciones nutricionales, mientras que la ingesta de proteínas, fósforo, potasio, hierro y vitamina B6 la superaban. No observaron un efecto significativo de la carga neta de ácido sobre los hallazgos óseos valorados por ecografía, por lo que realizaron un análisis diferenciado sobre las mujeres con antecedentes de fracturas. En este subgrupo verificaron que la dieta alcalina se asocia con una mayor densidad ósea valorada por ultrasonido, y que la carga ácida elevada puede ser relevante en las pacientes más ancianas con un riesgo alto de fractura. Los autores afirman que estos datos confirman una correlación entre la alcalinidad de la dieta y los índices de salud ósea en las mujeres ancianas.

La influencia del agua mineral en los índices de salud ósea

El consumo de agua mineral podría ser un modo sencillo y económico de influenciar el EAB. Los autores realizaron un estudio aleatorizado en mujeres premenopáusicas que fueron divididas en 2 grupos, uno de los cuales recibió agua mineral rica en calcio, y evaluaron los cambios sanguíneos y urinarios de electrolitos, telopéptido-C, pH, bicarbonato y hormona paratiroidea. Observaron un incremento del pH urinario y de la excreción de bicarbonato con el agua mineral alcalina y una disminución de los niveles de hormona paratiroidea y de telopéptido-C. Además comprobaron que las participantes que recibían una dieta con suficiente calcio no experimentaron efectos en la resorción ósea del agua enriquecida con calcio. Los autores destacan que la elección del agua mineral podría modificar la salud ósea.

Conclusiones

Los autores concluyen señalando que la carga ácida de la dieta tendría un efecto deletéreo sobre los índices de salud ósea y proponen la realización de estudios prolongados en las mujeres posmenopáusicas para determinar si una dieta rica en ácidos influye sobre el riesgo de fracturas. Asimismo, señalan distintos aspectos que requieren más estudio, como por ejemplo el efecto de los polifenoles provenientes de una dieta rica en vegetales, los cuales ejercen un efecto beneficioso para el hueso como también la cebolla y las frutas. Consideran que existe un desajuste entre los genes y la dieta moderna, y que el cambio dietario no ha permitido la adaptación del genoma. Los ancestros del ser humano actual, cazadores que no cultivaban vegetales, tenían una dieta deficiente en cloruro de sodio y rica en potasio, precursor de bicarbonato, lo cual fue invertido con las dietas actuales.

Especialidad: Bibliografía - Nutrición

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