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Comprueban que el Uso de Antipsicóticos se Asocia con Aumento Ponderal

  • AUTOR : Kompoliti K, Stebbins G, Goetz C, Fan W
  • TITULO ORIGINAL : Association Between Antipsychotics and Body Mass Index When Treating Patients with Tics
  • CITA :  Journal of Child and Adolescent Psychopharmacology 20(4):277-281, Ago 2010
  • MICRO : Los autores evaluaron el índice de masa corporal de los pacientes con tics que reciben tratamiento con antipsicóticos y encontraron que la mayoría de ellos tenían sobrepeso.

Introducción

La enfermedad de Tourette (ET) es un trastorno psiquiátrico que se inicia en la infancia y que se caracteriza por tics, motores y vocales. El tratamiento tradicional consiste en la administración de bloqueantes dopaminérgicos, como los antipsicóticos típicos o de primera generación (APG) y los antipsicóticos atípicos o de segunda generación (ASG). A pesar de la eficacia de estos fármacos para suprimir los tics, una importante proporción de los pacientes suspende la terapia debido a los efectos adversos, en especial el aumento de peso. La información creciente con respecto a este efecto en los pacientes tratados con ASG generó preocupación en los sistemas de salud. El aumento de peso se asocia con diversos efectos patológicos desfavorables, como la disminución de la sensibilidad de la insulina, la hiperglucemia y la dislipidemia. Según los autores no existen trabajos científicos sobre esta complicación. Los pacientes que toman antipsicóticos debido a los tics emplean dosis menores con respecto a otros tratamientos que fueron asociados con aumento de peso, como el trastorno obsesivo compulsivo. El objetivo de este trabajo consistió en efectuar un estudio científico del peso y la estatura en los pacientes con tics, determinar si el tratamiento antipsicótico modifica el peso y cuál de los fármacos utilizados en el tratamiento se asoció en forma más frecuente con la aparición de sobrepeso y obesidad.

Pacientes y métodos

Los autores llevaron a cabo un estudio retrospectivo en una clínica especializada en movimientos anormales en Estados Unidos. Determinaron el peso y la estatura de 198 participantes con una edad promedio de 19.9 + 14 años, la mayoría (128 casos) tratados con antipsicóticos. El diagnóstico de ET se estableció de acuerdo con los criterios de la cuarta edición del Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders. Los pacientes incluidos debían llevar un mínimo de 3 meses de terapia con antipsicóticos o bien 3 meses sin ellos. Se consideraron APG la pimozida, el haloperidol y la flufenazina. Los ASG fueron divididos en 3 subgrupos: ASG-1 (clozapina y olanzapina), ASG-2 (risperidona y quetiapina) y ASG-3 (aripiprazol y ziprasidona). Todos los antipsicóticos fueron convertidos a equivalentes de clorpromazina y se calculó la dosis acumulativa mediante el producto entre la dosis diaria y la duración del tratamiento. Se determinó el índice de masa corporal (IMC) y se clasificó a los pacientes de acuerdo con los criterios actuales. El análisis estadístico se hizo mediante las pruebas t, del análisis de la varianza y la covarianza. Un valor de alfa < 0.05 se consideró estadísticamente significativo.

Resultados

Los pacientes tratados con antipsicóticos tenían mayor edad promedio (24.8+14.4 frente a 17.3+13.1 años), mayor edad en el momento del inicio de los síntomas y mayor probabilidad de recibir inhibidores de la recaptación de serotonina y benzodiazepinas como medicación concurrente. Además, tenían una mayor probabilidad de padecer comomorbilidades psiquiátricas, como el trastorno obsesivo compulsivo u otro trastorno de la esfera afectiva. Estas diferencias fueron estadísticamente significativas. Este grupo de pacientes tuvo un IMC significativamente mayor que el del grupo que no recibió tratamiento (0.56 + 1.10 contra -0.31 + 0.82, p < 0.0005). A pesar de haber controlado distintos factores como la edad, el sexo, el tratamiento con fármacos estimulantes y las comorbilidades, estas diferencias permanecieron estadísticamente significativas. No se observaron diferencias significativas en el IMC (p = 0.85) entre quienes recibieron APG (n = 34) o ASG (n = 35), como tampoco entre los 3 subgrupos de ASG o con la administración conjunta de otros fármacos. La dosis de antipsicóticos y la extensión del tratamiento no influyeron en las mediciones obtenidas del IMC.

Discusión

La dosis de antipsicóticos expresada como equivalentes de clorpromazina y la dosis acumulada, expresada como una función de la dosis y de la extensión del tratamiento, no influyeron en los resultados, como tampoco las comorbilidades psiquiátricas ni la medicación concurrente, como las benzodiazepinas, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los agonistas alfa-2. Durante los últimos 50 años se ha calificado la epidemia de la obesidad como el desafío sanitario más importante para Estados Unidos. De la cohorte estudiada, el 52% de los pacientes eran obesos o tenían sobrepeso, lo que corresponde al 41.4% de los pacientes que no recibieron antipsicóticos y al 68.5% de los que recibieron este tratamiento (p < 0.0005). La incidencia de obesidad del primer grupo es inferior a la incidencia nacional para Estados Unidos. Existe una gran cantidad de información que avala el incremento de peso experimentado por quienes reciben ASG. El incremento de peso inicial de estos pacientes se estabiliza al cabo de 1 año de tratamiento. En un trabajo en el que se valoraron los efectos de distintos fármacos, el aripiprazol y la ziprasidona se asociaron con un aumento de peso de 1 kg/año, la quetiapina y la risperidona, de 2 a 3 kg/año y la olanzapina, de más de 5 kg/año. De acuerdo con los consensos de distintas asociaciones científicas vinculadas a la obesidad, la endocrinología y la psiquiatría, estas recomiendan realizar un estudio basal y un control apropiado de los pacientes que reciben estos fármacos. Los autores afirman, sobre la base de sus resultados, que los pacientes con tics deben ser monitorizados en relación con el peso corporal si toman APG o ASG.

También señalan las limitaciones de su trabajo. En primer lugar, al tratarse de un diseño transversal, no pudieron establecer una relación causa-efecto entre la terapia con antipsicóticos y el aumento de peso, ya que carecieron de información de los participantes en condiciones basales. Además, como analizaron la población en un solo momento en el tiempo, no pudieron tomar en cuenta los fármacos recibidos previamente, que podrían haber influido en el aumento del peso. De acuerdo con su experiencia con este tipo de pacientes, el aumento de peso ocurre luego de 1 año o más de tratamiento. Por último, dado que en sus esquemas terapéuticos no emplean olanzapina, carecen de información sobre los casos que poseen el peor impacto de efectos adversos, lo cual pudo generar un sesgo en sus resultados. Cuando intentaron extrapolar los datos de los pacientes tratados con antipsicóticos a los pacientes con ET, encontraron un riesgo diferente entre ambos grupos. Por ello, se plantean distintos interrogantes acerca de si es el fármaco o la enfermedad la causa del aumento de peso.

A pesar de que los pacientes con ET tenían comorbilidades psiquiátricas que podrían llevarlos a incrementar el peso, como el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, que pueden ocasionar un aumento del consumo calórico, no hallaron diferencias significativas con el IMC entre estos casos. El consumo de benzodiazepinas se asoció con un aumento del IMC, pero fue independiente del antipsicótico empleado.

Conclusión

Los pacientes con tics tratados con cualquier tipo de antipsicóticos poseen un mayor IMC que quienes no reciben esta clase de fármacos.

Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría

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