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La Nutrición Adecuada Durante la Niñez Podría Disminuir el Riesgo de Osteoporosis

  • AUTOR : Earl S, Cole Z, Harvey N y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Dietary Management of Osteoporosis Throughout the Life Course
  • CITA : Proceedings of the Nutrition Society 69(1):25-33, Feb 2010
  • MICRO : Revisión acerca del papel de la nutrición desde la vida intrauterina hasta la ancianidad en la aparición de la osteoporosis. Se enfatiza en la necesidad de suplementos dietarios en las poblaciones de riesgo.

Introducción

La osteoporosis (OP) se caracteriza por la disminución de la masa y el deterioro de la microarquitectura del hueso, que aumenta su fragilidad y la posibilidad de fracturas; éstas se producen con mayor frecuencia en la cadera, la columna y la muñeca. Más del 50% de las mujeres y el 20% de los hombres mayores de 50 años pueden tener fracturas debido a esta causa, lo que ocasiona alto impacto económico, cuya mayor parte es atribuible a las fracturas de cadera (FC). Estas son más frecuentes en las mujeres de raza blanca que viven en climas templados, en tanto que su prevalencia es menor en aquellos que habitan en el Mediterráneo, en Africa y Asia. Las fracturas vertebrales se producen entre los 50 y 80 años, con una prevalencia estimada del 12% en ambos sexos. Por su parte, las fracturas de muñeca muestran mayor riesgo aproximadamente a los 60 años. Los autores señalan que el aumento de la esperanza de vida en el mundo ha incrementado el número de ancianos y consideran que sólo por estos cambios demográficos también aumentará el número de FC.

Nutrición en la ancianidad y la adultez.

Los ancianos que tienen una FC suelen estar desnutridos. También se observó que el apoyo nutricional suele acelerar su recuperación. En este grupo de edad, la ingesta de Ca suele ser menor, lo que se atribuye a una dieta inadecuada, a la disminución del apetito y a la reducción de la ingesta de productos lácteos, ya que parecen aumentar el nivel del colesterol. Además, los ancianos tienden a pasar la mayor parte del tiempo bajo techo y, como consecuencia de esto, disminuye su capacidad de síntesis de vitamina D. Estas deficiencias provocan la reducción del Ca iónico circulante y estimulan la secreción de parathormona (PTH), que altera la remodelación ósea y conduce a la pérdida de hueso y al aumento del riesgo de fracturas (RF). Actualmente, se considera insuficiente un nivel plasmático de 25(OH)D entre 75 y 80 nmol.

La deficiencia de vitamina D en la adultez se ha asociado con RF por OP, además de ocasionar debilidad muscular. Este cuadro es común en las regiones en donde la exposición al sol es insuficiente y, en particular, en los meses invernales. Se demostró que los ancianos pueden presentar deficiencia de vitamina D, en especial aquellos que se viven en instituciones geriátricas. Según los investigadores, se han realizado trabajos controlados y aleatorizados que investigaron el efecto del suplemento de Ca y vitamina D para prevenir la pérdida ósea y las fracturas y, si bien algunos estudios no hallaron diferencias en el RF en los pacientes que recibieron el suplemento, los datos actuales sugieren que esta intervención nutricional es eficaz en los sujetos con alto riesgo. Sin embargo, no garantiza la disminución de la incidencia de fracturas si se administra de rutina a la población general.

Las proteínas forman parte del 50% del volumen del hueso y alrededor de un tercio de su masa; sin embargo, la relación entre la dieta proteica y el metabolismo óseo aún resulta discutible. Algunos trabajos demostraron que la desnutrición proteica constituye un factor de riesgo para el deterioro óseo, en especial para los pacientes con FC. Sin embargo, la dieta hiperproteica se ha convertido en factor de riesgo para la aparición de OP, dado que parece incrementar la pérdida renal de Ca como consecuencia de la sobrecarga de ácidos, sin relación con la resorción ósea. A pesar de que existe poca información al respecto, se ha hallado que la vitamina K, el Cu, el Mg y el Zn también son esenciales para la salud ósea.

En los adultos jóvenes y en aquellos de mediana edad, las deficiencias nutricionales no son frecuentes y la necesidad de suplementos para mantener la salud ósea es menos crítica; sin embargo, en las mujeres premenopáusicas, estas medidas pueden ser insuficientes debido a la pérdida ósea masiva una vez que desaparecen los efectos protectores de los estrógenos. Una revisión de 20 estudios realizados en esta etapa concluyó que el suplemento de Ca podría disminuir la perdida ósea aproximadamente a un ritmo del 1% anual.

Nutrición en la niñez

La masa ósea se incrementa desde la niñez hasta la edad adulta y alcanza su pico en esta etapa. La masa ósea de un individuo depende de este pico y el índice de perdida ósea. El pico de masa ósea (PMO) es un factor determinante del riesgo de presentar OP. En un trabajo reciente se demostró que, además, es un factor que predice la edad de aparición de la OP con mayor precisión que la pérdida ósea o la edad de la menopausia. Asimismo, el PMO está determinado por un conjunto de variables ambientales y genéticas, como la nutrición, el ejercicio, los factores hormonales y el ambiente intrauterino.

Las fracturas de muñeca son las más frecuentes en la infancia y suelen producirse durante el juego. Los niños que han sufrido una fractura tienden a presentar mayor riesgo de tener otra y mostrar menor densidad de masa ósea (DMO) que sus pares, lo que sugiere la existencia de una tendencia subyacente.

La dieta adecuada disminuye el RF atribuibles a la fragilidad ósea durante la infancia y el resto de la vida, dado que se halló que el contenido de Ca de la dieta modifica el PMO. Algunos estudios demostraron que la prevalencia de la OP es mayor en las regiones en las que la dieta es reducida en Ca. En los niños prematuros se observó que la utilización de distintas fórmulas de leche con diferentes niveles de Ca modifica la acumulación ósea de este mineral; sin embargo, estas diferencias desaparecen con el tiempo, lo que es compatible con lo hallado en niños mayores que recibieron una fórmula con alto contenido de Ca.

Los autores advierten que, a pesar de que es razonable suponer que el mayor ingreso de Ca en la niñez y la adolescencia se asocia con aumento de la masa ósea, no existe información que lo avale. Se ha hallado que el aumento de la masa ósea es reducido y que puede desaparecer una vez finalizada la intervención nutricional. No obstante, en los estudios en los que se emplearon derivados suplementados de la leche, se verificó que los beneficios persisten hasta un año después de la ingesta, lo que podría basarse en que la leche aporta Ca, fosfato, proteínas y factores de crecimiento.

Debido a que la leche materna posee baja concentración de vitamina D, los lactantes se hallan expuestos a deficiencia de ésta. Se realizaron ensayos controlados y aleatorizados sobre el papel del suplemento de vitamina D en esta etapa, pero sus resultados difieren; no obstante, la American Academy of Pediatrics recomienda el suplemento diario con 10 µg/l para los niños alimentados con leche materna. Está demostrado que la deficiencia de vitamina D deteriora la mineralización ósea en los niños y los adolescentes. Asimismo, en distintos trabajos se concluyó que el suplemento de vitamina D posee un impacto favorable en el desarrollo musculoesquelético de las niñas. Además del Ca y la vitamina D, se halló que el consumo de frutas y vegetales se asocia de manera favorable con la DMO. Los autores lo atribuyen a que estos alimentos aportan sales orgánicas de K y Mg, que tienen un efecto de amortiguación sobre la carga ácida de las dietas occidentales. Además, poseen antioxidantes y fitoestrógenos, que pueden ser beneficiosos para el hueso.

Papel de la nutrición en la aparición de las fracturas osteoporóticas

La vida intrauterina y posterior al nacimiento es importante para la salud del individuo adulto. Se ha observado que el riesgo de OP se puede modificar mediante influencias ambientales en la vida posterior al nacimiento, como también los factores maternos como el ejercicio durante el tercer trimestre y el tabaquismo, entre otros.

El feto requiere 30 g de Ca para el desarrollo óseo, cuya mayor parte proviene de un mecanismo activo placentario que durante el tercer trimestre concentra este elemento en el ambiente fetal. El Ca fetal requiere de un aporte materno adecuado y, por ende, la ingesta deficitaria de la madre podría ser un factor de riesgo para la perdida ósea del feto.

Existen escasos estudios en los que se evaluó la masa ósea materna y fetal. Uno de ellos mostró que la ingesta de alimentos ricos en Ca durante el embarazo se asocia con mayor DMO espinal materna. Otro trabajo mostró que los niños nacidos de madres que recibieron suplementos de Ca tuvieron mayor DMO que aquellos que nacieron de mujeres que no los recibieron.

Se desconoce el mecanismo mediante el cual el Mg de la dieta materna parece afectar el crecimiento posterior al nacimiento; sin embargo, estaría relacionado con efectos en la homeostasis fetal del Ca. Una dieta rica en Mg disminuye la concentración de Ca en la madre, en tanto que el Mg puede disminuir los niveles de PTH, con lo que provoca hipocalcemia en la madre, y en el feto estimularía la secreción de un péptido relacionado con la PTH fetal que regula el transporte placentario de Ca y aumenta el crecimiento longitudinal del feto.

Se demostró que en las niñas que recibieron suplementos de vitamina D durante la lactancia tuvieron mayor DMO en la metáfisis radial, el cuello femoral y el trocante femoral que aquellas no tratadas con suplementos. También se ha demostrado que la deficiencia de vitamina D durante el embarazo se asocia con disminución del contenido mineral óseo de los niños de 9 años y también se relaciona con hipocalcemia neonatal y malformaciones óseas. No obstante, existen pocos estudios acerca de los efectos del suplemento de vitamina D durante el embarazo. Un estudio demostró que la vitamina D materna modifica la expresión de los genes que codifican para los transportadores placentarios de Ca, y que éste sería el mecanismo mediante el cual la vitamina D influencia la acumulación de minerales óseos del feto. En un trabajo en el que analizaron los patrones dietarios de las mujeres embarazadas se observó que éstos son determinantes de la acumulación de minerales óseos al momento del parto. Asimismo, una dieta materna equilibrada se asoció con mayor tamaño óseo y DMO al momento del parto. Este efecto es independiente del nivel social, la educación, el peso materno, el tabaquismo y los niveles de vitamina D en el último trimestre, como también el peso, la longitud y el ejercicio durante la infancia. Estos hallazgos refuerzan la importancia de una dieta balanceada durante el embarazo.

Conclusiones

Según los autores, los estudios longitudinales demuestran que la reducción de la densidad ósea es un factor que determina el RF. La densidad ósea depende del PMO y el índice de perdida ósea, en tanto que ambos son influenciados por la dieta. Los nutrientes esenciales para mantener la salud ósea son el Ca y la vitamina D; sin embargo, otros factores como los vegetales y las proteínas podrían desempeñar un papel importante a pesar de la escasa información que existe al respecto. Se ha demostrado que la dieta materna, en especial los niveles circulantes de 25(OH)D durante el embarazo, pueden conducir a menor mineralización ósea intrauterina, y que el deterioro del crecimiento infantil puede asociarse con aumento de la incidencia de FC en el resto de la vida. Así, concluyen que la nutrición adecuada es esencial para la salud óptima del hueso, desde la concepción hasta la ancianidad.

Especialidad: Bibliografía - Tratamiento del dolor

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