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Los Factores de Riesgo Cardiorrespiratorios Explican la Gran Mayoría de los Fallecimientos a Largo Plazo

  • AUTOR : Ferrie J, Singh-Manoux A, Shipley M y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Cardiorespiratory Risk Factors as Predictors of 40-Year Mortality in Women and Men
  • CITA : Heart 95(15):1250-1257, Ago 2009
  • MICRO : Los resultados de este estudio de seguimiento a 40 años revelan fuertes asociaciones entre los factores de riesgo y la mortalidad cardiorrespiratoria y global, tanto en hombres como en mujeres. El tabaquismo y la menor función respiratoria representan los factores predictores más fuertes de mortalidad en las mujeres y en los hombres, respectivamente.

Introducción

Sólo unos pocos estudios que evaluaron los factores de riesgo de muerte de cualquier etiología y por causa cardiorrespiratoria incluyeron mujeres. El estudio Renfrew and Paisley es uno de estos ejemplos. La investigación se llevó a cabo en el Reino Unido y abarcó más de 15 000 hombres y mujeres de una región de escasos recursos en la zona central oeste de Escocia, reclutados entre 1972 y 1976. Las comunicaciones más recientes de este estudio revelaron que las asociaciones entre los factores de riesgo y la mortalidad global y cardiorrespiratoria persistían hasta 25 años después. Sin embargo, no se dispone de trabajos que evalúen la mortalidad a largo plazo en sujetos de ambos sexos. El objetivo de la investigación actual fue describir la mortalidad de cualquier etiología y específica al cabo de 40 años en una cohorte histórica del Reino Unido: la población del General Post Office (GPO).

Métodos

Los participantes del GPO son empleados del correo y de los servicios de telégrafo y telecomunicaciones del Reino Unido. El estudio abarcó hombres y mujeres de 15 a 73 años, reclutados a finales de 1966. Un total de 3 345 sujetos de ambos sexos (de los 4 230 que fueron invitados a participar) completaron un cuestionario y se sometieron a una evaluación clínica (índice de respuesta del 79%). Los exámenes clínicos se realizaron durante las horas de trabajo, entre octubre de 1966 y abril de 1967. Para el análisis actual se excluyeron los individuos de 15 a 34 años y los de más de 70 años (n = 1 429); por lo tanto, la población final para la presente investigación estuvo integrada por 644 mujeres y 1 272 hombres de 35 a 70 años. Esta restricción se debió, en parte, a que la valoración del colesterol y de la función pulmonar y el electrocardiograma (ECG) sólo se efectuaron en los individuos de más de 35 años. Además, de esta forma se intentó que la muestra fuese lo más homogénea posible, añaden los expertos.

Se evaluaron las siguientes características: tabaquismo, presión arterial tanto sistólica como diastólica, índice de masa corporal (IMC) y concentración plasmática de colesterol y de glucosa a las dos horas de la sobrecarga. Según el IMC se diagnosticó sobrepeso (IMC de 25 a 29.9 kg/m2), obesidad (IMC de 30 kg/m2 o más), peso por debajo de lo normal (IMC igual o inferior a 18.5 kg/m2) y peso normal (IMC de 18.5 a 24.9 kg/m2), según los umbrales establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Los pacientes fueron sometidos a espirometría; se tuvo en cuenta el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1); los ECG se evaluaron con el sistema de Minnesota (se diagnosticó isquemia en los sujetos con ECG con Q/QS, con ST/T o con bloqueo de rama izquierda). La evolución de los participantes se conoció a partir de la información proporcionada por el National Health Services Central Registry, mediante el número de identificación personal disponible para cada ciudadano británico. Se dispuso de datos sobre la mortalidad para un mínimo de 40 años, hasta el 31 de diciembre de 2007, en 1 819 sujetos (95%). Las causas de la muerte se establecieron según la International Classification of Diseases, octava, novena y décima edición según el momento del estudio. Las muertes se atribuyeron a enfermedad cardiovascular, enfermedad cardíaca isquémica, accidente cerebrovascular (ACV), enfermedad respiratoria o cáncer de tráquea, bronquio o pulmón (considerados como «cáncer de pulmón»).

Las asociaciones entre los factores de riesgo cardiorrespiratorio y la mortalidad se analizaron con modelos de probabilidad Cox. Los modelos iniciales consideraron 3 categorías de factores de riesgo según el sexo para la presión arterial sistólica, presión arterial diastólica, colesterol y VEF1 y 4 categorías según el IMC. Se evaluó por separado la relación entre la mortalidad y la concentración sérica de colesterol y la glucemia en hombres y mujeres (se excluyeron del análisis los participantes con diabetes y aquellos con una glucemia igual o superior a los 11.1 mmol/l). Los efectos de los factores de riesgo se expresaron como hazard ratios (HR) estandarizados con intervalos de confianza del 95% y para cada incremento de una desviación estándar (DE), para los hombres y las mujeres por separado.

Las asociaciones con la mortalidad prematura se evaluaron a partir de los fallecimientos ocurridos antes de los 65 años (42 de las 348 muertes en las mujeres [12%] y 149 de los 871 fallecimientos en los varones [17%] ocurrieron antes de los 65 años). Los niveles basales de riesgo se compararon con los de una muestra representativa nacional -la del Health Survey for England (HSE) de 2006.

Resultados

Las mujeres tuvieron presión arterial más baja y niveles inferiores de glucemia a las 2 horas en comparación con los hombres; en cambio, la concentración de colesterol fue mayor. A pesar de que el VEF1 fue más bajo en las mujeres, fue más común que las participantes de sexo femenino refirieran no haber fumado nunca.

Para diciembre de 2007, 348 mujeres (58%) y 871 varones (72%) de 35 a 70 años habían fallecido (87.5% de las muertes que ocurrieron en toda la cohorte a lo largo de los 40 años del período de seguimiento). La enfermedad cardiovascular, la enfermedad cardíaca isquémica y la enfermedad respiratoria fueron responsables del 44%, 22% y 13%, respectivamente, de las muertes en las mujeres, y del 50%, 32% y 9% de los fallecimientos en los hombres.

En general, para todos los niveles de riesgo cardiorrespiratorio, los índices absolutos de mortalidad fueron inferiores en las mujeres respecto de los hombres. Sin embargo, se constataron muy pocas diferencias en las asociaciones entre los principales factores de riesgo cardiorrespiratorio y la mortalidad entre los pacientes de ambos sexos. Por ejemplo, las interacciones por sexo sólo se observaron para el colesterol y la mortalidad global (p < 0.01), para el colesterol y la mortalidad cardiovascular (p = 0.05) y para el tabaquismo y la mortalidad cardiovascular (p = 0.05). Aunque la presión arterial sistólica fue más baja en las mujeres, las asociaciones con la mortalidad por cualquier causa, por enfermedad cardiovascular y por ACV fueron importantes y semejantes en los pacientes de los dos sexos. No obstante, sólo en los hombres se constató una asociación entre la presión arterial sistólica y la mortalidad por enfermedad coronaria; lo mismo ocurrió al considerar la presión arterial diastólica.

El 0.9% de las mujeres y el 1.3% de los hombres utilizaba medicación antihipertensiva; cuando estos pacientes se excluyeron del análisis, los resultados fueron casi los mismos. El colesterol -más alto en las mujeres- se asoció con la mortalidad por cualquier causa y con la mortalidad cardiovascular, por enfermedad cardíaca isquémica y por ACV; se registró una asociación leve en los varones. Por el contrario, la glucemia a las 2 horas no se vinculó con la mortalidad en las mujeres pero sí con la mortalidad global y con la mortalidad cardiovascular, por enfermedad cardíaca isquémica y por enfermedad respiratoria en los hombres.

Se registró una asociación entre la obesidad y la mortalidad global en las mujeres. Se constató una relación en forma de «U» entre el IMC y la mortalidad en los pacientes de ambos sexos: la mortalidad fue mayor en los individuos con peso por debajo de lo normal y en aquellos con sobrepeso. En las mujeres, la obesidad se asoció con la mortalidad cardiovascular y con la mortalidad por ACV, mientras que en los hombres se vinculó con la mortalidad por enfermedad cardíaca isquémica. Los HR de la mortalidad por cáncer y por enfermedad respiratoria fueron más altos en los pacientes de los dos sexos con peso por debajo del normal; la asociación fue fuerte en los hombres. A diferencia de lo observado con la mayoría de los factores de riesgo, los valores altos del VEF1 se relacionaron con efectos favorables: cada aumento del VEF1 en una DE se asoció con un riesgo más bajo de mortalidad global y de mortalidad respiratoria en los sujetos de ambos sexos y de mortalidad cardiovascular, por enfermedad cardíaca y por cáncer de pulmón en los varones. Se registró una asociación entre el tabaquismo actual y la mortalidad global y por causa respiratoria en ambos sexos, con la mortalidad cardiovascular y por enfermedad cardíaca isquémica en las mujeres y con la mortalidad por cáncer de pulmón en los hombres.

Por lo general, las asociaciones entre el tabaquismo y la mortalidad fueron más fuertes en las mujeres que en los hombres; sin embargo, debido a que se registraron pocas muertes por cáncer de pulmón entre las personas de sexo femenino, los resultados no son concluyentes. El modelo que comparó los ex fumadores con los sujetos que nunca habían fumado reveló una fuerte relación entre el tabaquismo y la mortalidad por enfermedad cardiovascular y por ACV en las mujeres (HR de 1.83 y de 1.72, respectivamente). Sin embargo, el riesgo de mortalidad entre las mujeres que habían fumado fue parecido al que se registró en las que nunca lo habían hecho (HR de 0.74). En términos de la mortalidad por cualquier causa, globalmente, el riesgo de mortalidad en los ex fumadores fue cercano al de los hombres que nunca habían fumado.

Se observó una relación entre la isquemia en el ECG y la mortalidad global en los hombres; los datos no fueron concluyentes en las mujeres. También se registraron asociaciones fuertes entre la isquemia en el ECG y la mortalidad por enfermedad cardiovascular y por enfermedad coronaria en los pacientes de los dos sexos.

Los efectos de la presión arterial disminuyeron con el tiempo para la mortalidad global en las mujeres y para la mortalidad por enfermedad cardiovascular y por enfermedad coronaria en los hombres. Igualmente, se registraron descensos en el tiempo en la asociación entre el peso por debajo de lo normal y la mortalidad por cáncer y por cualquier causa en las mujeres. Asimismo, la relación negativa fuerte entre el VEF1 y la mortalidad respiratoria en los hombres disminuyó en el transcurso del tiempo.

La asociación entre la presión arterial, el colesterol, el IMC y el VEF1 y la mortalidad global y la mortalidad específica antes de los 65 años fue similar a la que se observó para la mortalidad global, a cualquier edad.

Discusión

La enfermedad cardiovascular representa la principal causa de muerte en los países industrializados; lo mismo ocurrió en la población del GPO en la cual representó el 44% de las muertes en las mujeres y el 50% de los fallecimientos en los hombres. En general, las asociaciones entre los factores de riesgo cardiorrespiratorio y la mortalidad fueron similares en los sujetos de ambos sexos, con pocas diferencias entre ellos. El tabaquismo constituyó el principal factor predictor de mortalidad en las mujeres, mientras que en los hombres lo fue la función respiratoria. Cuarenta años más tarde, la obesidad abdominal, la hipertensión y la dislipidemia fueron los factores más fuertemente asociados con la enfermedad coronaria. Los resultados obtenidos en la investigación actual coinciden con los de estudios anteriores y revelan, una vez más, la importancia del control de la presión arterial, del colesterol y del IMC como también de la función pulmonar y del tabaquismo como factores predictores de mortalidad cardiorrespiratoria. En conclusión, afirman los expertos, los hallazgos del GPO muestran que las consecuencias médicas y en el ámbito de salud pública, asociadas con los factores de riesgo, persisten 40 años después. La hipertensión, la hipercolesterolemia y el tabaquismo representan aspectos que deben ser particularmente tenidos en cuenta para revertir esta tendencia, añaden por último.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica - Neumonología

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