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Biología, Diversidad y Control de los Vectores del Paludismo

  • AUTOR : Pages F, Orlandi-Pradines E, Corbel V
  • TITULO ORIGINAL : Vectores del Paludismo: Biologia, Diversidad, Control y Protección Individual
  • CITA : Médecine et Maladies Infectieuses 37(3):153-161, Mar 2007
  • MICRO : Revisión de los aspectos biológicos y epidemiológicos de los vectores del paludismo, con énfasis en las estrategias de control y prevención de esta enfermedad.

 

Introducción

Los mosquitos se consideran la familia más importante de vectores de agentes patógenos. Entre estos insectos se destacan las especies del género Anopheles, que representan los vectores de los plasmodios que causan las diversas formas clínicas de paludismo. La capacidad de transmisión de estos parásitos está determinada genéticamente y es variable para cada especie de mosquito. Según el área geográfica se reconocen vectores de importancia regional, local o secundaria.

Ciclo biológico

Los mosquitos hembra sólo se acoplan una vez y conservan el esperma durante toda la vida, con posibilidad de fecundar sucesivos lotes de huevos. La madurez de estos huevos requiere de una única ingesta de sangre. La disponibilidad de hospederos se asocia con el desplazamiento del mosquito hembra en búsqueda de alimento y la elección del hospedero se realiza en función de las emisiones de dióxido de carbono y los olores corporales. Después de la ingesta de sangre, la hembra se refugia hasta completar el ciclo gonotrófico de los huevos, que se extiende aproximadamente 48 horas. A continuación, el mosquito busca agua, con preferencia de aquellos depósitos no contaminados, con vegetación o sin ella. En consecuencia, se señala que los anofeles son insectos que prefieren áreas rurales o periurbanas, que se caracterizan por mayor riesgo de transmisión del paludismo. Se destaca que la aparición desordenada de cultivos de huertas en las grandes aglomeraciones africanas ha incrementado la densidad de vectores en medios urbanos.

Cuando los factores externos no permiten el desarrollo de los huevos o la supervivencia de los adultos, algunas hembras pueden esperar hasta 6 meses las condiciones más favorables para desovar. Los huevos se depositan uno a uno en la superficie del agua. Las larvas son exclusivamente acuáticas y, después de 4 estados evolutivos, se convierten en pupas de las que emerge un ejemplar adulto. El ciclo completo del huevo al adulto o imago varía entre los 8 y los 20 días, en función de la temperatura ambiental. La alimentación de las hembras tiene variaciones interespecíficas e incluso intraespecíficas según la localización geográfica. Este parámetro es relevante para determinar las estrategias de lucha contra estos vectores.

Los autores agregan que, si bien las hembras pican desde el atardecer hasta el amanecer, el pico de agresividad difiere según la especie y el lugar. Por otra parte, la picadura es indolora, a diferencia de la que se describe con otros mosquitos.

Infección

Cuando un mosquito hembra pica a un hospedero portador de gametocitos en condiciones externas adecuadas, los plasmodios se multiplican en el insecto (ciclo esporogónico o extrínseco). La hembra permanece infestada durante toda la vida y transmite la enfermedad cada vez que realiza una ingesta.

La capacidad vectorial es un índice que permite definir la posibilidad de que un vector transmita el paludismo. Entre los factores asociados con la capacidad vectorial se destacan la densidad de los vectores, dependiente de factores climáticos y geográficos, el nivel de antropofilia de cada especie, la duración del ciclo gonotrófico, estimada en 2 días para los anofeles; el índice de supervivencia diario (la mayor edad de una hembra se vincula con probabilidad más elevada de que se encuentre infestada) y la duración de la fase esporogónica de cada especie de plasmodio.

Epidemiología

La distribución mundial del paludismo depende de su capacidad vectorial y de su competencia, definida como la aptitud intrínseca de una especie para garantizar el desarrollo completo del parásito (desde el estadio de oocineto en el estómago medio del insecto hasta el estadio de oocisto en el epitelio, con eventual evolución al estadio de esporozoíto en las glándulas salivales). Los mecanismos inmunitarios pueden modificar la competencia de los vectores, al perturbar la formación o el ciclo evolutivo de los plasmodios.

En el planeta se reconocen tanto ciertas áreas sin paludismo ni anofeles como regiones con anofelismo y sin paludismo o zonas de endemia palúdica (intertropicales). Hasta 2007 se prefirió una clasificación epidemiológica local y regional. El concepto de áreas epidemiológicas involucra un conjunto de lugares o regiones en los que el paludismo presenta características patológicas comunes y vinculadas con las modalidades de transmisión del parásito. Estas áreas se destacan por la similitud de los parámetros que integran el índice de estabilidad del paludismo (IEP), que es una estimación de la cantidad de picadura efectuadas por un mosquito durante toda su vida. El IEP guarda relación con el número de individuos picados por una hembra durante una noche y con la esperanza de vida de los anofeles. En las zonas de transmisión elevada o «paludismo estable» (cientos de picaduras infecciosas por persona y por año; IEP > 2.5), la morbimortalidad se concentra, en especial, en los niños pequeños. En las regiones donde la transmisión es menos importante, el IEP varía entre 0.5 y 2.5 (estabilidad intermedia). El paludismo inestable se define por un IEP < 0.5 y la morbimortalidad involucra de modo indistinto a todos los grupos etarios.

La distribución de las áreas permite dividir los continentes en diferentes estratos epidemiológicos. De todos modos, estas categorías no resultan necesariamente homogéneas, como consecuencia de la influencia de los moduladores de la transmisión de origen natural (cursos de agua, salinidad, tipo de suelo) o inducido por la actividad humana (deforestación, represas, ganadería, urbanización).

Diversidad de especies

Ciertas variables, como el tipo de suelo, las lluvias, la temperatura, la altitud, los depredadores y la agricultura, modifican el ambiente en forma más o menos propicia para la presencia de refugios larvarios. Mientras que Anopheles gambiae prefiere las aguas dulces y con poca materia orgánica, las larvas de A. funestus y A. albimanus se desarrollan en cursos con refugios vegetales. Otras variedades eligen aguas costeras salobres o bien corrientes rápidas. Algunas especies se han adaptado al medio urbano y puede desovar en aguas contaminadas o en los reservorios hídricos de las ciudades.

La existencia de refugios larvarios determina la presencia de especies de mosquitos y la difusión del paludismo. Se ha señalado que la agresividad de estos insectos y la incidencia de la infestación parasitaria disminuyen desde la periferia hacia el centro de las ciudades africanas, si bien estos datos resultan relativos debido a la adaptación de los mosquitos a los refugios artificiales de jardines y huertas. Asimismo, se describe un elevado índice de resistencia de los anofeles a los insecticidas, como corolario del uso masivo e indebido de pesticidas para la protección de los cultivos.

Aunque hasta 2007 el paludismo constituía una amenaza para los viajeros a áreas intertropicales, se advierte acerca de la posibilidad de un resurgimiento de la enfermedad en Europa por la importación de cepas de plasmodios transmisibles por vectores autóctonos europeos.

Lucha contra el vector

A partir de la eficacia de las primeras aplicaciones domiciliarias de DDT, se verificó una tendencia a la erradicación del paludismo en Asia y América. Sin embargo, la aparición de resistencia a este insecticida y la imposibilidad de detener la transmisión en las regiones de paludismo estable comprometieron la eficacia del programa de erradicación en las zonas endémicas. Hasta 2007, la lucha contra la enfermedad estuvo orientada a la reducción y el mantenimiento de la densidad de los insectos por debajo de un umbral epidemiológico tolerable. A tal fin, se requiere educación en salud de la población, acondicionamiento del entorno y uso racional de insecticidas de origen químico o biológico. Algunos métodos se fundamentan en la disminución de los nacimientos o en el aumento de la mortalidad de los insectos, mientras que otras técnicas se dirigen a la reducción en el contacto entre los seres humanos y el vector.

De este modo, la reducción de la densidad de los mosquitos puede llevarse a cabo por medio de la eliminación de las larvas. Se destacan el acondicionamiento del entorno (higiene doméstica, drenajes), el tratamiento de los refugios con insecticidas químicos, la difusión de peces larvívoros o de bacterias entomopatógenas y la modificación del patrimonio genético (liberación de machos estériles en zonas delimitadas). Por otra parte, es posible combatir las formas adultas mediante la aspersión intradomiciliaria de insecticidas o con las pulverizaciones extradomiciliarias con piretroides u organofosforados, reservados para situaciones epidémicas.

La reducción del contacto entre los seres humanos y los vectores constituye otra estrategia de interés. Entre estas herramientas se destaca el uso de mosquiteros impregnados con insecticida, asociados con eficacia acentuada por la suma de los efectos de barrera y la capacidad letal sobre el vector. Asimismo, otros recursos de protección individual son complementarios y útiles para los períodos en los que las personas se exponen a la intemperie durante los picos de actividad de los vectores. Los autores hacen hincapié en los repelentes (citrodiol, IR3535, dietil-toluamida [DEET]) en aerosol, loción o crema; los aerosoles con piretroides y los espirales fumígenos o las pastillas termodifusoras.

Entre las medidas principales recomendadas para la protección de los viajeros se mencionan la posibilidad de dormir bajo un mosquitero impregnado con insecticida, el uso de serpentines o difusores eléctricos de estos productos, la aplicación de repelentes en las zonas descubiertas y el uso de vestimentas impregnadas.

Conclusiones

La identificación de las especies de anofeles y el conocimiento de su comportamiento resultan de gran relevancia para la programación de la lucha adaptada y eficaz contra estos vectores. La protección del viajero se basa en la importancia de su cuidado individual, dado que la naturaleza indolora de la picadura puede asociarse con menor nivel de protección.

Especialidad: Bibliografía - Infectología

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