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Evalúan la Relación Entre el Tamaño del Busto y el Riesgo de Diabetes Tipo 2

  • AUTOR : Ray J, Mohllajee A, van Dam R, Michels K
  • TITULO ORIGINAL : Breast Size and Risk of Type 2 Diabetes Mellitus
  • CITA : Canadian Medical Association Journal 178(3):289-295, Ene 2008
  • MICRO : La presencia de una talla de busto grande en la etapa final de la adolescencia se encuentra asociada con una mayor predisposición a padecer diabetes tipo 2 en la edad adulta.

 

Introducción

La circunferencia de cintura y el índice de masa corporal (IMC), medidas tradicionales para evaluar la presencia de obesidad, son consideradas como factores de riesgo de diabetes mellitus tipo 2 (DBT2) cuando se encuentran elevadas.

Los individuos que padecen obesidad muestran signos de resistencia a la insulina e hiperinsulinemia que pueden iniciarse durante la infancia.

Las niñas obesas preadolescentes presentan un desarrollo temprano de la pubertad que puede acompañarse de un mayor crecimiento de las mamas.

El inicio prematuro de la pubertad es precedido por resistencia a la insulina, hiperinsulinemia e hiperandrogenemia, que comienzan en la infancia, y pueden persistir durante la pubertad y continuar hasta el período de adultez temprana.

Es bien conocido el hecho de que la presencia de obesidad central y de un IMC elevado son factores de riesgo de resistencia a la insulina que favorecen la aparición de DBT2. No obstante, existe poca información acerca de la contribución del tejido adiposo extra-abdominal en este sentido, el cual está representado por el tejido mamario, del cual el 60% es tejido graso.

La hipótesis actual sugiere que el tamaño del busto en la etapa final de la adolescencia refleja una predisposición a la resistencia a la insulina y a la DBT2, así como que dichos factores son aditivos e independientes del IMC.

El objetivo del presente estudio fue determinar si el tamaño de las mamas durante el final de la adolescencia se encuentra asociado con un aumento del riesgo de DBT2 en la edad adulta. El estudio Nurses’ Health II Study (NHSII), junto con el presente, evaluaron esta hipótesis mediante la asociación del tamaño del busto con la aparición de DBT2.

Pacientes y métodos

El NSHII es un estudio prospectivo iniciado en 1989 con 116 609 mujeres entre 25 y 42 años al momento de su incorporación, más del 90% de raza blanca. Las participantes completaron cuestionarios sobre su salud, estilo de vida y características antropométricas. Además, en 1993, se obtuvieron las mediciones antropométricas

El presente estudio prospectivo y de cohorte evalúa el riesgo de DBT2 entre 1993 y 2003 y su asociación con la medida del busto en 92 106 participantes del NSHII con información sobre la medida del busto a los 20 años y del IMC a los 18 años.

Las mujeres con diagnóstico de DBT o con antecedentes de DBT gestacional fueron excluidas del análisis.

El tamaño de la taza del busto se calcula de manera tradicional con la medición de la circunferencia horizontal justo debajo de los senos, a la que se le añaden 12.7 cm (5 pulgadas) adicionales para luego restarlos al total de la circunferencia horizontal en la porción mayor de los senos.

Una diferencia total de 1 pulgada se corresponde con la talla A, de 2 pulgadas con la talla B, de 3 pulgadas con la talla C y de 4 pulgadas con la talla D. Por lo tanto, las medidas del busto fueron divididas en 4 categorías: < A, B, C y ≥ D, valores que se obtuvieron a partir de las mediciones realizadas por las pacientes. Se utilizaron los modelos de riesgo proporcional de Cox para determinar la relación entre el tamaño del busto y el riesgo de diabetes.

Resultados

La media de edad de las participantes fue de 38.1 años al inicio del estudio. El IMC y la circunferencia de cintura se incrementaron en forma lineal con el incremento en el busto. Un total de 1 844 casos nuevos de DBT2 aparecieron en pacientes con una media de edad de 44.9 años.

En relación con la talla ≤ A, los riesgos respectivos ajustados por edad (y los intervalos de confianza del 95% [IC]) fueron de 2.30 (1.99-2.66) para la talla B, de 4.32 (3.71-5.04) para la talla C y de 4.99 (4.12-6.05) para la talla ≥ D.

Los riesgos correspondientes fueron de 1.37 (1.18-1.59) para la talla B, de 1.80 (1.53-2.11) para la talla C y de 1.64 (1.34-2.01) para la talla ≥ D luego de la aplicación de nuevos ajustes según la edad de la menarca, el número de partos, la actividad física, el antecedente de tabaquismo, la dieta y los antecedentes familiares de DBT, el IMC a los 18 años y el actual.

El agregado de la circunferencia de cintura a este modelo generó cambios mínimos en los riesgos y en los IC del 95% en cada una de las categorías, con los siguientes resultados: 1.32 (1.14-1.53) para la talla B, 1.71 (1.46-2.01) para la talla C y 1.58 (1.29-1.94) para la talla ≥ D. En comparación con las mujeres en el grupo de menor IMC a la edad de 18 años con una talla A o inferior, aquellas con un IMC entre 21.3 a 23 y una talla D o superior tuvieron un riesgo 3 veces mayor de DBT, y aquellas con un IMC > 23 y una talla D o superior tuvieron un riesgo 2.46 veces mayor.

El riesgo de padecer DBT2 aumentó de manera significativa con el incremento de la talla del busto, por lo que la presencia de un tamaño de busto grande a los 20 años puede ser un factor predictor de DBT2 en mujeres de mediana edad.

Discusión

En el presente estudio prospectivo y de cohorte fueron evaluadas mujeres jóvenes y de mediana edad en relación con el tamaño del busto y el riesgo de DBT2. Los hallazgos demostraron que una talla grande de busto a los 20 años se relaciona con un mayor riesgo de DBT2 en la edad adulta.

El tamaño del busto representa una forma simple para determinar esta asociación además de la ya bien establecida mediante la medición del IMC. Esta relación se observó en todos los grupos de IMC y también parece seguir una relación dosis-respuesta.
Asimismo, la asociación persistió después del ajuste para otros factores de riesgo de padecer DBT2, tales como los antecedentes familiares de DBT, la dieta y el ejercicio. Se observó que el riesgo relativo de DBT fue mayor en todos los modelos evaluados entre las mujeres con tamaños grandes de busto que entre aquellas pertenecientes al grupo de referencia con una talla ≤ A. Este hallazgo demuestra que, a pesar de cualquier tipo de ajuste, la inclusión del tamaño del busto podría brindar un beneficio adicional en la evaluación de los posibles riesgos de padecer DBT2. La determinación adecuada del tamaño de la taza del busto representa una medida razonable para la estimación global del volumen total de la mama. A pesar de la existencia de métodos mejores para medir el volumen mamario de tejido adiposo, como la resonancia magnética, investigaciones anteriores han evaluado la relación entre el tamaño del seno y el riesgo de cáncer de mama mediante la utilización de divisiones del tamaño del busto similares a las empleadas en el presente estudio.

Los estudios como la resonancia magnética resultan costosos, consumen mucho tiempo y el volumen de tejido adiposo de la mama varía alrededor de un 15% a lo largo del ciclo menstrual de la mujer, por lo que la utilización del tamaño del busto podría ser de gran utilidad.

A partir de los hallazgos del presente estudio podrían plantearse nuevos interrogantes acerca de la patogénesis de la DBT2. Aunque no se sabe si el tejido adiposo de la mama contribuye con la fisiopatogenia de la resistencia a la insulina, es sabido que el tejido adiposo de la parte posterior del tórax está correlacionado de manera positiva con la resistencia a la insulina y la DBT2.

Otros estudios han debatido ampliamente la relación entre el cáncer de mama y el almacenamiento de las hormonas esteroides en el tejido mamario y el comportamiento de la mama como un órgano paracrino y autocrino por medio de la expresión del factor de crecimiento 1 similar a la insulina. No obstante, la relación con la DBT no ha sido evaluada. En la actualidad, es bien conocido el hecho de que la obesidad abdominal visceral contribuye con la aparición de resistencia a la insulina, pero aún se desconoce la acción de las hormonas activas del tejido adiposo mamario. Los autores sugieren que la obesidad prepuberal puede acelerar y exagerar el estado normal de resistencia a la insulina que se observa durante la pubertad. La asociación positiva verificada entre la cantidad de grasa corporal en la infancia (en especial a los 10 años) y la talla del busto, y la relación inversa entre la edad de la menarca y la talla del busto coinciden con el concepto del presente análisis.

El estudio actual demuestra una asociación estadísticamente significativa entre la talla del busto y el riesgo de padecer DBT2. Los autores sugieren que dichos hallazgos deben ser reproducidos en otros entornos y en mujeres de diferentes orígenes étnicos.

Por último, los mecanismos asociados con los posibles riesgos y consecuencias de la obesidad de las partes superior e inferior del torso requieren investigaciones adicionales.

Conclusión

El presente estudio demuestra que el riesgo de padecer DBT2 aumentó de manera significativa con el incremento de la talla del busto, por lo que la presencia de un busto de gran tamaño a los 20 años puede actuar como un factor predictor de DBT2 en mujeres de mediana edad.

El grado de independencia de esta relación con los indicadores tradicionales de la obesidad requiere de mayor estudio.

Especialidad: Bibliografía - Endocrinología - Ginecología

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