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Afirman que el Estrés Disminuye las Probabilidades de Concepción Durante la Ventana Fértil

  • AUTOR : Buck Louis G, Lum K, Pyper C y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Stress Reduces Conception Probabilities Across the Fertile Window: Evidence in Support of Relaxation
  • CITA : Fertility and Sterility 95(7):2184-2189, Jun 2011
  • MICRO : La alfa-amilasa podría constituir un biomarcador de estrés útil para estimar las probabilidades diarias de concepción.

Introducción

Existen diversos elementos que alteran la fertilidad femenina, entre ellos la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol. Una de las medidas que sirve como parámetro es el tiempo para lograr el embarazo. Varios autores suponen que la merma en la fertilidad se debe a múltiples factores ambientales, por ejemplo, a cuestiones relacionadas con el estilo de vida. La edad materna, la duración de los ciclos menstruales, la paridad y el uso de anticonceptivos orales son responsables de tan solo el 14% de las variaciones en el tiempo para lograr el embarazo.

El estrés psicosocial es uno de los supuestos factores que afectan la reproducción humana. Un estudio epidemiológico investigó a 430 parejas que buscaban el embarazo acerca del estrés psicosocial al que estaban expuestas durante el tiempo para lograr el embarazo o a lo largo de 6 ciclos menstruales. Durante los ciclos con los menores puntajes de estrés se logró una mayor probabilidad de embarazo que en aquellos ciclos con mayor estrés (16.5% contra 12.8%, respectivamente). Una gran limitación para determinar la influencia del estrés sobre la fertilidad es la ausencia de un biomarcador específico. Sin embargo, la recomendación de reducir el estrés cuando se busca el embarazo sigue siendo común.

En este trabajo, los científicos intentaron encontrar un biomarcador de estrés que pueda relacionarse con las probabilidades diarias de concepción y, de este modo, ser un elemento útil en la planificación del embarazo.

Materiales y métodos

Los autores diseñaron un ensayo prospectivo longitudinal para evaluar la relación entre el cortisol y las alfa-amilasa salivales y la fecundidad femenina, de acuerdo con la determinación del tiempo para lograr el embarazo y de la probabilidad de la concepción diaria específica durante la ventana fértil, ajustada según los supuestos determinantes de la fecundidad de la pareja. Se incluyeron a 374 mujeres de entre 18 y 40 años, con ciclos menstruales de entre 21 y 39 días de duración, que planeaban quedar embarazadas o lo venían intentando durante menos de 3 meses. Los criterios de exclusión fueron antecedentes de infertilidad, lactancia actual, uso de anticoncepción hormonal durante los últimos ciclos menstruales o utilización de anticonceptivos inyectables dentro del último año.

Las participantes recibieron diarios para registrar su menstruación, las relaciones sexuales en intervalos de 12 horas y diversas conductas acerca del estilo de vida (por ejemplo, tabaquismo y consumo de alcohol). Además, se les solicitó que testearan su orina durante 20 días a partir del día 6, con un dispositivo que determinaba los niveles de estrona-3-glucurónido (E3G) y hormona luteinizante (LH) durante el ciclo. Se les indicó testear la orina los días posteriores al día en que debía comenzar la menstruación en busca de gonadotrofina coriónica humana (GCH) para comprobar si se había producido la implantación. Por último, se les pidió a las participantes que recogieran muestras de saliva al despertarse el día 6 de cada ciclo, para estudiar las concentraciones de cortisol y alfa-amilasa.

Los investigadores midieron el tiempo para lograr el embarazo a partir del primer día de sangrado que figuraba en los diarios de las participantes, al cual consideraron como primer día de ciclo. Luego parearon las determinaciones de E3G y LH para estimar el día de ovulación, calculado como el primer día de elevación de los niveles de LH. Los embarazos se definieron de acuerdo con la positividad de las pruebas caseras.

Resultados

Del total de 374 mujeres reclutadas, los autores pudieron estudiar los datos de 274. Entre los cien casos excluidos, hubo 41 con datos de los registros diarios incompletos, 28 con datos incompletos de las muestras salivales, 17 con ventanas fértiles incompletas y 14 casos en los que no existía información de ciclos menstruales consecutivos. El 73% de las participantes (n = 200) brindó información completa sobre las concentraciones de cortisol y alfa-amilasa para todos los ciclos durante el período de estudio.

Se estudiaron 135 ciclos de mujeres que abandonaron el ensayo, 345 ciclos de mujeres que quedaron embarazadas y 290 ciclos de mujeres que no lograron concebir. Se produjo el embarazo en 175 participantes (64%). Una mayor edad tanto femenina como masculina (31.8 años para las mujeres y 34.4 años para los varones) se asoció con mayores tasas de imposibilidad de lograr el embarazo, en comparación con las mujeres que abandonaron el estudio, que perdieron un embarazo o que tuvieron un embarazo normal de término. Las mujeres que no quedaron embarazadas tenían menos antecedentes de gestaciones que el resto de las participantes. No obstante, no se encontraron diferencias significativas entre los grupos de participantes y las características de sus ciclos menstruales o la frecuencia de relaciones sexuales durante la ventana fértil. Con respecto al estilo de vida, las mujeres que perdieron embarazos tenían un mayor consumo promedio de cafeína (65.4 bebidas por ciclo), mientras que las mujeres que no lograron el embarazo tenían un mayor consumo promedio de alcohol (23.7 bebidas por ciclo).

La ventana fértil se había definido previamente como el período que se iniciaba cinco días antes del día de ovulación y que concluía un día después de la misma. De acuerdo con lo esperado, el odds ratio de fertilidad (ORF) fue menor a 1 para la edad y mayor a 1 para la frecuencia de relaciones sexuales. El ORF fue alto para el cortisol (ORF =2.51), lo cual sugiere un menor tiempo para lograr el embarazo; por el contrario, el ORF para alfa-amilasa fue bajo (ORF = 0.09), lo cual indica un mayor tiempo para lograr el embarazo. No obstante, todos los intervalos de confianza incluyeron el 1, es decir que estos resultados no pueden considerarse absolutos.

Las mayores probabilidades de concepción se observaron el día previo a la ovulación, seguidas por el primer día posterior a la ovulación, y fueron más bajas el quinto día luego de la ovulación. El efecto promedio de cortisol se asoció de manera positiva con las probabilidades de concepción específicas por día, mientras que la alfa-amilasa tuvo una correlación negativa con dichas probabilidades. Los investigadores notaron que la concentración de alfa-amilasa salival era un predictor significativo de la disminución de las probabilidades de concepción específicas por día.

Discusión

Los autores señalan que este es el primer ensayo que demuestra de forma empírica que el estrés se asocia de manera significativa con una reducción de la fecundidad femenina. Este resultado proviene de la observación de una menor probabilidad de concepción en relación con el aumento de las concentraciones de alfa amilasa en la saliva. Más allá de la frecuencia de relaciones sexuales o del día dentro de la ventana fértil, las mujeres que tenían mayores concentraciones de esta sustancia tuvieron menos probabilidades de quedar embarazadas que aquellas mujeres con concentraciones menores.

Se desconocen los mecanismos por medio de los cuales la alfa-amilasa participa en la disminución de la capacidad de fecundación. Los autores señalan que el aparato reproductor contiene receptores de catecolaminas, que pueden modificar el flujo sanguíneo de las trompas de Falopio y, en consecuencia, el transporte de los gametos. La alfa-amilasa es la principal proteína de la saliva cuya secreción parotídea se encuentra regulada por el sistema nervioso simpático en respuesta a estímulos simpáticos que producen el incremento de las catecolaminas séricas. Es decir que la alfa-amilasa podría constituir un biomarcador novedoso que sirviera para determinar el estrés psicosocial en relación con los fines reproductivos. Sin embargo, en este trabajo se observó el efecto opuesto con las concentraciones de cortisol, otro marcador de estrés, por lo que sería importante estudiar la concentración de diversos biomarcadores y su conexión con las posibilidades de fecundidad.

Los autores señalan algunas de las limitaciones de este proyecto. Debido a la variabilidad asociada con la ovulación, es imposible descartar completamente que las variaciones observadas no se hayan producido al azar. Además, el método de recolección de la saliva y el volumen disponible para su análisis pueden haber impactado en las concentraciones de las sustancias devaluadas. También es importante tener en cuenta el momento del día en que se recolectó la muestra de saliva, ya que los marcadores de estrés pueden verse afectados por el ritmo circadiano.

Más allá de estas observaciones, los profesionales indican que encontraron una disminución en las probabilidades de concepción específicas por día asociada a los niveles elevados de alfa-amilasa en saliva. Estos datos apoyan la teoría de que las parejas que buscan un embarazo deben intentar reducir los factores de estrés para aumentar las probabilidades de concepción.

Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría

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