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Estudian la Relación entre la Seguridad de Apego y la Obesidad en Niños de Edad Preescolar
- AUTOR: Anderson S, Whitaker R
- TITULO ORIGINAL: Attachment Security and Obesity in US Preschool-Aged Children
- CITA: Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine 165(3):235-242, Mar 2011
- MICRO: Los autores afirman que la baja seguridad de apego se relaciona con la aparición de obesidad infantil.
Introducción
La obesidad infantil predispone a la aparición de obesidad durante la edad adulta. Es una condición de difícil tratamiento, por lo que su prevención debe iniciarse en forma precoz. Por lo general, los métodos tendientes a evitar la aparición de obesidad infantil apuntan a equilibrar la ingesta de energía y su gasto por medio de modificaciones dietarias, en la actividad física y en las conductas sedentarias.
Cada vez existen más datos que relacionan el estrés con la obesidad y el síndrome metabólico. Los altos niveles de estrés o la respuesta exagerada a este alteran el funcionamiento de los sistemas fisiológicos que regulan el equilibrio energético, el peso corporal y la distribución de las grasas. Por ejemplo, se sugiere que las dificultades para regular las emociones negativas, tales como miedo, tristeza, ansiedad y cólera pueden llevar a los sujetos a comer sin tener hambre. Por este motivo, en los últimos tiempos, comenzó a recomendarse el incentivo de la regulación emocional y el control de las respuestas fisiológicas y conductuales a las emociones que provienen del estrés psicológico, a fin de prevenir la obesidad infantil.
En los niños, la respuesta al estrés y la regulación de las emociones comienza a formarse en las etapas más tempranas del desarrollo cerebral. Un patrón de apego seguro es el mejor marcador de que un niño ha desarrollado estas capacidades de forma saludable. Los niños con un buen patrón de apego obtienen mejores resultados en las tareas que requieren la regulación de las emociones que los niños que tienen un patrón de apego inseguro, y tienen respuestas al estrés fisiológicamente más saludables. Existen algunas estrategias para incrementar el apego de los niños que pueden aplicarse a los padres.
El objetivo de este trabajo fue evaluar la asociación entre la seguridad de apego a los 24 meses de edad y la aparición de obesidad a los cuatro años y medio. De este modo, los investigadores quisieron estudiar de qué manera el apego seguro refleja la regulación de las emociones y de las respuestas al estrés en los niños, y su relación con la obesidad infantil.
Materiales y métodos
Para realizar este análisis, los expertos tomaron datos de un ensayo previo realizado en 2001. Se extrajeron datos de 8 750 niños a la edad de 24 meses y de 4.5 años. La recolección de la información se realizó en las casas de los niños, y consistió en entrevistas con las madres y en una observación directa de la relación entre la madre y el hijo.
La primera variable de exposición fue la seguridad de apego del niño a los 24 meses, la cual fue evaluada por medio de una versión modificada de la escala Attachment Q-sort, denominada TAS (Toddler Attachment Sort 45-item). Los recolectores de datos pasaron dos horas en las casas de los participantes, y luego clasificaron 45 tarjetas de acuerdo con las conductas de los niños. Las descripciones de las tarjetas incluían frases como: «Busca el abrazo de la madre y lo disfruta», «cuando llora o está molesto, se conforta fácilmente con el contacto materno» y «si se le pide, permite que los adultos extraños amigables (por ejemplo, el recolector de datos) sostengan o compartan los juguetes».
De esta escala derivó una medida continua de la seguridad del apego (puntaje de seguridad), en un intervalo entre -1 y 1, en el cual los valores más altos indicaban que el niño era más seguro. Un niño seguro se describiría como cariñoso, cooperador y sociable y no «pegajoso», demandante o distante.
Para este análisis, tan solo los niños que obtuvieron los valores correspondientes al menor cuartilo del puntaje de seguridad se clasificaron como inseguros, mientras que aquellos que obtuvieron puntajes de seguridad dentro de los tres cuartilos superiores fueron considerados con un apego seguro. Esto se hizo para evitar principalmente que los niños con apego inseguro fueran clasificados como con apego seguro.
Además, los investigadores evaluaron la prevalencia de obesidad a los cuatro años y medio, en relación con los lineamientos de crecimiento vigentes. La talla y el peso de los niños fueron determinados utilizando un protocolo estandarizado, y a partir de estos datos se calculó el índice de masa corporal (IMC). Aquellos niños con valores de IMC superiores o iguales al percentilo 95 para su edad y sexo fueron clasificados como obesos.
A continuación se revisaron los posibles factores de confusión, y a qué nivel sus variaciones podrían explicar la asociación entre la seguridad de apego y la obesidad. Dichos factores de confusión fueron subdivididos en cinco grupos: 1) interacción de la madre con el niño; 2) interacción del niño con la madre; 3) hábitos de los padres asociados con la obesidad; 4) salud materna; 5) características sociodemográficas.
Los autores realizaron el análisis estadístico de los datos, para lo cual excluyeron a todos aquellos participantes que carecían de algún tipo de información, con lo cual la muestra total de niños fue de 6 650.
Resultados y discusión
La edad promedio de los niños en el momento de la evaluación a los dos años fue de 24.3 meses, y de 52.4 meses en el momento de realizar el control de los 4 años y medio. La falta de seguridad del apego se asoció con menor respuesta materna, poco compromiso con el niño, alta negatividad para con el niño, tabaquismo materno, mal estado de salud materno, sexo masculino del niño, origen étnico no caucásico, bajo peso al nacer, niños mellizos, bajo nivel educativo materno, bajo nivel de ingresos económicos, menor edad materna y falta de convivencia con ambos padres biológicos.
La prevalencia de obesidad a los cuatro años y medio fue del 18.4%. La obesidad se asoció con muchas de las variables relacionadas con la inseguridad del apego. Para los niños con apego inseguro, la prevalencia de obesidad a los cuatro años y medio fue del 23.1%, en comparación con el 16.6% de obesidad observado en los niños con puntajes de seguridad dentro de los tres cuartilos superiores (19.0% para el tercer cuartilo, 14.6% para el segundo cuartilo y 17.0% para el tercer cuartilo).
Luego de ajustar los resultados de acuerdo con la interacción de la madre con el niño y a la interacción del niño con su madre, el odds ratio [OR] obtenido fue de 1.40. Al agregar los ajustes por hábitos de los padres, salud materna y características sociodemográficas, el OR fue de 1.30. La asociación entre la seguridad de apego a los 24 meses y la obesidad a los cuatro años y medio no se vio modificada en relación con el sexo, el origen étnico, el nivel de educación materno, el nivel de ingresos económicos ni el IMC materno.
Los autores creen que este es el primer estudio que ha investigado el papel de la seguridad de apego de los niños en la aparición de obesidad a futuro. En este análisis, se observó que los niños de dos años con un patrón de apego inseguro tenían un mayor riesgo de ser obesos a los cuatro años y medio. Esta asociación se sostuvo luego de ajustar los resultados de acuerdo con diversos factores de confusión que podrían brindar explicaciones alternativas para la aparición de obesidad.
Este hallazgo es fisiológicamente viable. Diversas observaciones empíricas apoyan la posibilidad de que los niños con un patrón de apego seguro sean calmados con más facilidad en las situaciones de estrés, y sean más capaces de regular sus emociones negativas correctamente. Estas conductas se reflejan en patrones más saludables de respuesta psicológica al estrés. El apego seguro podría disminuir el riesgo de obesidad infantil, al evitar que se desarrollen respuestas exageradas al estrés a partir de la alteración del funcionamiento normal de los sistemas fisiológicos que regulan el balance de energía, el peso corporal y la distribución de las grasas.
Los autores reconocen algunas limitaciones de este trabajo. En primer lugar, los criterios de inclusión determinaron la exclusión de muchos niños, lo cual podría haber sesgado los resultados. En segundo lugar, si bien los investigadores controlaron una gran cantidad de posibles variables de confusión, pueden haber existido factores que no hayan sido tenidos en cuenta, como también pueden haberse incluido algunas variables demás. En tercer lugar, el criterio para determinar la seguridad de apego derivó de la observación de la interacción entre la madre y el niño en sus hogares; sin embargo, es posible que el comportamiento evaluado no haya sido el habitual, es decir, el que se da cuando el observador no está presente. Finalmente, existe la posibilidad de que otras relaciones interpersonales del niño excluyendo a la madre (el padre, los abuelos, los maestros u otros cuidadores) también participen en la seguridad de apego del niño. No obstante, estas otras relaciones no fueron evaluadas en este estudio.
La obesidad es una enfermedad compleja, multifactorial y de alta prevalencia en los niños. Los investigadores afirman que la inseguridad de apego a los 24 meses de vida es un posible factor de riesgo para la obesidad infantil. La comprobación de estos resultados con otros ensayos puede llevar a la creación de estrategias para la prevención de la obesidad infantil que incluyan, entre otras, el trabajo con los padres para estimular la seguridad de apego de los niños.
Especialidad: Bibliografía - Pediatría