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La Prevalencia del Síndrome del Sueño Insuficiente es Menor de lo Pensado
- AUTOR : Ohayon M
- TITULO ORIGINAL : From Wakefulness ot Excessive Sleepiness: What we Know and Still Need to Know
- CITA : Sleep Medicine Reviews 12(2):129-141, Abr 2008
- MICRO : En una revisión reciente se constató que, en la población general, la prevalencia de sueño insuficiente y de somnolencia diurna excesiva fue aproximadamente del 8%. Sin embargo, se cree que la verdadera prevalencia de este síndrome es de entre el 1% y el 4% ya que muchos de los individuos estudiados padecían de insomnio, depresión o apnea del sueño.
Introducción
A lo largo del tiempo, la sociedad ha definido en qué circunstancias se debe dormir. Aunque la mayoría sostiene que es importante dormir, hoy en día resulta ser una de las primeras actividades en sacrificar a la hora de cumplir con las obligaciones cotidianas. Sin embargo, esta práctica tiene su precio, como por ejemplo la somnolencia excesiva.
El término «somnolencia diurna excesiva» ha sido utilizado como sinónimo de hipersomnia. Sin embargo, esta última es un síntoma más amplio que abarca la prolongación del sueño nocturno, el sueño no programado y la somnolencia diurna excesiva. Según la última edición de la International Classification of Sleep Disorders (ICSD-2), la somnolencia diurna excesiva es una condición sine qua non para el diagnóstico de tres trastornos del sueño: 1) el síndrome del sueño insuficiente, 2) la hipersomnia y 3) la narcolepsia.
La mayoría de los estudios epidemiológicos acerca de los trastornos del sueño en la población general se han concentrado en la somnolencia diurna excesiva y rara vez han evaluado objetivamente la cantidad de horas dormidas. El autor revisó los últimos estudios epidemiológicos realizados en la población general donde la hipersomnia fue considerada un síntoma principal. Además, examinó los datos de investigaciones epidemiológicas de las 3 enfermedades del sueño caracterizadas por la hipersomnia.
Síntomas de la hipersomnia
Clásicamente, los estudios epidemiológicos acerca de la hipersomnia pueden ser divididos en 2 categorías: A) los que evalúan la cantidad de tiempo dormido y B) aquellos que examinan el grado de somnolencia. Los primeros, generalmente intentan, mediante preguntas subjetivas, determinar si los individuos duermen en demasía. Según el autor, entre el 2.8% y el 9.5% de la población general considera que duerme demasiado. Curiosamente, ningún estudio confirmó objetivamente estos resultados. Por este motivo, el autor examinó 18 980 individuos europeos para determinar la relación entre los datos subjetivos y los objetivos. Afirma que menos del 30% de las personas que referían dormir demasiado lo hacían por más de 9 horas por día. Además, observó que quienes padecen de algunas enfermedades psiquiátricas son 2 veces más propensos a referir que duermen en exceso respecto de la población general. Los segundos, habitualmente evaluaron el grado de somnolencia por medio de preguntas tipo «si o no», de escalas de frecuencia o de gravedad. La prevalencia calculada a través de estos 3 métodos varía significativamente entre aproximadamente el 2.5% y el 26.1%. Afirma que las mismas limitaciones se aplican a los 2 tipos de estudios epidemiológicos acerca de la hipersomnia. La mayoría de éstos basan sus conclusiones en una pregunta subjetiva acerca de dormir demasiado o de la somnolencia excesiva.
Diagnósticos relacionados con la hipersomnia
El síndrome del sueño insuficiente se caracteriza por la somnolencia diurna excesiva en individuos que duermen menos de lo esperado para su grupo etario. Es importante destacar que para establecer este diagnóstico es necesario primero descartar la presencia de enfermedades mentales u orgánicas que podrían alterar el sueño. Según el autor, muchas encuestas epidemiológicas acerca de este síndrome no han hecho esto adecuadamente. Cita como ejemplo un estudio finlandés en el cual se constató que aproximadamente un 20% de la población examinada refería dormir de manera insuficiente. Sin embargo, sólo un 40% de estos pacientes manifestaban además al menos 3 episodios de somnolencia diurna excesiva, lo cual significa que apenas el 8% de los individuos tenían ambos síntomas. Pero debido a que la mitad de estos sujetos padecían de síntomas de insomnio y el 40% sufría de depresión, se calcula que en este estudio la prevalencia real del síndrome del sueño insuficiente fue menos del 4%.
Según el autor, no existen actualmente datos epidemiológicos acerca de las distintas formas de hipersomnia propuestas por la ICSD-2. Por esta razón, se desconocen las características demográficas de los individuos con estas formas de hipersomnia. A pesar de esto, algunos datos acerca de la prevalencia de esta alteración han sido publicados. Cita que en 1980, se constató a partir de los resultados de un estudio que la prevalencia de la hipersomnia fue del 3.4%. Sin embargo, en 2 trabajos posteriores realizados en el Reino Unido e Italia esta cifra fue del 0.3%.
Asimismo, resulta difícil obtener resultados fiables acerca de la prevalencia de la narcolepsia en la población general. Para lograr esta determinación con precisión se necesita examinar un gran número de individuos. En consecuencia, la mayoría de los estudios evaluados en esta revisión verificaron la prevalencia de la narcolepsia en la población general por medio de la extrapolación de muestras clínicas. Sin embargo, afirma el especialista que al menos 3 de los ensayos revisados calcularon la prevalencia a partir de muestras representativas de la población general. Los estudios que determinaron la prevalencia de la narcolepsia mediante la extrapolación registraron cifras desde 0.23 hasta 67 por cada 100 000 individuos. En cambio, se observó menor variación en las investigaciones que calcularon la prevalencia a partir de muestras representativas de la población general. En estos estudios, la prevalencia de la narcolepsia varió entre 34 y 47 por cada 100 000 personas.
El autor afirma que las clasificaciones actuales de la narcolepsia dificultan el estudio de esta enfermedad en la población general. Argumenta que el uso de demasiados criterios tiende a aumentar artificialmente la prevalencia. En este contexto, cita que los síntomas de la narcolepsia, la conducta automática, la parálisis del sueño y las alucinaciones hipnagógicas no son lo suficientemente bien definidos para ser utilizados en un contexto epidemiológico. Por otro lado, indica que la aparición recurrente de elementos del sueño con movimientos oculares rápidos en la transición del sueño a la vigilia son muy prevalentes en la población general e inespecíficos de la narcolepsia.
Epidemiología genética de la narcolepsia
Los investigadores conocen desde hace décadas que la narcolepsia tiene ciertos componentes genéticos. Según el autor, la primera descripción de la narcolepsia hereditaria fue hecha en una madre y su hijo hace más de un siglo. Sin embargo, revisiones sistemáticas acerca de los aspectos hereditarios de esta enfermedad no fueron realizadas hasta los años 70. Los distintos estudios han utilizado 3 métodos para obtener información epidemiológica acerca de los familiares de las personas que padecen narcolepsia.
El primer método utilizado y el más común, se basa en recabar datos de los familiares con somnolencia excesiva o narcolepsia, directamente de las personas afectadas, sin ningún tipo de confirmación posterior. Los 3 estudios revisados que emplearon este método constataron que entre el 6% y el 23% de los individuos con narcolepsia tenían al menos un familiar que padecía esta enfermedad. Al indagar acerca de la somnolencia diurna excesiva, esta cifra fue de entre el 24% y el 44%.
El segundo método consiste en preguntar a las personas afectadas si tiene algún familiar «somnoliento» y luego examinar a éstos. En los estudios mencionados, el porcentaje de individuos con al menos un familiar que padece narcolepsia fue de entre el 1.5% y el 9.8%.
El tercer método utilizado incorporó toda la información genealógica disponible de la persona afectada y luego se interrogó a todos los familiares de primer y segundo grados. A través de este método, la proporción de individuos con por lo menos un familiar que padece de narcolepsia fue de entre el 10.8% y el 20.8%.
Conclusiones
Según el autor, aparentemente en la población general la prevalencia de la hipersomnia y la narcolepsia sería < 1% y al 0.04%, respectivamente. Sin embargo, la gran variación observada entre los distintos estudios realizados acerca de la somnolencia excesiva ha impedido llegar a conclusiones concretas. Argumenta, que una de las razones de esta variación se debe a que muchas de las encuestas utilizaron definiciones distintas para referirse a este fenómeno. Este hecho destaca la ausencia de una definición universalmente aceptada y operativa para referirse a la somnolencia excesiva. Por este motivo, resulta difícil diferenciar entre la fatiga y la somnolencia. Se desconoce si la primera siempre provoca la segunda o si esta última puede sobrevenir de manera aislada.
Por otro lado, no se han realizado estudios epidemiológicos acerca de la relación entre la hipersomnia y la depresión. Esto resulta curioso ya que la cuarta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders considera a la hipersomnia como un síntoma de depresión. Además, cita que aproximadamente el 10% de los individuos somnolientos que consultan en una clínica para el tratamiento de un trastorno del sueño padecen de alguna enfermedad mental. Más aún, entre el 10% y el 75% de los pacientes deprimidos sufren de hipersomnia. A pesar de estos datos, pocos individuos con trastornos del ánimo e hipersomnia han sido examinados por medio de un estudio polisomnográfico.
Otra limitación de los análisis epidemiológicos actuales es que la gran mayoría no ha descrito la composición étnica de la población considerada. Estos datos se consideran importantes ya que algunos investigadores han propuesto que ciertos aspectos del sueño pueden ocurrir con más frecuencia en determinados grupos culturales. Sin embargo, los datos epidemiológicos que fundamentan estas diferencias culturales son muy pocos. Al contrario, en un ensayo reciente no se constató que los alumnos universitarios de la Cuidad de México fueran más somnolientos que los individuos de otros países.
Queda mucho para aprender acerca de la epidemiología genética de los trastornos del sueño. Actualmente, sólo se han realizado 7 estudios de este tipo acerca de la narcolepsia y ninguno sobre el trastorno de la hipersomnia. Una vez más, la gran variación que se observó entre los resultados de las distintas investigaciones refleja los diferentes métodos utilizados para evaluar a los familiares de quienes sufren alguno de estos trastornos.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica