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El Itopride en la Dispepsia Funcional

  • AUTOR:Talley N, Tack J, Giguère M y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL: Itopride in Functional Dyspepsia: Results of Two Phase III Multicentre, Randomised, Double-Blind, Placebo-Controlled Trials
  • CITA: Gut 57(6):740-746, Jun 2008

 

La dispepsia funcional (DF), caracterizada por dolor epigástrico o por síntomas relacionados con la ingesta en ausencia de enfermedad orgánica, afecta a una de cada seis personas en la población general. Su tratamiento, afirman los autores, es todavía hoy un desafío. Las opciones terapéuticas incluyen la supresión ácida o la erradicación de Helicobacter pylori, pero ninguna de ellas, aseguran, es efectiva para la mayoría de los pacientes. El tratamiento con drogas proquinéticas, agregan, se perfilaba como promisorio, aunque los resultados hasta ahora disponibles son controvertidos. Dos de estos fármacos, el cisapride y el tegaserod, han sido retirados de la venta por sus efectos adversos.

El itopride es un derivado benzamídico que actúa por antagonismo de los receptores D2 de la dopamina y por inhibición de la acetilcolinesterasa.

Los investigadores refieren que en un estudio multicéntrico en fase IIb, aleatorizado, a doble ciego y controlado con placebo llevado a cabo en Alemania, se analizaron tres dosis de itopride (50, 100 y 200 mg) en 548 pacientes. En dicho estudio, la proporción de enfermos que respondieron al tratamiento para las tres dosis, sobre la base de un índice de eficacia global, fue estadísticamente superior a la proporción de aquellos que reaccionaron al placebo.

El propósito de los autores de estos dos trabajos en fase III fue determinar la eficacia y la seguridad del itopride en la DF. Ambos estudios tuvieron el mismo diseño; uno fue llevado a cabo en América del Norte y el otro en Europa (ensayo Internacional).

Métodos

Ingresaron al estudio pacientes de ambos sexos de entre 18 y 65 años, con diagnóstico de DF de acuerdo a los criterios de Roma II: dolor o malestar en el abdomen superior persistente o recurrente. Dicho malestar, aclaran los autores, podía adoptar la característica de saciedad precoz, de plenitud, de distensión o de náuseas. Fue requisito la ausencia de enfermedad orgánica y de criterios clínicos de síndrome de intestino irritable. Como criterio de inclusión se exigió ausencia de pirosis, síntoma que en caso de estar presente no podía exceder la frecuencia de un episodio semanal. A fin de unificar la evaluación de los síntomas referidos por los pacientes, los autores utilizaron el «Cuestionario para Dispepsia de Leeds» (CDL) y el «Índice de Dispepsia de Nepean» (IDN).

Para ingresar al ensayo, los pacientes debían estar fuera de tratamiento antisecretorio u otra terapia para la DF desde 20 días antes, y sin tratamiento con antiinflamatorios no esteroides (AINE) en las 4 semanas previas al estudio.

En todos los casos se efectuó una fibroendoscopia digestiva alta para excluir esofagitis, úlcera péptica o neoplasias. Sólo se admitieron pacientes H. pylori negativos.

Los pacientes fueron seleccionados al azar para recibir 100 mg de itopride 3 veces al día o placebo en igual dosificación. Tanto ellos como los investigadores desconocían el tratamiento recibido.

Los enfermos fueron evaluados a las 2, 4 y 8 semanas del ingreso, mediante tres instrumentos: la «Estimación Global de la Eficacia» (EGE) por parte del paciente, el CDL y el IDN. Sobre la base de éstos, los investigadores analizaron la eficacia del tratamiento instituido de acuerdo a la variación de dos criterios de valoración primarios: la epigastralgia y la sensación de plenitud. Así, se consideró que los pacientes respondían al tratamiento cuando se sintieron libres de síntomas o con disminución sustancial de éstos, de acuerdo con la EGE, o cuando se verificaba una reducción de 1 o 2 puntos en la escala numérica asignada a los dos criterios mencionados en el CDL.

Como criterios de valoración secundarios se consideró cualquier variación tanto en la gravedad de la dispepsia como en la calidad de vida, medida por el CDL y el IDN.

Los autores evaluaron también los eventuales efectos adversos del tratamiento mediante examen físico, pruebas de laboratorio y electrocardiograma (ECG) de 12 canales.

Resultados

Ingresaron a los dos estudios 1 170 pacientes. La EGE por parte de los pacientes en el ensayo de América del Norte para itopride y placebo fue de 37.8% y de 35.4%, respectivamente mientras que en el ensayo Internacional fue de 45.2% y de 45.6%, también respectivamente. Estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.

En relación con la variación en el CDL hubo una diferencia significativa en favor del itopride en el ensayo Internacional (62% contra 52.7%) pero no en el norteamericano (46.9% contra 44.8%). Tampoco se verificaron diferencias con relación a los criterios de valoración secundarios medidos por el CDL y el IDN.

La aparición de efectos secundarios fue similar en los sujetos tratados y en los controles, con un incremento leve de la prolactina en los pacientes que recibieron itopride.

Discusión

Los autores reconocen que en estos dos estudios de diseño adecuado y con una cantidad de considerable de pacientes, el itopride no resultó ser superior al placebo para mejorar los síntomas de la DF. Los resultados, agregan, no confirman los hallazgos del ensayo alemán. La razón para tal discrepancia, especulan, podría encontrarse en la heterogeneidad de la condición clínica en estudio, en las diferencias en la selección de pacientes, en la evaluación inadecuada de los síntomas o en la verdadera ineficacia de la droga.

La población analizada en estas dos investigaciones, señalan, difiere de la del ensayo en fase II en el hecho de que en este último no se excluyeron a los pacientes H. pylori positivos ni a los que manifestaban pirosis. De hecho, amplían, en el ensayo alemán la pirosis fue el síntoma con mejor respuesta al itopride (55%) respecto del 38.6% de respuesta al placebo. Los investigadores sugieren que la restricción de la pirosis como criterio de inclusión en los estudios en fase III, podría explicar la menor eficacia observada para la droga.

Otro factor seguramente implicado en la diferencia encontrada, opinan los autores, fue la utilización disímil de las escalas para medir eficacia, lo que llevó a una definición distinta de «paciente que responde al tratamiento».

Los investigadores concluyen señalando que en sus estudios, el itopride no fue superior al placebo para el tratamiento de la DF. Afirman que aún cuando la droga fue bien tolerada, no demostró ser eficaz en la dosis usada en la población analizada. Sugieren, no obstante, encaminar nuevos estudios en pacientes con superposición de síntomas de DP y de reflujo gastroesofágico.

Especialidad: Bibliografía - Gastroenterología

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