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Conocimientos Básicos sobre Osteoporosis

  • AUTOR:Gargantilla P, Martín Cabrejas B
  • TITULO ORIGINAL:Osteoporosis. Up to Date
  • CITA:Acta Ginecológica 65(2):41-44, 2008
  • MICRO: La osteoporosis se caracteriza por una disminución generalizada de la densidad mineral ósea, con un aumento del riesgo de fracturas espontáneas o por traumatismos mínimos. Su diagnóstico mediante densitometría y el posterior tratamiento son fundamentales para evitar las complicaciones.

La osteoporosis es la enfermedad más frecuente del metabolismo óseo, de variada etiología, que se caracteriza por una disminución generalizada de la masa ósea, fundamentalmente en el esqueleto axial y la zona proximal de los huesos largos. Luego del punto máximo de masa ósea que se alcanza hacia la segunda década de la vida, el cual es mayor en los varones y en la raza blanca, comienza un proceso de disminución gradual hacia la quinta década y que caracteriza a esta enfermedad. Existen, además, otras variedades de esta afección, en que la pérdida de masa ósea se limita a un sector del organismo, como la forma segmentaria o la forma localizada única o múltiple. Su principal complicación son las fracturas, sobre todo en los cuerpos vertebrales, el cuello y la zona intertrocantérea del fémur, el radio distal y el cuello del húmero.

Diagnóstico

La densidad mineral ósea (DMO) es el principal factor determinante de la resistencia de los huesos y el mejor factor predictor de fracturas. El estudio de la DMO se realiza en el hueso trabecular, que por su amplia superficie y gran vascularización, determina el 80% de la actividad metabólica, si bien representa sólo el 15% al 20% del esqueleto. Este tipo de hueso se encuentra en mayor proporción, con respecto del hueso cortical, en las vértebras, el tercio proximal del fémur y la región distal del antebrazo. La osteoporosis comienza a ser manifiesta radiológicamente luego de una pérdida del 30% al 50% del calcio óseo.

La absorciometría de rayos X de energía dual (DEXA) determina la DMO como densidad de área en gramos de mineral óseo por área proyectada (gr/cm2), que se compara con los valores de referencia T y Z. El valor T indica la densidad máxima promedio de la población entre los 20 y los 40 años (punto máximo de masa ósea), mientras que el valor Z señala el promedio de masa ósea de la población de referencia en relación con el sexo y la edad. Sobre la base de la cantidad de desviaciones estándares (DE) en que la medición se aleja del valor T, la OMS clasifica la DMO medida como normal (DMO hasta -1 DE del valor T), osteopenia (entre -1 y 2.5 DE del valor T), osteoporosis (menos de -2.5 DE), y osteoporosis establecida cuando se acompaña por la presencia de fracturas espontáneas o por traumatismos mínimos.

La DMO permite valorar entonces la gravedad de la pérdida mineral ósea, el riesgo de fracturas y la eficacia del tratamiento. Algunos autores manifiestan que el tamizaje estaría indicado en mujeres mayores de 65 años o menores de 65 años posmenopáusicas con factores de riesgo para fracturas osteoporóticas, ante la inminencia del inicio de un tratamiento específico para la osteoporosis, o en casos de fracturas para confirmación diagnóstica y valoración de la gravedad de la enfermedad.

Fracturas vertebrales

Este tipo de fracturas son en general subdiagnosticadas, ya que no provocan síntomas o éstos son inespecíficos, principalmente dolor, que suele atribuirse a otras etiologías. En la valoración de esas fracturas es importante considerar los factores que han demostrado incrementar el riesgo de incidencia, como la edad, el sexo femenino (sobre todo en la perimenopausia), el peso corporal, la presencia de fracturas relacionadas con osteoporosis previas y la disminución de la DMO.

Fracturas de cadera

Se considera fractura de cadera a las fracturas que se producen desde la cabeza del fémur hasta 5 cm distal al trocánter menor y pueden ser de dos tipos: intracapsulares (de cuello femoral) y extracapsulares (intertrocantéreas).

La disminución de la resistencia ósea (densidad mineral ósea, remodelado óseo, microarquitectura, geometría y forma ósea) observada en la edad avanzada, en forma más acentuada en las mujeres, es el principal factor de riesgo de fractura de cadera, tanto intracapsulares como extracapsulares. Esto explica el fuerte aumento de su incidencia con el envejecimiento de la población, como puede observarse en Europa. También se relaciona con el riesgo de caídas, el bajo peso, y el antecedente personal o en familiares de primer grado de fractura previa.

Tratamiento no farmacológico

La corrección de las deficiencias nutricionales es una de las medidas que pueden disminuir la prevalencia de osteroporosis y la incidencia de fracturas osteoporóticas. En este sentido es importante asegurar un buen nivel de vitamina D, mediante una adecuada exposición solar de 10 a 30 minutos 2 a 3 veces por semana en la cara, las manos y los brazos, y en algunos casos, mediante la administración de suplementos. También se recomienda la administración de suplementos de carbonato de calcio (1 000 mg a 1 500 mg/día) cuando no se logren alcanzar los niveles adecuados.

Las modificaciones del estilo de vida en pacientes de edad avanzada mediante la incorporación del ejercicio físico parecen disminuir la pérdida de masa ósea, con aumento de la fuerza muscular, la flexibilidad y la coordinación. Además, es importante evitar el consumo de alcohol y tabaco, y disminuir el riesgo de caídas, principal riesgo en mujeres ancianas. Con respecto a este último punto, la prevención debe tener en cuenta los factores relacionados con el entorno que incrementan la posibilidad de caídas, y los factores relacionados con el paciente, como la polifarmacia, los problemas de equilibrio o las alteraciones de la agudeza visual. También se ha propuesto el uso de protectores externos para evitar el impacto de las caídas.

Tratamiento farmacológico

De acuerdo con el riesgo absoluto de fractura en relación con la edad, los factores de riesgo y la densitometría ósea, se debe incorporar el tratamiento farmacológico con el objetivo de disminuir la incidencia de fracturas. En el caso de las mujeres se debe iniciar el tratamiento cuando el riesgo es alto, o cuando es intermedio y existe evidencia densitométrica de osteoporosis.

En el tratamiento de la osteoporosis pueden utilizarse diferentes tipos de fármacos. Por un lado, están los que promueven la formación ósea, como los moduladores selectivos del receptor de estrógenos, que provocan cambios en la expresión génica y, a diferencia de los estrógenos, no aumentan el riesgo de cáncer de mama o de endometrio, o el ranelato de estroncio, que aumenta la proliferación osteoblástica mediante el estímulo del receptor calcio-sensor extracelular. Por último, se encuentran los bifosfonatos y la calcitonina, que inhiben la resorción ósea al disminuir la actividad osteoclástica.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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