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La Densidad Mineral Osea Baja es Dos a Tres Veces más Prevalente en Mujeres Premenopáusicas no Atléticas que en Atletas de Elite: Estudio Controlado de Conjunto
- AUTOR : Torstveit MK y Sundgot-Borgen J
- TITULO ORIGINAL : Low Bone Mineral Density Is Two to Three Times more Prevalent in Non-Athletic Premenopausal Women than in Elite Athletes: A Comprehensive Controlled Study
- CITA : British Journal of Sports Medicine 39(5):282-287, May 2005
- >MICRO : La medición de densidad mineral ósea es más alta para las deportistas de alto impacto que las que realizan deportes de mediano o bajo impacto.
Introducción
En años recientes, la práctica de ejercicios para mantener la salud ósea a lo largo de la vida y para la prevención de las fracturas relacionadas con la osteoporosis ha recibido atención considerable desde el punto de vista de la investigación. Los estudios transversales han mostrado que los atletas, en especial aquellos que realizan entrenamiento de fuerza y/o actividades físicas de alto impacto, tienen una densidad mineral ósea (DMO) aproximadamente 10% mayor que los que no realizan ejercicios. Los objetivos de los autores de este trabajo fueron evaluar la DMO de atletas que practican diferentes deportes y comparar los resultados obtenidos con los de controles no atléticos; investigar los factores asociados con la DMO; y analizar la prevalencia de la DMO baja en la misma población.
Métodos
Se invitó a participar a la totalidad de atletas noruegas de élite de entre 13 y 39 años (938 mujeres) y a 900 controles no atletas del mismo grupo etario. Se definió como atleta de élite a aquella que formaba parte del equipo nacional o estaba seleccionada para integrar dicho equipo. Las atletas representaban 66 deportes o disciplinas diferentes; las participantes del grupo control fueron seleccionadas al azar del total de la población de mujeres noruegas. Se envió un cuestionario a cada una de las participantes: la tasa de respuesta fue del 88.3% para las atletas y de 70.2% para las controles.
En este estudio, se consideró que la atleta presentaba trastornos menstruales si informaba amenorrea primaria, secundaria, oligomenorrea o fase luteínica corta. El trabajo se dividió en tres partes: en la primera se realizó el cuestionario; en la segunda se determinó la DMO del trocánter y del cuello del fémur, del triángulo de Ward, de la columna lumbar y total del cuerpo mediante absorciometría dual de rayos X (DXA); y en la tercera se llevó a cabo una entrevista clínica para determinar si las participantes cumplían criterios para trastornos de la alimentación clínicos o subclínicos. Para la segunda y tercera parte del estudio se seleccionó una muestra estratificada y al azar, compuesta por 300 controles y 300 atletas. Las deportistas fueron divididas en tres grupos de acuerdo con la carga mecánica de su deporte (bajo, mediano o alto impacto).
Se definió DMO baja al puntaje t < -1.0 en alguna de las áreas evaluadas.
Resultados
La edad de las atletas fue menor y presentaron valores más bajos de índice de masa corporal que las participantes del grupo control (p < 0.001). No se hallaron diferencias significativas en la DMO entre las atletas de bajo, mediano y alto impacto.
Se halló una DMO más alta en todos los sitios medidos en las atletas en comparación con el grupo control, y entre las que realizan deportes de alto impacto (tenis, básquet, fútbol, gimnasia, vóley) comparadas con las que practican deportes de mediano (triatlón, kickboxing, karate, tenis de mesa) y bajo impacto (bolos, billar, ciclismo, tiro).
Las deportistas que realizaron ejercicios de alto y mediano impacto presentaron DMO más altas que las controles en todas las áreas medidas (p < 0.001 a p < 0.01) excepto en la columna lumbar y en la medición total del cuerpo para las que efectuaron deportes de mediano impacto. Las mujeres que practicaron deportes de bajo impacto tuvieron mediciones de DMO más elevadas en el trocánter del fémur y en el triángulo de Ward que las controles (p < 0.05).
En el 11% de las atletas y en el 28% de las participantes del grupo control se detectó DMO baja en al menos uno de los sitios evaluados mediante densitometría. Esta diferencia fue estadísticamente significativa. En ninguna deportista se diagnosticó osteoporosis.
Las participantes del grupo control con trastornos menstruales presentaron valores de densidad mineral más bajos en la medición del cuerpo tomado en conjunto, en la medición femoral y de la columna lumbar que las pertenecientes al mismo grupo sin dichos trastornos. Las deportistas con trastornos alimentarios presentaron valores de DMO más bajos en la medición corporal total y en la de columna lumbar que las atletas sin problemas de alimentación.
Discusión
Al igual que lo hallado en otros estudios, los autores detectaron un valor de DMO más elevado en las deportistas en comparación con las participantes que no realizaron actividad física. Además, la medición de DMO fue más alta para las deportistas de alto impacto que para aquellas que practican deportes de mediano o bajo impacto. Asimismo, señalan los investigadores, los resultados de este trabajo avalan hallazgos previos en cuanto a que no en todos los grupos de atletas se puede observar un beneficio en la DMO derivado del deporte practicado.
Las atletas de élite presentan una DMO entre 3% y 20% más alta que los controles que no realizan deportes, y las que practican deportes de alto impacto tienen valores de DMO entre 3% y 22% más elevados, al compararlas con quienes practican actividades de mediano o bajo impacto.
La participación en ejercicios o actividades de mediano o alto impacto sobre el esqueleto está asociada con un incremento en los valores de DMO en las mujeres jóvenes, y podría proteger contra la pérdida de masa ósea en mujeres con trastornos menstruales o de alimentación.
Los autores concluyen que la DMO baja es dos a tres veces más frecuente en mujeres premenopáusicas que no realizan actividad física que en las atletas de élite.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica