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Evaluación del Abandono del Hábito de Fumar en Adultos

  • AUTOR : Raherison C, Marjary A, Valpromy B y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Evaluation of Smoking Cessation Success in Adults
  • CITA : Respiratory Medicine 99(10):1303-1310, Oct 2005
  • MICRO : En las personas que consultaron para dejar de fumar se verificó una relación positiva entre el logro del objetivo y la edad, y una asociación negativa con el alcoholismo.

Introducción

El tabaquismo es una causa evitable de mortalidad y morbilidad. En la actualidad, esta epidemia constituye un importante problema de salud, pues es responsable de diversas enfermedades respiratorias, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma y cáncer de pulmón. Los sujetos fumadores con cáncer de pulmón deberían ser alentados enfáticamente a dejar de fumar. El cese del hábito podría tener un efecto benéfico en la remisión de los síntomas respiratorios.

Distintos métodos de ayuda para dejar de fumar, como la terapia conductual, la autoayuda, el apoyo telefónico, las intervenciones interactivas por computadora o la terapia de reemplazo con nicotina mostraron ser efectivos, incluso en pacientes internados. Se demostró que en las personas que buscan asistencia -que parecen ser más fumadoras- las tasas de abandono son aproximadamente la mitad que en aquellas que no van por ayuda.

Otros factores de importancia en el abandono del tabaquismo son un puntaje en el Fagerström Tolerance Questionnaire < 6 y el informe del paciente de una enfermedad actual, aunque no de una patología previa que hubiera empeorado por el hecho de fumar. La autopercepción de un estado de salud deficiente y el consumo de más de un atado de cigarrillos diario fueron factores de predicción del abandono del hábito. El inicio y el mantenimiento todavía constituyen el principal problema, tanto entre los pacientes sin síntomas como entre aquellos con EPOC, cáncer de pulmón o luego de una cirugía.

Por otra parte, y desde el punto de vista psicológico, la etapa del cambio toma en cuenta las conductas pasadas y las que caracterizan a un individuo con intenciones de cambiar. En 3 muestras representativas, 40% todavía no habían contemplado la idea de dejar de fumar, 40% lo estaban considerando y 20% preparándose para ello. La escala de motivación inicial para dejar de fumar individualizó las etapas de cambio. Algunos investigadores sugirieron que el nivel de adicción es un factor de predicción del abandono del hábito más certero que la etapa de cambio. En forma reciente se recomendaron escalas estandarizadas y cuestionarios para el manejo de los pacientes que consultan a una unidad para dejar de fumar (UDF).

El propósito de los autores consistió en identificar los factores relacionados con el abandono del hábito en una población de adultos que consultaron en su UDF, luego de un seguimiento de 2 años.

Métodos

Población de estudio

En 1999 se estudió una población de 300 pacientes consecutivos que concurrieron a la UDF por primera vez. El seguimiento se realizó a lo largo de 2 años. En 2002 se realizó una evaluación de seguimiento a través de una entrevista telefónica. Asimismo, los pacientes consintieron en completar un autocuestionario enviado por correo postal. Durante los 2 años se perdieron 91 pacientes y 11 fallecieron, por lo cual el seguimiento fue posible para 198 individuos (66%). Todos ellos respondieron el cuestionario. Los datos se registraron en forma sistemática y prospectiva desde la primera consulta del paciente consignada en la base de datos.

Los criterios de inclusión abarcaron haber sido un paciente consecutivo de sexo femenino o masculino y mayor de 18 años que consultó para dejar de fumar, y poder completar un cuestionario.

Los cuestionarios

Primera consulta. El examen físico estuvo a cargo de un especialista en vías respiratorias. Se registraron los datos antropométricos (peso, altura), la presión arterial y el monóxido de carbono (CO) exhalado. Cada paciente fue evaluado por un médico especializado en ayudar a dejar de fumar, un psicólogo y un nutricionista. Se registraron los antecedentes clínicos, las enfermedades cardiovasculares, el consumo de alcohol, la bronquitis crónica, el asma, el tratamiento y los antecedentes psicológicos. En el cuestionario se consignaron el sexo, la edad, la clase social, el puntaje de Fagerström, de la escala visual analógica de la motivación, del hábito de fumar según la prueba de Horn, y de ansiedad-depresión medido por la escala Hospital Anxiety and Depression (HAD). Por último, se registró la edad de inicio del hábito, el número de cigarrillos diarios, el número de atados anuales, los intentos previos de dejar de fumar, el tratamiento prescrito, las razones para abandonar el hábito y el número de visitas durante el seguimiento.

Seguimiento. Se consignó toda recaída eventual luego de la primera consulta, el hábito de fumar en ese momento, el período de tiempo sin fumar, las causas de la recaída según el paciente, el número de cigarrillos diarios y los sentimientos respecto del hábito (negativos o positivos). La segunda consulta se llevó a cabo sistemáticamente a los 6 meses. A partir de entonces, las consultas fueron voluntarias hasta la finalización del estudio.

Análisis de datos

El éxito en el abandono del hábito de fumar se definió como no haber fumado cigarrillos a partir de la primera consulta. Se hizo un análisis descriptivo de la primera consulta y del seguimiento. Asimismo, se realizó una comparación entre los sujetos seguidos y los perdidos en el seguimiento, y entre quienes tuvieron éxito y los que recayeron en el hábito, para lo que se utilizaron las siguientes variables: sexo, edad, hábito de fumar, número de atados por año y los puntajes antes mencionados.

Resultados

En 1999 se estudió una muestra de 300 pacientes consecutivos que concurrieron a la UDF por primera vez y, luego, en 2002 se llevó a cabo el seguimiento mediante una entrevista telefónica. Noventa y un pacientes perdieron contacto y 11 fallecieron. Los participantes que contestaron el cuestionario enviado por correo postal fueron 198 (66%).

No se detectaron diferencias en las características demográficas entre ambos grupos. La única diferencia significativa fue la motivación inicial, menor entre los pacientes que no respondieron.

De los 300 pacientes iniciales, 36 (12%) manifestaron que habían abandonado el hábito de fumar luego de la primera consulta. Los pacientes del grupo exitoso tenían más edad que los del grupo de recaída. En cuanto a comorbilidad, enfermedad cardiovascular o respiratoria, no se constataron diferencias significativas. En el grupo de los pacientes exitosos se verificó una tendencia reducida a estar retirados de la actividad laboral y a una menor dependencia del alcohol.

Debe destacarse que no se encontraron diferencias entre ambos grupos en cuanto a la prueba Fagerström, la escala de la motivación, las pruebas Horn y HAD y el número de cigarrillos fumados por día. De acuerdo con la escala HAD, los pacientes parecieron más ansiosos que deprimidos. La única diferencia fue el número de consultas, significativamente más numerosas en el grupo exitoso. Un segundo análisis que comparó el número de consultas de ambos grupos de acuerdo con la escala inicial de la motivación, la prueba Fagerström y las otras variables del hábito de fumar, no arrojó diferencias en los resultados.

El éxito en el abandono del hábito mostró una correlación inversa con los intentos previos para dejar de fumar, sin diferencias en cuanto a la edad, el sexo o la clase social. Entre los pacientes del grupo exitoso, el costo del tabaco, la dependencia de los cigarrillos y su prohibición no parecieron ser las causas de dejar de fumar. En dicho grupo, 79% de los sujetos recibieron intervención psicosocial, farmacoterapia y tratamiento de reemplazo con nicotina.

Discusión

En este estudio prospectivo, el éxito en dejar de fumar se asoció en forma positiva con la edad y en forma negativa con la dependencia del alcohol. Asimismo, se comprobó una correlación inversa entre el éxito y el número de intentos previos de dejar de fumar. El número de consultas de seguimiento se correlacionó significativamente con la tasa de abandono del hábito.

Aunque la selección de los pacientes puede haber estado sesgada, dado que los participantes del estudio fueron fumadores que concurrieron voluntariamente a la UDF, no se encontraron diferencias entre quienes tuvieron éxito y quienes recayeron en el hábito.

En este estudio, la edad pareció ser un factor de éxito para dejar de fumar. Por el contrario, no se verificó relación con las enfermedades concomitantes. Los autores destacan que los pacientes con dependencia del alcohol mostraron un mayor riesgo de recaída. Entre aquellos bajo tratamiento intensivo por este problema y que además fumaban, los antecedentes previos de trastornos y síntomas depresivos fueron factores que anticiparon un menor interés en dejar de fumar. Por el contrario, algunos autores comunicaron que los antecedentes aislados de dependencia del alcohol no fueron causa de incapacidad para dejar de fumar.

En este estudio se advirtió que, entre los pacientes exitosos, el puntaje de la escala de motivación inicial pareció ser superior, aunque las diferencias no fueron significativas. El hábito de fumar evaluado mediante la prueba Horn no mostró diferencias entre ambos grupos, aun en lo referente a los antecedentes previos de tabaquismo. Si bien algunos autores sugirieron que los pacientes que abandonan el hábito solían fumar más cigarrillos que quienes todavía fuman y que tienen una escasa autopercepción de su salud, los hallazgos del presente trabajo no concuerdan. En esta población, los pacientes se encontraron más ansiosos que deprimidos. Se sugirió que entre los sujetos con mayor conocimiento sobre los efectos nocivos del abuso de nicotina el hábito persiste y se correlaciona con los niveles de ansiedad.

Los autores refieren que en el seguimiento final a los 2 años, el índice de abandono del hábito de fumar fue del 12%. Los sujetos del grupo exitoso mostraron una leve tendencia a estar retirados de la actividad laboral. La mayoría de los pacientes recibió apoyo conductual y terapia de reemplazo con nicotina y los resultados fueron similares a los de la bibliografía. Debe destacarse que la frecuencia de éxito en dejar de fumar mostró una correlación inversa con el número de intentos previos. Esto contrasta con una teoría que sostiene que existe una correlación positiva entre ambas variables. En el grupo exitoso el número de consultas de seguimiento fue mayor que en el grupo de recaída. Esto podría ser índice del respaldo social. Los autores sugieren que las intervenciones más intensivas en términos de frecuencia y/o duración del contacto son un factor determinante del éxito. En este mismo grupo, el costo del tabaco, la dependencia de los cigarrillos y su prohibición no parecieron razones sustanciales para dejar de fumar.

En conclusión, este estudio analizó un grupo selecto de pacientes que concurrieron a una unidad hospitalaria especializada en la asistencia para dejar de fumar. Se constató una relación positiva entre la edad de los sujetos y el número de consultas y la tasa de éxito en dejar de fumar. Por el contrario, los intentos previos estuvieron asociados en forma inversa. Estos resultados demuestran la efectividad de las unidades especializadas en la ayuda para dejar de fumar, tanto para los fumadores como para los médicos.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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