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Poligrafía Domiciliaria. ¿Es una Técnica Válida para el Diagnóstico del Síndrome de Apneas Obstructivas del Sueño?

  • AUTOR : Jurado Gámez B, Rubio Sánchez JM, Muñoz Cabrera L y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Poligrafía Domiciliaria. ¿Es una Técnica Válida para el Diagnóstico del Síndrome de Apneas Obstructivas del Sueño?
  • CITA : Neumosur 17(3):184-189, 2005
  • MICRO : En pacientes con manifestaciones clínicas que señalan posible apnea obstructiva del sueño, la poligrafía domiciliaria puede ser de gran utilidad, dado que los resultados muestran una elevada correlación con los que se obtienen con la polisomnografía nocturna.

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) es un problema médico sustancial por su elevada prevalencia (2% al 4% de los adultos de mediana edad) y porque se asocia con aumento del riesgo cardiovascular. Su diagnóstico precoz es esencial porque puede tratarse eficazmente mediante la aplicación de presión positiva continua (CPAP) en la vía aérea.

Actualmente se considera que el estudio polisomnográfico nocturno representa la herramienta diagnóstica estándar para establecer el SAOS. Sin embargo, esta prueba no puede realizarse en todos los centros y existe considerable demora en los servicios en los que puede llevarse a cabo, fenómenos que indudablemente perjudican la evolución de los pacientes. Por lo tanto, se suelen emplear procedimientos diagnósticos alternativos, tales como la poligrafía cardiorrespiratoria. En este estudio, los autores determinaron la validez de la poligrafía domiciliaria como herramienta diagnóstica en sujetos con hallazgos clínicos compatibles con SAOS. Además, valoran el nivel de satisfacción del paciente sometido a este procedimiento.

Pacientes y métodos

Se trató de un estudio aleatorizado y ciego, comparativo de la poligrafía domiciliaria (PD) respecto de la polisomnografía (PSG) nocturna en pacientes seleccionados con signos clínicos muy compatibles con SAOS. Todos los sujetos fueron sometidos a ambas pruebas en un intervalo inferior a una semana. El estudio fue efectuado por el mismo técnico, quien desconocía los resultados de la prueba anterior. Se incluyeron pacientes consecutivos con presunción alta o moderada de SAOS y factores de riesgo cardiovascular o profesión riegosa. Se definió sospecha de SAOS en aquellos sujetos con ronquido diario irregular, apneas confirmadas, sueño no reparador y excesiva somnolencia diurna (escala Epworth de más de 14). Los factores de riesgo cardiovascular incluyeron isquemia cardíaca o cerebral, hipertensión arterial mal controlada con el tratamiento farmacológico o arritmias. Las profesiones de riesgo consideradas fueron aquellas que exigían conducir durante al menos una hora o tomar decisiones rápidas (en las que cualquier error pudiera originar perjuicio para el paciente o para terceros). Todos los participantes tenían más de 18 años; se excluyeron los individuos adictos a drogas, aquellos con trastornos psicopatológicos y los pacientes en los que era recomendable que la prueba se efectuase bajo supervisión (cardiopatía isquémica inestable, insuficiencia cardíaca descompensada o insuficiencia respiratoria).

La PD se realizó con un equipo portátil que registra las señales del flujo aéreo, el esfuerzo torácico y abdominal, la saturación de oxígeno (SaO2) y la frecuencia cardíaca. Además, dispone de un micrófono traqueal y un dispositivo para el registro electromiográfico del músculo tibial anterior. El polígrafo fue especialmente programado por el técnico en función de los hábitos de sueño del paciente de manera tal que el registro comenzara 15 minutos después de que éste se acostara, y tuviera una extensión de 6 horas. Después de ello se anotaron los posibles eventos sucedidos durante la noche, y el nivel de satisfacción del paciente se conoció con una escala analógica. Con posterioridad, la información se procesó en el laboratorio de sueño. Se aplicaron los mismos criterios de apnea, hipopnea y análisis de SaO2 que en la PSG con la excepción de que en la PD no es posible el registro de los despertares.

La PSG se realizó con un equipo Compumedic con igual tiempo de registro que en el caso anterior.

Se obtuvieron 2 canales de electroencefalografía (C4/A1 y C3/A2), electrooculografía, electromiograma submentoniano y tibial anterior, flujo aéreo oronasal, esfuerzo torácico y abdominal, electrocardiograma y SaO2. En todos los casos se efectuaron correcciones manuales según las recomendaciones de Rechtschaffen y Kales. La ausencia de flujo oronasal de por lo menos 10 segundos se definió como apnea, mientras que se consideró hipopnea cuando éste descendió al menos un 50% en combinación con una disminución en la SaO2 del 3% o más, con despertar o sin él. Este último evento se estableció cuando hubo un cambio rápido en la frecuencia del electroencefalograma con ondas theta, alfa o delta o frecuencias mayores de 16 Hz sin husos de sueño y con una duración de más de 3 segundos. Además, se consideró el mínimo valor de SaO2 alcanzado durante el sueño, el índice de desaturación del 4% o mayor (ID4%: número de desaturaciones de 4% o más por hora de sueño o de registro) y el tiempo de sueño (PSG) o de permanencia en la cama (PD) con una SaO2 menor del 90%. Al final del estudio, el paciente refirió su nivel de satisfacción. Se estableció el diagnóstico de SAOS con un índice de apnea-hipopnea (IAH) de 10 o más en el caso de la PSG y un IAH por tiempo en cama (IAH-TC) de 10 o más alto en el caso de la PD.

Resultados

Durante los últimos 6 meses de 2004 se analizaron 33 poligrafías en 25 hombres y 8 mujeres de 53.4 años en promedio, con un índice de masa corporal de aproximadamente 33 kg/m2 . El 66% presentaba algún factor de riesgo vascular; el 12% tenía enfermedades respiratorias asociadas. En el 42% de los pacientes se consideró que existía riesgo profesional. Con la información en conjunto se consideró una sospecha elevada de SAOS en el 58% de los participantes y moderada en el 42% restante.

Los datos obtenidos mediante la PD y la PSG fueron semejantes, con excepción de la detección de hipopneas que fue más baja en la PD. Sin embargo, señalan los autores, este dato influye poco en el IAH: el IAH de la PSG fue de 36.36, mientras que el IAH-TC determinado por la PD fue de 33.7. El coeficiente de Pearson arrojó una r = 0.975 entre ambos procedimientos con un grado de concordancia de 0.968.

Al considerar los criterios diagnósticos se constató que la IAH-TC tuvo una sensibilidad del 90.3% y una especificidad del 50%; el valor predictivo positivo y negativo fue del 96.5% y del 25%, respectivamente.

El área bajo la curva ROC (de rendimiento diagnóstico) fue de 0.863. Al evaluar la validez de la PD en pacientes con SAOS grave (IAH de más de 30 en la PSG), la sensibilidad fue del 88.2% y la especificidad del 100%, con un área bajo la curva de 1.

La escala visual analógica reveló diferencias significativas entre ambos procedimientos: el puntaje fue de 7.5 en la PSG, mientras que el de la PD resultó 9 (p < 0.0001), diferencia que indica mayor nivel de satisfacción con el estudio domiciliario.

Discusión

Los resultados del trabajo indican que, en pacientes en quienes se tiene una sospecha fuerte o moderada de SAOS, la PD representa un procedimiento diagnóstico útil y equivalente a la PSG.

La PD se asocia con elevada sensibilidad y un valor predictivo positivo alto (96.5%) para el diagnóstico de SAOS. Sin embargo, dada su menor especificidad y su valor predictivo negativo, los resultados negativos deben ser confirmados mediante PSG.

La prevalencia de SAOS en la muestra analizada fue del 94% con un IAH cercano al 35%, un valor que era de esperar si se tiene en cuenta que los pacientes habían sido derivados por síntomas asociados con trastornos del sueño.

Aunque la PSG es la herramienta diagnóstica estándar para esta enfermedad, cuenta con varias limitaciones. Debido a que son pocos los centros que pueden realizar el estudio es frecuente que el paciente deba esperar turno durante largo tiempo. Por ello la PD es una estrategia válida para acortar la espera y, eventualmente, reducir la morbilidad asociada con cardiopatía isquémica, accidentes cerebrovasculares e hipertensión arterial. Asimismo, la SAOS afecta considerablemente la calidad de vida de los pacientes, incrementa la somnolencia diurna y eleva el riesgo de accidentes de tránsito. Se confirmó que la PD permite determinar no sólo la presencia sino también la gravedad de la SAOS en virtud de su correlación y de su grado de concordancia con la información obtenida con la PSG. Al comparar el área bajo la curva para IAH de más de 30 en la PSG se obtuvo un valor de 0.9 con una sensibilidad del 88%. Este dato es de gran importancia clínica, dado que la identificación de SAOS con IAH de más de 30 representa una indicación de tratamiento con CPAP.

Los principales problemas asociados con la PD tienen que ver con la falta de supervisión y con el índice de registros no útiles, que en este trabajo resultó del 8.1%, bastante más bajo que el referido en series anteriores (10% al 20%). De todos modos, el estudio es más cómodo y satisface más a los pacientes.

Según los autores, la PD que se efectúa en una población con sospecha alta o moderada de SAOS es un procedimiento de gran utilidad diagnóstica y permite iniciar un tratamiento rápidamente. La selección de los pacientes, en función de la historia clínica, es esencial para obtener el mayor rendimiento.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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