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Revisan los Efectos del Consumo de Aceites de Pescado en los Enfermos con Diabetes Tipo 2

  • AUTOR : Rudkowska I
  • TITULO ORIGINAL : Fish Oils for Cardiovascular Disease: Impact on Diabetesv
  • CITA : Maturitas 67(1):25-28, Sep 2010
  • MICRO : El consumo de ácidos grasos poliinsaturados n-3 parece asociarse con múltiples beneficios en la diabetes tipo 2, esencialmente en relación con la mejoría de la hipertrigliceridemia; en cambio, los efectos favorables sobre el control de la glucemia, la presión arterial, la inflamación y la oxidación son discutibles.

Introducción

El riesgo cardiovascular es 2 veces mayor en los hombres diabéticos y 3 veces más alto en las mujeres diabéticas, en comparación con sus pares sin diabetes (DBT). Diversos estudios epidemiológicos sugieren que la DBT representa un factor de riesgo independiente de eventos cardiovasculares en los sujetos de ambos sexos. La resistencia a la insulina, la dislipidemia, la hipertensión y el estado proinflamatorio son algunas de las características de esta enfermedad.

La dieta representa un pilar terapéutico esencial en los enfermos con DBT. Los objetivos nutricionales incluyen el control de la glucemia y del perfil de los lípidos y evitar la aparición de complicaciones. En este sentido, el descenso del peso y ciertas características de la dieta son importantes. Por ejemplo, en estos pacientes se recomiendan las dietas con un elevado contenido de fibras y con poca cantidad de grasas saturadas y la incorporación de alimentos funcionales. Los aceites de pescado representan uno de los mejores ejemplos de alimentos funcionales; estos aceites son ricos en ácidos grasos poliinsaturados n-3 (PUFA n-3), especialmente ácido icosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).

En la presente revisión, la autora resume los efectos de los aceites de pescado, particularmente de los PUFA n-3, en los enfermos con DBT tipo 2 (DBT2).

Control de los lípidos

Los primeros trabajos de la década del 70 revelaron que los esquimales de Groenlandia que consumían cantidades elevadas de pescado tenían una menor incidencia de enfermedad cardiovascular (ECV) en comparación con las poblaciones occidentales. El beneficio se atribuyó a la ingesta de PUFA n-3. Desde entonces, numerosos trabajos epidemiológicos, de observación y clínicos confirmaron el efecto favorable del consumo de PUFA n-3 en la prevención de la ECV. Los efectos antiarrítmicos, antitrombóticos, antiinflamatorios y antihipertensivos, la mejoría de la función del endotelio y la disminución de los niveles de triglicéridos son algunos de los mecanismos que explicarían los efectos favorables.

Un metanálisis de 47 trabajos en pacientes con hiperlipidemia reveló que la ingesta de aceites de pescado (3.25 g de EPA o DHA promedio por día) se asocia con una reducción de la concentración de los triglicéridos y con un aumento leve de los niveles de colesterol asociado a lipoproteínas de alta (HDLc) y de baja densidad (LDLc). El colesterol total no se modificó.

En otro estudio, una dosis elevada de PUFA n-3 se acompañó de un descenso de los niveles de triglicéridos en pacientes con hipertrigliceridemia basal. El mismo efecto se comprobó en individuos con DBT. Una revisión de 23 investigaciones demostró que el consumo diario promedio de 3.5 g de EPA o de DHA se asocia con una reducción de los valores de triglicéridos y con un aumento leve de los de LDLc; en cambio, no se registraron modificaciones en los niveles de colesterol total, de HDLc, de apolipoproteínas, de las subfracciones de lípidos, en el peso corporal o en los cocientes lipídicos. Un trabajo reciente en 30 enfermos con DBT2 e hipertrigliceridemia tratados con suplementos de PUFA n-3 confirmó el descenso de los niveles de triglicéridos y de colesterol no asociado a lipoproteínas de alta densidad (no-HDLc) y un leve incremento en los de HDLc. Globalmente, la información disponible sugiere que el consumo de PUFA n-3 mejora el perfil de lípidos mediante el descenso de los valores de triglicéridos en un 25% a un 30%; asimismo, tiende a elevar levemente los de LDLc en un 5% a un 10% y los de HDLc en un 1% a un 3% en los pacientes con DBT2 e hipertrigliceridemia.

Control de la glucemia

Diversos estudios epidemiológicos revelaron que en las poblaciones que consumen grandes cantidades de PUFA n-3, la prevalencia de intolerancia a la glucosa y de DBT2 es más baja. Los PUFA n-3 disminuyen la resistencia a la insulina mediante el descenso de los niveles de triglicéridos y de las partículas de lipoproteínas de baja densidad (LDL) densas y pequeñas. Además, el reemplazo de las grasas saturadas por grasas no saturadas (PUFA n-3) podría tener un efecto beneficioso sobre la sensibilidad a la insulina y reduciría el riesgo de progresión a DBT en los enfermos con intolerancia a la glucosa. La disminución de la obesidad, la mejoría de la hemostasia, de la albuminuria y de la inflamación subclínica serían algunos de los mecanismos involucrados en el efecto favorable. De hecho, en un estudio epidemiológico de 30 años de seguimiento en los Países Bajos, el consumo de pescado se asoció en forma inversa con la glucemia a las 2 horas de la ingesta.

Por el contrario, un amplio estudio epidemiológico en adultos sin DBT encontró un aumento del riesgo relativo de la enfermedad entre las mujeres que consumían cantidades muy elevadas de pescado por semana, en comparación con las participantes con una ingesta muy inferior, después de considerar diversos factores de confusión. Los autores del estudio atribuyeron el efecto a las cantidades importantes de toxinas (dioxinas y metil mercurio) que comprometerían las vías de señalización de la insulina. Además, los autores postularon que los PUFA n-3 podrían asociarse con un aumento de la glucemia mediante la menor utilización de la glucosa y el incremento del péptido C mediado por el glucagón; asimismo, los PUFA n-3 podrían elevar la gluconeogénesis hepática. Otros trabajos también sugirieron que los PUFA n-3 podrían afectar la tolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina en los enfermos que consumen grandes cantidades de pescado. No obstante, los efectos desfavorables sólo ocurrirían cuando la ingesta de PUFA n-3 es muy alta (10 g/día de aceites de pescado o más).

Un metanálisis de 26 trabajos, en cambio, concluyó que el aceite de pescado no ejerce efectos negativos sobre la concentración de la hemoglobina glucosilada (HbA1c)en los enfermos con DBT tipo 1 o DBT2. Otro metanálisis de 18 estudios controlados con placebo reveló que el consumo de suplementos de aceite de pescado no afecta negativamente el control de la glucemia. Sin embargo, otra revisión de 27 estudios demostró un leve e insignificante aumento de los niveles de HbA1c y de la glucemia en ayunas. Algunas revisiones más recientes no confirmaron estas observaciones; más aún, en un estudio transversal en pacientes con DBT2, los PUFA n-3 no modificaron la sensibilidad a la insulina ni la secreción de la hormona. La información clínica disponible sugiere que la ingesta de PUFA n-3 se asocia con efectos cardioprotectores en los sujetos diabéticos, sin cambios deletéreos sobre el control de la glucemia o la actividad de la insulina. Las diferencias entre los estudios realizados mucho tiempo atrás y los trabajos más recientes podrían obedecer al distinto estado de salud de los participantes, a la ingesta de macronutrientes, de ácidos grasos y de antioxidantes en la dieta basal y a la cantidad, duración y características del consumo de los PUFA n-3. La metodología utilizada para valorar la sensibilidad a la insulina también podría explicar las diferencias. Sea cual fuere el caso, se requieren más estudios para establecer conclusiones definitivas.

Inflamación

La inflamación es uno de los mecanismos subyacentes principales en la aparición de resistencia a la insulina. Es sabido que los PUFA n-3 ejercen efectos antiinflamatorios importantes. El consumo de aceites de pescado parece relacionarse en forma inversa con los niveles de la proteína C-reactiva (PCR). En un estudio en pacientes con DBT2 e hipertrigliceridemia, la concentración de PCR y del factor de necrosis tumoral alfa disminuyó después del aporte de PUFA n-3. Un trabajo en 11 sujetos con DBT no demostró cambios en los parámetros de oxidación en relación con la ingesta de PUFA n-3. Globalmente, los datos disponibles sugieren que el aporte de PUFA n-3 podría reducir la inflamación en los pacientes con DBT2 e hipertrigliceridemia. Indirectamente, el efecto se traduciría en una menor resistencia a la insulina y en la prevención de la progresión a DBT, por mecanismos que no están relacionados con el control de los lípidos.

Control de la presión arterial

La enfermedad diabética ocular y renal se agrava en presencia de hipertensión. En una revisión de 36 trabajos, el consumo de aceites de pescado se asoció con una reducción de la presión arterial sistólica de 2.1 mm Hg y de la presión arterial diastólica de 1.6 mm Hg. El descenso fue más notorio en los sujetos de más de 45 años y con hipertensión (presión arterial de 140/90 mm Hg o más alta), un fenómeno que sugiere que el beneficio sería mayor en presencia de rigidez arterial o de disfunción microvascular.

Evolución clínica

Los estudios clínicos son imprescindibles para conocer las consecuencias del consumo de PUFA n-3. En una revisión de 11 trabajos que abarcaron pacientes que habían sufrido en forma reciente un infarto agudo de miocardio y sujetos con insuficiencia cardíaca, con enfermedad vascular periférica o con hipercolesterolemia, el consumo de PUFA n-3 redujo el índice de mortalidad cardiovascular, de muerte súbita cardíaca y de mortalidad por cualquier causa. El mayor beneficio se comprobó en los enfermos con el riesgo cardiovascular más alto. Aunque se requiere mayor investigación, el aporte dietario de PUFA n-3 debería considerarse en la prevención primaria y secundaria de eventos cardiovasculares.

Conclusiones

El consumo de PUFA n-3 parece asociarse con múltiples beneficios en los enfermos con DBT2, esencialmente al mejorar la hipertrigliceridemia. En cambio, los efectos favorables sobre el control de la glucemia, sobre la presión arterial, sobre la inflamación y sobre la oxidación son discutibles. Si bien el consumo muy elevado podría comprometer el control de la glucemia, la información en conjunto indica que la ingesta moderada no ejerce efectos adversos sobre la resistencia a la insulina; más aún, reduciría numerosos factores de riesgo cardiovascular. Por ende, los PUFA n-3 deberían ser un componente de cualquier dieta saludable, en combinación con otros cambios beneficiosos -menor consumo de azúcares refinados, de grasas saturadas y de grasas trans-. Numerosas organizaciones recomiendan la ingesta de por lo menos 2 porciones de pescado por semana o el consumo diario de 400 a 1 000 mg de EPA o de DHA. La American Heart Association recomienda el consumo de 2 a 4 g diarios de DHA o EPA en los enfermos con hipertrigliceridemia. Si bien se necesitan más estudios prospectivos, por el momento parece apropiado recomendar a los enfermos con DBT el consumo de una cantidad adecuada de PUFA n-3, concluye la autora.

Especialidad: Bibliografía - Endocrinología

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