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Actividad Física durante el Embarazo

  • AUTOR : Schmidt MD, Pekow P, Freedson PS y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Physical Activity Patterns during Pregnancy in a Diverse Population of Women
  • CITA : Journal of Women’s Health 15(8):909-918, Oct 2006
  • MICRO : Las actividades domésticas y ocupacionales comprendieron aproximadamente el 49-53% del gasto total de energía y el 81-94% del gasto de energía por actividad moderada a intensa durante el embarazo, según el trimestre.

Introducción

La actividad física durante el embarazo puede reducir el riesgo de diabetes mellitus gestacional y preeclampsia y ayudar a evitar el aumento excesivo de peso materno. Las últimas normas del American College of Obstetrics and Gynecologists recomiendan a todas las mujeres sin complicaciones clínicas u obstétricas la realización de 30 minutos o más de actividad física de intensidad moderada la mayoría o todos los días de la semana. Sin embargo, pocos estudios identificaron los patrones y correlatos de la actividad física durante el embarazo, esenciales para dirigir las intervenciones diseñadas para incrementar la participación en actividades físicas durante este período. El objetivo de este estudio transversal fue describir la actividad física total (en el hogar, ocupacional, en el tiempo libre, deportes/ejercicio y transporte) y sus correlatos en una muestra con diversidad racial y económica de 233 mujeres embarazadas.

Materiales y métodos

Los datos de este estudio transversal se reunieron como parte de un ensayo más amplio, diseñado para elaborar un cuestionario sobre la actividad física durante el embarazo. Las participantes fueron reunidas durante el mismo período (1 año) en cada trimestre de la gestación en un hospital de atención terciaria en Massachusetts en el año 2000. Los criterios de exclusión abarcaron diabetes dependiente de insulina, hipertensión o enfermedad cardíaca, enfermedad renal crónica, gestación múltiple y edad < 16 o > 40 años. Un total de 250 mujeres en el primer, segundo y tercer trimestre concordaron en participar y cumplieron los criterios de inclusión. Las participantes fueron entrevistadas por profesionales bilingües (inglés/español) que utilizaron cuestionarios estandarizados y de tipo abierto para registrar una descripción detallada de cada actividad física realizada durante 24 horas, desde la hora 0 del día anterior. Las entrevistas de seguimiento se realizaron aproximadamente 1 semana después para obtener un registro de 24 horas de los 2 días previos (uno de estos días debía ser el fin de semana). A cada episodio de actividad se le asignó un código de intensidad específico del Compendium of Physical Activities, que es un listado completo de las actividades físicas con sus estimaciones correspondientes de intensidad en equivalentes metabólicos (MET), donde 1 MET es igual a la energía empleada durante la posición sentada. El número de minutos utilizado en cada actividad informada se multiplicó por su intensidad en MET y se sumó para calcular el gasto de energía diario total. Estos valores se promediaron entre los registros de actividad física múltiple completados en cada trimestre. También se calculó el promedio de gasto de energía en cada categoría de intensidad y tipo de actividad. Las categorías de intensidad fueron sedentarismo (< 1.5 MET), leve (1.5-2.9 MET), moderada (3-6 MET) e intensa (> 6 MET) y se basaron en los postulados de los Centers for Disease Control and Prevention-American College of Sports Medicine, modificado para distinguir entre el sedentarismo y la actividad de intensidad leve. Específicamente, la categoría de actividad sedentaria comprende la lectura, la escritura, mirar televisión y dormir. Las categorías de los tipos de actividad fueron doméstica, ocupacional, tiempo libre, deportes y ejercicio, transporte y sueño. Además, los entrevistadores recogieron información sobre las variables sociodemográficas mediante un cuestionario estructurado que incluyó edad, raza, ingresos económicos, nivel de educación, lugar de nacimiento y preferencia en cuanto al idioma. También se obtuvieron datos sobre el peso, la estatura y la paridad (definida como el número de nacimientos vivos) antes del embarazo; también se calculó el índice de masa corporal (IMC).

En cuanto a la metodología estadística, se calcularon la media, la mediana y los intercuartilos de los valores del gasto de energía para la intensidad y el tipo de actividad en todos los trimestres y las categorías de edad, raza, educación, ingresos económicos, paridad e IMC antes del embarazo. La significación estadística de las diferencias en las estimaciones entre los trimestres se evaluó mediante la prueba de Kruskal-Wallis. Se calcularon los cocientes de posibilidades (odds ratios [OR]) y los intervalos de confianza del 95% (IC) para el alto nivel (definidao como el cuartilo superior del gasto de energía específico del trimestre) de gasto de energía moderado/vigoroso intenso combinado, el gasto total de energía y el gasto de energía por tipo específico. El análisis de regresión logística multivariado se empleó para el ajuste estadístico de las covariables encontradas, significativamente asociadas con un alto nivel de actividad en los modelos no ajustados con una p < 0.05. Se calcularon las pruebas de tendencias mediante el modelo de las características ordinales como variables continuas. La modificación del efecto por el trimestre del embarazo se evaluó por la evaluación de los OR específicos por categoría y la valoración de la significación de la interacción por medio de las prueba de relación de probabilidad de chi cuadrado.

Resultados

Doscientas cincuenta participantes completaron 445 registros sobre actividad física, con un promedio de 1.8 ± 0.9 registros por cada mujer. Aproximadamente el 52% de las mujeres embarazadas en el primer trimestre, el 53% de aquellas en el segundo trimestre y el 34% de las participantes que cursaban el tercer trimestre completaron 2 o más registros sobre actividad física; la mayoría completó 3 registros (80%, 85% y 84% de las mujeres en el primer, segundo y tercer trimestre, respectivamente). De los registros obtenidos, el 93% se consideró completo (al menos 20 horas de información), sin diferencias en las tasas en los distintos trimestres. Treinta y un registros de 17 participantes fueron clasificados incompletos y se excluyeron, con una muestra final de 233 mujeres. El 11%, 36% y 53% de las participantes cursaba el primer, segundo y tercer trimestre, respectivamente. Las participantes mujeres registraron un promedio de 16.5 ± 5.7 actividades por día (5-35). En total, se informaron 115 actividades físicas distintas incluidas en el compendio. La edad de las mujeres varió entre los 16 y 39 años, con una media de 26.2 años. Más de la mitad de las participantes fueron blancas no hispanas (54%), el 28.5% eran hispanas y el 14.5%, afroamericanas; más de la mitad informó tener educación secundaria o menos (54.9%) y aproximadamente un cuarto (29%) comunicó un ingreso anual < $15 000. De acuerdo con los valores de IMC previos al embarazo, el 45.1% de las mujeres fue clasificada con sobrepeso u obesidad. Con la excepción de un porcentaje más alto de mujeres hispanas en el tercer trimestre, la distribución de las características de las participantes no difirió significativamente entre los trimestres. La mediana del gasto total de energía (MET-horas/día) fue similar entre las mujeres en el primer y segundo trimestre (33.4 y 33.8 MET-horas/día, respectivamente) pero fue levemente, aunque no estadísticamente significativa, más baja entre las participantes en el tercer trimestre (32.6 MET-horas/día). Se informaron niveles sustancialmente más bajos de sedentarismo en las participantes en el segundo trimestre del embarazo y el gasto de energía de intensidad leve fue más frecuente en aquellas en el segundo y tercer trimestre, aunque las diferencias no fueron estadísticamente significativas. La mediana del gasto de energía de intensidad moderada fue similar en las participantes en el primer y segundo trimestre (2.3-2.5 MET-horas/día), pero fue sustancialmente más baja en aquellas que cursaban el tercer trimestre (0.8 MET-horas/día, p = 0.03). La participación en actividades de intensidad alta fue baja en las mujeres en cada trimestre del embarazo, no más del 8%. En cuanto al tipo de actividad, la mediana de los niveles más altos de gasto de energía en cada trimestre correspondió a las actividades domésticas. La mediana del gasto de energía en este tipo de actividad fue más baja entre las mujeres en el primer trimestre (6.8 MET-horas/días) en comparación con aquellas que cursaban el tercer trimestre (12.5 MET-horas/día, p < 0.01). La actividad ocupacional fue el otro tipo de actividad que difirió sustancialmente entre las mujeres en los diferentes trimestres: con una mediana de 6.4 MET-horas/día en el primer trimestre con respecto a 0 MET-horas/día en los últimos 2 trimestres (p < 0.01). Estas diferencias se debieron principalmente al porcentaje más alto de participantes en etapas tempranas del embarazo con empleo (60% en el primer trimestre) en comparación con aquellas en las últimas etapas de la gestación (33% en el tercer trimestre). Las actividades domésticas y ocupacionales fueron las que contribuyeron en mayor medida al gasto total de energía, aunque este valor varió sustancialmente entre las mujeres en los diferentes trimestres, quizá debido a las diferencias en la categoría de empleos. Al respecto, la contribución de las actividades domésticas al gasto total de energía fue más baja en el primer trimestre (23.8%) y más alta en el tercero (39.6%), mientras que la contribución relativa de la actividad ocupacional siguió el patrón opuesto (25.4% en el primer trimestre y 10.3% en el tercero).

El porcentaje de gasto total de energía atribuible a las actividades en el tiempo libre y a los deportes/ejercicio fue relativamente congruente entre los diferentes trimestres. Las actividades domésticas y ocupacionales también fueron los factores más importantes para contribuir a la actividad moderada e intensa, con una contribución relativa de las actividades domésticas sustancialmente más alta en el último trimestre en comparación con el primero (64.5% versus 22%).

En el análisis no ajustado, la edad mayor (p tendencias = 0.04), el nivel de educación (p tendencias < 0.001), la raza blanca no hispana y haber tenido 1 o más hijos se asociaron significativamente con mayor nivel de gasto de energía moderado a alto. En general, el gasto total de energía fue superior en las participantes blancas no hispanas y se asoció de manera positiva con el nivel de educación más alto y haber tenido otros hijos (p < 0.01) El análisis multivariado ajustado demostró que haber tenido 1 o más hijos se relacionó de manera más sustancial con el alto nivel de gasto de energía por actividades domésticas (OR: 11.6; IC: 4.1-32.3). En comparación con las mujeres blancas no hispanas, las participantes hispanas (OR: 0.3; IC: 0.1-0.8) y las afroamericanas (OR: 0.2; IC: 0.1-0.8) tuvieron menor probabilidad de mostrar alto nivel de gasto de energía por tareas domésticas. Los OR del alto nivel de gasto de energía por actividades ocupacionales aumentaron significativamente (p tendencias = 0.04) con el nivel de educación pero disminuyeron en las mujeres hispanas en comparación con las participantes blancas no hispanas y en las mujeres con 1 o más hijos. La probabilidad de mostrar altos niveles de actividades de tiempo libre (sedentarismo y actividades de intensidad leve) fue más elevada en las mujeres hispanas, afroamericanas y con nivel de educación inferior al terciario. Las características de las participantes no se asociaron sustancialmente con el gasto de energía por deportes/ejercicio. El IMC antes del embarazo no se relacionó significativamente con los altos niveles de gasto de energía por cualquier tipo de actividad.

Discusión y conclusión

Según los autores, el presente es el primer estudio que analizó la frecuencia, intensidad y duración de la actividad física total durante el embarazo. Los patrones de actividad variaron significativamente en las mujeres en los diferentes trimestres. En conjunto, las actividades domésticas y ocupacionales comprendieron aproximadamente el 49-53% del gasto total de energía y el 8%-94% del gasto de energía por actividad moderada a intensa durante el embarazo, según el trimestre. El gasto medio de energía en actividades de intensidad moderada y ocupacional fue más bajo en las mujeres en los últimos trimestres, mientras que el gasto de energía por actividades domésticas fue más alto. En general, el gasto total de energía fue superior en las mujeres blancas no hispanas y se asoció positivamente con el incremento en el nivel de educación y tener otros hijos. La paridad se asoció en forma positiva con el gasto de energía por actividades domésticas y negativamente por las actividades ocupacionales.

En conclusión, señalan los expertos, los resultados de este estudio destacan la importancia de incluir actividades domésticas y ocupacionales, además del deporte/ejercicio, en la evaluación del gasto total de energía durante el embarazo.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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