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Analizan los Factores que Influyen en la Percepción de los Síntomas Menopáusicos

  • AUTOR : Lerner-Geva L, Boyko V, Blumstein T, Benyamini Y
  • TITULO ORIGINAL : The Impact of Education, Cultural Background, and Lifestyle on Symptoms of the Menopausal Transition: The Women’s Health at Midlife Study
  • CITA : Journal of Women’s Health 19(5):975-985, May 2010
  • MICRO : Las mujeres de los grupos étnicos minoritarios de Israel refieren con menos frecuencia síntomas menopáusicos somáticos y mentales, tal vez como consecuencia de ciertos aspectos culturales y familiares.

Introducción

En la mayoría de las mujeres, los ciclos menstruales finalizan entre los 45 y los 55 años como consecuencia de la disminución de la secreción de las hormonas de la reproducción. Al mismo tiempo se producen cambios sociales y fisiológicos que modifican considerablemente la calidad de vida. Numerosos estudios han demostrado, sin embargo, que las consecuencias de la transición menopáusica no son iguales en todos los grupos étnicos, en asociación con factores regionales y culturales. Por lo tanto, es posible que las circunstancias sociales y que las percepciones acerca de la menopausia y del envejecimiento contribuyan a los cambios relacionados con la perimenopausia. El fenómeno es aún más complejo si se tienen en cuenta los movimientos migratorios y la globalización, aspectos que aún merecen ser mejor estudiados.

La población de Israel, por su amplia diversidad étnica, ofrece la excelente oportunidad para un análisis de este tipo. En la presente investigación, las autoras analizaron tres grupos de pacientes; el primero incluyó mujeres nativas de Israel o con una residencia prolongada en el país; el segundo grupo abarcó mujeres judías de la ex Unión Soviética que migraron hacia Israel después de la caída del sistema comunista, mientras que el tercer grupo incluyó pacientes de origen árabe, esencialmente musulmán, que vivieron en el país durante toda su vida.

El primer grupo, señalan las autoras, fue sumamente heterogéneo en términos de las características educativas y étnicas, si bien sus integrantes han estado expuestas la mayor parte de sus vidas a los sistemas locales de salud; en cambio, los dos grupos minoritarios son opuestos en relación con los antecedentes educativos, el estado socioeconómico, la religión y los factores de vida. De hecho, aunque las mujeres árabes nacidas en Israel están familiarizadas con el sistema de salud del país, viven en comunidades socialmente y geográficamente aisladas, sin una integración sustancial con el grupo mayoritario. Las inmigrantes, por su parte, han sufrido cambios importantes en sus hábitos de vida y, con el tiempo, la asimilación cultural es mayor.

En diversos estudios, las mujeres de la ex Unión Soviética que migraron a Israel refirieron un estado de salud menos favorable que las oriundas de Israel, en parte como consecuencia del estrés asociado con la inmigración.

El Study of Women’s Health Across the Nation (SWAN) realizado en varios centros de los EE.UU. en mujeres de diferente origen racial y étnico reveló dos factores (el primero asociado con los sofocos y con la sudoración nocturna y el segundo con síntomas psicológicos y psicosomáticos) relacionados con el estado menopáusico. Otro trabajo de Norteamérica y de 4 países europeos encontró resultados similares en cuanto a los sofocos y a la sudoración nocturna y no reveló diferencias en otro grupo sintomático -trastornos de la memoria, problemas para dormir, dolores corporales y alteraciones sexuales- entre las participantes de los diferentes países. En cambio, en otro estudio –Decisions At MEnopause Study (DAMES)- no se observaron agrupaciones sintomáticas particulares entre las participantes de las distintas naciones. Aun así, los análisis de regresión del SWAN y del DAMES sugirieron diferencias significativas en la referencia de los síntomas según el origen racial de las mujeres de los EE.UU., incluso después de considerar diversos factores de confusión.

En la presente investigación, las autoras analizaron las diferencias en la percepción de los síntomas menopáusicos en tres grupos étnicos de Israel: mujeres nativas o con una residencia prolongada en Israel (NRP), mujeres judías procedentes de la ex Unión Soviética y pacientes árabes israelíes; además, determinaron la influencia de las características demográficas, el estado de salud, el estado menopáusico, los síntomas depresivos y del estilo de vida sobre la percepción de los síntomas.

Materiales y métodos

El Women’s Health in Midlife National Study (WHiMNS) comparó los factores previamente mencionados en las mujeres NRP (que inmigraron al país hasta 1989), en las mujeres judías que emigraron de los países soviéticos y que llegaron a Israel después de 1989, y en las pacientes árabes de Israel; los tres grupos, señalan las autoras, representaron más del 95% de las mujeres de 45 a 64 años residentes en Israel en el momento del estudio.

Las participantes fueron seleccionadas en forma aleatoria a partir del National Population Registry; se clasificaron en grupos por edad (45 a 49, 50 a 54, 55 a 59 y 60 a 64 años). Los grupos incluyeron 540 mujeres NRP, 151 inmigrantes y 123 mujeres árabes israelíes. Las inmigrantes llevaban viviendo en Israel 11.7 años en promedio, en comparación con 44.3 años en el caso de las mujeres NRP no nacidas en Israel. Todas las participantes árabes habían nacido en Israel y vivieron toda su vida en el país.

Los datos fueron recogidos por personal entrenado y del mismo origen étnico, mediante un cuestionario estructurado, entre 2004 y 2006. Se tuvieron en cuenta diversos factores de salud mental y física y las creencias relacionadas con la salud, entre otros aspectos. Mediante un cuestionario específico se conocieron la prevalencia y la gravedad de 16 síntomas menopáusicos, entre ellos, dolor lumbar y de cuello, cefaleas, dolor gástrico, mareos, cansancio crónico, trastornos del sueño, problemas urinarios, sequedad de la piel, pirosis, pérdida o aumento del peso, sofocos, dificultad para respirar, irritabilidad y cambios en el estado de ánimo y trastornos de la memoria. En un paso posterior, la gravedad de las manifestaciones se valoró en escalas de 1 a 4 puntos. Otros factores evaluados incluyeron las características sociodemográficas, el nivel educativo, los ingresos económicos en el hogar y el estado laboral y civil. Las mujeres posmenopáusicas fueron aquellas que no presentaron ciclos menstruales en los últimos 12 meses; las pacientes perimenopáusicas fueron aquellas con menstruaciones irregulares en el año previo y las mujeres premenopáusicas refirieron ciclos menstruales normales. En un grupo separado se evaluaron las mujeres de 45 a 54 años con menopausia inducida quirúrgicamente (21%). Otros factores considerados incluyeron la presencia de comorbilidades, el tabaquismo, la actividad física y los hábitos nutricionales. Se tuvo en cuenta el índice de masa corporal (IMC), la utilización de terapia de reemplazo hormonal y la presencia de síntomas depresivos.

Los síntomas se clasificaron en dos grupos: mentales o emocionales y somáticos. Se aplicaron modelos de regresión logística y análisis factoriales (de rotación de Varimax). Las tres variables de evolución consistieron en los sofocos, la escala de síntomas mentales y la escala de las manifestaciones somáticas, obtenidas a partir del análisis factorial exploratorio. En el modelo final se incluyeron el grupo de población, la edad (como variable continua), el nivel educativo, el estado familiar, el estado menopáusico, los hábitos de la vida diaria, las enfermedades crónicas, el IMC, los síntomas depresivos y la utilización de terapia de reemplazo hormonal. La capacidad predictiva de los modelos se estimó con el estadístico C; se calcularon los odds ratio (OR).

Resultados

Se encontraron diferencias significativas entre los grupos en cada uno de los factores sociodemográficos. En comparación con las pacientes NRP y con las mujeres árabes, las participantes inmigrantes fueron de más edad; asimismo, estas últimas tenían un mayor nivel educativo pero menos ingresos económicos respecto de las mujeres NRP. Las mujeres árabes israelíes tuvieron el nivel educativo más bajo (el 79% tenía menos de 9 años de escolaridad) y los menores ingresos económicos; en su mayoría, eran amas de casa. La distribución según el estado menopáusico no difirió entre los grupos.

El 60% de las mujeres inmigrantes refirió enfermedades crónicas en comparación con el 47% de las mujeres árabes y con el 45% de las mujeres NRP (p < 0.01). Casi el 40% de las participantes NRP referían hábitos saludables de vida en comparación con sólo un 10% de las mujeres árabes y un 16% de las inmigrantes (p < 0.0001). La obesidad y los síntomas depresivos fueron más comunes en las mujeres inmigrantes y en las participantes árabes.

Los síntomas referidos con mayor frecuencia fueron el dolor lumbar y de cuello (63%), las cefaleas (47.5%), el nerviosismo (40%), los sofocos (34%) y los trastornos del sueño (33%).

Las mujeres árabes refirieron el nivel más bajo de irritabilidad, de trastornos del sueño, de fatiga, de aumento o pérdida del peso y de sequedad de la piel, mientras que las participantes procedentes de la ex Unión Soviética fueron las que refirieron sofocos con menor frecuencia. La frecuencia más alta de fatiga, de pérdida o de aumento de peso, de sequedad cutánea y de dificultades para respirar se constató entre las mujeres inmigrantes.

En el análisis factorial posterior que excluyó los sofocos se comprobaron diferencias importantes en la agrupación de los síntomas entre los tres grupos étnicos/culturales. De los 7 síntomas mentales y emocionales (factor I) que aparecieron en todos los grupos (con una carga igual o superior a 0.40), 6 tuvieron un valor > 0.40 en las mujeres NRP, 5 presentaron este valor en las inmigrantes, y 4 tuvieron un valor > 0.40 en las mujeres árabes israelíes. El patrón de distribución de síntomas, sin embargo, difirió entre los grupos. Entre las mujeres inmigrantes se comprobó una clara distinción entre los síntomas mentales y emocionales (factor I) y los síntomas generales somáticos (factor II), mientras que en las participantes de origen árabe, el factor II estuvo integrado por síntomas emocionales (nerviosismo, fatiga, dolor torácico) y generales (piel seca e irritación ocular). En el grupo de mujeres NRP, los síntomas emocionales se agruparon junto con los síntomas mentales, con los mareos y con el dolor lumbar o de cuello.

En un paso posterior, las autoras crearon dos escalas sobre la base de la agrupación sintomática comparable para cada factor. Los grupos sintomáticos incluyeron todas las manifestaciones que tuvieron un patrón similar de «carga» en cada grupo, aun cuando ésta fuese inferior a 0.40. Así, la dificultad para respirar, los trastornos del sueño y los problemas de la memoria se combinaron e integraron la escala de síntomas mentales. Igualmente, la irritación ocular, las cefaleas y la sequedad de la piel tendieron a aparecer en forma conjunta en los tres grupos analizados, aunque con una «carga» diferente. Estas manifestaciones integraron la escala somática general. Los síntomas se consideraron suficientemente molestos cuando tuvieron un puntaje de 2 o más.

De esta forma, sólo la intensidad de los sofocos difirió entre los grupos culturales; además, la gravedad de éstos se asoció significativamente con la edad, con el nivel educativo, con el estado menopáusico y con el antecedente de haber utilizado terapia de reemplazo hormonal. Los síntomas mentales estuvieron sustancialmente relacionados con la educación, con los ingresos económicos, con el estado laboral, con el estado menopáusico y con las enfermedades crónicas. Finalmente, las manifestaciones somáticas se asociaron significativamente con la educación, con los ingresos económicos, con el estado laboral y familiar y con los hábitos de la vida diaria. La intensidad de los síntomas depresivos se correlacionó con la presencia de los tres grupos sintomáticos.

En los modelos de variables múltiples, las diferencias culturales fueron mucho más manifiestas; las mujeres árabes y las inmigrantes presentaron OR ajustados considerablemente más bajos de referir los tres tipos de manifestaciones -sofocos, síntomas mentales y síntomas somáticos-, en comparación con las mujeres NRP.

El estado menopáusico se relacionó significativamente con los sofocos; el riesgo fue mayor en las mujeres perimenopáusicas (OR: 5.6) y en las posmenopáusicas (OR: 6.66). El OR fue aun mayor en el grupo con menopausia posquirúrgica (OR: 10.4). Además, estas últimas tuvieron el doble de probabilidad de presentar síntomas mentales y somáticos. El menor nivel educativo (menos de 9 años de escolaridad) se asoció significativamente con riesgo más alto de síntomas más intensos en las tres escalas; igualmente, el estilo de vida no saludable elevó el riesgo de problemas somáticos (OR: 1.51), mientras que las enfermedades crónicas aumentaron la probabilidad de síntomas mentales. El antecedente de terapia de reemplazo hormonal se asoció significativamente y en forma positiva con la intensidad de los sofocos (OR: 1.52). Los síntomas depresivos moderados e intensos se correlacionaron con los sofocos (OR: 1.66 y 3.45, respectivamente), con los síntomas mentales (OR: 1.71 y 4.48) y con las manifestaciones somáticas (OR: 1.97 y de 4.22).

Los estadísticos C correspondientes para los modelos de los sofocos, de los síntomas mentales y de las manifestaciones somáticas fueron de 0.72, 0.71 y 0.70. En el análisis de cada síntoma en particular se encontraron OR ajustados considerablemente más bajos para las manifestaciones emocionales, para el dolor abdominal y para los dolores corporales entre las mujeres árabes en comparación con las NRP; las participantes inmigrantes refirieron con menor frecuencia nerviosismo y dolor abdominal.

Discusión

Los hallazgos de la presente investigación indicaron que, en Israel, las mujeres árabes e inmigrantes tienen una probabilidad considerablemente más baja de referir sofocos, síntomas mentales y síntomas somáticos respecto de las mujeres NRP, aun después de considerar numerosos factores de confusión. Los resultados confirman la percepción diferente de las manifestaciones emocionales y psicológicas según las características culturales de las mujeres. Aun así, añaden las autoras, las mujeres árabes de Israel no son iguales a las mujeres árabes de otros países en términos de las agrupaciones sintomáticas y a juzgar por las observaciones de otros estudios.

Se registraron diferencias significativas en la percepción de los sofocos y de los síntomas mentales y somáticos entre las mujeres NRP y entre las pertenecientes a los grupos minoritarios. A pesar de las limitaciones en las comparaciones de los diversos trabajos, los resultados en conjunto sugieren que las mujeres árabes de Israel refieren menos sofocos que las mujeres árabes de los países en los cuales representan un grupo étnico mayoritario, probablemente como consecuencia de sus hábitos de vida y de la diferente exposición a las percepciones occidentales relacionadas con la menopausia. Las dificultades sociales asociadas con la inmigración seguramente ejercen una influencia decisiva sobre la percepción de diversas manifestaciones clínicas.

Conclusiones

Las características culturales, el nivel educativo y la depresión influyen considerablemente en la manera en la cual las mujeres de Israel perciben los síntomas menopáusicos; las diferencias persisten aun después de considerar otros factores importantes de confusión. Los grupos minoritarios parecen enfrentar los problemas asociados con la menopausia y con el envejecimiento de una manera distinta; estas variables deberán ser evaluadas en investigaciones futuras con métodos cualitativos y cuantitativos ya que los resultados tienen gran importancia en términos médicos y de salud pública. El estilo de vida saludable y la reducción del estrés son factores decisivos a considerar en los programas de intervención, señalan por último las expertas.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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