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Describen las Características del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

  • AUTOR : Frank-Briggs AI
  • TITULO ORIGINAL : Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD)
  • CITA : Journal of Pediatric Neurology 9(3):291-298, 2011
  • MICRO : Se describen los síntomas, los criterios diagnósticos y los tratamientos recomendados para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, frecuente en los niños en edad escolar.

Introducción

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) fue descrito por primera vez en 1798, y a lo largo de la historia fue denominado de diferentes formas. Inicialmente se lo conoció como «disfunción cerebral mínima», «dificultades en el aprendizaje o conductuales» o simplemente «hiperactividad». La segunda edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-II) lo definió como «reacción hipercinética de la niñez». En el DSM-III se introdujo el término «trastorno por déficit de atención con hiperactividad o sin ella». Finalmente, a partir del DSM-III-R se comenzó a llamar TDAH.

Se trata de una alteración neuroconductual que se caracteriza por la coexistencia de problemas de atención e incremento de la actividad motora. Suele manifestarse antes de los 7 años y es 2 a 4 veces más frecuente en los varones que en las niñas. Afecta entre un 3% y 5% de los niños a nivel mundial, y continúa afectando a los adultos hasta en un 50% de los casos.

Los criterios actuales para el diagnóstico del TDAH citados en el DSM-IV requieren: edad de inicio < 7 años, síntomas continuos durante al menos 6 meses y síntomas que afecten en forma grave al menos dos de las siguientes áreas de la vida del niño: actividades sociales, en la comunidad, en su hogar, en el salón de clases y en el patio de juegos. Por ejemplo, si un niño parece ser demasiado activo en el patio de juegos solamente y en ningún otro lugar ni aspecto de su vida, probablemente no presente TDAH.

El objetivo de esta revisión fue repasar los datos que se conocen sobre el TDAH, con el fin de mejorar su detección y tratamiento.

Clasificación y subtipos

El TDAH se clasifica como un trastorno negativo de la conducta. Existen tres subtipos de esta enfermedad: TDAH con predominio de hiperactividad e impulsividad (> 6 síntomas en la esfera de hiperactividad e impulsividad; < 6 síntomas en la esfera de la atención); TDAH con predominio de déficit de atención (> 6 síntomas en la esfera de la atención) y TDAH de tipo combinado (> 6 síntomas en ambas esferas; es el subtipo más frecuente).

Causas y síntomas

Si bien la fisiopatología del TDAH no está del todo esclarecida, se estima que en su producción participan factores genéticos, ambientales, de la dieta y sociales. Los científicos observaron que los niños con TDAH tienen reducción del volumen cerebral, especialmente en la corteza prefrontal izquierda, lo cual implicaría disfunción del lóbulo frontal que podría producir los síntomas principales de este trastorno. Sin embargo, también se encontraron afectadas otras regiones del sistema nervioso central, particularmente el cerebelo.

Los principales síntomas del TDAH son el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Deben ser más pronunciados que en otros niños de la misma edad y deben estar presentes en dos áreas diferentes de la vida del niño durante al menos 6 meses. Los síntomas que revelan el déficit de atención pueden ser: distracciones, olvidos, pérdida de objetos personales, incapacidad de permanecer concentrado en algo, dificultades para organizarse en sus tareas y dificultades en el aprendizaje, entre otros. Los síntomas que dan cuenta de la hiperactividad e impulsividad incluyen: verborragia, imposibilidad de estar quietos, juguetear con todo lo que tienen a su alcance cuando están sentados, pasear por el salón de clases, dificultad para realizar tareas en las que deben estar quietos, impaciencia, emitir comentarios inapropiados, dificultades para esperar su turno en los juegos, mostrar sus emociones sin represión y actuar sin medir las consecuencias, entre otros.

Diagnóstico

Para el diagnóstico del TDAH es fundamental descartar otras enfermedades, para lo cual debe realizarse un examen físico completo y estudios de imágenes y de laboratorio. También deben descartarse otros diagnósticos psiquiátricos. Es fundamental detectar que los síntomas afectan la vida del niño de manera grave y en forma continua, dado que a veces pueden presentarse los mismos síntomas en forma esporádica, sin constituir un verdadero TDAH.

Los criterios del DSM-IV para el diagnóstico del TDAH en niños ya han sido mencionados. Por otra parte, el diagnóstico de TDAH en los adultos requiere los mismos criterios, incluso que los síntomas hayan comenzado antes de los 7 años. Los adultos, por lo general, suelen presentar más síntomas de déficit de atención que de hiperactividad o impulsividad, en comparación con los niños.

Es frecuente que el TDAH se acompañe de otros trastornos; esto ocurre en dos tercios de los casos. Las comorbilidades más frecuentes son trastorno oposicionista desafiante (en el 35% de los casos), trastornos de conducta antisocial (en el 26% de los pacientes) y trastorno bipolar (en el 25% de los casos). Otras comorbilidades que suelen aparecer son trastornos de ansiedad, trastornos del aprendizaje, síndrome de Gilles de la Tourette y trastorno obsesivo compulsivo.

Tratamiento

El tratamiento del TDAH consiste en intervenciones conductuales y el uso de psicofármacos. Las intervenciones psicológicas que pueden realizarse incluyen psicoeducación, terapia conductual o cognitivo conductual, terapia familiar, intervenciones escolares y entrenamiento de las habilidades sociales.

Los psicofármacos más frecuentemente indicados en estos niños son los estimulantes, como el metilfenidato, la dextroanfetamina y las sales de anfetaminas mixtas. El mecanismo por el cual estas drogas ejercen sus beneficios sobre el TDAH se basa en que los psicoestimulantes incrementan la concentración extracelular de dopamina a nivel del núcleo accumbens y de noradrenalina a nivel de la corteza prefrontal y el locus coeruleus, lo cual incrementa la neurotransmisión. Sin embargo, el uso de psicoestimulantes ha generado debates debido a sus efectos adversos, la falta de información sobre sus consecuencias a largo plazo y los problemas éticos relacionados con su uso y expendio. Estos fármacos no se recomiendan en niños en edad preescolar.

Otros fármacos de segunda línea que pueden emplearse para tratar el TDAH son los antipsicóticos. Estas drogas ejercen el efecto inverso a las anfetaminas, dado que bloquean la liberación de dopamina, lo cual dificulta más la comprensión del mecanismo por el cual los psicofármacos mejoran el TDAH. Los antipsicóticos también pueden producir efectos adversos graves, como aumento de peso, diabetes, hiperprolactinemia, disforia, sialorrea, arritmias cardíacas y discinesias tardías. El único fármaco no estimulante aprobado para el tratamiento del TDAH en los niños es la atomoxetina.

Existen otras terapias actualmente en investigación, relacionadas con suplementos dietarios y dietas específicas, y recomendaciones que pueden ayudar a lograr una mejor respuesta, que consisten en modificaciones en el estilo de vida, como realizar actividades aeróbicas, pasar más tiempo al aire libre y mirar menos televisión.

Pronóstico

Los niños con TDAH suelen presentar dificultades significativas en su adolescencia, a pesar de realizar un tratamiento adecuado. Más de la mitad de los pacientes no logra terminar sus estudios secundarios. Además, durante su adolescencia tienen mayor riesgo de accidentes de tránsito, inicio precoz de la actividad sexual y embarazos no deseados. En la edad adulta, los pacientes suelen presentar problemas en las esferas académica y laboral, dificultades en las relaciones sociales, problemas sexuales, trastornos psicológicos, problemas con la justicia, abuso de sustancias, estilo de vida desaconsejable, dificultades para manejar las finanzas, entre otros.

Conclusiones

Actualmente muchos niños con TDAH no reciben un diagnóstico apropiado. Este dato no es menor, debido a la importancia que tiene iniciar el tratamiento conductual y educacional en forma precoz con el fin de mejorar el pronóstico de los pacientes. El tratamiento del TDAH es costoso y, además, la mayor parte de los fármacos sugeridos no está fácilmente disponible. Por ello, se requieren programas solventados por el estado, para ayudar a las familias de estos niños a que puedan costearles el tratamiento.

Por otra parte, el TDAH se asocia con estigma social, de acuerdo con el cual el resto de las personas cree que los trastornos de conducta de los niños se deben a un mal cuidado por parte de sus padres. Otra creencia popular en algunos países se vincula con la existencia de influencias espirituales o sobrenaturales, por ejemplo, que los dioses castigan a la familia por su mal comportamiento enviándoles un niño problemático. Otras personas lo consideran un ataque de brujería o un caso de posesión demoníaca. Es necesario realizar campañas informativas para desterrar estos mitos, desestigmatizar las familias en las cuales hay niños con TDAH y así permitir que busquen ayuda médica.

Especialidad: Bibliografía - Neurología

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