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El Consumo de Alcohol Reduce el Riesgo de Síndrome Metabólico en Pacientes Hipertensos
- AUTOR : Wakabayashi I
- TITULO ORIGINAL : Association between Alcohol Intake and Metabolic Syndrome in Patients with Hypertension
- CITA : Clinical and Experimental Hypertension 33(5):299-303, 2011
- MICRO : En el presente estudio en hombres japoneses hipertensos tratados, la prevalencia de síndrome metabólico fue mucho más baja en los que consumían cantidades pequeñas, moderadas o importantes de alcohol en comparación con los participantes que no lo hacían.
Introducción
La hipertensión arterial es un factor importante de riesgo de eventos cardiovasculares; por ejemplo, accidente cerebrovascular (ACV) y enfermedad cardíaca isquémica. Es sabido que el consumo habitual de alcohol se asocia con aumento de la presión arterial y, en un estudio, el consumo excesivo se vinculó con riesgo más alto de ACV, especialmente hemorrágico (hemorragia cerebral y hemorragia subaracnoidea). Por el contrario, los resultados de otra investigación sugirieron que el alcohol ejercería efectos protectores sobre la aparición de isquemia cardíaca; el beneficio estaría relacionado con el aumento de los niveles del colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDLc) y con la inhibición del sistema de la coagulación.
El síndrome metabólico (SM), que agrupa diversos factores de riesgo cardiovascular, como resistencia a la insulina, obesidad central, dislipidemia e hipertensión, incrementa considerablemente el riesgo de eventos cardiovasculares. Sin embargo, los estudios que analizaron las asociaciones entre la ingesta de alcohol y el SM han mostrado resultados contradictorios: correlación inversa o positiva, en forma de J y en forma de U, según las series. Posiblemente, las discrepancias tengan que ver, al menos en parte, con la evaluación no uniforme de los diversos factores de confusión. En este contexto, las terapias destinadas a corregir la obesidad, la hipertensión, la dislipidemia y la diabetes cumplirían un papel fundamental. Por ejemplo, en un estudio reciente, la presión arterial fue menos sensible al alcohol en las personas tratadas con antihipertensivos en comparación con las que no recibían dichos fármacos. Por lo tanto, los antihipertensivos modifican la posible asociación entre el alcohol y la presión arterial.
Aunque el alcohol es un factor de riesgo de hipertensión arterial, todavía se desconocen sus efectos sobre el riesgo de SM en los pacientes hipertensos. El objetivo del presente estudio fue evaluar las relaciones entre el consumo de alcohol y los factores de riesgo de aterosclerosis que integran el SM. Además, el autor analizó la influencia del consumo de alcohol sobre la prevalencia de SM en pacientes con hipertensión arterial.
Pacientes y métodos
El presente estudio transversal incluyó 26 131 trabajadores de sexo masculino de 35 a 79 años, sometidos a controles médicos periódicos ocupacionales, en la Yamagata Prefecture, Japón. Mediante cuestionarios especiales, los participantes refirieron los tratamientos que utilizaban. Para el presente análisis se incluyeron 3 938 hombres tratados con antihipertensivos (15.1% de la totalidad de la muestra). Dado que la cantidad de alcohol ingerida por los bebedores ocasionales es difícil de determinar, sólo se evaluaron los sujetos que referían consumir alcohol en forma regular (prácticamente todos los días). El consumo semanal se registró en equivalentes go, una unidad japonesa tradicional de vino de arroz. El consumo de las restantes bebidas alcohólicas (cerveza, vino, whisky y shochu) también se transformó en unidades go. Cada unidad consiste en 22 g de etanol, cantidad que se utilizó para separar los bebedores moderados de aquellos que consumían pocas cantidades de alcohol. Se acepta que la ingesta adecuada de alcohol, respecto de la prevención de la hipertensión arterial, debe ser inferior a los 30 ml o entre 20 g y 30 g de etanol por día. Se calculó el consumo diario de alcohol en gramos de etanol por día; así, los participantes se clasificaron en cuatro grupos: no bebedores, consumidores de pocas cantidades, < 22 g de etanol por día; consumidores moderados, > 22 g y < 44 g por día y bebedores fuertes, > 44 g de etanol por día (grupos 1, 2, 3 y 4, respectivamente).
Se midió la circunferencia de la cintura (CC) según las recomendaciones del Japanese Committee for the Diagnostic Criteria of Metabolic Syndrome; se efectuaron registros de la presión arterial y se tomaron muestras de sangre para la determinación de los niveles de HDLc, triglicéridos y hemoglobina glucosilada (HbA1c).
Los factores de riesgo cardiovascular considerados incluyeron la CC, la presión arterial y los niveles de HDLc, triglicéridos y HbA1c. El SM se estableció según los criterios del National Cholesterol Education Program-Adult Treatment Panel (NCEP-ATP III) en presencia de tres o más de los siguientes factores de riesgo: obesidad visceral (CC > 85 cm), hipertensión arterial, dislipidemia (niveles bajos de HDLc [< 40 mg/dl] o concentración elevada de triglicéridos [> 150 mg/dl]) e hiperglucemia (HbA1c > 5.8%).
Las comparaciones estadísticas se realizaron con análisis de la varianza y con pruebas F de Scheffé. En los modelos de variables múltiples se efectuaron ajustes según la edad, el antecedente de tabaquismo y el tratamiento con hipolipidémicos o hipoglucemiantes. Las comparaciones entre los cuatro grupos según el consumo de alcohol se realizaron con análisis de covarianza, pruebas de la t y correcciones de Bonferroni. La CC se ajustó según la edad y el antecedente de tabaquismo. Las prevalencias de cada uno de los factores de riesgo cardiovascular y del SM en los cuatro grupos se compararon con pruebas de 2; se calcularon los odds ratios (OR) crudos y ajustados del SM para los grupos 2, 3 y 4 respecto del grupo 1.
Resultados
Las tres cuartas partes de los participantes bebían y los dos tercios aproximadamente pertenecían a los grupos 3 o 4. Más de la mitad tenía aumento de la CC o dislipidemia, alrededor del 20% era diabético y un 40% tenía SM. La CC fue significativamente inferior en los pacientes de los grupos 2, 3 y 4 respecto de los que no bebían. No se observaron diferencias significativas en la CC entre los sujetos que consumían alcohol.
La presión arterial sistólica fue significativamente mayor en los sujetos del grupo 4 en comparación con los del primer grupo; no se registraron diferencias significativas entre los pacientes de los grupos 2 y 3 respecto de los del grupo 1. La presión arterial diastólica fue semejante en los individuos de los cuatro grupos. La concentración de los triglicéridos (transformada en logaritmos) fue significativamente mayor en los sujetos del grupo 4 respecto de los del primer grupo; no se observaron diferencias importantes entre los grupos 2 y 3 en comparación con los participantes del grupo de referencia. La concentración del HDLc tendió a aumentar en relación directa con el consumo de alcohol y fue significativamente más alta en los pacientes de los grupos 2, 3 y 4 que en los del primer grupo. Los niveles séricos de la HbA1c fueron sustancialmente más bajos en los participantes de los grupos 2, 3 y 4 (sin diferencias importantes en este parámetro entre los grupos) respecto del grupo 1.
La prevalencia de SM fue significativamente inferior en los grupos 2, 3 y 4 (sin diferencias sustanciales entre ellos) en comparación con los individuos del grupo 1. Los OR de SM, crudos y ajustados por edad y el antecedente de tabaquismo, fueron inferiores en los sujetos de los grupos 2 (OR: 0.71; intervalo de confianza del 95% [IC]: 0.56 a 0.89), 3 (OR: 0.64; IC: 0.54 a 0.75) y 4 (OR: 0.68; IC: 0.57 a 0.82).
Discusión y conclusión
Por primera vez se analizó la relación entre el consumo de alcohol y la prevalencia de SM en pacientes hipertensos. En los que consumían cantidades pequeñas, moderadas o importantes de alcohol la prevalencia fue sustancialmente más baja que en quienes no lo consumían. Los OR para los tres grupos, respecto del grupo 1, fueron significativamente más bajos. Por lo tanto, los resultados sugieren que el consumo de alcohol se asocia con menor riesgo de SM en los individuos hipertensos.
La relación entre cada uno de los factores de riesgo y el consumo de alcohol difirió. La CC fue menor y los niveles séricos de la HbA1c fueron más bajos en todos los sujetos que consumían alcohol respecto de los abstemios. La concentración del HDLc tendió a aumentar en relación con el consumo de alcohol; la presión arterial sistólica y los niveles de los triglicéridos fueron significativamente más altos en los bebedores fuertes que en los individuos que no ingerían alcohol. Estas diferencias se reflejaron en la prevalencia del SM en los distintos grupos de participantes, según el consumo de alcohol.
Diversos estudios previos que evaluaron las asociaciones entre la ingesta de alcohol y el SM en hombres japoneses mostraron resultados discordantes; en una investigación, los OR para el SM fueron significativamente más bajos en los sujetos que bebían pocas cantidades de alcohol pero mucho más altos en los que consumían grandes cantidades por día. Sin embargo, en la investigación mencionada se evaluaron sujetos de la población general, mientras que en el presente estudio se incluyeron pacientes hipertensos tratados. En este trabajo no se observaron diferencias en la presión arterial sistólica ni diastólica entre los grupos de bebedores y los que no bebían, con la única excepción de que la presión arterial sistólica fue significativamente más alta en los bebedores fuertes respecto de los no bebedores. En concordancia con estas observaciones, en un estudio anterior, las asociaciones entre el alcohol y la presión arterial disminuyeron en forma sustancial después de considerar el tratamiento con antihipertensivos. Es decir, los fármacos destinados a controlar la hipertensión arterial suprimirían el aumento de la presión arterial asociado con el consumo de alcohol.
Al igual que en un trabajo previo en la población general, los niveles de HDLc fueron significativamente más altos, en tanto que la concentración de la HbA1c fue considerablemente más baja en los sujetos que consumían alcohol respecto de los que no lo hacían. En 2 trabajos anteriores, el consumo de alcohol redujo el riesgo de aparición de diabetes tipo 2; los hallazgos sugieren que los efectos beneficiosos del alcohol sobre el metabolismo de la glucosa y de los lípidos contribuirían a reducir el riesgo de SM en relación con el consumo de alcohol en los pacientes hipertensos. Sin embargo, los resultados de la presente investigación no deberían motivar el consumo de alcohol con el propósito de evitar la aparición del SM en los enfermos hipertensos. Más aún, se los debería alentar a reducir ese consumo, de modo de lograr un mejor control de las cifras tensionales con la menor cantidad posible de medicación. En este contexto, no existen dudas de que el consumo de cantidades importantes de alcohol incrementa el riesgo de hipertensión arterial.
Los hallazgos de la presente investigación sugieren que el consumo de cantidades pequeñas o moderadas de alcohol se asocia con riesgo más bajo de SM, sin afectar la presión arterial en los enfermos tratados con antihipertensivos. Debido al diseño transversal no es posible establecer relaciones causales entre el alcohol y los factores de riesgo cardiovascular, para lo cual se requieren estudios prospectivos.
Una de las limitaciones del estudio tiene que ver con la falta de información sobre el tipo de medicación antihipertensiva, un aspecto que deberá ser evaluado en el futuro. Además, tampoco fue posible efectuar el ajuste correspondiente según otros factores importantes de confusión, como la dieta, la actividad física, el nivel socioeconómico y el tipo de alcohol consumido. No obstante, en un trabajo anterior, el consumo de alcohol -con independencia del tipo- redujo la prevalencia de SM. Por último, los resultados pueden no ser aplicables a las poblaciones occidentales porque es posible que existan diferencias étnicas en la relación entre el consumo de alcohol y el SM.
En conclusión, en los pacientes hipertensos, la ingesta de alcohol parece asociarse con menor riesgo de SM, asociación que deberá confirmarse en estudios prospectivos futuros, agrega finalmente el especialista.
Especialidad: Bibliografía - Cardiología