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Analizan el Enfoque Tradicional y la Simulación en la Educación Médica sobre la Comunicación de Malas Noticias

  • AUTOR : Jacques AP, Adkins EJ, Bahner DP y colaboradores
  • TÍTULO ORIGINAL : Educating the Delivery of Bad News in Medicine: Preceptorship versus Simulation
  • CITA : International Journal of Critical Illness & Injury Science 1(2):121-124, Jul 2011
  • MICRO : En este artículo se analizan los enfoques educativos tradicionales y los de simulación para la comunicación de malas noticias en la educación médica.

Introducción

En el campo de la educación médica se plantea el debate entre los beneficios de los métodos de enseñanza tradicional y las experiencias de simulación, sobre todo cuando se deben comunicar malas noticias.

En el modelo tradicional de enseñanza se enfatiza la imitación, el aprendizaje está orientado clínicamente, la retroalimentación está limitada y la supervisión activa es mínima. La desventaja principal de este método es que los alumnos deben enfrentarse después a situaciones y experiencias para las cuales no están preparados.

A fin de superar estas desventajas, se evalúan nuevas modalidades educativas, como la simulación y las dramatizaciones para la enseñanza en las universidades de medicina y los programas de residencia. Estas técnicas pueden ser beneficiosas para enseñarles a los estudiantes de medicina, los médicos y otros trabajadores de la salud a comunicar las malas noticias. Se trata de un momento de gran carga emocional y en algunas ocasiones la pena de los familiares puede manifestarse en violencia. Los médicos deben tener en cuenta el personal presente, el personal de sostén (seguridad, pastoral, enfermeros), el potencial para un escalonamiento de la violencia y las posibles estrategias para salir de la situación. Siempre se debe estar preparado para el peor escenario con respecto a la reacción de los pacientes y sus seres queridos ante la mala noticia. Por ello, es importante contar con la preparación adecuada para enfrentar el peor escenario posible y tomar las medidas preventivas a fin de propiciar la seguridad en el ámbito laboral.

En este artículo se analizaron los enfoques educativos tradicionales y los de simulación para la comunicación de malas noticias.

Enfoque educativo tradicional

La educación médica tradicional se basó históricamente en un modelo de aprendizaje en el ámbito laboral, en el cual los estudiantes y residentes aceptan la responsabilidad de atender a los pacientes con una supervisión mínima. La ventaja principal de este enfoque es que permite la capacitación en un ámbito clínico real. Sin embargo, algunos estudios demostraron el escaso sostén que reciben los alumnos durante sus experiencias de formación para comunicar las malas noticias a los pacientes y sus familias, con un entrenamiento inadecuado e insatisfacción de parte del médico y la mala comprensión de las familias. Muchos programas de residencia no incluyen un entrenamiento formal en ese sentido. Es importante la autorreflexión y la evaluación del docente en el desempeño de la comunicación. Se demostró que las conversaciones específicas sobre el tema, antes y después de las reuniones con los familiares, y las lecturas complementarias mejoraron la confianza del alumno en su capacidad para esa tarea. Sin embargo, los alumnos no tienen oportunidades clínicas suficientes para comunicar malas noticias y para mejorar su competencia pueden requerir más oportunidades de observación.

Enfoque educativo basado en la simulación

Hay una tendencia creciente entre los educadores a utilizar los modelos de simulación para superar las deficiencias clínicas en la comunicación de las malas noticias. Los ejemplos de estas deficiencias comprenden variables como la edad, el sexo, el bagaje cultural y las preferencias religiosas de los pacientes y de los médicos. Los bagajes culturales y religiosos pueden ser tratados durante las experiencias de simulación. Estas ofrecen una experiencia educativa guionada para el alumno, con oportunidad para evaluar sus habilidades longitudinalmente, la evaluación objetiva y recibir una retroalimentación activa en un ámbito controlado y menos intimidatorio. Permite la representación de situaciones potencialmente no placenteras y violentas que propician que el alumno pueda identificar sus debilidades sin la presión de la práctica clínica real y prepararlo para estas situaciones difíciles y raras. Hay pruebas sólidas que demuestran que las técnicas de simulación permiten abordar las necesidades del alumno en la comunicación de malas noticias y que mejoraron las habilidades de los residentes para tal fin. La simulación por sí sola no permite sustituir el ejemplo de la enseñanza activa. Los alumnos deben involucrarse en el proceso de comunicación de malas noticias durante los escenarios clínicos y deben estar presentes, aun cuando no se trate de pacientes a su cargo. La simulación constituye un instrumento de aprendizaje importante, innovador y eficaz en la educación médica de pregrado y posgrado. En última instancia, el mejor enfoque de entrenamiento para la comunicación de malas noticias debería ser multifacético.

Discusión y conclusión

Los modelos educativos basados en la simulación no reemplazan las experiencias de la vida real y la necesidad de la enseñanza demostrativa positiva por el médico a cargo. El modelo educativo basado en la simulación, aplicado a la comunicación de malas noticias, puede brindar ventajas y optimizar la enseñanza con la incorporación de diversos bagajes. Los modelos de simulación, mediante las experiencias repetidas, pueden mejorar la capacidad del alumno para expresar empatía, sus habilidades de comunicación y su ansiedad. Las experiencias de simulación pueden ser complementadas con las experiencias reales, donde los alumnos son testigos de la conducta de un médico con experiencia. Estos modelos mostraron ser un instrumento educativo útil en muchas áreas; si bien no reemplazan el contacto directo con los pacientes, pueden ayudar a completar las deficiencias educativas, para que los profesionales cuenten con mejores herramientas a la hora de enfrentar su tarea. Además, este tipo de entrenamiento puede mejorar la comprensión del paciente y su familia de la información comunicada. Sin embargo, resta determinar el número de experiencias simuladas recomendadas y el momento en que deben incorporarse en el proceso de entrenamiento.

La comunicación de malas noticias nunca es fácil y representa un desafío tanto para el que debe dar la información como para el que recibe. Sin embargo, es una experiencia común en la emergentología y en las unidades de cuidados intensivos y traumatológicos. Además, ser portador de malas noticias puede producir introspección en el médico, con la evocación de experiencias emocionales personales. La preparación para la comunicación de malas noticias puede verse como un proceso compuesto por una etapa de simulación inicial que posteriormente se demostrará en el ámbito clínico. La adecuada preparación para esta situación puede ayudar a enfrentarla adecuadamente, con seguridad y empatía por el dolor ajeno.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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