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Caracterizan las Alteraciones en los Potenciales Evocados Auditivos en los Niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

  • AUTOR : Tsai ML, Hung KL, Lu HH
  • TITULO ORIGINAL : Auditory Event-Related Potentials in Children with Attention Deficit Hyperactivity Disorder
  • CITA : Pediatrics and Neonatology 53(2):118-124, Abr 2012
  • MICRO : Los potenciales evocados por eventos auditivos endógenos (P3 y N2), en comparación con los exógenos (N1 y P2), están significativamente comprometidos en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. La mayor latencia y la menor amplitud en P3 sugieren alteraciones en el control inhibitorio y alteraciones neurocognitivas.

Introducción

El registro de los potenciales relacionados con eventos auditivos (potenciales evocados auditivos [PEA]) en el cuero cabelludo es un procedimiento no invasivo que aporta importante información sobre la actividad neurológica asociada con las funciones sensitiva, cognitiva, de atención y de ejecución. Los PEA han sido aplicados al estudio de diversas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, trastornos del aprendizaje y atención, demencias y deterioro neurocognitivo.

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se caracteriza por alteraciones en la atención y el comportamiento, impulsividad cognitiva e inquietud. Diversos trabajos sugirieron que los niños con TDAH también presentan alteraciones en los PEA. Los trastornos en las ondas de los PEA reflejan la función de la atención selectiva y la categorización de los estímulos involucrados en las funciones cognitivas. Los estudios al respecto permitieron identificar los componentes N1 y P2 en respuesta a los tonos habituales y el componente P3 (onda P300) en respuesta a los tonos inusuales. Se considera que P3 es un potencial endógeno que se genera en la región cortical o subcortical, sensible a la decisión o respuesta del enfermo; otro estudio sugirió que P3 representa la actualización de la memoria ejecutora.

La información en conjunto indica que la mejor comprensión de las alteraciones de los PEA en los pacientes con TDAH podría ser de mucha utilidad para conocer la fisiopatología de los procesos que participan en el control cognitivo. El componente P3 ha sido el más estudiado en los trastornos cognitivos y de la atención. Por ejemplo, un estudio reveló una disminución significativa de la amplitud de P3 en los pacientes con TDAH; en cambio, los hallazgos en relación con la latencia de P3 han sido mixtos y otros componentes (N2, P2 y N1) han recibido mucha menos atención en estos enfermos.

Diversas investigaciones pusieron de manifiesto la importancia de la edad en la regulación y la dirección de la atención, tanto en niños sanos como en pacientes con TDAH. En este último caso, en al menos 2 estudios sólo se observó menor amplitud de P3 en los niños, pero no en los adolescentes, de modo tal que la edad es un factor esencial para tener en cuenta cuando se estudian los PEA en pacientes con TDAH.

En la presente investigación se estudiaron las diferencias en las respuestas a los PEA, con especial atención a las latencias y las amplitudes de P3, N2, P2 y N1 entre niños con TDAH y controles de 6 a 13 años. Los participantes se clasificaron en 4 grupos de edad con el propósito de establecer la influencia de la edad sobre los PEA.

Pacientes y métodos

Fueron reclutados 42 niños y 8 niñas con TDAH de 6 a 13 años, que fueron divididos en grupos de 6 a 7 años, 8 a 9 años, 10 a 11 años y 12 a 13 años. Los pacientes completaron el Child Activity Checklist en chino. La versión para los educadores permite conocer el comportamiento, en general, durante las actividades escolares y grupales, y la conducta a órdenes simples, en tanto que la versión para los padres está destinada a conocer el control del comportamiento y la atención en el hogar, y la funcionalidad en las actividades cotidianas.

Todos los niños con TDAH reunieron los criterios de la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV de 1994); 48 de los 50 pacientes tenían TDAH de tipo combinado, en tanto que en 2 niños predominaban los trastornos de la atención. En todos los casos el puntaje en la escala Wechsler Intelligence Scale for Children (WISC) IV en los pacientes con TDAH fue de 80 o mayor. Ningún paciente recibía fármacos.

Fueron excluidos los niños con síndrome de Tourette, trastornos convulsivos, trastornos del aprendizaje, autismo, enfermedad de Asperger, retardo mental u otras enfermedades psiquiátricas. El grupo control estuvo integrado por 40 varones y 11 niñas de 6 a 13 años que consultaron por diversas enfermedades agudas, sin antecedentes de patología neurológica o psiquiátrica.

Los electrodos superficiales se colocaron en la región frontal media (Fz), central (Cz) y parietal (Pz), según el sistema internacional para la realización del electroencefalograma. También, se colocaron electrodos en la región infraorbitaria con el propósito de registrar los movimientos oculares y electrodos de referencia en la región de la mastoides. La impedancia se valoró a menos de 5 kohms. Se aplicó el paradigma de disparidad oddball (PO) de estimulación auditiva; los PEA se indujeron mediante audífonos, con una intensidad típica de 60 dB por encima del nivel auditivo; se utilizaron en total 200 tonos, 20% de ellos «raros» (3 000 Hz) y el resto, frecuentes (2 000 Hz). La secuencia de aplicación de estímulos raros y frecuentes fue aleatorizada. Los períodos de latencia fueron de 75 a 150 ms para N1, 120 a 250 ms para P2, 150 a 350 ms para N2 y 250 a 700 ms para P3.

Los análisis estadísticos se realizaron con pruebas de la t o de la U de Mann-Whitney. Las asociaciones entre la edad y la latencia de P3 se determinaron con análisis de regresión y correlación de Pearson en los dos grupos por separado.

Resultados

Todos los participantes tuvieron entre 6 y 13 años; la edad promedio de los niños con TDAH fue de 8.9 años, en tanto que la del grupo control fue de 9 años. La latencia de P3 en Pz, en los enfermos con TDAH, fue de 384.6 ± 51.1 ms, significativamente más prolongada que la registrada en los controles, de 329 ± 32.3 ms (p < 0.01). Asimismo, las latencias de P3 en Fz y Cz fueron mayores en los pacientes respecto de los controles (p < 0.01 en los dos casos). El componente N2 en Pz fue más largo en los niños con TDAH (254.7 ± 22.6 ms) en comparación con los controles (238.4 ± 28.9 ms; p < 0.01). Por el contrario, no se encontraron diferencias significativas en las latencias de N2 en Fz o Cz o en las latencias de P2 y N1 entre los pacientes y los controles.

La amplitud de P3 fue de 12.5 ± 4.5 µV en Pz en los pacientes con TDAH y de 14.7 ± 4.6 µV en los controles; en los niños con TDAH, la amplitud de P3 fue significativamente menor en todos los electrodos (p < 0.05). En cambio, las amplitudes de los otros componentes (N2, P2 y N1) fueron semejantes en los dos grupos.

Los análisis de regresión lineal revelaron correlaciones significativas negativas entre la latencia de P3 en Pz y la edad en el grupo control (r = -0.33; p = 0.02), un fenómeno que no se observó en los pacientes con TDAH (r = -0.17; p = 0.24).

Al considerar los diversos grupos de edad, la latencia de P3 estuvo significativamente aumentada en cada grupo de edad entre los pacientes con TDAH respecto de los controles. Asimismo, las latencias de N2 en Pz en los grupos de 8 a 9 años, 10 a 11 años y 12 a 13 años fueron significativamente más prolongadas en los enfermos con TDAH respecto de los controles. No se encontraron diferencias en los niños de 6 a 7 años. La amplitud de P3 en Cz fue significativamente inferior en los grupos de 10 a 11 años y de 12 a 13 años (p < 0.05) y tendió a ser más baja en Pz en los pacientes con TDAH de 10 a 11 años y de 12 a 13 años, en comparación con los controles de la misma edad (p = 0.07 y 0.09, respectivamente). La amplitud de P3 en los grupos de 6 a 7 años y de 8 a 9 años fue similar en los enfermos y controles. Respecto de los controles también se comprobó menor amplitud de P2 en los enfermos de 10 a 11 años y de 12 a 13 años (p < 0.05).

Discusión

En las últimas décadas, los PEA -y, en especial, el componente P3- han sido muy utilizados como procedimientos no invasivos para conocer la función cognitiva y la atención en los niños. La mayor latencia y menor amplitud de P3 en respuesta a tonos «raros» fue un hallazgo característico en los niños con TDAH de 6 a 13 años, respecto de los controles de la misma edad. Al considerar 4 grupos de edad, la latencia de P3 estuvo significativamente aumentada en todos los grupos de pacientes con TDAH, en tanto que la amplitud fue menor en los enfermos con TDAH de más de 10 años.

Se considera que la latencia de P3 refleja el tiempo necesario para la categorización de los estímulos; la mayor latencia de P3 indica defectos en el procesamiento cerebral de la atención y menor velocidad en el procesamiento de los estímulos en estos enfermos. De hecho, diversos estudios mostraron trastornos en el procesamiento cognitivo de la información en pacientes con TDAH. En la presente investigación, se comprobó mayor latencia de P3.

La amplitud de P3 podría representar una impronta psicofisiológica de deficiencias relacionadas con el control inhibitorio. De hecho, la reducción de la amplitud de P3 en respuesta al PO es un trastorno específico de los pacientes con TDAH, ya que no se observa en los niños con autismo o dislexia. La menor amplitud de P3 indicaría la desinhibición del comportamiento, una deficiencia en el control de la conducta o la hiperexcitabilidad del sistema nervioso central.

En trabajos previos se comprobó una correlación negativa entre las latencias de los PEA y la edad en niños sanos. En la presente investigación se observó una influencia de la edad sobre la latencia de P3 en los controles, pero no en los pacientes con TDAH, tal como se observó en niños con otros trastornos cognitivos. Asimismo, se observó un efecto de la edad sobre la amplitud de P3, es decir que la amplitud fue sustancialmente inferior en el área central de los pacientes de más de 10 años, pero no en los enfermos de menos de 9 años. También, se comprobó mayor latencia de N2 en la región parietal en los niños con TDAH. Las ondas en N2 estarían relacionadas con la detección y discriminación de las señales. En el presente estudio, la amplitud de N2 fue menor en los pacientes con TDAH; sin embargo, las diferencias con los controles no fueron significativas.

El componente P3 se ha utilizado como un factor predictivo de la respuesta al tratamiento con estimulantes del sistema nervioso central, tales como el metilfenidato y la atomoxetina. De hecho, en 2 trabajos, la administración de metilfenidato indujo la normalización de los índices de los PEA y de la amplitud y latencia de P3.

Conclusión

Los hallazgos de este trabajo revelaron un incremento significativo de la latencia de P3 y menor amplitud, en comparación con los controles similares en edad. Los resultados en conjunto sugieren que los pacientes con TDAH tienen alteraciones neurocognitivas. La combinación de los PEA con los estudios de resonancia magnética funcional podría ser de gran utilidad diagnóstica.

Especialidad: Bibliografía - Neurología

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