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Consecuencia de la Resistina en la Patogénesis de la Diabetes Tipo 2

  • AUTOR : Gharibeh M, Al Tawallbeh G, Khabour O y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Correlation of Plasma Resistin with Obesity and Insulin Resistance in Type 2 Diabetic Patients
  • CITA : Diabetes & Metabolism 36(6):443-449, Dic 2010
  • MICRO : En individuos con diabetes tipo 2, el aumento de los niveles plasmáticos de resistina, citoquina secretada por el tejido adiposo, se ha relacionado con ciertos factores involucrados en la aparición de la enfermedad, como la obesidad y la resistencia a la insulina.

Introducción

La diabetes tipo 2 (DBT2) es un trastorno que afecta a aproximadamente el 9% de la población mundial, que comienza con resistencia a la insulina (RI) -es decir, la incapacidad del organismo para utilizar la insulina en forma apropiada- y que finaliza con el agotamiento de las células beta del páncreas, con hiperglucemia consecuente. Si bien existen diversos factores de riesgo para presentar esta enfermedad, la obesidad ha sido catalogada como el más importante de ellos, particularmente la de tipo central.

El tejido adiposo es un órgano endocrino muy activo que secreta una serie de hormonas llamadas adipoquinas. Entre estos mediadores se encuentra una proteína rica en residuos de cisteína denominada resistina, que también se expresa en células endoteliales, células del músculo liso vascular y macrófagos, entre otros sitios. Numerosas publicaciones han demostrado el incremento en los niveles plasmáticos de resistina relacionado con la obesidad y la RI en la DBT2, aunque algunos investigadores no encontraron diferencias considerables en estas condiciones. Por lo tanto, el papel que desempeña esta hormona en la patogénesis de la enfermedad sigue siendo desconocido.

En el presente estudio, los autores se propusieron evaluar los efectos que tienen ciertos marcadores de obesidad y de RI en un grupo de pacientes diabéticos y establecer la conexión entre estos marcadores y la resistinemia.

Materiales y métodos

El proyecto, llevado a cabo en Jordania, abarcó 140 pacientes con DBT2, de acuerdo con los criterios de la American Diabetes Association. Por otra parte, se seleccionaron 125 individuos sin diabetes u otras comorbilidades para integrar el grupo control, que se correspondió en edad y sexo con el grupo en estudio.

La masa corporal magra (MCM), expresada en kilos, se calculó de la siguiente forma: en hombres, MCM = 0.32810 x peso (kg) + 0.33929 x talla (cm) – 29.5336; en mujeres, MCM = 0.29569 x peso (kg) + 0.41893 x talla (cm) – 49.2933.

A cada participante se le extrajeron muestras de sangre en ayunas para la medición de los parámetros de interés: glucemia, insulinemia, resistina, hemoglobina glucosilada (HbA1c), urea, creatinina, colesterol total (CT), colesterol asociado a lipoproteínas de alta (HDLc) y de baja densidad (LDLc) y triglicéridos (TG). Las determinaciones se realizaron por duplicado y, posteriormente, se calculó el promedio de los valores obtenidos.

La capacidad secretora del páncreas fue evaluada por medio del índice de células beta, mientras que la tasa de RI se estimó con el modelo de homeostasis (HOMA) y se expresó con la fórmula: RI = insulinemia en ayunas (µU/ml) x glucemia en ayunas (mmol/l)/22.5. La sensibilidad hepática a la insulina (SHI) se calculó como: SHI = k (glucemia en ayunas [mg/dl] x insulinemia en ayunas [µU/ml]), donde k equivale a 22.5 x 18 = 405.

Los valores de cada parámetro se expresaron como promedio ± desviaciones estándar. Los análisis de dos variables se efectuaron con la prueba de la t de Student, mientras que para variables múltiples se recurrió al método ANOVA y a análisis post hoc. Desde el punto de vista estadístico se consideró significativo un valor de p < 0.05.

Resultados

En comparación con el grupo de control, los pacientes con DBT2 mostraron niveles plasmáticos más altos de resistina (aproximadamente un 14%), glucemia en ayunas, HbA1c, TG, HDLc y urea. Además, tuvieron valores más elevados de circunferencia de la cintura, del cociente entre la circunferencia de la cintura y la cadera, de presión arterial, del índice de células beta, de la tasa de RI y la SHI. En cuanto al índice de masa corporal (IMC), el CT, la creatinina y la insulinemia, se detectaron incrementos notables pero no significativos con respecto al grupo de control. Por último, el LDLc, la MCM y la grasa corporal fueron similares en ambos grupos.

Cuando se compararon sujetos diabéticos de ambos sexos con sus correspondientes pares sanos, los autores verificaron que, entre las mujeres, hubo diferencias sustanciales en los valores de circunferencia de la cintura y de presión arterial, hecho que no se observó en los hombres. Otros parámetros, como la resistina, la glucemia en ayunas, la HbA1c, los TG, la urea, la presión arterial diastólica, el HOMA, la tasa de RI y la SHI permanecieron sin variaciones importantes en ambos subgrupos.

Además, los investigadores dividieron el total de la muestra estudiada en cuatro categorías de edad en intervalos de 10 años. En los sujetos menores de 40 años, los niveles de resistina fueron similares entre pacientes diabéticos y no diabéticos, pero aumentaron notablemente con la edad, con un máximo a partir de los 60 años. En aquellos mayores de 50 años, los valores de urea y de HOMA se hallaron elevados en pacientes con DBT2. Ciertas variables, como la glucemia en ayunas, la HbA1c, la tasa de RI y la SHI se mantuvieron elevadas con respecto a los controles en todas las categorías de edad.

Según el IMC, los pacientes diabéticos fueron clasificados en tres subgrupos: con peso normal, sobrepeso y obesidad. La resistinemia en los pacientes diabéticos obesos aumentó de forma considerable en relación con aquellos que se encontraban sanos (p < 0.001), aunque no se verificaron diferencias en las otras dos categorías. La magnitud de la resistinemia se asoció de manera consistente con la edad (r = 0.16, p < 0.05), la urea (r = 0.44, p < 0.001) y la creatinina (r = 0.46, p < 0.0001). También se observaron correlaciones positivas con el IMC (r = 0.19, p < 0.05), la grasa corporal (r = 0.19, p < 0.05), la circunferencia de la cintura (r = 0.22, p < 0.01), la insulinemia (r = 0.19, p < 0.05) y el HOMA (r = 0.24, p < 0.005). Sin embargo, este hallazgo no se extrapoló a otros parámetros como la glucemia en ayunas, la HbA1c, el CT, los TG, el HDLc, el LDLc, la presión arterial, la MCM, el cociente entre la circunferencia de la cintura y la cadera y la tasa de RI.

Conclusión

Este estudio reveló niveles de resistina significativamente elevados en pacientes con DBT2 en comparación con los sujetos sanos, con una diferencia general estimada de 14% entre ambos grupos. Este hallazgo es congruente con algunas publicaciones, pero contradice otras que no pudieron demostrar esta relación. También se constataron incrementos en otras variables como la circunferencia de la cintura, el cociente entre la circunferencia de la cintura y la cadera, el índice de células beta, la glucemia en ayunas, la HbA1c, los TG y una reducción en el valor del HDLc.

El análisis estratificado por sexo no mostró diferencias considerables en la presión arterial sistólica, la circunferencia de la cintura y el HDLc entre los hombres diabéticos y no diabéticos. No obstante, los cambios observados en la resistinemia y otros parámetros en mujeres diabéticas fueron concordantes con los de la totalidad del grupo de individuos con la enfermedad.

La edad resultó ser un factor determinante en los niveles de resistina entre los pacientes con DBT2, especialmente en aquellos mayores de 60 años. Esto puede explicarse por la mayor frecuencia de obesidad y de RI en la edad avanzada. También se puso de relieve la relación entre la edad y la RI (expresada por los marcadores HOMA, tasa de RI y SHI). Según los autores, la asociación de los niveles de resistina con la insulinemia y el HOMA confirma el papel que cumple esta adipoquina en la RI, aunque este hallazgo se contrapone con lo descrito en otras poblaciones. Estas discrepancias probablemente se deban a variaciones étnicas que podrían requerir una investigación más profunda.

Por otro lado, se comprobó una correlación positiva entre la resistinemia y ciertos marcadores de obesidad como el IMC, la circunferencia de la cintura y la grasa corporal. Esta observación, a su vez, fue avalada por la conexión entre los niveles de resistina y la obesidad en pacientes con DBT2.

El aumento del valor de urea en los pacientes diabéticos, sobre todo en aquellos mayores de 50 años, además de la asociación entre los niveles de resistina y la edad avanzada, sustentan los hallazgos previos de un nexo entre la hiperresistinemia y la disminución de la velocidad de filtrado glomerular, el surgimiento de disfunción renal progresiva y la nefropatía crónica.

A pesar de que se observó una elevación significativa de la presión arterial en pacientes con DBT2, los investigadores no detectaron correlación alguna con los niveles de resistina, glucemia y HbA1c. Esto último sugiere un papel indirecto en la aparición de la enfermedad, principalmente por el agravamiento de la alteración del metabolismo de la insulina.

En conclusión, estos hallazgos sugieren que la resistina puede estar involucrada en los mecanismos patogénicos por los cuales el aumento de la adiposidad lleva a la RI y a la DBT2 en la población jordana. Es más, los autores aseveran que esta hormona puede ser de utilidad como marcador biológico de complicaciones renales y vasculares asociadas con la enfermedad, especialmente en individuos de edad avanzada.

Ref : ENDO.

Especialidad: Bibliografía - Endocrinología

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