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Cuestionan la Aplicación de los Índices de Calidad Global de la Dieta en la Evaluación del Máximo de Masa Ósea

  • AUTOR : Zagarins S, Ronnenberg A, Gehlbach S, Betone-Johnson E
  • TITULO ORIGINAL : Are Existing Measures of Overal Diet Quality Associated With Peak Bone Mass in Young Premenopausal Women
  • CITA : Journal of Human Nutrition and Dietetics 25(2):172-179, Abr 2012
  • MICRO : Los actuales sistemas validados de puntuación para evaluar la calidad de la dieta no parecen apropiados para su aplicación en estudios acerca del máximo de masa ósea en mujeres sanas.

Introducción

Si bien la osteoporosis se describe en etapas tardías de la vida, uno de los parámetros para la prevención de esta enfermedad consiste en lograr el máximo de masa ósea durante la adolescencia o en los comienzos de la edad adulta. Se define a este máximo como el máximo nivel de masa ósea obtenido durante el crecimiento normal; en las mujeres, el máximo de masa ósea se verifica en adolescentes o adultos jóvenes en la columna lumbar y el fémur. Un reducido máximo de masa ósea se asocia con mayor riesgo de osteoporosis y fracturas. Por consiguiente, un mejor conocimiento de los factores modificables de riesgo que se relacionan con un bajo máximo de masa ósea resulta relevante para reducir el futuro riesgo de fracturas. Se dispone de estudios que vinculan la dieta y la salud ósea, los cuales se han focalizado en la correlación entre ciertos nutrientes o componentes de la dieta con el tejido óseo. Sin embargo, el crecimiento y el mantenimiento del hueso son procesos complejos, por lo cual el papel de los nutrientes individuales puede modificarse en función de la composición global de la dieta. De este modo, la interpretación de los resultados de los estudios sobre nutrientes específicos es difícil, dado que la recomendación de aumentar o reducir el consumo de una sustancia puede afectar a cada individuo de una forma diferente en función de su patrón global de alimentación.

En el presente modelo, se evaluó la relación entre los parámetros de la densidad mineral ósea (DMO) total en mujeres premenopáusicas próximas a lograr su máximo de masa ósea, por un lado, y los índice establecidos de la calidad global de la alimentación, por el otro. Se eligieron el Alternate Healthy Eating Index (AHEI) y el Recommended Food Score (RFS), que consisten en sendos índices que permiten el estudio simultáneo de numerosos nutrientes y comidas descritos en una dieta saludable. Ambos parámetros han sido validados en ensayos con otras enfermedades crónicas, si bien su utilidad para los estudios acerca del tejido óseo aún no ha sido determinada. En el análisis, la DMO corporal total se ajustó en función del peso corporal mediante datos estimados de la densidad ósea. Por consiguiente, se incorporó el cálculo de la DMO aparente; en esta variable, se emplearon el peso y el área ósea para ajustar la DMO bidimensional para un modelo tridimensional óseo, con una estimación volumétrica independiente del tamaño corporal.

Pacientes y métodos

Se obtuvieron datos de un estudio transversal en el que participaron 237 mujeres sanas premenopáusicas, de entre 18 y 30 años. Se excluyeron aquellas pacientes embarazadas, con depresión no tratada o con antecedentes de utilización de ciertos fármacos (corticoides, esteroides anabólicos, antiepilépticos, cimetidina, propranolol) u otros procesos comórbidos relevantes.

Se reunió información acerca de los factores del estilo de vida (incluidas la dieta y la actividad física) y el ciclo menstrual a partir de cuestionarios estandarizados. La DMO se calculó mediante absorciometría de rayos X de energía dual. El contenido de la dieta se determinó en forma retrospectiva mediante una versión modificada del Harvard Food Frecuency Questionnaire, en el que se investigó el consumo de productos de soja y juego de naranja fortificado con calcio o vitamina D. La calidad de la dieta se definió mediante la aplicación de los cuestionarios AHEI y RFS. Todos los datos reunidos se procesaron con pruebas estadísticas específicas. La asociación entre la DMO y la calidad de la dieta se evaluó por medio de modelos de regresión lineal múltiple. Aquellas covariables que se vinculaban con la DMO o la calidad de la dieta se consideraron en un modelo final multivariado; en aquellos casos en los que la DMO bidimensional era la variable dependiente, se incluyó la altura en el análisis para el ajuste en función del tamaño corporal.

Resultados

Tras la exclusión de los casos con falta de datos sobre la DMO o con cálculos no creíbles de la dieta (inferiores a 500 kcal/día o superiores a 4 000 kcal/día), la cohorte de estudio incluyó a 226 mujeres con una media de edad de 21.6 ± 3.0 años. Si bien el promedio del índice de masa corporal era normal (22.9 ± 3.1 kg/m2), la media del porcentaje de masa grasa se estimó en 31.9% ± 7.7%, considerado un valor en el límite superior normal. Las pacientes eran físicamente activas, con un promedio de 55.2 ± 49.0 equivalentes metabólicos semanales.

Se advirtió que la mayoría de las mujeres se caracterizaban por niveles de DMO normales o elevados, con una media de 1.16 ± 0.08 g/cm2. Los puntajes del cuestionario AHEI variaban entre 19.5 y 79.9 puntos (promedio: 52.1 ± 12.8 puntos), mientras que la puntuación en la escala RFS oscilaba entre 0 y 35 puntos (media: 17.8 ± 6.3 puntos). De acuerdo con los investigadores, la DMO y el porcentaje de masa grasa no se correlacionaban con los puntajes de estos cuestionarios. En cambio, la ingesta de calcio y vitamina D se asociaba con estas puntuaciones, tanto en forma previa como posterior al ajuste en función de la ingesta calórica total.

La aplicación de un modelo de regresión múltiple permitió verificar una tendencia de la DMO aparente tridimensional por decrecer para los sucesivos cuartilos definidos para el puntaje del cuestionario RFS. Así, la DMO aparente fue significativamente menor en las mujeres del tercer cuartilo de puntuación RFS, en comparación con aquellas pacientes del primer cuartilo (p = 0.04; beta = -0.002). El ajuste en función del consumo energético total o de calcio y vitamina D no provocó cambios en esta asociación.

La aplicación del puntaje RFS como variable continua no se correlacionó con la DMO en los análisis de regresión, a pesar del ajuste estadístico por la actividad física, la edad de la menarca, el porcentaje de masa grasa, la ingesta calórica total o el consumo de calcio y vitamina D. En coincidencia, en la consideración del puntaje AHEI como variable continua o de sus componentes en forma individual, no se demostraron asociaciones con la DMO, incluso pese al ajuste estadístico por las restantes covariables.

Discusión

Si bien en investigaciones previas se ha informado que la dieta es un factor de riesgo relevante y modificable para la salud ósea, en el presente análisis no se reconocieron asociaciones entre la calidad global de la dieta y la DMO en una cohorte de mujeres premenopáusicas sanas, en una edad cercana a la correspondiente al máximo de masa ósea. Tanto el puntaje RFS como la puntuación AHEI no presentaron una correlación con los parámetros de DMO. Del mismo modo, los componentes individuales de la escala AHEI no guardaron relación con la DMO.

Estas escalas se definen como parámetros de la calidad global de la dieta y se fundamentan en las normativas generales que tienden a mejorar la salud global, mediante la reducción del riesgo de afecciones crónicas (enfermedad cardiovascular, cáncer). En coincidencia, las mujeres con mayores puntajes AHEI y RFS se caracterizaron por mayores niveles de actividad física y menor proporción de masa grasa, por lo cual estas puntuaciones parecen asociarse con un estilo de vida saludable. Sin embargo, en estas escalas no se enfatizan aquellos nutrientes relacionados con la salud ósea (calcio, vitamina D). Por consiguiente, se admite la necesidad de índices de calidad nutricional para los estudios clínicos de valoración del tejido óseo.

Pese a la asociación entre el consumo de frutas y vegetales con la salud ósea y el incremento de la DMO, los autores admiten que, en este modelo, estos componentes del cuestionario AHEI no se correlacionaron con la DMO en esta cohorte. Se presume que las categorías del cuestionario podrían resultar demasiado amplias, por lo cual una focalización específica de estos productos vegetales podría incrementar el nivel de asociación de su consumo con los valores de DMO. Otra posible explicación propuesta por los investigadores es la potencial necesidad de la evaluación de una población con mayor variedad en la dieta, ya que, en esta cohorte, el consumo de estos vegetales era relativamente elevado. En este contexto, el alto valor de DMO confirmado en las participantes podría deberse a las altas tasas de actividad física. Se reconoce que el ejercicio incrementa la masa muscular y la adquisición del componente mineral óseo, con optimización de la DMO durante el crecimiento y el desarrollo.

Se advierte que un bajo máximo de masa ósea se asocia con mayor riesgo de osteoporosis y de fracturas osteoporósicas en etapas posteriores de la vida. Por consiguiente, la definición de los factores modificables que se vinculan con un reducido máximo de masa ósea se considera relevante para la elaboración de estrategias preventivas.

Ref : GINECO, ENDO.

Especialidad: Bibliografía - Endocrinología - Ginecología

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