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Asociación entre el Consumo de Alcohol y la Retinopatía Diabética y la Agudeza Visual

  • AUTOR : Lee C, Stolk R, Beulens J y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Association between Alcohol Consumption and Diabetic Retinopathy and Visual Acuity. The AdRem Study
  • CITA : Diabetic Medicine 27(10):1130-1137, Oct 2010
  • MICRO : Se demostró una asociación ente el consumo de bebidas alcohólicas y el deterioro de la agudeza visual, aunque no con la progresión de la retinopatía diabética ni con la presencia de lesiones vasculares retinianas.

Introducción

Una de las complicaciones de la diabetes (DBT) es la retinopatía, que puede asociarse con pérdida de la visión. Existen algunos factores adicionales, como el consumo de alcohol, que pueden empeorar este cuadro en sujetos con DBT. Si bien el consumo moderado de bebidas alcohólicas se ha asociado con mejor control glucémico, mediado por un incremento de la sensibilidad a la insulina, es sabido que su consumo abusivo ejerce un efecto tóxico sobre el sistema nervioso y puede inducir estrés oxidativo y deteriorar la visión.

Existen pocos antecedentes bibliográficos acerca de la relación entre el alcohol y la retinopatía diabética (RD), con resultados poco homogéneos y limitaciones metodológicas.

Los autores se propusieron explorar la asociación entre el alcohol y la incidencia y progresión de la retinopatía en pacientes con DBT tipo 2 (DBT2) que participaron del estudio Action in Diabetes and Vascular Disease: Preterax and Diamicron MR Controlled Evaluation (ADVANCE) Retinal Measurement (AdRem).

Pacientes y métodos

Se evaluaron los pacientes que participaron del ensayo AdRem, un subestudio del ensayo multicéntrico y aleatorizado ADVANCE, que evaluó el efecto del descenso de la presión arterial y el control intensivo de la glucemia en una población con DBT2. La cohorte incluyó pacientes con DBT2, que recibieron el diagnóstico de la enfermedad a una edad mayor de 30 años, con 55 años o más al ingreso al ensayo y con alto riesgo de enfermedad vascular. Fueron excluidos del estudio AdRem los individuos sometidos a intervenciones oftalmológicas previas que pudieran interferir con la circulación retiniana, con cataratas intensas o pupilas con dilatación limitada.

La información respecto del consumo de alcohol se recabó por medio de cuestionarios completados por los pacientes en la evaluación basal. Se les solicitó que informaran la cantidad promedio semanal y el tipo de bebidas que consumían en el momento del estudio y también en el pasado, antes del diagnóstico de DBT2; también se preguntó si el diagnóstico había modificado su patrón de consumo. El consumo de alcohol se dividió en diferentes categorías: leve (una a 7 bebidas por semana), moderado (8 a 14 bebidas por semana) y elevado (> 14 bebidas por semana). Los resultados se ajustaron según el origen étnico de los participantes y el centro al que pertenecían.

Las evaluaciones retinales se llevaron a cabo con fotografías estereoscópicas de ambos ojos de acuerdo con los 7 campos (uno centrado en el disco óptico, otro en la mácula, otro temporal a la mácula, 2 superiores y 2 inferiores) del Early Treatment of Diabetic Retinopathy Study (ETDRS) durante la evaluación inicial, en el seguimiento a los 2 años y en la visita final. Las lesiones por DBT fueron graduadas en cada campo por comparación con las fotografías estándar del ETDRS, mientras que las lesiones vasculares se graduaron de acuerdo con el protocolo del Atherosclerosis Risk in Communities Study. Además, se midió la agudeza visual (AV) basal y final, así como la mejor AV corregida en ambos ojos, con un optotipo de Snellen a 6 metros de distancia.

La definición de eventos en la RD incluyó tanto la progresión de 2° de las lesiones diabéticas en la escala modificada del ETDRS en el ojo más afectado, como la presencia de cualquier tipo de lesión vascular (cruces arteriovenosos, microaneurismas, hemorragias retinales, exudados algodonosos, exudados duros y edema macular) en la visita final. El deterioro de la AV se definió por el descenso de 2 líneas o más en la notación métrica de Snellen entre las visitas basal y final.

Las características basales se describieron usando medias y desviaciones estándar para las variables continuas y porcentajes para las categóricas. Se emplearon las pruebas de análisis de varianza y de χ2 para analizar la influencia del consumo alcohólico, así como de regresión logística para establecer la relación entre el consumo de alcohol y la progresión de la RD y el deterioro de la AV. También se calcularon los riesgos relativos del consumo alcohólico. La ingesta de alcohol se consideró una variable continua, que se cotejó con el origen étnico (caucásico contra no caucásico) para determinar si había alguna influencia racial en la progresión del deterioro visual; también se consideraron factores como el antecedente de consumo excesivo, sin consumo en el momento del estudio y tabaquismo.

Resultados

Se incluyeron en el análisis 1 239 pacientes con una edad promedio de 65 años. Los sujetos que consumían alcohol presentaron mayores valores de índice de masa corporal, relación cintura-cadera y presión arterial sistólica, aunque menores valores de hemoglobina glucosilada que aquellos que eran abstemios; además, los bebedores presentaron mayor frecuencia de tabaquismo y sedentarismo. Los sujetos que bebían en forma moderada presentaron menor prevalencia de RD y de deterioro visual que aquellos que no bebían y que los que bebían mucho, además de menor tiempo de evolución de la DBT. Con respecto al origen étnico, hubo mayor porcentaje de consumo de alcohol entre los individuos caucásicos respecto de los pacientes de origen chino o del sudeste asiático. No se observaron diferencias en las características basales entre los participantes que bebían al momento del ingreso al estudio y los que referían haber bebido previamente pero ya no lo hacían.

Luego de un seguimiento medio de 5.5 años, 182 pacientes presentaron progresión de 2° en la escala del ETDRS, 640 con algún tipo de lesión vascular en la retina y 693 con deterioro de la AV. No se comprobó asociación entre el consumo de alcohol y la progresión de las lesiones retinianas diabéticas, aunque el análisis por regresión logística ajustado por edad y sexo mostró cierto efecto protector del consumo de alcohol al momento del estudio sobre la presencia de cualquier tipo de lesiones vasculares, respecto de aquellos que no consumían alcohol. Esta relación perdió significación luego de ser ajustada según otros factores de confusión.

Con respecto a la AV, se estableció una relación significativa entre la pérdida de ésta y el consumo de alcohol moderado o intenso al momento del estudio. Una vez ajustada según los posibles factores de confusión, la asociación ganó aún más fortaleza, con un odds ratio de 1.83 para el consumo de una a 14 bebidas semanales y de 2.09 para el consumo > 14 bebidas/semana. El antecedente de consumo de alcohol mostró un comportamiento similar. Al considerar el consumo de alcohol como una variable continua, se determinó que por cada incremento de una bebida adicional por semana aumentaba un 2% el riesgo de deterioro de la AV (p = 0.01).

También se consideró la estratificación según el origen étnico y se determinó que el riesgo relativo de deterioro de la AV y de la RD y vascular fue menor entre los pacientes de origen caucásico respecto del resto, aunque esta relación no alcanzó niveles de significación estadística.

Todos los tipos de bebidas alcohólicas indujeron la progresión del deterioro de la AV, aunque fue más marcado para los consumidores de cerveza y de bebidas blancas respecto de los sujetos que bebían vino. Sin embargo, no se estableció relación entre el tipo de bebida consumida y la progresión de la retinopatía o la presencia de lesiones vasculares.

La inclusión de la presencia de cataratas o de edema macular no modificó sustancialmente la asociación entre el consumo de alcohol y la presencia de RD o deterioro de la AV, como tampoco se observaron cambios al excluir los pacientes con antecedentes de abuso de alcohol que dejaron de beber por cuestiones de salud, ni al analizar aquellos que eran tabaquistas.

Discusión

No se encontró asociación entre el consumo de alcohol y la presencia de RD en pacientes con DBT2, definida por la progresión de 2° en la escala del ETDRS o por la presencia de lesiones vasculares; sin embargo, sí se estableció una relación directa entre el consumo de alcohol y el deterioro de la AV, que no se modificó luego del ajuste por distintos factores potenciales de confusión.

Los datos del presente trabajo coinciden con los de otros estudios publicados previamente, en los que el consumo de alcohol de larga data, comparado con la abstinencia absoluta, se correlacionó de manera inversa con la presencia de RD en el modelo no ajustado, aunque esta relación no se mantuvo en el análisis multivariado; asimismo, en uno de ellos se determinó que el consumo moderado se asoció con riesgo reducido de retinopatía. En el presente estudio, se determinó que en la población caucásica existía una asociación no significativa entre el consumo moderado de alcohol y la progresión a la retinopatía y la presencia de lesiones vasculares.

Tanto el consumo moderado como el intenso se asociaron con deterioro de la AV, y se comprobó un incremento del 2% en el riesgo de deterioro visual por cada bebida adicional consumida por semana. Estos datos se correlacionan con los de un metanálisis que señaló que el consumo de más de 3 bebidas alcohólicas por semana en la población general se asocia con aumento del riesgo de degeneración macular relacionada con la edad, que representa la causa principal de ceguera en los países desarrollados. Con respecto a las cataratas y el consumo de alcohol, los estudios han mostrado resultados diversos, desde ausencia de asociación hasta aumento del riesgo.

A pesar de los resultados, aún no se sabe la razón del deterioro de la AV en los pacientes con DBT2 que consumen alcohol. Uno de las explicaciones posibles residiría en el efecto neurotóxico del alcohol, por inducción del daño oxidativo. El hecho de que el deterioro visual fuera más acentuado con el consumo de cerveza o de bebidas blancas, respecto del vino, parece avalar esta teoría, ya que es sabido que el vino tiene propiedades antioxidantes que compensarían parcialmente la neurotoxicidad del etanol. Además, el alcohol no sólo no aporta nutrientes, sino que induce al descenso de los niveles de las vitaminas A y B. Por último, no puede descartarse que la asociación entre el alcohol y la pérdida de la AV se deba a factores relacionados con los diferentes estilos de vida, aunque se llevó a cabo el ajuste de los resultados según distintas variables en este sentido (tabaquismo, índice de masa corporal, nivel social, sedentarismo) sin resultados positivos.

Los autores concluyen que se ha demostrado la asociación entre el consumo de bebidas alcohólicas y el deterioro de la AV, aunque no pudo verificarse la relación con la progresión de la RD ni con la presencia de lesiones vasculares retinianas.

Ref : ENDO, CLMED, OFTALMO.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica - Endocrinología - Oftalmología

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