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La Terapia con Rosuvastatina Reduce Ligeramente la Incidencia de Neumonía
- AUTOR : Novack V, Macfadyen J, Ridker P y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : The Effect of Rosuvastatin on Incident Pneumonia: Results From the JUPITER Trial
- CITA : Canadian Medical Association Journal 184(7):367-372, Abr 2012
- MICRO : Estudios observacionales han postulado que las estatinas, además de su efecto sobre el colesterol, reducirían la incidencia de ciertas infecciones. El presente trabajo avala esta hipótesis, ya que demuestra un menor número de nuevos casos de neumonía en una amplia cohorte de pacientes tratados con rosuvastatina.
Introducción
Los estudios llevados a cabo sobre el tratamiento con estatinas han demostrado fehacientemente que estos fármacos reducen la incidencia de eventos cardiovasculares. Además de sus probados efectos a nivel cardiovascular, varios ensayos observacionales han postulado la posibilidad de que esta clase de drogas disminuya la incidencia y gravedad de algunas infecciones bacterianas, especialmente, la neumonía. Más allá de su importante efecto sobre el colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad (LDLc), las estatinas tendrían efectos positivos sobre la inflamación, la apoptosis, el equilibrio antioxidante y la función endotelial, lo cual avalaría los hallazgos de los ensayos observacionales.
Sin embargo, un factor de confusión común en los ensayos observacionales está dado por el hecho de que el tratamiento con estatinas podría constituir un marcador inespecífico de buena calidad de atención, es decir que el uso de esta clase de fármacos estaría simplemente reflejando la participación de pacientes con hábitos saludables, buen nivel socioeconómico y mejor acceso a la atención. Además, dado que las infecciones como la neumonía son una complicación frecuente luego de un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular, cualquier efecto beneficioso del tratamiento con estatinas sobre la neumonía u otras infecciones podría deberse simplemente a una reducción en el número de eventos vasculares.
En este contexto, se llevó a cabo un análisis de la información extraída de un reciente estudio aleatorizado y controlado, en el que más de 17 000 hombres y mujeres recibieron rosuvastatina o placebo en forma aleatoria, a fin de evaluar la hipótesis de que las estatinas pueden reducir la incidencia de neumonía.
Métodos
El estudio original fue un ensayo multicéntrico, aleatorizado, a doble ciego y controlado con placebo que se llevó a cabo en 1 315 centros de 26 países. El estudio incluyó a hombres de 50 años o más y a mujeres de 60 años o más, sin antecedentes de enfermedad cardiovascular o diabetes, y con una concentración de LDLc inferior a 130 mg/dl y un nivel de proteína C-reactiva de alta sensibilidad (PCRas) de 2.0 mg/l o mayor en la consulta inicial. Además, debían contar con una concentración de triglicéridos inferior a 500 mg/dl.
Los siguientes fueron considerados criterios de exclusión: uso de terapia hipolipemiante en las seis semanas previas al reclutamiento; uso concomitante de terapia de reemplazo hormonal posmenopáusica; antecedentes de cáncer en los 5 años previos; presencia de diabetes, hipertensión no controlada o enfermedades inflamatorias (tales como artritis grave, lupus o enfermedad inflamatoria intestinal), y consumo de fármacos inmunosupresores o corticoesteroides.
Entre marzo de 2003 y diciembre de 2006 un total de 17 802 pacientes fueron reclutados para el estudio, los cuales fueron divididos aleatoriamente en dos grupos: un grupo recibió 20 mg/día de rosuvastatina y el otro, placebo. Se realizaron consultas de seguimiento a las 13 semanas desde la distribución aleatoria, y luego a los 6, 12, 18, 24, 36, 42, 48, 54 y 60 meses. En marzo de 2008 se decidió dar por finalizado el ensayo debido a la obtención de hallazgos convincentes sobre la eficacia del fármaco en estudio con respecto al principal resultado cardiovascular evaluado. No obstante, los participantes continuaron con el tratamiento asignado hasta la consulta final, en agosto de 2008.
A los fines del presente trabajo, se evaluó la incidencia de infecciones ocurridas durante el período en estudio a partir de la información extraída de los informes de eventos adversos, haciendo especial hincapié en la incidencia de neumonía. Los siguientes códigos utilizados por los investigadores fueron empleados para definir la presencia de neumonía: bronconeumonía, neumonía, neumonía por Chlamydia, neumonía por Haemophilus, neumonía por Moraxella, neumonía neumocócica, neumonía atípica, neumonía estafilocócica, neumonía viral y neumonía bacteriana. Además, se realizó un análisis de la totalidad de casos de neumonía, en el cual la presencia de eventos recurrentes separados por al menos 90 días fueron considerados como eventos independientes.
Por último, para evaluar la gravedad de la neumonía, se utilizó la definición de «eventos adversos graves» empleada por los investigadores. Es decir, se consideró un evento adverso como grave si fue fatal o de alto riesgo para la vida, si requirió hospitalización o prolongación de la estadía en el hospital, si requirió intervención para prevenir daño permanente, o si dio como resultado una incapacidad persistente o significativa.
Resultados
Las características de base de los participantes eran similares en ambos grupos. Con respecto a los factores de riesgo para neumonía, el 32% eran mayores de 70 años, el 37.6% tenía un índice de masa corporal de 30 kg/m2 o mayor, el 41.3% tenía síndrome metabólico y el 16% eran fumadores.
Del total de 17 802 participantes, con una mediana de seguimiento de 1.9 años, la aparición de nuevos casos de neumonía fue informada como evento adverso en 214 casos del grupo medicado con rosuvastatina y en 257 del grupo placebo. El número de participantes en los que la neumonía fue clasificada como evento adverso grave no difirió significativamente entre ambos grupos.
El análisis inicial incluyó todo nuevo caso de neumonía, inclusive aquellos que se produjeron luego de un evento cardiovascular. Al restringir el análisis a los casos que ocurrieron antes de este tipo de eventos, se hallaron 203 casos de neumonía en el grupo tratado con rosuvastatina y 250 en el otro grupo. Por otra parte, el análisis que incluyó todas las instancias de neumonía durante el seguimiento, inclusive las recurrencias, halló un total de 231 casos en el primer grupo, y 285 en el segundo. Asimismo, el ajuste por edad, sexo, hábito de fumar, presencia de síndrome metabólico, concentraciones de lípidos y nivel de PCRas no generó cambios significativos en los resultados.
Por otra parte, nuevos casos de infecciones (más allá de la neumonía) fueron diagnosticados en 3 760 pacientes del grupo tratado con rosuvastatina y en 3 828 del grupo placebo. El evento fue clasificado como grave en 412 participantes del primer grupo y en 456 del segundo. Al igual que lo ocurrido en el caso de la neumonía, se observó una disminución en el riesgo de infecciones de tejidos blandos, ginecológicas y fúngicas en el grupo tratado con el fármaco en estudio, comparado con el otro grupo. En cambio, no se hallaron diferencias en cuanto al riesgo de infecciones respiratorias, gastrointestinales, urinarias, virales y de sepsis sistémica entre ambos grupos.
Discusión
De acuerdo con los resultados del presente trabajo, los participantes que recibieron rosuvastatina obtuvieron una reducción moderada en la incidencia de neumonía en comparación con el grupo placebo. El efecto no se modificó en forma significativa luego del ajuste por factores de base predisponentes para neumonía, ni luego de excluir los casos surgidos subsecuentemente a un evento cardiovascular o luego de incluir los casos de neumonía recurrente.
Si bien varios estudios observacionales han sugerido un efecto protector para el uso de estatinas sobre la incidencia de neumonía y otras infecciones, hasta el momento no existen ensayos aleatorizados que se hayan ocupado específicamente de este tema. Los mecanismos potenciales que podrían avalar el efecto protector de las estatinas en las enfermedades infecciosas incluyen una leve actividad antiinflamatoria, antioxidante, inmunomoduladora, antiapoptótica y de protección endotelial. En modelos animales, el pretratamiento con simvastatina disminuyó la sobreproducción de óxido nítrico y revirtió la respuesta vascular alterada inducida por el shock tóxico. En forma similar, en un ensayo aleatorizado, el tratamiento con simvastatina en pacientes hospitalizados por una enfermedad infecciosa logró disminuir los niveles de interleuquina 6 y de factor de necrosis tumoral alfa.
Por último, los autores comentan las fortalezas y limitaciones del estudio. Entre las primeras se menciona, en primer lugar, que el tratamiento fue asignado en forma aleatoria; en segundo lugar, que los investigadores que informaron los eventos adversos desconocían el tratamiento asignado a cada paciente; y en tercer lugar, que se llevó a cabo un análisis que excluyó a aquellos participantes en los que la neumonía se produjo luego de un evento cardiovascular, lo que reduce en gran medida la posibilidad de sesgo asociado con este tipo de eventos.
En cuanto a las limitaciones, se destaca que el ensayo no fue diseñado para estudiar un efecto preventivo para la neumonía y que los resultados no fueron definidos antes de comenzar el estudio, por lo que existe la posibilidad de haya errores de clasificación o un menor número de casos informados de los realmente existentes. Otro factor considerado como limitación es que no se contó con información sobre el estado de vacunación para neumococo e influenza de los participantes. Finalmente, se debe tener en cuenta que el ensayo se limitó a pacientes sanos con bajos niveles de LDLc y altos niveles de PCRas, lo que puede reducir la posibilidad de generalizar los resultados.
Conclusiones
El presente trabajo avala la hipótesis de que el tratamiento con estatinas podría reducir ligeramente la incidencia de neumonía. De todos modos, se debe tener presente que la reducción del riesgo absoluto observada en el ensayo fue de escasa magnitud. Por lo tanto, aún se requieren más estudios para continuar explorando los mecanismos por los cuales la terapia con estatinas puede llegar a reducir la incidencia de determinados eventos en la práctica clínica.
Ref : CARDIO, ROSUVAST.
Especialidad: Bibliografía - Cardiología