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La Autopercepción de la Forma y el Tamaño Corporal de las Mujeres Coincide con la Aplicación de Parámetros Objetivos
- AUTOR : Thoma M, Hediger M, Louis B y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Comparing Apples and Pears: Women’s Perceptions of their Body Size and Shape
- CITA : Journal of Women’s Health 21(10):1074-1081, Oct 2012
- MICRO : Para conocer la contribución independiente de la adiposidad corporal total y localizada sobre el estado de salud de las mujeres es necesario contar con herramientas de evaluación fidedignas que puedan aplicarse a una cantidad elevada de individuos.
Introducción y objetivos
Se estima que aproximadamente el 25% de las mujeres en edad fértil presenta obesidad. Esta enfermedad de prevalencia creciente tiene consecuencias negativas significativas a largo plazo vinculadas con la aparición de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2 y cáncer, entre otras enfermedades. Además, la obesidad afecta la salud reproductiva y perinatal. La adiposidad localizada sería un predictor de riesgo de enfermedades crónicas, independiente de la adiposidad total. Esto se observó especialmente en mujeres no obesas. No obstante, se desconoce la contribución independiente de cada tipo de adiposidad en cuanto al estado de salud de las mujeres. Un obstáculo para la evaluación de la contribución de la adiposidad total y regional con la afectación de la salud es la metodología empleada. El parámetro más utilizado para evaluar el tamaño corporal en estudios epidemiológicos es el índice de masa corporal (IMC); no obstante, este índice no permite valorar las diferencias de distribución de la adiposidad corporal ni los riesgos para la salud generados por ella. Debe considerarse que la evaluación antropométrica del tamaño y la forma corporal puede ser dificultosa en estudios epidemiológicos de gran escala; por este motivo, es necesario contar con estrategias prácticas de evaluación, idealmente cuestionarios o escalas autoaplicadas.
El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar si las mujeres en edad reproductiva perciben e informan su forma corporal de un modo adecuado con el fin de incorporar esta información a la hora de realizar estudios. Los autores compararon la información brindada por las mujeres frente a los indicadores antropométricos objetivos de distribución de la adiposidad corporal, general y regional.
Pacientes y métodos
Se incluyeron 131 mujeres fértiles, de 18 a 44 años, en su mayoría de origen caucásico, que participaron del estudio Endometriosis, Natural History, Diagnosis and Outcomes (ENDO). Se recavó información sobre los factores demográficos, los antecedentes gestacionales, las características físicas y el estilo de vida de las participantes. Se solicitó a las mujeres que señalen su tamaño y forma corporales en etapas anteriores de la vida. Con este fin se consideraron intervalos de 5 años hasta llegar a la edad al momento del estudio. La evaluación fue llevada a cabo mediante la aplicación de la cartografía de 9 siluetas de Stunkard. Para evaluar la percepción de las mujeres respecto de su forma corporal se aplicó la prueba de las 4 figuras elaborada sobre la base de los resultados de la Body Shape Assessment Scale (BSAS) creada por Cornell y col. Las figuras consideradas fueron las formas de reloj de arena, pera, rectángulo y manzana o triángulo invertido. Estas figuras se acompañaron por una descripción por escrito con el fin de aumentar la comprensión de las participantes. También se solicitó a las mujeres la descripción de la evolución de su peso corporal y la evaluación de sus proporciones corporales. Luego se llevaron a cabo evaluaciones antropométricas que incluyeron la estimación de la talla, el peso corporal, las circunferencias corporales, los pliegues cutáneos y el IMC. Los autores aplicaron indicadores binarios de adiposidad central y valoraron el índice de grasa en los brazos.
Resultados
La mayoría de las mujeres eran caucásicas y no hispánicas, convivían con sus parejas y no eran tabaquistas. La media de la edad y del IMC fue de 32 años y de 27.1 kg/m2, respectivamente. El 11%, 3.1% y 6.2% de las mujeres tenían endometriosis, síndrome de ovarios poliquísticos y habían sido sometidas a una cirugía mamaria o a liposucción, respectivamente. Se observaron diferencias significativas entre las mujeres obesas y no obesas en cuanto al tamaño de las siluetas y el estado de salud referido, la media de edad y la edad en el momento de la menarca. Ninguna mujer se identificó con las siluetas de tamaños extremos de la cartografía de Stunkard. El IMC se correlacionó significativamente con la figura señalada por las mujeres.
En ausencia de obesidad, se hallaron diferencias significativas entre las formas corporales en términos del índice pecho-cadera y el de cintura-cadera. Ambos índices fueron mayores al considerar las figuras correspondientes al rectángulo y la manzana en comparación con el reloj de arena y la pera. En cuanto al índice pecho-cintura y a la circunferencia de la cintura, también se observaron diferencias, aunque éstas no alcanzaron un nivel significativo. Según la evaluación de los indicadores de adiposidad central, la forma de manzana fue la que se correspondió con los valores más elevados de circunferencia de la cintura y del índice cintura-cadera. No se hallaron diferencias significativas entre los parámetros correspondientes a las formas corporales en presencia de obesidad. El porcentaje de concordancia ante la consideración de un índice de cintura-cadera mayor o igual a 0.8, de la circunferencia de la cintura mayor o igual a 88 cm y del índice cintura-talla mayor o igual a 0.5, hallado ante la comparación de la forma de pera con la forma de manzana, fue del 82.9%, 82.9% y 68.3%, respectivamente.
Discusión
De acuerdo con los resultados del presente estudio, la información aportada por las mujeres respecto del tamaño y la forma de su cuerpo coincidió con los resultados de la evaluación antropométrica llevada a cabo. La asignación de un IMC correspondiente a las siluetas señaladas por las participantes resultó adecuada. Asimismo, la elección de la forma corporal según su coincidencia con la forma de una pera o una manzana se asoció con la valoración antropométrica de la distribución de la grasa en la zona corporal superior. Los resultados obtenidos coincidieron con lo informado por otros autores. No obstante, en el presente estudio se asignó un IMC correspondiente a un punto intermedio entre dos figuras consecutivas señaladas por las pacientes como correspondientes a su forma y tamaño corporal. Este IMC tuvo un nivel de concordancia superior con los resultados de la evaluación antropométrica en comparación con la asignación del IMC exacto correspondiente a una de las figuras.
La aplicación de la prueba de las 4 figuras de Cornell combinada con descripciones sobre la distribución del peso corporal y el aumento ponderal permitió evaluar la forma corporal de acuerdo con la perspectiva de las participantes. Los resultados de esta prueba coincidieron con los índices de distribución regional de la grasa corporal y permitieron distinguir los patrones de distribución superior e inferior correspondientes a la forma de manzana y pera, respectivamente. Estos hallazgos indicaron que es posible aplicar un método rentable para evaluar la distribución de la grasa corporal en un número considerable de pacientes. El método aplicado permitió distinguir el patrón general de distribución de la grasa corporal, que puede ser de utilidad para evaluar el riesgo y la etiología de una enfermedad determinada. Además, la evaluación retrospectiva de la forma corporal puede resultar útil para conocer los cambios que tuvieron lugar durante la vida de un paciente y su relación con el estado de salud.
Entre las limitaciones del presente estudio, los autores mencionan que no fue posible analizar los resultados según el origen étnico de las pacientes, ya que la gran mayoría fue caucásica y no hispánica. No se contó con información sobre factores psicosociales como la presencia de trastornos de la alimentación, que podrían afectar la percepción de la forma y el tamaño corporal. Finalmente, la circunferencia del busto se estimó en forma indirecta según el tamaño del corpiño referido por las pacientes, lo cual podría resultar inexacto. Es necesario contar con estudios adicionales que permitan validar los resultados obtenidos.
Conclusión
La evaluación de la forma y el tamaño corporal de acuerdo con la perspectiva del propio individuo puede ser un indicador adecuado de la distribución de la grasa corporal para aplicar en estudios poblacionales de magnitud considerable.
Ref : CLMED.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica