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Los Sofocos no se Asocian con Cambios Importantes en la Presión Arterial

  • AUTOR : Tuomikoski P, Haapalahti P, Ylikorkala O, Mikkola T y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Vasomotor Hot Flushes and 24-Hour Ambulatory Blood Pressure in Recently Post-Menopausal Women
  • CITA : Annals of Medicine 42(3-4):216-222, 2010
  • MICRO : El estudio, en mujeres normotensas y con posmenopausia de corta duración, no reveló cambios en la presión arterial o la frecuencia cardíaca en relación con la presencia o gravedad de los sofocos. Sin embargo, los sofocos nocturnos graves se vincularon con incrementos de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, cuya trascendencia clínica todavía debe ser determinada.

Introducción

Los mecanismos asociados con el aumento de la presión arterial en algunas mujeres posmenopáusicas todavía no se conocen. Sin embargo, esta modificación por lo general aparece años después de la menopausia y el aumento del índice de masa corporal (IMC) podría ser un factor de contribución.
La etiología de los sofocos tampoco se conoce, pero diversos estudios han sugerido que las mujeres que presentan sofocos difieren en varios aspectos de aquellas que no tienen síntomas vasomotores. Más aún, es posible que los sofocos reflejen diferencias en la presión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular.
Numerosos trabajos de observación realizados hace más de una década sugirieron que la terapia hormonal de reemplazo (THR) era útil para la evitar la enfermedad cardiovascular; estudios posteriores aleatorizados y controlados con placebo; sin embargo, mostraron resultados opuestos tanto en prevención primaria como secundaria. Las discrepancias en las poblaciones estudiadas, la edad al momento del inicio de la THR y los síntomas vasomotores podrían ser algunos de los factores vinculados con los hallazgos dispares. El objetivo de los autores en la presente investigación fue conocer en forma prospectiva las consecuencias de los sofocos sobre la presión arterial (PA) y la frecuencia cardíaca (FC) en un grupo de mujeres normotensas con posmenopausia reciente.

Pacientes y métodos

La muestra para el análisis abarcó 150 mujeres con posmenopausia de 6 a 36 meses de evolución y niveles séricos de hormona estimulante de los folículos (FSH) igual o por encima de 30 UI/l. Las mujeres tenían entre 48 y 55 años y no habían recibido THR. Se excluyeron las pacientes con PA > 140/90 mm Hg, IMC > 30 kg/m2 o enfermedad cardiovascular al momento del reclutamiento. La presencia de sofocos se conoció en forma prospectiva mediante un cuestionario estructurado. Los síntomas se clasificaron con el Hot Flush Weekly Weighted Score (HFWWS): sofocos leves (n = 34; HFWWS de 0.5 a 9.5 puntos), moderados (n = 30; HFWWS de 10 a 99.5 puntos) o graves (n = 63; HFWWS de 100 a 452.5 puntos). Un total de 23 mujeres no presentaban sofocos (HFWWS de 0).
Las participantes fueron sometidas a monitorización de la presión arterial en 24 horas (PA24), por lo general en días laborales y con registros cada 20 minutos durante el día y cada 30 minutos durante la noche. Simultáneamente, las pacientes registraron en planillas especiales los síntomas vasomotores y las actividades. Se tuvieron en cuenta los valores de PA diastólica y sistólica (PAD y PAS, respectivamente), la FC y la caída nocturna de la PA; el descenso relativo de por lo menos 10% se consideró normal. Se calculó la presión de pulso (PP). En un paso posterior, las variables relacionadas con la PA24, registradas por la noche, se analizaron en las pacientes con sofocos graves. A partir de las planillas sintomáticas, se determinó con exactitud el momento de los sofocos, de modo tal de identificar las variaciones en la PA hasta 15 minutos después de las manifestaciones vasomotoras. De esta forma, se identificaron 44 sofocos en 26 mujeres; en las enfermas con múltiples sofocos, se consideró el valor promedio.
Se tomaron muestras de sangre para la determinación de los niveles de estrona (E1), estradiol (E2), globulinas de unión a las hormonas sexuales y FSH. Se calculó el índice de estradiol libre (IEL). La distribución normal de los datos se determinó con pruebas de Shapiro-Wilk. Las comparaciones entre los grupos se realizaron con modelos ANOVA y pruebas de Kruskal-Wallis o de la U de Mann-Whitney, según el caso. En los modelos de regresión lineal, los promedios de la PAS, PAD, PP y FC durante el día y la noche fueron variables dependientes, en tanto que los sofocos, los niveles de E1 y E2 y el IEL fueron variables independientes. La asociación entre los sofocos y la caída nocturna de la PA se evaluó con pruebas de chi al cuadrado.

Resultados

Todas las mujeres presentaron concentración de FSH igual o superior a 30 UI/l. Si bien todas tuvieron PA normal en la valoración realizada en el consultorio, dos enfermas con sofocos graves y una paciente sin sofocos presentaron hipertensión arterial (promedio de PAS durante el día de 141 a 165 mm Hg y de PAD de 95 a 98 mm Hg) en el registro de PA24. Estas tres enfermas fueron excluidas de los análisis; por lo tanto, la muestra final estuvo integrada por 147 pacientes (23 mujeres sin sofocos, 33 enfermas con sofocos leves, 30 pacientes con sofocos moderados y 61 mujeres con sofocos graves).
Las medias de la PAS, PAD, PP y FC (en estado de vigilia y durante la noche) fueron semejantes en todos los grupos; no se observó ninguna asociación entre estos parámetros y el estado según la presencia de sofocos; tampoco se encontraron vinculaciones entre las variables de la PA y los niveles séricos de E1, E2, el IEL o el período transcurrido desde la menopausia. El HFWWS no se relacionó con ninguna de las mediciones de PA24.
Sin embargo, los sofocos graves nocturnos se asociaron con incrementos de la PAS (4.1 ± 10.5 mm Hg; p = 0.0061); de la PAD (3.1 ± 6.8 mm Hg, p = 0.032) y de la FC (3 ± 7.2 latidos por minuto, p = 0.043), respecto de los valores basales. Si bien la respuesta presentó una amplia variación individual, alrededor de la mitad de los episodios de sofocos se vincularon con aumentos importantes de hasta 35 mm Hg y 18 mm Hg en la PAS y la PAD, respectivamente, y de la FC de hasta 21 latidos por minuto.

Discusión

La declinación de los niveles de estrógenos es el trastorno bioquímico primordial que define la posmenopausia; dicha anormalidad probablemente participe en la fisiopatología de los sofocos. Numerosos estudios demostraron que los síntomas vasomotores se vinculan con alteraciones de la función vascular. En el presente ensayo, los autores evaluaron las asociaciones entre la presencia y gravedad de los sofocos y las variables de PA, registradas durante 24 horas. A diferencia los trabajos previos, la valoración prospectiva de los sofocos indudablemente representa una ventaja considerable en términos de precisión, ya que diversos factores, entre ellos, la obesidad, el tabaquismo y el bajo nivel educativo, incrementan el riesgo de aparición de sofocos. La inclusión de pacientes con posmenopausia reciente fue particularmente importante porque ellas son las principales candidatas a la THR.
Los resultados no revelaron diferencias importantes entre las variables diurnas y nocturnas de PA y la FC entre las pacientes con sofocos o sin síntomas vasomotores. Los trabajos anteriores han mostrado resultados muy dispares en este sentido, esencialmente atribuibles al diseño retrospectivo y a la inclusión de pacientes con hipertensión arterial, fumadoras o tratadas con THR. Por lo tanto, las observaciones de estos estudios no son aplicables a la población de mujeres sanas, con posmenopausia reciente y sin THR.
En el presente trabajo, se comprobaron incrementos importantes de la PAD y de la FC y menos marcados de la PAS, en relación con los sofocos nocturnos graves. En algunas investigaciones previas, se encontraron los mismos cambios, en tanto que en otras se observaron asociaciones opuestas, es decir disminuciones de la PA durante los episodios de sofocos.
Los aumentos de la PA y de la FC en el contexto de los sofocos podrían obedecer a la mayor actividad simpática y, tal vez, al descenso de la actividad parasimpática; sin embargo, se requieren más estudios para establecer conclusiones firmes en este contexto. Cabe recordar, no obstante, que los estrógenos son fuertes vasodilatadores.
Los resultados del presente ensayo también sugieren que las mujeres con sofocos graves tendrían una vasculatura más sensible; aunque no fue posible determinar la duración precisa de los cambios en la PA en asociación con los sofocos, seguramente fueron episodios muy breves, ya que los promedios no se modificaron.
El aumento de la PA vinculado con los sofocos se asocia con efectos deletéreos para los vasos; no obstante, debido a su transitoriedad, las consecuencias podrían no ser clínicamente relevantes. Aunque la posmenopausia se caracteriza por el aumento de la rigidez arterial, en un estudio previo los autores no encontraron diferencias estructurales en la vasculatura en asociación con los sofocos. En cambio, estos últimos se relacionan con alteraciones funcionales, posiblemente en respuesta a modificaciones en el tono simpático.

Conclusión

Los resultados del presente trabajo sugieren que, en las pacientes normotensas y con posmenopausia de corta duración, no se producen cambios significativos de la PA y la FC. La relevancia clínica de los aumentos de ambos parámetros, en asociación con los sofocos nocturnos, merece mayor investigación.

Ref : GINECO.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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