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Amisulpride para los Pacientes Adictos a Sustancias Psicoactivas que Presentan Síntomas Psicóticos

  • AUTOR : Lizán Tudela L, Sánchez Máñez A, Romero Gómez FJ y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Tratamiento con Amisulpride de Pacientes Adictos a Sustancias Psicoactivas y Síntomas Psicóticos
  • CITA : Actas Españolas de Psiquiatría 38(3):138-146, May 2010
  • MICRO : El tratamiento con amisulpride aliviaría el malestar psicológico y mejoraría el funcionamiento social de los individuos adictos a sustancias psicoactivas con síntomas psicóticos.

Introducción

La dependencia de las drogas se basa en modificaciones funcionales de la neurotransmisión, que se relacionan con los sistemas de refuerzo positivo y negativo que conllevan las sustancias de abuso. Una característica común es la estimulación de la actividad dopaminérgica en el sistema mesolímbico.

Se calcula que el 0.6% de la población mundial de entre 15 y 64 años es dependiente de las drogas, y que alrededor del 5% de los sujetos de estas edades han consumido alguna sustancia ilícita al menos una vez dentro de los últimos 12 meses. Además, existe una tendencia creciente hacia el consumo de múltiples drogas. Por otra parte, la coexistencia de comorbilidades psiquiátricas en los sujetos adictos crea la necesidad de diseñar protocolos terapéuticos que abarquen ambos trastornos.

En este sentido, diversos estudios postulan la utilidad del amisulpride, un antipsicótico de segunda generación, para el tratamiento de los individuos que presentan a la vez síntomas psicóticos y abuso de sustancias. Este trabajo se realizó para estudiar la utilidad de dicho fármaco como estrategia terapéutica a aplicar en pacientes con trastorno por consumo de sustancias (TCS).

Materiales y métodos

Se proyectó un ensayo clínico, experimental y prospectivo. Se seleccionaron pacientes que se encontraban en tratamiento ambulatorio por su adicción o que estaban a punto de comenzarlo. Se incluyeron sujetos de ambos sexos, de entre 18 y 60 años, con diagnóstico de dependencia (de acuerdo con la cuarta edición de la edición revisada del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales [DSM-IV-R]) a alguna de estas sustancias: alcohol, cocaína, heroína o marihuana. Dichos sujetos cumplían con el requisito de que, luego de la fase de desintoxicación, presentaban uno o más de estos síntomas: hostilidad, irritabilidad o impulsividad marcada, alucinaciones auditivas o visuales, ideación paranoide o sensibilidad interpersonal. También, se incluyeron pacientes con síntomas negativos o extrapiramidales y remisión parcial de los síntomas positivos. Todos los adictos a la heroína se encontraban en tratamiento con metadona.

Se excluyeron aquellos sujetos que tenían tumores dependientes de la prolactina, prolactinoma o hipersensibilidad al amisulpride.

A los participantes se les ofreció tratamiento psicológico además de prescribírseles amisulpride. Se registraron variables sociodemográficas y referentes a la adicción (años de consumo, máximos períodos de abstinencia, vía de administración principal, tratamientos previos, entre otras), estado serológico frente al VIH y a la hepatitis, disposición al cambio, creencias con respecto al consumo de drogas y desencadenantes del consumo. Además, se utilizaron las siguientes escalas: la Escala Autoaplicada de Evaluación Social (SAAS), para evaluar la conducta y la motivación social; la Symptom Checklist 90 Revised (SCL-90-R), para valorar el malestar psicológico; el Readiness to Change Questionnaire, para evaluar la motivación al cambio; la Escala de Evaluación de la Actividad Global del sujeto, para estudiar el nivel de actividad general del paciente; la International Personality Disorder Examination, para valorar los trastornos de la personalidad, y una escala visual analógica para estudiar el craving o deseo de consumo. Los resultados se evaluaron en cuatro visitas, una inicial, y luego a los 3, 6 y 9 meses de tratamiento.

Resultados

Sesenta y tres participantes completaron el seguimiento de 9 meses. La edad promedio de los sujetos fue de 33.7 años. El 66.3% de los pacientes eran solteros y el 42.2% tenía escolaridad completa. El 49.4% de los participantes carecía de antecedentes penales. El 37.3% se encontraba en situación de desempleo. Además, un 71% de ellos tenía otro trastorno clínico o psiquiátrico aparte del abuso de sustancias.

La sustancia psicoactiva más utilizada fue la heroína (68.7%). El 74.7% de los participantes eran consumidores de múltiples drogas, y la combinación más frecuente fue la de cocaína-crack + marihuana + alcohol + benzodiazepinas.

El 63% de los pacientes ya se encontraba en tratamiento desde hacía 2 años al inicio del estudio. Con respecto a la disposición para el abandono de la sustancia principal que consumían, el 9.5% se encontraba en la fase de precontemplación, el 29.5% en contemplación y el 61% en la etapa de acción. Casi el 70% de los participantes recibía un tratamiento sólo con amisulpride (sin considerar la metadona como droga extra).

El tipo de trastorno de la personalidad influyó de modo significativo en la dosis de amisulpride necesaria para la estabilización del paciente (p = 0.003). Aquellos pacientes que tenían un trastorno de la personalidad del grupo B (trastorno antisocial, límite, histriónico o narcisista) precisaron una dosis media de 400 mg/día de amisulpride, mientras que los participantes que sufrían un trastorno psicótico requirieron dosis de 800 mg/día.

El cumplimiento del tratamiento a los 9 meses fue del 62%. La mayor parte de los pacientes que cumplieron con la terapia pertenecía al grupo que se encontraba en la fase de acción al inicio del tratamiento (p = 0.002).

El tratamiento con amisulpride se relacionó de forma estadísticamente significativa con el abandono del consumo de cocaína-crack (p < 0.05). Se observó que, del 76.5% de consumo inicial, se logró bajar al 35.7%. Asimismo, el tratamiento triplicó los casos de abstinencia y mejoró el malestar psicológico, la actividad general y el deseo de consumo.

Discusión

Los autores aseguran que el tratamiento con amisulpride de los pacientes adictos a sustancias psicoactivas es eficaz a corto plazo y a largo plazo. Además, señalan que han comprobado su eficacia a mediano plazo y a largo plazo en pacientes con enfermedad dual.

Por medio de la escala SCL-90, los investigadores demostraron que esta terapia reduce el malestar psicológico de los pacientes. Se observaron diferencias significativas a partir de los 3 meses entre aquellos que cumplían con el tratamiento y los que no lo hacían. Estas mejorías se mantuvieron hasta el final del estudio, a los 9 meses de tratamiento.

En este trabajo se observó que los mayores niveles de malestar psicológico se daban en los consumidores de cocaína. Esto podría estar asociado al mayor deterioro emocional y cognitivo de estas personas, lo cual se expresa mediante mayores daños psicológicos. De hecho, un trabajo imagenológico reciente halló alteraciones morfológicas y funcionales en diversas regiones cerebrales de estos pacientes, que se relacionarían con el deterioro citado.

Por otra parte, los expertos afirman que el amisulpride es eficaz para tratar el desplazamiento adictivo que produce la metadona hacia la cocaína-crack.

Como conclusión, los autores destacan que el tratamiento con amisulpride de los pacientes adictos a sustancias psicoactivas alivia su malestar psicológico y mejora su funcionamiento social.

Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría

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