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Relación entre la Distribución Regional del Tejido Adiposo y la Presión Arterial

  • AUTOR : Yan S, Zhao S, Zhang S y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Abnormal Regional Body Fat Distribution also Exists in Non-Obese Subjects with High Blood Pressure
  • CITA : Clinical and Experimental Hypertension 35(7):528-533, 2013
  • MICRO : En los sujetos hipertensos sin obesidad, el patrón de distribución de la grasa regional corporal está alterado, tal como sucede en los individuos obesos. El cociente alto entre la grasa de las extremidades inferiores y la grasa corporal total es el principal factor predictivo negativo de la presión arterial en los individuos sin obesidad.

Introducción

La inflamación asociada con la obesidad podría ser uno de los factores que contribuyen en la aparición de hipertensión arterial (HTA). Por ejemplo, en un estudio previo, los enfermos con cifras más elevadas de presión arterial tuvieron valores más altos de índice de masa corporal (IMC), circunferencia de la cintura (CC), cociente entre la CC y la circunferencia de la cadera y cociente entre la cintura y la talla. Asimismo, los datos obtenidos durante el seguimiento prolongado del tercer estudio MONICA sugieren que el incremento del peso corporal y de la masa grasa son factores de riesgo de HTA sostenida.

Los trabajos más recientes demostraron que la grasa corporal total y la grasa regional ejercen efectos diferentes sobre la presión arterial. En diversos estudios, los pacientes con HTA tuvieron acumulación de grasa abdominal y reducción de los depósitos de grasa en las extremidades. Sin embargo, hasta el momento no se ha determinado si los sujetos no obesos con HTA también tienen alteraciones en la distribución regional de la grasa. Algunos estudios demostraron aumento del riesgo cardiovascular, incluso en las personas con un IMC en el rango de la normalidad, en relación con la acumulación central de la grasa o la CC.

El IMC no refleja con precisión la masa grasa o el porcentaje de grasa corporal (%GC); por este motivo, en el presente trabajo se utilizó el %GC como un indicador de obesidad para conocer la relación entre la distribución regional de grasa y la presión arterial en pacientes no obesos con presión arterial normal, prehipertensión o HTA.

Pacientes y métodos

El presente estudio transversal se llevó a cabo en sujetos chinos sanos, sometidos a exámenes clínicos en el First Affiliated Hospital de la Fujian Medical University, entre 2006 y 2011. Fueron reclutados 1 061 hombres y 997 mujeres de 20 a 87 años. Se excluyeron los pacientes que utilizaban fármacos que pueden modificar el peso corporal y los aquellos que habían recibido fármacos antihipertensivos con anterioridad.

Las mediciones de la presión arterial se realizaron luego de un período de reposo de 15 minutos; se utilizaron las cifras promedio de 3 evaluaciones. Se tomaron muestras de sangre para la determinación de la glucemia en ayunas y de los niveles del colesterol total, los triglicéridos y el colesterol asociado con lipoproteínas de alta, baja (HDLc, LDLc respectivamente) y muy baja densidad. En las mujeres se tuvo en cuenta el estado menopáusico al momento de las evaluaciones.

La composición corporal se conoció mediante absorciometría de rayos X de energía dual (DXA); se determinaron la masa corporal magra, la masa corporal grasa y el %GC, en kilogramos y como porcentaje de la masa corporal. La distribución regional del tejido adiposo y de la masa magra se estimaron con el cociente entre la masa grasa de los brazos y de la masa grasa corporal total (B/T), el cociente entre la masa grasa de las piernas y la masa grasa corporal total (P/T) y el cociente entre la masa grasa del tronco y la masa grasa corporal total (T/T).

La HTA se diagnosticó según las pautas del Seventh Report del Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure. La presión arterial normal se definió en presencia de cifras de presión arterial sistólica (PAS) < 120 mm Hg y de presión arterial diastólica (PAD) < 80 mm Hg. El estado de prehipertensión se estableció en los sujetos con PAS de 120 mm Hg a 139 mm Hg y con PAD de 80 mm Hg a 89 mm Hg, en tanto que la HTA se diagnosticó en presencia de PAS > 140 mm Hg y de PAD > 90 mm Hg. La obesidad se definió según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de 1995, es decir, en presencia de un %GC > 25% en los hombres y > 35% en las mujeres.

Las comparaciones estadísticas se realizaron con pruebas de la t, de Wilcoxon o de chi al cuadrado, según el caso.

Resultados

Los participantes se clasificaron en cuatro grupos en función del sexo y el %GC. Los índices de HTA en los hombres no obesos y con obesidad fueron del 14.4% y 28.72%, respectivamente. En el mismo orden, la frecuencia de HTA en las mujeres fue del 1.4% y 19.1%. Respecto de los individuos con obesidad, los sujetos no obesos fueron más jóvenes y presentaron niveles más bajos de PAS, PAD, glucemia en ayunas, colesterol total, triglicéridos, LDLc, %GC y cocientes B/T y T/T y valores más altos de HDLc y del cociente P/T. Las únicas excepciones fueron la glucemia en ayunas y el cociente B/T en las mujeres. La frecuencia de mujeres posmenopáusicas fue más baja en las pacientes sin obesidad.

La edad, el %GC y el cociente T/T tendieron a aumentar (p < 0.01), mientras que el cociente P/T tendió a disminuir (p < 0.01) en la medida en que la presión arterial se incrementó, tanto en los hombres como en las mujeres sin obesidad.

En los participantes con obesidad, los cambios en el %GC, en el cociente T/T y en el cociente P/T, en relación con el aumento de la presión arterial, fueron similares a los que se registraron en los sujetos no obesos. Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas en el %GC entre los distintos subgrupos, de acuerdo con la presión arterial. El cociente B/T tendió a reducirse en los hombres obesos con cifras altas de presión arterial (p < 0.05), en tanto que las modificaciones del cociente A/T no fueron significativas en las mujeres con obesidad. Para los mismos valores de presión arterial (con excepción de las mujeres hipertensas), y en comparación con los sujetos obesos, el cociente T/T fue más bajo, mientras que el cociente P/T fue más alto en los participantes sin obesidad (p < 0.05).

Después de considerar la edad, el estado menopáusico, la glucemia en ayunas, los niveles de los triglicéridos, del colesterol total, el HDLc y el LDLc y el %GC, la PAS y la PAD se mantuvieron asociadas positivamente con el cociente T/T, pero tuvieron una correlación inversa con el cociente P/T en los sujetos sin obesidad. La presión arterial, en cambio, no se vinculó con el cociente B/T.

Al utilizar los cocientes T/T y P/T promedio en hombres y mujeres obesos y sin obesidad, los participantes se clasificaron en cuatro grupos: T/T alto y P/T alto, T/T bajo y P/T bajo, T/T alto y P/T bajo y T/T bajo y P/T alto. De esta forma, fue posible comparar las cifras de presión arterial en cada grupo. La PAS y la PAD en los sujetos con cociente T/T alto y cociente P/T bajo fueron más altas, respecto de las registradas en los pacientes con cociente T/T bajo y cociente P/T alto. La PAS y la PAD en los sujetos con cociente T/T bajo y P/T bajo y con cociente T/T alto y P/T alto no fueron más altas, en comparación con los grupos con cocientes T/T y P/T bajos. Tampoco fueron más bajas respecto de los sujetos con cociente T/T bajo y cociente L/T alto.

En los modelos de regresión en los cuales la PAS y la PAS se consideraron variables dependientes, mientras que los cocientes B/T, P/T y T/T, la edad, el estado menopáusico, la glucemia en ayunas, el perfil de lípidos y el %GC fueron variables independientes, el cociente T/T fue el factor que mejor predijo en forma positiva la presión arterial en los sujetos obesos, con excepción de las mujeres. En cambio, el cociente P/T fue el factor que mejor se vinculó negativamente con la presión arterial en los individuos no obesos.

Discusión

Los trabajos anteriores en los cuales la CC se consideró un marcador de la distribución de la grasa corporal sugirieron que la adiposidad central aumenta el riesgo de diabetes, dislipidemia, HTA y otros factores de riesgo cardiovascular. La circunferencia de la cadera, en cambio, parece ejercer el papel protector, tal como sucedió en el presente trabajo con la grasa de las extremidades inferiores. La DXA es un excelente procedimiento para conocer con precisión el contenido y la distribución regional y corporal total del tejido adiposo.

En el presente estudio se confirmó que, en los sujetos no obesos, los aumentos de la presión arterial se asocian con acumulación de grasa en el tronco y con reducción de los depósitos de grasa en las piernas; la misma tendencia se registró en los participantes con obesidad. La baja proporción de tejido adiposo en los brazos explicaría la falta de asociaciones con este parámetro.

Para un mismo nivel de presión arterial, y respecto de los sujetos obesos, los participantes no obesos tuvieron menor masa grasa en el tronco, mayor masa grasa en las extremidades y menor prevalencia de presión arterial alterada. Cabe destacar que no se observaron diferencias significativas en la distribución corporal de la grasa en las mujeres hipertensas, no obesas o con obesidad. Este fenómeno pudo obedecer al tamaño reducido de la muestra, a la edad y a la alta frecuencia de mujeres posmenopáusicas. De hecho, es sabido que la edad se asocia fuertemente con la presión arterial, la obesidad, la glucemia y el metabolismo de los lípidos. En el presente estudio, después de considerar diversos factores de confusión, el patrón de distribución de la grasa corporal siguió vinculado con las cifras de presión arterial. Al clasificar a los participantes según el sexo, la obesidad y la distribución regional del tejido adiposo, la PAS y la PAD fueron más altas en los sujetos no obesos con cocientes T/T alto y P/T bajo; por el contrario, los pacientes con cocientes T/T bajo y P/T alto presentaron las cifras más bajas de presión arterial. En los modelos de regresión, el cociente T/T fue el mejor factor predictivo positivo de la HTA en los sujetos con obesidad, en tanto que el cociente P/T fue el principal factor predictivo negativo de la HTA en los individuos sin obesidad.

Posiblemente, las consecuencias opuestas de la grasa regional del tronco y de las extremidades inferiores tengan que ver con las características del tejido adiposo, en cada localización. De hecho, el tejido adiposo del tronco consiste en grasa subcutánea y grasa visceral, mientras que en las extremidades sólo hay tejido adiposo subcutáneo. Es sabido que existen diferencias sustanciales entre estos dos tipos de tejido adiposo, en términos de la función endocrina y del metabolismo de la glucosa y de los lípidos.

Conclusión

La grasa del tronco y de las piernas se asocia, en forma positiva y negativa, respectivamente, con la presión arterial; la vinculación no depende de la obesidad. Los resultados confirmaron que, en los sujetos no obesos con HTA, también hay una distribución alterada de la grasa regional. La grasa de las piernas podría ser un importante factor de protección contra la HTA. Los hallazgos, sin embargo, deberán ser confirmados en estudios prospectivos futuros; éstos también serán de utilidad para determinar cuál es la actividad física más apropiada para optimizar el patrón de distribución de la grasa corporal.

Ref : CARDIO, CLMED.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología - Clínica Médica

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