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Ácidos Grasos Poliinsaturados y Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
- TITULO : Ácidos Grasos Poliinsaturados y Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
- AUTOR : La Chance L, McKenzie K, Taylor V, Vigod S
- TITULO ORIGINAL : Omega-6 to Omega-3 Fatty Acid Ratio in Patients With ADHD: A Meta-Analysis
- CITA : Journal of the Canadian Academy of Child and Adolescent Psychiatry 25(2):87-96, May 2016
- MICRO : Los niños y adolescentes con trastorno por déficit de atención con hiperactividad tienen cocientes elevados de ácidos grasos omega-6/omega-3 y de ácido araquidónico/ácido eicosapentaenoico, respecto de los controles. Los cocientes aumentados podrían reflejar las anormalidades subyacentes en la composición de ácidos grasos en esta enfermedad psiquiátrica.
Introducción
La inatención, la hiperactividad y la impulsividad son las manifestaciones clínicas principales del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), una enfermedad asociada con compromiso importante del desempeño social, académico y laboral. La prevalencia estimada de TDAH en los niños es del 5%; el trastorno motiva alteraciones sustanciales del aprendizaje y aumenta considerablemente el riesgo de accidentes y abuso de sustancias ilícitas. Según los resultados de un metanálisis reciente, la frecuencia de TDAH se ha mantenido estable en las últimas tres décadas.
El tratamiento del TDAH consiste en medidas farmacológicas y no farmacológicas; según las recomendaciones vigentes, éstas últimas representan la estrategia terapéutica de primera línea para los niños y adolescentes con TDAH.
En la mayoría de los enfermos, los fármacos disponibles para el tratamiento del TDAH son muy eficaces; en un metanálisis reciente, el tamaño del efecto del metilfenidato y de las anfetaminas fue de 0.72 y 0.99, respectivamente. Sin embargo, los posibles efectos adversos asociados con el uso prolongado de estos agentes, como los trastornos del sueño, del apetito y del crecimiento, limitan considerablemente su utilización en la práctica diaria. Por su parte, el uso de fármacos no estimulantes se asocia con menor eficacia; todos estos aspectos han motivado la búsqueda de alternativas terapéuticas seguras y eficaces.
El aporte nutricional de ácidos grasos esenciales poliinsaturados (PUFA, por su sigla en inglés), como los ácidos grasos omega-3 (n-3) y omega-6 (n-6), ha recibido mucha atención en este sentido. Estos ácidos grasos son importantes para el neurodesarrollo normal y el funcionamiento de las neuronas. Debido a que las células de los seres humanos no los sintetizan, su ingesta con la dieta es decisiva.
En un estudio se comprobó una deficiencia de ácidos grasos n-3 y n-6 en los pacientes con TDAH, respecto de los controles; sin embargo, los trabajos en los cuales se evaluaron los efectos del aporte de estos ácidos grasos en enfermos con TDAH sólo mostraron una eficacia leve. En las investigaciones mencionadas, los efectos de ambos ácidos grasos se analizaron por separado; sin embargo, el cociente entre los ácidos n-6 y n-3 (n6/n3) en sangre es más importante que los niveles absolutos. Los niveles altos de n-6, en relación con la concentración de n-3, se asocian con producción excesiva de citoquinas proinflamatorias.
Las dietas occidentales son ricas en ácidos grasos omega-6, pero relativamente escasas en ácidos grasos omega-3. En una investigación, los niños alimentados con dietas de este tipo tuvieron más riesgo de presentar TDAH. En este escenario, es posible que los resultados negativos obtenidos con el aporte de ácidos grasos omega-3 hayan obedecido, en parte, a la falta de consideración de los efectos del consumo de ácidos grasos omega-6 y del cociente n6/n3.
En el presente metanálisis, los autores tuvieron por finalidad evaluar los efectos del cociente n6/n3 en sangre en niños y adolescentes con TDAH, respecto de controles. También se valoró el cociente entre el ácido araquidónico (AA) y el ácido eicosapentaenoico (EPA [AA/EPA]), ya que estos ácidos grasos representan las formas biológicamente activas de los ácidos grasos omega-6 y omega-3, respectivamente, en el cerebro. Específicamente se evaluó la hipótesis de que los pacientes con TDAH tendrían cocientes aumentados n6/n3 y AA/EPA, en comparación con los controles.
Métodos
Los artículos publicados entre 1980 y 2014 se identificaron a partir de una búsqueda bibliográfica en OVID Medline, PsycINFO, Embase y Embase Classic. El metanálisis siguió las pautas del Meta-Analysis of Observational Studies in Epidemiology (MOOSE).
Se incluyeron artículos publicados en inglés, realizados en pacientes de menos de 25 años, con diagnóstico de TDAH confirmado por entrevistas clínicas o con la Conners’ Parent or Teacher Rating Scale. Fue requisito que en los estudios se aportara información sobre los niveles séricos de los ácidos grasos, de modo de poder calcular los cocientes n6/n3 y AA/EPA, tanto en los pacientes, como en los controles. Los ácidos grasos se determinaron en plasma o en la fracción de fosfolípidos (FL) de los glóbulos rojos (GR), o como ácidos grasos libres, no esterificados, en plasma o en las membranas de los GR. Se expresaron como porcentaje del total de ácidos grasos. Sin embargo, los análisis se limitaron a las determinaciones en sangre, las cuales representan los ácidos grasos incorporados en el tejido adiposo o en las membranas de las células.
El criterio principal de valoración fue el cociente n6/n3, en tanto que el cociente AA/EPA, los parámetros demográficos y las variables clínicas fueron criterios secundarios de valoración. En relación con la calidad de los trabajos, se aplicó una escala que permitió valorar la forma de reclutamiento de los pacientes y los controles, la similitud en las variables sociodemográficas entre los grupos, la representatividad de las cohortes de enfermos, los factores de confusión (ingesta de ácidos grasos omega-3 y omega-6, tabaquismo, presión arterial, niveles séricos de colesterol y triglicéridos, edad y sexo) y los métodos estadísticos aplicados. La puntuación máxima posible fue de 16.
Se aplicaron modelos de efectos aleatorios; en los estudios en los cuales se determinaron los cocientes de lípidos en los FL de los GR y en plasma, los datos se analizaron conjuntamente y por separado. La heterogeneidad entre los estudios se determinó con pruebas de chi al cuadrado, en tanto que el sesgo de publicación se conoció con gráficos en embudo.
Resultados
Cinco de los 654 artículos identificados reunieron los criterios de inclusión para el metanálisis (250 niños y adolescentes con TDAH y 235 controles). Los cinco estudios midieron el cociente n6/n3 en los pacientes con TDAH, en comparación con los controles, mientras que en tres estudios se determinó el cociente AA/EPA. Cuando en un trabajo se refirió un determinado cociente de ácidos grasos en múltiples componentes de la sangre en los mismos participantes (FL de GR, ácidos grasos libres o ácidos grasos no esterificados en plasma) se optó por considerar sólo el marcador más confiable. Se recuerda que la composición de ácidos grasos del plasma y de los FL de los GR está estrechamente regulada y refleja los tipos de ácidos grasos incorporados en las membranas de las células. Los ácidos grasos libres en plasma se consideran un marcador de la composición de ácidos grasos en el tejido adiposo, a pesar de que esta medición puede estar más afectada por la ingesta, respecto de la medición de ácidos grasos en las membranas de los GR, en los FL de los GR o en el plasma. Todos los artículos tuvieron entre 10 y 13 puntos en la escala de calidad sobre 16 puntos en total.
La diferencia promedio global para el cociente n6/n3 entre los pacientes con TDAH y los controles fue de 1.97 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0.90 a 3.04; n = 5, I2 = 83%), mientras que la diferencia promedio para el cociente AA/EPA fue de 8.25 (IC 95%: 5.94 a 10.56; n = 3; I2 = 0%); ambas fueron estadísticamente significativas. El gráfico en embudo no sugirió sesgo de publicación.
Discusión
En el presente trabajo se comprobaron cocientes más altos n6/n3 y AA/EPA en los niños y adolescentes con TDAH, respecto de los controles. El tamaño del efecto fue más importante para el cociente AA/EPA. La calidad alta de los estudios, con heterogeneidad clínica mínima, fue una ventaja importante de la investigación.
Diversos trabajos demostraron una asociación entre el TDAH y la inflamación; asimismo, los niveles más altos de ácidos grasos omega-6, en relación con los de los ácidos grasos omega-3, en sangre periférica se asocian con mayor producción de citoquinas proinflamatorias.
En un estudio abierto reciente, la administración, durante ocho semanas, de suplementos de EPA y DHA disminuyó los marcadores inflamatorios en plasma y los marcadores de estrés oxidativo en niños con TDAH; sin embargo, los efectos de la intervención sobre los síntomas no se determinaron.
Se sabe que las anormalidades en las vías dopaminérgicas y noradrenérgicas se vinculan con la fisiopatogenia del TDAH; de hecho, los tratamientos farmacológicos disponibles modulan estos neurotransmisores. Los animales con deficiencia de ácidos grasos omega-3 presentan función reducida del sistema dopaminérgico a nivel mesocortical, e hiperactividad dopaminérgica en el sistema mesolímbico, entre otros trastornos. Estos animales muestran alteraciones de la conducta, similares a las de los modelos experimentales de TDAH. En los estudios futuros se deberá determinar si las anormalidades neurológicas revierten con el aporte de ácidos grasos esenciales.
En el estudio se comprobó mayor aumento del cociente AA/EPA en los niños y adolescentes con TDAH, en comparación con los controles, y en relación con el cociente n6/n3. De hecho, el AA y el EPA son las formas biológicamente activas de los ácidos grasos omega-6 y omega-3, respectivamente, en el cerebro. La determinación de los ácidos grasos es una medición amplia que incluye la valoración de ácidos grasos de cadena corta y de cadena larga, posiblemente con diferente actividad biológica.
La información en conjunto sugiere que la disminución del cociente n6/n3, y especialmente del cociente AA/EPA, podría asociarse con mejoras en los síntomas de TDAH y en la gravedad de la enfermedad. En un estudio realizado en 75 pacientes de 8 a 18 años con diagnóstico de TDAH sobre la base de los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su cuarta edición (DSM-IV), asignados al aporte de ácidos grasos, esencialmente EPA y DHA, la disminución del cociente n6/n3 fue la modificación más importante y duradera en los ácidos grasos en sangre en los sujetos con respuesta favorable al tratamiento, respecto de los individuos que no respondieron. En otra investigación se comprobó una correlación entre el cociente AA/EPA y la gravedad de los síntomas de la enfermedad.
Conclusiones y direcciones futuras
Los hallazgos del presente trabajo ayudan a explicar por qué las investigaciones anteriores en los cuales se evaluaron los efectos del aporte de ácidos grasos omega-3 en niños y adolescentes con TDAH mostraron resultados desalentadores, a pesar de los indicios que señalan que los niveles bajos de estos ácidos grasos se asocian con el TDAH. En las investigaciones futuras se deberá prestar atención especial a los cocientes de ácidos grasos, en términos terapéuticos, en pacientes con TDAH. Asimismo, será interesante determinar si dichos cocientes son útiles como biomarcadores para identificar aquellos pacientes con TDAH con más posibilidades de beneficiarse con el tratamiento con ácidos grasos esenciales, destinado a normalizar los cocientes n6/n3 y AA/EPA.
Especialidad: Bibliografía - Neurología - Nutrición