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Analizan la Prevalencia y las Causas de la Somnolencia Diurna Excesiva en Mujeres con Depresión
- AUTOR : Calati R, Gaspar-Barba E, Serretti A y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Excessive Daytime Sleepiness in Depressed Women
- CITA : Psychiatry Research 179(2):171-175, Sep 2010
- MICRO : La depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuentemente asociado con somnolencia diurna excesiva; sin embargo, en este estudio, la somnolencia no se asoció con la eficiencia del sueño ni con la gravedad de los síntomas depresivos.
Introducción
La somnolencia diurna excesiva (SDE) se define como la dificultad para mantener el estado adecuado de vigilia. Tiene consecuencias importantes para el paciente y para la sociedad porque puede ser causa de accidentes, se asocia con menor productividad y ocasiona deterioro sustancial de la calidad de vida. Se estima que en la población general, la prevalencia de SDE es del 8.7% al 20%. La SDE también es frecuente en diversos trastornos psiquiátricos. La somnolencia puede valorarse con métodos objetivos y subjetivos; los primeros incluyen, entre otros, el Multiple Sleep Latency Test y el Maintenance of Wakefulness Test. La escala subjetiva que más se utiliza es la Epworth Sleepiness Scale (ESS).
La SDE se asocia de manera positiva con el índice de masa corporal (IMC), con factores metabólicos, el tabaquismo, la falta de actividad física y la magnitud de la apnea. La relación con el sexo femenino, en cambio, es más discutida. La SDE suele estar relacionada con una mala calidad del sueño y con trastornos del sueño, entre ellos, apnea obstructiva del sueño. Los estudios epidemiológicos sugieren que la depresión es el factor de riesgo más importante de SDE. Aproximadamente el 25% de los pacientes con SDE tiene una puntuación en el Beck Depression Inventory que sugiere depresión moderada a grave.
La posible relación entre la depresión y la SDE posee importantes consecuencias clínicas y terapéuticas. En el presente trabajo, los autores analizaron la calidad del sueño en pacientes con depresión, con SDE o sin ésta, y determinaron la relación entre la SDE y la gravedad de los síntomas depresivos.
Pacientes y métodos
El estudio, de diseño transversal, incluyó 78 mujeres ambulatorias de 34.17 años en promedio (18 a 60), asistidas en el Instituto Nacional de Psiquiatría de México, entre febrero y agosto de 2008. Los trastornos psiquiátricos se evaluaron con la Mini International Neuropsychiatric Interview (MINI). La gravedad de los síntomas depresivos se conoció con la Hamilton Rating Scale for Depression (HRSD). Las pacientes cumplían los criterios de depresión mayor, no habían ingerido antidepresivos o benzodiazepinas en las 4 semanas previas al estudio y presentaban una puntuación de 17 o más en la HRSD. Fueron excluidas las mujeres con trastorno bipolar, esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo o adicción a drogas.
La ESS es un cuestionario que permite conocer la propensión del individuo a adormecerse en alguna de las 8 situaciones evaluadas: durante la lectura, al mirar televisión, al estar sentado e inactivo en lugares públicos, al viajar en auto como pasajero, al descansar por la tarde, al sentarse y hablar con alguien, al sentarse después de comer sin tomar alcohol y al parar el auto durante unos segundos por el tráfico. Debido a que existe una correlación entre la ESS y el Multiple Sleep Latency Test, los expertos utilizaron un umbral de 11 puntos o más para discriminar entre los grupos.
La Athens Insomnia Scale (AIS) es un instrumento de 8 secciones, basado en la Clasificación Internacional de Enfermedades para el insomnio. También se aplicó el Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI), que es apto para evaluar la calidad del sueño en los pacientes psiquiátricos. Incluye 24 secciones, pero sólo 19 de ellas evalúan 7 aspectos diferentes de la calidad del sueño: calidad subjetiva, latencia del sueño, duración, eficiencia, trastornos del sueño, medicación utilizada para dormir y disfunción diurna. Además, se calculó el IMC.
Las características sociodemográficas y clínicas de las pacientes de los dos grupos (puntaje de 10 o menos y 11 puntos o más en la ESS) se compararon con las pruebas de la t y de χ2. Los promedios obtenidos en la HRSD, la AIS y el PSQI en los dos grupos se cotejaron con modelos lineales generales, con ajuste según la edad, la ocupación, el estado civil y las comorbilidades.
Resultados
El 56.5% de las mujeres con depresión (n = 44) no presentaba SDE (puntaje en la ESS de 10 o menos; 5.67 puntos en promedio), mientras que el 43.5% (n = 34) sí refería este trastorno (11 puntos o más; promedio de 15.62 puntos). La edad no difirió entre los grupos (sin SDE: 35.63 años; con SDE: 32.29 años; p = 0.20). Los dos grupos tampoco difirieron en términos del estado civil, los años de educación o el IMC. Sin embargo, la falta de trabajo fue más común en las pacientes con SDE.
Las comorbilidades fueron semejantes en los dos grupos, a juzgar por los resultados de la MINI. No obstante, entre las mujeres con SDE, la fobia social tendió a ser más frecuente. Ninguna de las variables de la HRSD difirió entre los dos grupos. Tampoco se encontraron diferencias en las secciones de la AIS y, en general, ambos grupos fueron homogéneos en relación con los patrones del sueño. No se observaron diferencias en la calidad o en la eficiencia del sueño. En cambio, sí se encontraron diferencias entre los grupos en cuatro dominios: tiempo hasta conciliar el sueño (puntajes más altos en las pacientes sin SDE; p = 0.02), sueño subjetivo (puntuaciones más altas en las mujeres con SDE; p = 0.04), problemas para dormir por pesadillas en el último mes (puntajes más altos en las pacientes sin SDE; p = 0.004) y problemas de entusiasmo o en la realización de tareas (puntajes más altos en el grupo con SDE; p = 0.03).
Discusión
El objetivo principal del estudio fue analizar la calidad del sueño en mujeres con depresión, con SDE y sin ésta, y establecer la relación entre la somnolencia y la gravedad de los síntomas depresivos. El 43.5% de las mujeres presentó SDE, en coincidencia con la prevalencia encontrada por otros grupos y con los trabajos que refirieron asociación entre la SDE y la depresión.
La desocupación fue más frecuente en las mujeres con SDE. El fenómeno podría obedecer a que las pacientes con depresión tienen más dificultad para conseguir trabajo y para mantenerlo. No obstante, para confirmar esta posibilidad se necesitan estudios longitudinales. En el presente trabajo, el IMC no se relacionó con la SDE. Las diferencias con estudios previos tendrían que ver con la fisiopatología del trastorno; por ejemplo, la apnea obstructiva del sueño es más común en los pacientes con mayor IMC.
Ninguna de las variables de la HRSD difirió entre los grupos. Sin embargo, la depresión se ha considerado uno de los principales factores de riesgo de la SDE. Más aún, algunos grupos han encontrado una correlación genética entre la SDE y la depresión. Diversos trabajos refirieron una asociación entre la SDE, la gravedad de la depresión y el riesgo de suicidio. La SDE también fue un factor predictivo de la gravedad de la fatiga en los pacientes con depresión. Los autores añaden que, posiblemente, las discrepancias de los hallazgos tengan que ver con la naturaleza heterogénea de la SDE, con un patrón particular en las mujeres con depresión o con diferencias en las herramientas utilizadas de medición.
Al considerar la MINI no se observaron diferencias entre los grupos; solamente la fobia social tendió a ser más común en las mujeres con SDE. Por el momento se dispone de poca información en este sentido. Por ejemplo, en una investigación previa, los pacientes con fobia social refirieron sueño de menor calidad, mayor latencia del sueño y mayor disfunción diurna. Por el contrario, en otro estudio que aplicó polisomnografía, los hallazgos fueron normales.
En relación con las variables del sueño, los dos grupos fueron bastante homogéneos. No se encontraron diferencias en la calidad o en la eficiencia del sueño. Las mujeres sin SDE refirieron mayor tiempo para conciliar el sueño y más problemas del sueño por pesadillas. En cambio, las pacientes con SDE refirieron más horas de sueño y más dificultad para mantenerse entusiasmadas o realizar tareas. Los hallazgos son interesantes, porque la SDE habitualmente se asocia con el sueño insuficiente o con un sueño de peor calidad; en consecuencia, la prescripción de hipnóticos es común. Los expertos añaden, sin embargo, que las interacciones no son simples y que se requiere más investigación para comprender por completo la relación entre el sueño y la depresión.
A pesar de las limitaciones de la investigación, los hallazgos indican que, si bien la SDE es frecuente en las mujeres con depresión, no parece existir una asociación firme con la calidad del sueño y con la gravedad de los síntomas depresivos. Los profesionales deben conocer estos aspectos y no atribuir la SDE simplemente a los trastornos del sueño o a la gravedad de la depresión. Los estudios longitudinales futuros serán de gran ayuda para conocer las bases biológicas que explican la relación entre la SDE y la depresión. En este contexto debe recordarse que el insomnio representa un factor de riesgo de síntomas depresivos.
Especialidad: Bibliografía - Psiquiatría