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Analizan la Repercusión de los Síntomas del Tracto Urinario Inferior sobre la Calidad de Vida

  • TITULO : Analizan la Repercusión de los Síntomas del Tracto Urinario Inferior sobre la Calidad de Vida
  • AUTOR : Chapple C
  • TITULO ORIGINAL : Lower Urinary Tract Symptoms Revisited
  • CITA : European Urology 56(1):21-23, Jul 2009
  • MICRO : Está demostrado que, independientemente de la edad y de las comorbilidades, los síntomas urológicos suelen asociarse con alteraciones significativas en las actividades diarias y la sexualidad, tanto en hombres como en mujeres.

 Síntomas Recurrentes del Tracto Urinario Inferior

Recientemente, se ha reconocido la importancia de considerar los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) como una entidad nosológica independiente. En esta definición se incluyen las alteraciones vesicales (tanto en el vaciamiento como en el almacenamiento). En general, solía asumirse que los STUI en los varones eran consecuencia de la obstrucción prostática benigna (OPB), mientras que la hiperactividad vesical (HAV) era una enfermedad exclusiva de las mujeres. Ahora se reconoce que dichos conceptos son erróneos. Los autores destacan la importancia de aceptar que no siempre los síntomas urinarios se relacionan con la fisiopatología subyacente. También resulta fundamental tener en cuenta las expectativas de los pacientes para lograr el éxito de la terapia. En el momento de controlar los STUI, es necesario considerar el tracto urinario inferior como una unidad funcional integrada, así como su repercusión sobre otros órganos. Por medio de múltiples estudios, quedó demostrado que los STUI se asocian con la edad, el índice de masa corporal, el consumo de alcohol, el hábito de fumar, el índice cintura-cadera, y los factores cardiovasculares, metabólicos y endocrinos.

En 1994 surgió el término STUI como sugestivo de obstrucción de la salida de la vejiga por hiperplasia benigna de próstata (HBP) a fin de diferenciar los síntomas urinarios del hombre de cualquier otro trastorno originado en algún sitio específico, como la próstata. Al aplicar el criterio del International Prostate Symptom Score en varones > 50 años se encontró que más del 7.42% de los sujetos que concurrían al consultorio del médico de atención primaria para un control de rutina presentaban STUI sugestivos de obstrucción vesical prostática. En Francia, la prevalencia de dicha sintomatología en una población de hombres de 55 a 70 años fue de 57.5%. Según los resultados de estudios llevados a cabo en Italia, Turquía, Irán y Tunicia, los índices de prevalencia de STUI secundarios a HBP fueron de 19%, 24.9%, 22.4% y 16.1%, respectivamente.

El término HAV se utilizó por primera vez en la estandarización de la terminología realizada en 1988 por la International Continence Society (ICS) para definir un trastorno crónico caracterizado urodinámicamente como hiperactividad del músculo detrusor y por contracciones vesicales involuntarias durante la fase de llenado del ciclo miccional. Más tarde, el ICS ajustó la definición de HAV a un diagnóstico sintomático dentro del cual se incluyó la urgencia miccional, con incontinencia de urgencia o sin ella, en general acompañada de aumento de la frecuencia miccional. La ausencia de factores metabólicos (por ejemplo, diabetes mellitus) o de determinados factores patológicos (por ejemplo, infección urinaria, cistitis o litiasis de la vía urinaria) que puedan explicar estos síntomas es propia del diagnóstico. La estandarización de la definición realizada por la ICS facilitó la evaluación de la prevalencia y del control clínico de este trastorno.

Por medio de diversos estudios llevados a cabo en Estados Unidos y Europa, se calculó la prevalencia de HAV en un 17%. Estas investigaciones permitieron demostrar que cerca de un tercio de los pacientes con HAV presentaron incontinencia como complicación (HAV húmeda), a diferencia de los dos tercios restantes (HAV seca). En otro estudio realizado en Austria que evaluó a 1 219 mujeres y 1 199 varones de 20 a 91 años, la prevalencia de HAV fue de 10.2% (HAV seca: 8.4%; HAV húmeda: 1.8%) en los hombres, y de 16.8% (HAV seca: 10.3%; HAV húmeda: 6.5%) en las mujeres (49.5 ± 13.5 años). Además, se encontró que en las pacientes de sexo femenino, la prevalencia no fue del todo estable en el período de 6 décadas, mientras que la HAV húmeda se incrementó significativamente pasados los 40 años. Del total de mujeres, 53% informaron una repercusión mínima sobre la calidad de vida, 7.3% refirieron un deterioro moderado y 6.3%, un deterioro grave. En cambio, los varones presentaron un aumento de la prevalencia de la HAV luego de los 30 años. El 48% de ellos informaron no haber notado un impacto negativo sobre la calidad de vida, 36% tuvieron un empeoramiento mínimo, 9.8% manifestaron un deterioro moderado y sólo 2.5% tuvieron un deterioro grave. El 24% de los hombres y el 31% de las mujeres refirieron alteraciones en la sexualidad como consecuencia de la HAV. Por medio de diversos estudios, se encontró que la HAV húmeda tuvo un mayor impacto negativo sobre la calidad de vida.

Los autores reconocen que tanto en los hombres como en las mujeres los STUI no son específicos del sexo ni del órgano afectado, aunque sí pueden asociarse con la edad y con el almacenamiento de orina (HAV), el cual representa el más molesto de los componentes. En el estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition), se utilizaron las definiciones actuales de la ICS para realizar un análisis amplio de los pacientes (varones), por lo que proporcionó información importante acerca de este tema.

En 1994, Norman condujo un estudio sobre la base de una encuesta telefónica a 508 hombres canadienses > 50 años con STUI moderados a graves. La dificultad para iniciar la micción y la urgencia miccional son los principales síntomas que caracterizan las obstrucciones del tracto urinario y las alteraciones en el almacenamiento de la orina, respectivamente y se comprobó que ambos coexisten en los pacientes con trastornos más graves. A partir del análisis de los resultados del estudio EPIC, se identificaron 6 grupos de acuerdo con la intensidad de la sintomatología. Estos grupos estaban caracterizados por algún síntoma predominante, como nocturia (12%), goteo terminal (11%), urgencia (10%), síntomas múltiples (9%) e incontinencia posvaciado (5%). En el caso de las mujeres, los grupos estuvieron definidos por nocturia (12%), goteo terminal (10%), urgencia (8%), incontinencia de esfuerzo (8%) y síntomas múltiples (5%).

Aparte, se llevó a cabo otro análisis de grupos a partir de los datos obtenidos por medio de una encuesta que incluyó a hombres y mujeres del Boston Area Community Health (BACH). Entre los varones que se encontraban sintomáticos, se identificaron 5 grupos. El más amplio de estos (50% de los sujetos) presentó una baja prevalencia y frecuencia de los síntomas urológicos y un bajo nivel de interferencia con las actividades diarias. Los hombres incluidos en el segundo, tercero y cuarto grupo experimentaron patrones sintomáticos mixtos, con niveles intermedios de frecuencia y prevalencia de estos. Los grupos restantes estaban integrados por hombres de mayor edad, con alta prevalencia y frecuencia de síntomas urológicos y mayor número de condiciones comórbidas.

Si bien la urgencia y el aumento de la frecuencia miccional tienen por sí solas una repercusión negativa significativa sobre la calidad de vida, la incontinencia de urgencia genera mayores trastornos. En general, las manifestaciones clínicas de la HAV influyen negativamente sobre la calidad de vida. Está demostrado que hay una importante asociación entre los STUI y la disfunción sexual. Se comprobó que, con independencia de la edad y de las comorbilidades, los síntomas urológicos suelen asociarse con alteraciones significativas en las actividades diarias y en la sexualidad, tanto en hombres como en mujeres.

Sin embargo, a pesar de las repercusiones negativas que estos síntomas ejercen sobre la calidad de vida, los pacientes suelen demorar la consulta médica. Este comportamiento puede deberse a la convicción errónea de que no existe un tratamiento eficaz o a la vergüenza que les genera plantear este problema. Por medio del estudio Leicestershire MRC se encontró que cuando los pacientes manifiestan el problema en la consulta médica, al 27% se le indica tratamiento antibiótico, al 20% se les confirma que la incontinencia es un problema normal y al 30% se les sugiere volver a consultar únicamente si el trastorno progresa. Al parecer, los médicos generales no suelen sentirse seguros para enfrentar y controlar la incontinencia urinaria y las alteraciones en el almacenamiento vesical.

Los autores concluyen señalando que los STUI representan una alteración progresiva relacionada con la edad, pero no específicas de esta ni del órgano involucrado, que afectan tanto a hombres como a mujeres. Estos abarcan una combinación de trastornos en el almacenamiento y vaciado vesical y de síntomas posmiccionales. Sin embargo, es necesario ampliar los conocimientos acerca de esta entidad, reconocer el tracto urinario inferior como una unidad funcional y conocer las limitaciones de los síntomas como una modalidad única de diagnóstico. Resulta también importante saber que los pacientes suelen experimentar grupos de síntomas que reflejan los mecanismos fisiopatológicos subyacentes. Por lo tanto, por medio de una mayor comprensión de los STUI, se espera elaborar elementos que permitan evaluar los síntomas y evolución asociados con el paciente. Otra tarea importante es generar conciencia y aumentar el conocimiento de los profesionales médicos acerca de los STUI y de las comorbilidades asociadas a fin de optimizar su control.

Especialidad: Bibliografía - Urología

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