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Analizan los Factores que Determinan la Percepción del Estado de Salud en Hombres y Mujeres
- AUTOR : Welin C, Wilhelmsen L, Rosengren A y colaboradores
- TITULO ORIGINAL : Perceived Health in 50-Year-Old Women and Men and the Correlation with Risk Factors, Diseases, and Symptoms
- CITA : Gender Medicine 8(2):139-149, Abr 2011
- MICRO : En general, las mujeres perciben una salud más desfavorable que los hombres. En la percepción del estado de salud intervienen múltiples factores sociales, sintomáticos, de estilo de vida y otros con interacciones complejas, a veces diferentes entre los hombres y las mujeres.
Introducción
Si bien la «percepción de una salud desfavorable» (PSD) es difícil de valorar, numerosos estudios mostraron que dicho estado se asocia con un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular, por cáncer y por otras enfermedades. En general, la PSD es más común entre las mujeres, a pesar de que en ellas la expectativa de vida es mayor respecto de la de los hombres. La mayoría de los estudios al respecto, sin embargo, solo tuvo en cuenta los resultados de los cuestionarios y no los hallazgos en el examen físico. El estudio de hombres nacidos en 1913 comenzó en 1963 en Gothenburg, Suecia, con la primera cohorte de sujetos de 50 años. En la presente investigación de diseño transversal, los autores analizaron la quinta cohorte de hombres de 50 años, nacidos, en 1953, y una población de mujeres nacidas en el mismo año con el objetivo de identificar los factores específicos de sexo, asociados con la PSD.
Participantes y métodos
Un total de 993 hombres y de 994 mujeres nacidos en 1953 y residentes en Gothenburg en 2003 fueron invitados a participar en el estudio. Todos tenían 50 años y fueron evaluados por primera vez entre 2003 y 2004. Mediante un cuestionario se conocieron diversas variables, entre ellas el hábito de fumar, la actividad física, los antecedentes médicos y los fármacos utilizados. En los sujetos que completaron el cuestionario, se determinó el peso y la talla (para el cálculo del índice de masa corporal [IMC]) y la presión arterial. Los participantes completaron, luego, otro cuestionario destinado a obtener información sobre el país de origen, el nivel educativo, el estado laboral, las horas de trabajo, los factores sociales y psicosociales, las actividades sociales, los trastornos del sueño, la presencia o ausencia de 30 síntomas, las enfermedades presentes y la percepción del estado de salud. Se tomaron muestras de sangre para la determinación de los lípidos. Se diagnosticó obesidad en los sujetos con un IMC igual o superior a los 30 kg/m2. La actividad física durante el tiempo recreativo se clasificó en 4 categorías: sedentarismo; actividad física moderada (al menos 4 horas por semana); ejercicio regular (actividad intensa 3 horas por semana como mínimo) y actividad atlética. Las actividades sociales en el año previo se valoraron con un cuestionario de 8 secciones; los participantes respondieron cada una de ellas en escalas de 3 puntos (0 = ninguna actividad social; 1 = actividad social ocasionalmente y 2 = actividad social en forma regular). La escasa participación en actividades sociales se definió en presencia de un puntaje total < 5.
Los trastornos del sueño se definieron cuando el sujeto refirió cansancio después de una cantidad normal de horas de sueño, 15 mañanas o más en el mes anterior. También se evaluó la sensación de agotamiento (burn out) en el año previo al estudio. La prevalencia de 30 síntomas se determinó con el Gothenburg Quality of Life Instrument. La percepción de salud se determinó con escalas de 7 puntos (1 = excelente a 7 = muy mala). Las diferencias entre los hombres y las mujeres se analizaron con pruebas de Mantel Haenszel. Mediante modelos de regresión, se identificaron los factores asociados con la percepción del estado de salud.
Resultados
Los índices de participación fueron del 60% en los hombres nacidos en 1953 e invitados a participar (595 de 993) y del 67% en las mujeres nacidas en el mismo año (667 de las 994 mujeres invitadas a participar). Los hombres refirieron un mejor estado de salud general en comparación con las mujeres; la mediana en las mujeres y en los hombres fue de 3 y de 2, respectivamente (p < 0.001). El 40% de las mujeres y el 50% de los hombres refirieron tener una salud excelente o casi excelente, mientras que el 19% y el 13% en igual orden refirió una PDS.
La hipertensión (p < 0.001), la hiperlipidemia (p < 0.001) y la enfermedad coronaria (p = 0.003) fueron más comunes en los hombres; en cambio no se registraron diferencias importantes entre los sexos en términos de tabaquismo, obesidad y actividad física.
Los hombres y las mujeres que fumaban y que no realizaban actividad física percibieron un estado general de salud más desfavorable respecto de los no fumadores y de los participantes que realizaban actividad física (p = 0.002 a p < 0.001). Las mujeres con hipertensión y obesidad refirieron una salud menos favorable en comparación con las mujeres sin hipertensión y sin obesidad (p < 0.001 y p < 0.001). Los hombres con enfermedad coronaria refirieron un estado de salud más adverso en comparación con los varones sin enfermedad coronaria.
El tabaquismo fue el doble de común en los hombres y las mujeres con PSD respecto de los hombres y de las mujeres que percibían una buena salud (p < 0.002). La actividad física se asoció de manera importante con la percepción de la salud en los hombres y en las mujeres (p < 0.001). De hecho, alrededor de la tercera parte de los participantes con buena salud realizaba regularmente actividad física en comparación con menos de 1 de cada 10 sujetos con PSD. La hipertensión se vinculó con la PSD entre las mujeres (p < 0.001), pero no en los hombres. La obesidad fue más frecuente en las mujeres con PSD (p < 0.001), una relación que no se observó en los hombres. La diabetes se asoció levemente con la PSD y no se encontró una relación entre la diabetes y la hiperlipidemia. Cinco mujeres y 18 hombres tenían enfermedad coronaria; sin embargo, esta solo se asoció con la PSD en los hombres (p < 0.001).
Con mayor frecuencia las mujeres eran solteras (p < 0.001 respecto de los hombres), tenían educación universitaria (p = 0.01) y referían cansancio por la mañana después de una cantidad normal de horas de sueño (p < 0.001) y agotamiento en los últimos 12 meses (p = 0.001). El trabajo a tiempo completo y a tiempo parcial fue más frecuente en los hombres (p < 0.001).
La PSD fue más común en los hombres y mujeres desocupados, extranjeros, con poca actividad social, con cansancio matutino y con agotamiento en comparación con los participantes que trabajaban, nacidos en Suecia, con mayor participación en actividades sociales, sin cansancio matutino y sin sensación de agotamiento (p < 0.001). Los hombres solteros y sin educación universitaria percibieron una salud más desfavorable que los hombres con pareja y los varones con educación universitaria (p < 0.001).
Los sujetos con PSD habitualmente no tenían pareja (p < 0.007 para las mujeres y p < 0.001 para los hombres), habían nacido en otro país (p < 0.001 para los hombres y las mujeres) y participaban en menos actividad social (p < 0.001 para los sujetos de ambos sexos). La PSD fue menos común en los sujetos ocupados (p < 0.001) y en los participantes con educación universitaria (p < 0.02 para las mujeres y p < 0.001 para los hombres). Solo el 6% de las mujeres y el 3% de los hombres con percepción de buena salud refirieron sentirse cansados por las mañanas en comparación con el 49% y el 28%, respectivamente, con PSD (p < 0.001). El mismo patrón se observó para la sensación de agotamiento.
La mayoría de los síntomas correspondieron al dominio de «depresión» y «tensión», independientemente del sexo. La fatiga generalizada fue la manifestación clínica más común tanto en hombres como en mujeres (43% y 65%, respectivamente). La cefalea (50%), los trastornos del sueño (47%), la depresión (46%), el dolor lumbar (45%) y la sudoración (45%) fueron los síntomas más frecuentes en las mujeres, mientras que las manifestaciones más comunes en los hombres incluyeron el dolor lumbar (42%), la cefalea (33%), la depresión (32%), la irritabilidad (32%) y los trastornos del sueño (31%).
La PSD fue más común en los participantes con cualquiera de los síntomas (con excepción de la pérdida de peso en las mujeres). Todos los síntomas se asociaron fuertemente con la PSD en las mujeres y en los hombres. Por lo general, las mujeres refrieron más síntomas que los hombres en las 3 categorías de percepción de salud; las excepciones incluyeron los trastornos para orinar, la diarrea, la pérdida de peso y la dificultad para respirar. Sin embargo, solo se comprobaron interacciones entre la percepción de salud y algunos síntomas, entre ellos la irritabilidad (p < 0.01); el dolor lumbar (p < 0.001), la obesidad (p < 0.001) y la tos (p < 0.001). Las mujeres refirieron más síntomas que los hombres (media de 8.7 y de 6, respectivamente). El número de síntomas se correlacionó fuertemente con la percepción de la salud en los hombres (r = 0.58; p < 0.001) y en las mujeres (r = 0.64; p < 0.001).
Los factores asociados con la percepción de salud fueron el tabaquismo (odds ratio [OR]: 1.5 en las mujeres y OR: 1.6 en los hombres), la actividad física regular (OR: 0.4 en las mujeres y OR: 0.5 en los hombres), la hipertensión y la obesidad en las mujeres (OR: 1.4 para la hipertensión y OR: 1.8 para la obesidad) y la enfermedad coronaria (OR: 4.2 en los hombres).
El trabajo se vinculó con un mejor estado de salud en los hombres (OR: 0.2) y en las mujeres (OR: 0.3). El cansancio matutino (OR: 4.6 en las mujeres y OR: 3.9 en los hombres), la sensación de agotamiento (OR: 2.3 en las mujeres y OR: 3.0 en los hombres) y la escasa participación en actividades sociales (OR: 2.1 en las mujeres y 1.9 en los hombres) se relacionaron fuertemente con la PSD en los sujetos de ambos sexos. La nacionalidad extranjera se asoció con la PSD solo en las mujeres (OR: 1.7).
En el modelo de variables múltiples, la ocupación laboral (OR: 0.3 en las mujeres y OR: 0.2 en los hombres) y la actividad física (OR: 0.6 en las mujeres y en los hombres) se asociaron con un mejor estado de salud, mientras que la poca actividad social (OR: 1.9 en las mujeres y OR: 1.7 en los hombres), el cansancio matutino (OR: 4.5 en las mujeres y OR: 4.0 en los hombres) y la sensación de agotamiento en los 12 meses previos (OR: 2.3 en las mujeres y OR: 3.0 en los hombres) aumentaron el riesgo de PSD. La hipertensión (OR: 1.4), la obesidad (OR: 1.8) y el ser extranjero (OR: 1.6) ejercieron un efecto negativo sobre la percepción de la salud en las mujeres, mientras que la enfermedad coronaria tuvo consecuencias desfavorables solo en los hombres (OR: 2.6).
Discusión
Diversos factores sociales, de riesgo y numerosos síntomas afectan la percepción del estado de salud en los hombres y en las mujeres. En concordancia con investigaciones anteriores, las mujeres refirieron en general más síntomas que los hombres, posiblemente porque las mujeres están más «atentas» a su estado interno y porque los síntomas mentales se vinculan con las situaciones de la vida (responsabilidades laborales y familiares). El trabajo se asoció con la percepción de una mejor salud en los sujetos de los dos sexos, tal como se observó en un amplio estudio de Noruega.
Los autores señalan que existen numerosos instrumentos para valorar el estado de salud general; en la presente ocasión, se utilizó una escala simple de 7 puntos; existen otras formas más complejas (Short Form 36) o más sencillas (considerar 4 estados posibles de salud: excelente; buena, regular o mala).
Una de las limitaciones del estudio tiene que ver con la posibilidad de que la muestra analizada no fuese representativa de la población masculina y femenina de 50 años, residente en Suecia porque solo una tercera parte de los encuestados accedió a participar en la investigación. Es posible que los individuos que no aceptaron participar hayan tenido más problemas sociales y, en consecuencia, la percepción de un estado de salud más desfavorable. Otra limitación consiste en la falta de consideración de otros factores posiblemente asociados con la percepción de la salud, entre ellos, el número de hijos, la edad al momento de la menopausia y los ingresos económicos.
Conclusiones
En general, la PSD es más común en las mujeres que en los hombres. Los autores concluyen que la percepción de la salud debe considerarse como el resultado de múltiples factores relacionados con circunstancias sociales, actividad física, síntomas y trastornos del sueño, entre otros.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica