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Antioxidantes en Mujeres
- AUTOR : Palasuwan A, Margaritis I, Soogarun S, Rousseau A
- TITULO ORIGINAL : Dietary Intakes Antioxidant Status in Mind-Body Exercising Pre-And Postmenopausal Women
- CITA : Journal of Nutrition, Health and Aging 15(7):577-584, 2011
- MICRO : El IMC y la terapia de reemplazo hormonal modulan la expresión de marcadores antioxidantes en mujeres posmenopáusicas. La práctica regular de tai chi aumenta la actividad de la glutatión peroxidasa y, si bien no se observó este efecto, el yoga es útil en cuanto a su dieta.
Introducción
Los cambios económicos, políticos y medioambientales que sufrió Tailandia, con adopción de la cultura occidental, tuvieron impacto sobre la forma de vida y el tipo de alimentación. En este contexto, se observó un aumento en la incidencia de estrés psicológico y enfermedades relacionadas con estrés oxidativo, como cáncer, diabetes y enfermedad cardiovascular, y se cree que, próximamente, las consecuencias de la mala alimentación y falta de actividad física se manifestarán con el aumento de la frecuencia de estas enfermedades en mujeres posmenopáusicas, dado que la reducción de los estrógenos circulantes disminuye las defensas antioxidantes. Estudios previos demostraron que el ejercicio aeróbico estimulaba la acción del glutatión en individuos sedentarios y ancianos, y mejoraba la calidad de la alimentación, por lo que puede que parte del efecto antioxidante del ejercicio se deba a la mejor nutrición. La reducción en los niveles de homocisteína, marcador de enfermedad cardiovascular, presente en quienes realizan actividad física, podría deberse a la mayor ingesta de folatos.
Asimismo, algunos elementos de la cultura asiática, como la comida tailandesa y los ejercicios de cuerpo y mente, son más populares en Occidente, dado que la primera contiene gran cantidad de antioxidantes y los ejercicios, en el caso del tai chi, son una fuente de actividad moderada a intensa. Al igual que el tai chi, el yoga es adecuado para las mujeres posmenopáusicas, ya que consiste en movimientos rotativos lentos, pero su intensidad es tan baja que no genera efectos positivos sobre el sistema cardiovascular. Los principios de alimentación del yoga consisten en ingerir cantidades pequeñas de alimentos en su forma natural, con abundancia de frutas, vegetales, granos y nueces, ricos en antioxidantes y bajos en grasas.
Es posible que las mujeres posmenopáusicas se vean beneficiadas tanto del aspecto nutricional como del ejercicio físico del yoga y tai chi. Para evaluar el posible efecto de estas intervenciones se realizó un estudio transversal tanto en mujeres de esa edad como premenopáusicas.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio en Tailandia donde se incluyó a 120 mujeres de 25 a 65 años, de las cuales 100 completaron la investigación. Cinco ellas fueron excluidas por estar en un período de perimenopausia y, de las 95 restantes, 56 eran premenopáusicas. Un total de 61 eran practicantes de ejercicios de mente y cuerpo (32 hacían yoga; 16, tai chi; y 13, ambas) al menos 3 veces por semana durante más de 1 hora cada una, y desde al menos un año, mientras que las 34 restantes eran sedentarias (no hacían ejercicio regularmente desde hacía al menos un año). Los criterios de exclusión fueron tabaquismo, enfermedad renal o hepática, diabetes, asma, cáncer, enfermedad cardíaca o hipertensión arterial. Un 46% de las mujeres posmenopáusicas recibía suplementos de calcio desde hacía más de 6 meses, y el 28%, además del 14% de las premenopáusicas, tomaban suplementos antioxidantes desde 6 meses antes. Un 18% de las posmenopáusicas recibía terapia de reemplazo hormonal desde hacía 6 meses o más.
Las participantes recibieron una agenda para registrar su alimentación y ejercicio físico habituales, además de otras actividades diarias, durante 4 días, y se les realizó una extracción de sangre venosa en ayunas al quinto día. Se determinó el estado de actividad antioxidante, se midió el marcador de peroxidación lipídica, homocisteína total, ácido úrico, triglicéridos, HDLc, LDLc, colesterol total, y se efectuaron hemogramas.
El análisis estadístico se realizó mediante ANOVA de dos vías, seguido por la prueba post hoc de Fischer PLSD y, previamente, se utilizó la prueba de ANOVA de una vía para estudiar diferencias por los suplementos de calcio o las terapias de reemplazo hormonal. Se consideró significativo un valor de p < 0.05.
Resultados
Ambos grupos de mujeres consumían cantidades de alimento que estaban dentro de los valores energéticos recomendados, incluyendo el porcentaje de energía proveniente de carbohidratos, proteínas y lípidos, con excepción de la ingesta de calcio, que era menor en ambos grupos y, en general, consumían dos tercios del valor de vitamina C óptimo. Las mujeres posmenopáusicas ingerían menos grasas (p = 0.026) y más fibra (p = 0.013) en comparación con las premenopáusicas, sin diferencia significativa en la cantidad de energía que gastaban por día ni en la que consumían, o el calcio, retinol, vitamina C y betacarotenos que ingerían.
Las practicantes de yoga tenían un menor IMC (p = 0.004) y menor ingesta de grasas (p = 0.022) en comparación con los otros grupos, independientemente de haber pasado por la menopausia o no. No hubo diferencias significativas entre los grupos en cuanto a otros nutrientes ingeridos o gasto energético. Dentro de la cohorte de posmenopáusicas, aquellas que recibían reemplazo hormonal tenían mayor actividad de la glutatión peroxidasa (p = 0.014), sin diferencias en otros parámetros biológicos. No se detectaron diferencias generadas por los suplementos de calcio o antioxidantes. Los niveles de triglicéridos (p = 0.003), LDLc (p = 0.006) y colesterol total (p = 0.002) fueron mayores en las mujeres posmenopáusicas, así como el estado antioxidante total, pero este último hallazgo no demostró diferencias cuando se ajustó por el IMC.
No se detectaron diferencias en los parámetros de rutina estudiados entre los grupos que realizaron ejercicios de mente y cuerpo y los que no, ni según el tipo de ejercicio realizado, pero el estado antioxidante total fue menor en el grupo que realizaba yoga, en forma independiente de la menopausia, aunque nuevamente esta diferencia dejó de ser significativa cuando se tomó como covariable al IMC. La actividad de glutatión peroxidasa de los eritrocitos fue superior (p < 0.001) entre quienes hacían tai chi con yoga o sin esta, en comparación con quienes sólo hacían yoga o eran sedentarios, incluso, luego de la exclusión de las mujeres posmenopáusicas en terapia de reemplazo hormonal.
No se observó diferencia en cuanto a la actividad de la superóxido dismutasa, el marcador de peroxidación de lípidos o la homocisteína total en ningún caso, ni interacción entre el estado de menopausia o no con los ejercicios de mente y cuerpo para los parámetros estudiados.
Discusión
Este estudio permitió inferir que los cambios socioeconómicos en Tailandia alteraron las costumbres alimenticias. No se observaron diferencias en cuanto al consumo de antioxidantes, pero las mujeres que practicaban yoga tuvieron distintos hábitos dietarios en comparación con las sedentarias, dado que el consumo de grasas era menor en las primeras y, además, tenían IMC más bajos. Es posible que las características de esta actividad hagan que quienes la realizan reduzcan el consumo energético para mantenerse delgadas y poder así practicarla apropiadamente.
No se pudo detectar en este estudio interacción alguna entre los ejercicios de mente y cuerpo y el haber pasado por la menopausia, pero las mujeres posmenopáusicas presentaron mayor consumo de fibras (aunque no se alcanzaron los niveles recomendados) y menor ingesta de grasas. Sin embargo, este grupo tuvo niveles más elevados de triglicéridos, colesterol total y LDLc, además del IMC y del estado antioxidante total. Los últimos dos parámetros fueron significativamente inferiores entre las practicantes de yoga, pero el ajuste del último por el IMC hizo de esta diferencia no significativa, también en cuanto al tipo de actividad de mente y cuerpo realizada.
Los suplementos antioxidantes y de calcio no tuvieron un efecto visible sobre el estado antioxidante total en este estudio, y los segundos no fueron suficientes para que las mujeres ingirieran los niveles recomendados. La actividad de la glutatión peroxidasa fue mayor entre quienes hacían tai chi en comparación con las sedentarias o las que sólo practicaban yoga, independientemente de la edad o menopausia, y también, en forma independiente, cuando las mujeres recibían terapia de reemplazo hormonal, pero no se observaron diferencias en la superóxido dismutasa, el marcador de peroxidación de lípidos o la homocisteína total. Es posible que el efecto sobre la glutatión peroxidasa se deba a la combinación de la respiración lenta y rítmica y la liberación de óxido nítrico.
Conclusión
Los autores concluyen señalando que el IMC y la terapia de reemplazo hormonal modulan la expresión de marcadores antioxidantes en mujeres posmenopáusicas, y que la práctica regular de tai chi aumenta la actividad de la glutatión peroxidasa, tanto en ellas como en premenopáusicas, pero este efecto no se observó en el yoga, que sí fue útil en cuanto a su dieta. La combinación de yoga y tai chi podría ser una estrategia eficaz para promover estilos de vida saludables en poblaciones vulnerables, como mujeres posmenopáusicas, para evitar las enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo.
Ref : NUTRI, GINECO, CLMED.
Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica - Ginecología - Nutrición