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Asocian las Características de la Dieta y el Riesgo Cerebrovascular en Mujeres
- AUTOR : Larsson S, Virtamo J, Wolk A
- TITULO ORIGINAL : Dietary Fats and Dietary Cholesterol and Risk of Stroke in Women
- CITA : Atherosclerosis 221(1):282-286, Mar 2012
- MICRO : Aún no está demostrado si la ingesta de ácidos grados y colesterol en la dieta se encuentra asociada con mayor riesgo de padecer accidentes Cerebrovascular en mujeres. En el presente trabajo se estudió la relación entre la ingesta de grasas totales, los tipos específicos de grasa y los alimentos ricos en colesterol y el riesgo mencionado.
Introducción
Las recomendaciones alimentarias internacionales advierten sobre la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular cuando se disminuye la cantidad de grasas saturadas y de colesterol que se ingieren en la dieta. En varios estudios aleatorizados se demostró que las intervenciones para disminuir los niveles de colesterol asociado con lipoproteínas de baja densidad (LDLc) reducen el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV). Sin embargo, trabajos epidemiológicos observacionales no han demostrado una relación inversa entre el tipo específico de grasas (insaturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas) y la ingesta de colesterol de la dieta en la incidencia de eventos vasculares ni sobre la mortalidad.
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFA, por sus siglas en inglés), el ácido eicosapentaenoico y el ácido docosahexaenoico, que se encuentran en los pescados, tienen un efecto beneficioso para reducir la presión arterial. De manera tal que, al disminuir la presión sanguínea, se reduce riesgo de ACV. Los PUFA cumplen un papel trascendente en la prevención primaria del riesgo de ACV, ya que disminuyen los niveles de triglicéridos circulantes en plasma, la agregación plaquetaria y la inflamación.
En este trabajo se examinó la asociación entre grasas totales, tipos específicos de grasas y el consumo de colesterol en la dieta con el riesgo de ACV, en una población de mujeres suecas.
Métodos
Se efectuó un cuestionario acerca de la educación, el peso, el hábito de fumar, la actividad física y los antecedentes familiares de infartos de miocardio, así como del uso de aspirina, el consumo de alcohol y la dieta. Se excluyeron aquellas mujeres que no completaron el cuestionario. La evaluación de la dieta se basó en los alimentos ingeridos en el último año previo al protocolo.
Los casos de ACV acaecidos entre enero de 1998 y diciembre de 2008 se buscaron en los archivos de los registros del hospital. Los ACV fueron clasificados en: infartos cerebrales, hemorragia intracerebral, hemorragia subaracnoidea y apoplejías inespecíficas.
Para el análisis estadístico de los datos se utilizo el modelo de regresión de Cox para estimar los riesgos relativos, con un intervalo de confianza (IC) del 95%.
Resultados
De las 34 670 mujeres en las que se pudo efectuar el seguimiento por un promedio
de 10.4 años, se determinaron 1 680 eventos coronarios, incluidos 1 301 infartos cerebrales, 233 ACV hemorrágicos y 137 ACV inespecíficos.
La ingesta de grasas totales, señalan los autores, estuvo directamente relacionada con la incorporación de colesterol de la dieta, pero no se relacionó con el consumo de ácidos grasos omega 3. Cuando se compararon las mujeres que en su alimentación ingerían dosis bajas de grasas totales y de colesterol con aquellas con alto contenido graso en la dieta y dietas reducidas en fibras, se verificó que estas últimas tenían niveles de educación más bajos. Por el contrario, las mujeres que recibían mayor cantidad de ácidos grasos poliinsaturados (omega 3) tenían educación universitaria, un índice de masa corporal mayor y antecedentes familiares de diabetes e hipertensión arterial o infarto de miocardio. En el análisis univariado ajustado por la edad, la ingesta de grasas totales, ácidos grasos saturados y alimentos con colesterol se asoció en forma significativa con el riesgo de presentar ACV. Sin embargo, esta relación no se comprobó en el análisis multivariado. En este último, la ingesta de ácidos grasos omega 3 se vinculó inversamente con el riesgo total de ACV, mientras que el consumo de colesterol en la dieta se asoció en forma positiva con el riesgo de ACV e infartos cerebrales.
Discusión
En este estudio prospectivo, que incluyó mujeres de mediana edad y gerontes, el consumo de ácidos grasos omega 3 se asoció inversamente con el riesgo total de ACV. La ingesta de colesterol en la dieta se vinculó en forma positiva con el riesgo de ACV e infarto cerebral. No se observó asociación significativa entre la ingesta de grasa totales, grasas saturadas, monoinsaturadas o poliinsaturadas con un riesgo incrementado de ACV. El nivel de colesterol total se relacionó en forma positiva con el riesgo de padecer infartos cerebrales.
De esta forma, los resultados de la presente investigación apoyan la teoría de la existencia de una asociación entre el consumo elevado de colesterol en la dieta y el riesgo de padecer infartos cerebrales pero no de ACV hemorrágicos.
Las fortalezas de este estudio se basan en su diseño prospectivo y basado en la población, y en que la mayoría de las participantes tuvo un seguimiento a largo plazo. Entre las limitaciones, los autores mencionan el hecho de que los cuestionarios eran respondidos por las mismas pacientes, lo que puede generar sesgos en los resultados.
En resumen, se verificó que la ingesta de ácidos grasos omega 3 está inversamente relacionada con el riesgo total de ACV, mientras que el consumo de colesterol en la dieta se asoció en forma positiva con el riesgo de ACV total e infarto cerebral.
Ref : CARDIO, NUTRI.
Especialidad: Bibliografía - Cardiología - Nutrición