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Broncoconstricción Inducida por el Ejercicio en Individuos Recreativamente Activos

  • AUTOR : Molphy J, Dickinson J, Whyte G y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Prevalence of Bronchoconstriction Induced by Eucapnic Voluntary Hyperpnoea in Recreationally Active Individuals
  • CITA : Journal of Asthma 51(1):44-50, Feb 2014
  • MICRO : Las pruebas objetivas de provocación bronquial pueden ser útiles para el diagnóstico de la broncoconstricción inducida por el ejercicio en individuos recreativamente activos. En cambio, la evaluación de los síntomas o los valores de función pulmonar basal no alcanzan una aceptable sensibilidad y especificidad para obtener dicho diagnóstico.

Introducción

La broncoconstricción inducida por el ejercicio (BIE) se define como el estrechamiento transitorio de las vías aéreas, el cual limita la expiración y sucede, generalmente, luego de una sesión de ejercicios. Dicha alteración es reversible, ya sea en forma espontánea o por la inhalación de un agonista beta 2 de acción rápida, y se observa en hasta el 90% de los asmáticos y en alrededor del 10% de las personas sin antecedentes de asma. Los síntomas de la BIE son muy inespecíficos y pueden incluir sibilancias, disnea, tos y opresión torácica. La falta de especificidad de los síntomas hace necesario el uso de pruebas objetivas de provocación bronquial para arribar al diagnóstico de este trastorno.

Existen varios puntos problemáticos respecto de las pruebas de provocación bronquial específicas para el ejercicio, que pueden utilizarse en el diagnóstico de la BIE, entre ellos, la disponibilidad de equipamiento, la sensibilidad de la prueba, la intensidad del ejercicio, la especificidad de la modalidad de actividad física y la variabilidad del medio. Por lo tanto, las pruebas que utilizan criterios indirectos podrían ser las más apropiadas en este caso. La prueba de hipercapnia voluntaria eucápnica (HVE) corresponde a este tipo de pruebas y ha demostrado una elevada especificidad y sensibilidad para la detección de la BIE en atletas. Con el uso de pruebas objetivas como la HVE, varios estudios han identificado un amplio subgrupo de atletas que no cuenta con un diagnóstico previo de BIE, pero que presentan una respuesta positiva en la prueba de HVE.

En la práctica clínica, dicha prueba parece ser una modalidad viable para ser utilizada en personas que no son atletas de élite, a pesar de lo cual hasta el momento se cuenta con escasa información respecto de la prevalencia de BIE en individuos recreativamente activos.

El objetivo del presente estudio fue evaluar la prevalencia de BIE en individuos recreativamente activos mediante el uso de una prueba objetiva de provocación bronquial, en este caso, la HVE. Asimismo, el estudio ha intentado establecer la sensibilidad y especificidad de los síntomas autoinformados, en comparación con los resultados de la prueba de HVE, para el diagnóstico de la BIE.

Métodos

Un total de 136 voluntarios sanos (92 hombres y 44 mujeres), con una edad promedio de 21.9 ± 3.7 años, participaron del estudio. Todos ellos eran no fumadores y llevaban a cabo actividad física recreativa al menos 3 horas por semana.

Cada participante debió completar un cuestionario para informar cualquier síntoma respiratorio experimentado durante o después del ejercicio. Los síntomas incluidos fueron tos, sibilancias, opresión torácica, disnea o exceso de producción de moco. Asimismo, se les consultó a los participantes si la exposición a condiciones ambientales, como clima frío, baja humedad, altos niveles de polen, alta polución o altitud, exacerbaban o causaban los síntomas referidos.

Con el uso de un espirómetro, cada participante debió realizar una maniobra de flujo-volumen máximo forzado. En cada maniobra, se registraron los siguientes parámetros: volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1), flujo espiratorio máximo (FEM), capacidad vital forzada (CVF), flujo espiratorio forzado entre 25% y 75% de la CVF (FEF25-75) y la relación VEF1/CVF.

El día de la prueba de HVE, los participantes debían evitar realizar actividad física o consumir cafeína. Se registró el VEF1 basal en cada caso; todos los participantes tenían un valor de VEF1 basal mayor del 70% de su valor predicho. Cada uno de ellos debía alcanzar una ventilación minuto del 85% de su tasa de ventilación voluntaria máxima (VVM) predicha por 6 minutos. El aire inspirado durante la prueba de provocación contenía un 21% de oxígeno, 5% de dióxido de carbono y 74% de nitrógeno. Una vez finalizada la prueba, se midió el flujo-volumen máximo a los 3, 5, 7, 10 y 15 minutos. La prueba era considerada positiva para BIE si el VEF1 disminuía al menos 10% respecto del valor basal en dos registros consecutivos. Además, se administró salbutamol en los casos en que la disminución fue mayor del 10%.

Resultados

Los 136 participantes completaron la prueba de HVE. De éstos, 18 (13.2%) presentaron una prueba positiva. Los participantes con prueba de HVE positiva tenían un porcentaje predicho de VEF1 basal significativamente inferior que los que obtuvieron una prueba negativa. Además, los primeros también tenían una relación VEF1/CVF y un porcentaje predicho de FEM significativamente inferior en reposo.

En el caso de los 18 participantes con prueba de HVE positiva, el máximo de disminución de la función pulmonar fue de entre -12% y -50% respecto de los valores basales. Sólo dos participantes presentaron una disminución del 10% en solamente un registro, y fueron considerados negativos para la prueba. Un total de 29 participantes (21%) no lograron mantener una ventilación minuto mayor del 60% de la VVM. A pesar de este hecho, dos participantes que se encontraban por debajo de este valor presentaron positividad para la prueba. La mayor disminución del VEF1 fue observada 3 minutos después de concluida la prueba en ambos grupos.

Un total de 129 participantes completaron con éxito los cuestionarios sobre síntomas; 16 de ellos pertenecían al grupo con positividad para la prueba de provocación. A su vez, de estos últimos, 7 (44%) no habían experimentado síntomas asmáticos previamente. Los resultados del análisis sugieren que la presencia de síntomas respiratorios durante el ejercicio no obtuvo una asociación significativa con el resultado de la prueba de HVE. Al considerar cada síntoma en particular, no se observó asociación alguna entre el resultado positivo de la prueba y la presencia de tos, opresión torácica, disnea o exceso de producción de moco. En cambio, se encontró una asociación significativa entre dicho resultado y la presencia de sibilancias. En cuanto a las condiciones ambientales, se observó una asociación significativa entre el resultado positivo y la exacerbación de síntomas debido al clima frío y al alto contenido de polen, pero no debido a la baja humedad, la polución o a la altitud. De todos modos, hay que tener presente que los cuestionarios sobre síntomas obtuvieron valores muy bajos en el análisis de sensibilidad y especificidad.

Discusión

El presente estudio examinó la respuesta de individuos recreativamente activos a una prueba de provocación bronquial indirecta. Los resultados obtenidos indican que el 13.2% de los participantes presentó una respuesta positiva a la prueba de HVE, a pesar de no contar con un diagnóstico previo de asma o BIE. Esto demuestra que, aun sin antecedentes de asma/BIE, los individuos recreativamente activos pueden estar en riesgo de padecer BIE. De hecho, algunos de los participantes incluidos en el estudio presentaron una disminución en el VEF1 de hasta el 50% respecto del basal, lo que indica que una persona con antecedentes no reconocidos de asma/BIE puede potencialmente sufrir de BIE moderada a grave. Por lo tanto, los individuos recreativamente activos podrían beneficiarse de tener una mayor conciencia de la existencia de la BIE, así como de las pruebas indirectas de provocación bronquial.

El número de participantes con prueba de provocación positiva en el presente estudio es inferior a los resultados de estudios previos llevados a cabo en atletas. Varios ensayos han sugerido que los atletas de élite se encuentran en mayor riesgo de padecer asma, BIE e hiperreactividad de las vías aéreas, comparado con la población general. Con la hiperpnea del ejercicio, hay una pérdida de la respiración nasal; la inhalación de grandes volúmenes de aire por la boca puede promover la deshidratación de las vías aéreas debido a que las vías aéreas bajas requieren calor y humedad en el aire inspirado, y estas condiciones sólo se cumplen con la respiración nasal. La deshidratación prolongada de las vías aéreas lleva al incremento de la liberación de mediadores inflamatorios por los mastocitos, lo cual, luego de un tiempo, puede dar como resultado el remodelado de las vías aéreas en individuos susceptibles y, por consiguiente, una mayor predisposición de padecer asma, BIE e hiperreactividad bronquial en estos sujetos.

Igualmente, los autores destacan que la BIE es extremadamente variable y que los síntomas se correlacionaron de manera muy reducida con el diagnóstico del trastorno. Sólo el 15.2% de los individuos sintomáticos dieron positivo en la prueba de provocación, así como el 8.7% de los no sintomáticos. Asimismo, la presencia de sibilancias fue el principal síntoma asociado con positividad de la prueba. No obstante, se observó en sólo dos de los 18 participantes positivos y en dos de los 118 negativos, y obtuvo una sensibilidad y especificidad verdaderamente bajas que no alcanzan para obtener una correlación significativa con el resultado. Por su parte, el síntoma informado con mayor frecuencia por los participantes fue la tos. Sin embargo, la presencia de tos obtuvo los valores más bajos de sensibilidad y especificidad para identificar una prueba positiva. La asociación con factores ambientales tampoco brindó una sensibilidad y especificidad adecuadas, lo que indica la necesidad de realizar pruebas objetivas de provocación bronquial para confirmar el diagnóstico de BIE.

Conclusión

Los resultados del presente trabajo, al igual que los de estudios previos, sugieren que el diagnóstico de BIE no debe realizarse teniendo en cuenta sólo síntomas o medidas basales de función pulmonar, sino que deben incorporarse pruebas objetivas de provocación bronquial a fin de lograr una identificación precisa de la entidad.

Por último, los autores señalan que uno de cada 5 participantes no logró alcanzar el objetivo fijado para la VVM, lo que indica que deberían considerarse otras pruebas de provocación indirecta, tales como la prueba del manitol, en las cuales los individuos recreativamente activos puedan ser capaces de alcanzar un mejor nivel de desempeño en la prueba.

Ref : NEUMO.

Especialidad: Bibliografía - Neumonología

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