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Comparan la Lactancia Materna con la Leche Maternizada Durante los Primeros 6 Meses de Vida

  • AUTOR : Brown A, Raynor P, Lee M
  • TITULO ORIGINAL : Maternal Control of Child-Feeding During Breast and Formula Feeding in the First 6 Months Post-Partum
  • CITA : Journal of Human Nutrition and Dietetics 24(2):177-186, Abr 2011
  • MICRO : El sentimiento de ansiedad que genera la alimentación adecuada a los ritmos propios del lactante es un factor negativo que contribuye al cese de la alimentación por lactancia materna.

Introducción

Varias investigaciones han considerado la relación que existe entre la implementación de técnicas de control alimenticio en lactantes, el peso del niño y el tipo de hábito alimenticio adquirido durante la infancia. La restricción inicial de sustancias más sabrosas puede motivar un mayor consumo de estas una vez que el niño recibe el permiso. Este fenómeno podría influir negativamente en la incidencia de alteración del índice de masa corporal (IMC). Además, la tendencia a forzar la ingesta de alimentos desfavorece la ingesta de sustancias de mayor densidad nutritiva y estimula la adopción de cierta meticulosidad en la alimentación, con lo cual se favorece la disminución en el IMC. Por lo observado en estudios epidemiológicos realizados recientemente, la lactancia materna durante el primer año de vida se asocia con un menor grado de control sobre la alimentación durante la etapa siguiente, en la que comienza la ingesta de alimentos sólidos. Sin embargo, no se ha podido dilucidar totalmente la razón de tal asociación. Una de las posibles teorías se basa en las diferencias existentes entre la adopción del amamantamiento y la utilización de leche maternizada. La lactancia materna puede ser regulada en forma parcial, ya que también depende de las necesidades y los ritmos propios del lactante para poder mantener el suministro de leche. Cuando se intenta restringir la cantidad de ingestas diarias, el organismo disminuye la producción de leche, como si la cantidad necesaria fuese menor a la producida. La alimentación materna tiene mayor probabilidad de ser manejada por el lactante, ya que la frecuencia, la densidad de la ingesta y la duración de cada toma varían de acuerdo con las demandas del lactante en las distintas etapas del día. Por el contrario, la leche maternizada mantiene constante el volumen y la densidad del alimento. A su vez, el amamantamiento impide mantener un control sobre la cantidad de leche ingerida, a diferencia de la leche maternizada que se ingiere de una mamadera. También, se observó que es muy difícil alentar el consumo de un lactante que llegó a satisfacer su hambre cuando se alimenta por lactancia materna. Por todo esto, algunos autores sugieren que la lactancia materna puede promover una modalidad de alimentación más desordenada durante la infancia. A su vez, se ha comprobado que, una vez instalada una forma de alimentación controlada, esta costumbre se mantiene en el futuro. Las características individuales de cada madre parecen ser determinantes en las elecciones acerca de la duración del amamantamiento y la regulación de la alimentación de su hijo. Las razones involucradas en la decisión de utilizar leche materna o amamantar por un período corto son múltiples. Algunos autores opinan que la lactancia materna es incómoda y demanda mucho tiempo; además, sugieren que los lactantes se muestran más satisfechos con la alimentación basada en leche maternizada. Entre los factores vinculados con la elección de utilizar leche maternizada se encuentran el dolor, el pudor y la sensación de que el amamantamiento es regulado por el lactante. Otro factor en contra es el hecho de no poder distinguir la cantidad de leche consumida, lo cual genera dudas acerca de si la alimentación resulta suficiente. La utilización de leche maternizada permite superar ambos inconvenientes.

En este trabajo se llevó a cabo un análisis del hábito alimenticio durante la primera infancia, cuando la leche es el principal alimento, teniendo en cuenta ciertos comportamientos y creencias que influyen en su forma de aplicación. Se probó la hipótesis de que las madres que amamantaron durante los primeros 6 meses de vida continúan la alimentación del niño con menos regulación en comparación con aquellas mujeres que utilizaron leche maternizada desde un primer momento.

Métodos

Fueron reclutadas 502 mujeres con hijos de 6 a 12 meses de edad. Las participantes contestaron un cuestionario acerca de alimentación del lactante adaptado a la situación de alimentación durante los primeros 6 meses posparto. Las participantes fueron invitadas en grupos de crianza y en comunidades de Internet. El cuestionario se refería a las actitudes tomadas para reforzar la ingesta de leche y para regular la frecuencia de las colaciones propias de cada lactante. También, se registraron las opiniones personales acerca de la lactancia y de la alimentación con leche maternizada; si estas resultan problemáticas, difíciles o satisfactorias.

Resultados

Las madres que amamantaron durante los primeros 6 meses de vida refirieron haber hecho esfuerzos por incrementar la ingesta de leche o programar la frecuencia de las colaciones en menor medida, en comparación con las mujeres que prefirieron utilizar leche maternizada desde un primer momento. Incluso, aquellas participantes que amamantaron durante la primera semana únicamente demostraron una actitud más relajada en comparación con quienes comenzaron desde el primer día con leche maternizada. Las mujeres que refirieron haber implementado una mayor regulación en la frecuencia de las colaciones también comentaron haber tenido la sensación de que el amamantamiento es problemático y suponían que el crecimiento de su hijo era exagerado. Mientras que un mayor grado de estimulación para incrementar la cantidad de ingesta se asoció con la presencia de la sensación de que el amamantamiento es difícil, con baja confianza en el rol materno y con la percepción de bajo grado de crecimiento de su hijo.

Discusión

Los resultados sugieren que los patrones de conducta característicos de las mujeres durante el puerperio evidencian la sensación de necesidad de regulación de la alimentación cuando esta se basa en la ingesta de leche. Según las respuestas obtenidas en el cuestionario, se confirmó la frecuente utilización de estrategias de estimulación para aumentar la cantidad de ingesta y de regulación de la frecuencia de las colaciones. Se encontró que una mayor presencia de este tipo de actitudes se asocia con un acortamiento del período de amamantamiento. Esta situación se explica, en parte, por la presencia de ciertas sensaciones negativas hacia el amamantamiento. Varias investigaciones han evaluado la implementación de un tipo de alimentación regulado desde el primer año de vida en adelante. En este trabajo se analizó la situación desde los 6 meses de vida y se observó una elevada frecuencia de casos. Ciertos autores afirman que, una vez que se instalan patrones de alimentación regulares, el niño mantiene ese hábito en el futuro.

Las mujeres que amamantan tienen menor tendencia a aplicar esta modalidad restrictiva de alimentación una vez iniciado el destete. Así quedó demostrado en los resultados de la encuesta utilizada. Este hecho se debe a que las madres que obtienen la experiencia de permitir que sus hijos naturalmente regulen su alimentación se muestran más seguras durante el período subsiguiente y no requieren tomar el control de los hábitos.

Las dos actitudes más investigadas fueron la estimulación para incrementar la ingesta y la regulación de la frecuencia. Curiosamente, no se encontró una asociación significativa entre ambas. A su vez, cada una de ellas se relacionó con diferentes patrones de conducta y actitudes. La estimulación de la ingesta se asoció con la sensación de dificultad acerca del amamantamiento y a la presencia de un menor grado de confianza para la crianza. También, se vinculó con la sensación de crecimiento por debajo de lo normal. La presencia de bajo peso durante la niñez es un fenómeno que genera una actitud de estimulación por parte de la madre; en muchos casos, es probable que este comportamiento se establezca desde el nacimiento o en edad muy temprana. Este fenómeno se da en caso de que se utilice leche maternizada, ya que este tipo de alimentación permite una regulación más precisa. Por el contrario, el amamantamiento no permite un control sobre la cantidad de leche ingerida. Las mujeres que optan por una alimentación basada en la leche maternizada consiguen establecer una rutina predecible y, por lo general, tienden a manipular el ritmo alimenticio del lactante espaciando cada vez más las colaciones. En los casos en que se intenta combinar ambas modalidades de alimentación, es probable que se produzca un desajuste en la rutina y, por lo tanto, se generan complicaciones. El peso del lactante al nacer también influye en la actitud de la madre. En forma llamativa se observa que, ante la presencia de peso elevado, la tendencia a regularizar y disminuir la ingesta de alimento, no obstante el incremento de peso, es un buen indicio de crecimiento durante la primera infancia.

Conclusión

La voluntad de las madres para regular la alimentación de sus hijos durante la lactancia tiene influencia en la duración del amamantamiento. El sentimiento de ansiedad que genera la alimentación adecuada a los ritmos propios del lactante es un factor negativo que contribuye al cese de la alimentación por lactancia materna. El estilo de alimentación regulado en cuanto a cantidad y frecuencia de ingesta es común y, generalmente, comienza en etapas tempranas de la crianza.

Especialidad: Bibliografía - Pediatría

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