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Comprueban que el Síndrome de Ovarios Poliquísticos es un Trastorno de Milenios de Antigüedad

  • AUTOR : Azziz R, Dumesic D, Goodarzi M
  • TITULO ORIGINAL : Polycystic Ovary Syndrome: An Ancient Disorder?
  • CITA : Fertility and Sterility 95(5):1544-1548, Abr 2011
  • MICRO : El síndrome de ovarios poliquísticos es un trastorno antiguo, que surge de variantes de genes ancestrales, seleccionadas durante el Paleolítico y mantenidas durante los últimos 10 000 años después de la instalación de la cultura del Neolítico.

Introducción

Los autores se propusieron determinar si el síndrome de ovarios poliquísticos (SOP) es un trastorno antiguo o de reciente aparición como consecuencia del estrés metabólico de una sociedad con una prevalencia creciente de obesidad. Ante la confirmación de su antigüedad se evaluó la razón por la cual ha persistido a lo largo del tiempo a pesar de la desventaja reproductiva con la que se asocia y se intentó desentrañar su constitución genética en función de su historia evolutiva.

Registros médicos antiguos

Si bien se ha encontrado poco en los papiros egipcios respecto de la antigüedad del SOP, Hipócrates (460-377 a. de C.) observaba: «Esas mujeres con menstruaciones de menos de tres días o escasas son robustas, de complexión saludable y apariencia masculina; pero no se preocupan por tener hijos y tampoco quedan embarazadas». Por su parte, Sorano de Efeso (98-138 d. de C.) notó que «a veces también es natural no menstruar para nada… Es natural a su vez en las personas cuyos cuerpos son de tipo masculino… observamos que la mayoría de las que no menstrúan son más bien robustas, como mujeres varoniles y estériles». El médico medieval Moisés Maimónides (1135-1204) notó que «…hay mujeres cuya piel es seca y dura, y cuya naturaleza se asemeja a la de un hombre. Sin embargo, si la naturaleza de una mujer puede ser transformada a la naturaleza de un hombre, esto no puede surgir de las medicaciones sino a partir de una actividad menstrual intensa». Más directo, el renombrado cirujano del renacimiento Ambroise Pare (1510-1590) observó: «Muchas mujeres, cuando se detienen sus flores o derrames, degeneran de cierta manera a una naturaleza varonil, a partir de la cual se las llama Viragine, es decir corpulentas, o mujeres masculinas; por lo tanto su voz es fuerte y grave como en los hombres y se vuelven barbudas».

Estas aseveraciones, hechas en un período de más de dos milenios, describen una combinación de signos que incluye irregularidad menstrual, hábito masculino, subfertilidad y posiblemente obesidad, que sugieren SOP. También describen al desorden en términos que se traducen hoy como «a veces» o «muchos», lo que indica que la condición era suficientemente común para ameritar su descripción.

La prevalencia racial del SOP

En los informes provenientes de los EE.UU., Reino Unido, España, Grecia, Australia y México se encuentra una similitud destacable en la prevalencia del trastorno, según la definición de los criterios de 1990 de los National Institutes of Health, que varía entre el 6% y el 9%. Si bien aún falta estudiar muchas poblaciones y la mayoría de los sujetos de estos informes fue de raza blanca, de origen europeo, los afroamericanos y las mujeres mexicanas incluidas también demostraron prevalencias similares. Por lo tanto, teniendo en cuenta que los seres humanos migraron de Africa hace 50 000 años, el genotipo del SOP parece haber surgido antes de la aparición de la diversidad racial.

Relación entre la obesidad y la prevalencia del trastorno

La prevalencia del SOP parece estar afectada mínimamente por la frecuencia creciente de obesidad y por el consumo excesivo de comidas occidentales. Por ejemplo, la prevalencia del trastorno es relativamente similar a lo largo de los países con distintos grados de obesidad (por ejemplo, EE.UU. en comparación con España o México). De manera similar, los autores no pudieron detectar diferencias significativas en la ingesta dietética o en la composición corporal de las mujeres con esta enfermedad en comparación con controles pareados. En un estudio efectuado en más de 600 mujeres de la población general se observó que, a mayor índice de masa corporal (IMC), la prevalencia de SOP aumentaba mínimamente y de forma no significativa. Estos y otros datos sugieren que la cuestión relacionada con una ingesta calórica excesiva y el sobrepeso cumplen un papel limitado en la evolución del SOP.

Razones evolutivas de la persistencia a lo largo del tiempo

Es probable que, al igual que con otros alelos de susceptibilidad de los trastornos metabólicos modernos, los orígenes del SOP daten del Paleolítico, época de las comunidades cazadoras recolectoras, cuando los factores ambientales estresantes favorecían la supervivencia de los hombres, las mujeres y la descendencia con mayor capacidad de almacenamiento de energía, necesaria para soportar episodios prolongados de deprivación, el llamado genotipo frugal. De ser así, este genotipo podría haber favorecido la supervivencia en los momentos de escasez de alimentos, con menor termogénesis posprandial, producto de la resistencia a la insulina y menor gasto de energía como ventaja evolutiva adicional.

Hay que tener en cuenta que pocas mujeres con SOP son realmente estériles y el tamaño de la familia puede ser normal en la sociedad actual dominada por terapias médicas y planeamiento familiar, lo que prueba que las condiciones sociales o ambientales que restringen la reproducción atenúan la desventaja reproductiva de estas familias. Más aún, en un estudio realizado en más de 300 mujeres con SOP se observó que las tratadas con placebo ovularon aproximadamente un tercio de la frecuencia esperada (mensual); por lo tanto, las mujeres con SOP pueden concebir, aunque con menor frecuencia a la normal. Es posible que el coito iniciado a una edad temprana y su mayor frecuencia, la ausencia de anticonceptivos y de obesidad determinen que la frecuencia de embarazos de las mujeres con SOP de la antigüedad fuera mayor que la actual.

Entre los cazadores nómades podría haber sido muy ventajoso e incluso necesario para las mujeres espaciar los embarazos, ya que por lo general podían acarrear y cuidar a un solo niño por vez. Por otro lado, las complicaciones del parto eran causa importante de mortalidad en las mujeres en edad reproductiva de la Antigüedad (y, actualmente, en Africa), por lo que una menor paridad podría haber reducido la frecuencia de muertes y el riesgo de abandono de la progenie. La menor fecundidad de las mujeres con SOP también pudo haber creado una ventaja para los descendientes, con menos niños que recibían mayor cantidad de alimentos y protección disponible.

A su vez, podría argumentarse, señalan los investigadores, que el SOP favorecía la supervivencia de las unidades familiares que incluían a estas mujeres, ya que ellas y algunos de sus pocos hijos, si los tenían, podrían haber servido como madres de crianza o adoptivas para sus conocidos o parientes. Con la edad podrían haber alcanzado un alto nivel de habilidad para la crianza, dada su sabiduría, fuerza y capacidad para sobrevivir un ambiente desfavorable, sin preocuparse o encontrarse amenazadas por la situación del embarazo. Finalmente, en un ambiente de alta demanda física, la mayor masa muscular magra y la densidad ósea, características del SOP, era una gran ventaja para la supervivencia.

De manera que los alelos de susceptibilidad para este trastorno podrían haber estado idealmente adaptados a la necesidad de alta fuerza física y actividad, a la disponibilidad errática y escasa de nutrientes y a la ventaja de una menor fecundidad para el cazador recolector.

En un análisis reciente se sugirió que la relación entre el IMC y la fecundidad muestra una desviación a la izquierda en el SOP, de manera que estas pacientes tendrían fertilidad normal en los niveles bajos de IMC, propio de los cazadores recolectores en tiempos de escasez, mientras que las pacientes sin SOP y con bajo IMC presentarían fertilidad subnormal en ese período. Por el contrario, los autores de este trabajo sugieren que, sea cual fuere el IMC, hay menor fertilidad en las pacientes con SOP; así, estas pacientes deberían ser consideradas subfértiles y no infértiles. En este modelo, la capacidad reproductiva persistente de las mujeres afectadas de la Antigüedad no dependía de una desviación de la curva de IMC-fecundidad sino de que el IMC, en general, era más bajo en esa época, además de la menor morbilidad y mortalidad obstétrica debido a la subfertilidad.

Revolución del Neolítico y supervivencia de los genotipos del trastorno

Considerando que los alelos del SOP aparecieron en el Paleolítico de la Edad de Piedra, los autores se preguntan la razón por la que estos genotipos sobrevivieron a la revolución del Neolítico de hace 10 000 años, con la adopción del cultivo, la domesticación de animales y los asentamientos sedentarios. De hecho, los rasgos genéticos ancestrales determinantes de las enfermedades metabólicas modernas, como la enfermedad cardiovascular y la diabetes, persistieron en las sociedades sedentarias y fueron evidentes incluso en el antiguo Egipto. Según los expertos, estos trastornos habrían afectado por lo general a individuos mayores y habrían tenido bajo impacto en el potencial reproductivo de los sujetos afectados; quizá hayan sido de importancia limitada en una sociedad cuyo promedio de expectativa de vida era de aproximadamente 35 años.

En contraste con los cazadores recolectores, era necesario tener mayor número de hijos para asegurar la supervivencia de la comunidad agrícola y para proveer la fuerza de trabajo necesaria mientras se contrarrestaba la alta mortalidad neonatal de la época. En un ambiente con amplia disponibilidad de alimentos, el SOP podría haber sido una desventaja adaptativa para cualquier mujer afectada. Esta hipótesis sostiene que la desventaja evolutiva del SOP era absoluta. Sin embargo, al igual que los cazadores recolectores, las desventajas no podrían haber sido tan graves como se presume, ya que en las sociedades agrícolas también hubiese sido ventajosa la menor frecuencia de concepción (por la menor mortalidad materna), servir como madre de crianza o adopción y ser más resistente físicamente que el promedio; por lo tanto, la progenie también se debía beneficiar de la mayor atención materna, del genotipo ventajoso y del ambiente intrauterino. Además, también hubo períodos importantes de privación de alimentos a fines del siglo XVII y principios del XIX, cuando estas mujeres son más aptas para sobrevivir.

Conclusiones

Todas las observaciones permiten sugerir que el SOP es un trastorno antiguo que surge de variantes de genes ancestrales seleccionadas durante el Paleolítico y mantenidas durante los últimos 10 000 años después de la instalación de la cultura del Neolítico. Probablemente, estos genes antiguos se transmitieron de manera transgeneracional mediante la descendencia concebida entre hombres fértiles portadores y mujeres subfértiles afectadas. La menor fecundidad de las mujeres afectadas podría haber sido desencadenada potencialmente por su mayor tenacidad y una mejor utilización de la energía, una mayor ventaja para sus hijos y parientes y una reducción en la mortalidad materna. Si bien este análisis no permite determinar si las variantes genéticas asociadas eventualmente con el SOP serían parecidas entre los distintos grupos étnicos y raciales, sí plantea la posibilidad de que se necesitará un conjunto denso de marcadores para poder identificar estos genes en los amplios estudios de la genómica.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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