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Contribución de la Actividad Física al Control de la Intoxicación Ocupacional por Mercurio

  • AUTOR : Boscolo del Vecchio F, Gonçalves A
  • TITULO ORIGINAL : Contribuição da Atividade Física no Controle da Intoxicação Ocupacional por Mercúrio
  • CITA : Revista Brasileira de Medicina 62(10):440-445, Oct 2005
  • MICRO : Se estudian perspectivas sobre la posible relación entre intoxicación mercurial y actividad física con el objetivo de generar elementos conceptuales y prácticos para futuras investigaciones.

Introducción

El uso del mercurio (Hg) tiene más de 3 500 años de antigüedad; su existencia ha sido identificada en tumbas egipcias desde el 1 500 A.C. Fue utilizado para el tratamiento de la sífilis en el siglo XVIII, y en las décadas de los 40-50 ya se conocían los efectos deletéreos de este metal, como acrodinia, irritabilidad, insomnio, anorexia, diaforesis, fotofobia y erupciones cutáneas. El Hg se presenta en la forma elemental como líquido o vapor, como sales en compuestos inorgánicos y bajo la forma de compuestos orgánicos como metilmercurio (MeHg). Las principales formas de contaminación son: 1) por contacto dérmico accidental con líquido o sales utilizados en la manipulación de componentes electrónicos; 2) por inhalación del vapor; y 3) por ingestión alimentaria (especialmente en la dieta a base de pescados). A temperatura ambiente se encuentra en forma líquida o vapor.

En la industria el Hg se emplea bajo la forma de sales, especialmente para la producción de baterías. En odontología se lo utiliza para elaborar amalgamas (mezclas con cobre, zinc, plata y oro); y en medicina en general, como agente de viscosidad, catalítico, antiséptico, antibactericida, fungicida, laxante y en equipos de radiodiagnóstico. También se lo emplea en la fabricación de lámparas a vapor de Hg y neón, termómetros, barómetros, espejos, etcétera.

El Hg atmosférico se oxida para el ion bivalente Hg+2 cuando tiene contacto con oxidantes tales como el oxígeno, ozono y cloro; ionizado es más soluble y puede desplazarse por la atmósfera; vuelve a los medios terrestres y acuáticos por precipitación (esta es la principal fuente de Hg depositado en el ambiente). A este proceso se suman otros que producen Hg: 1) incineración de basura, 2) actividades antropogénicas intencionales como la manufactura y eliminación de componentes que utilizan el metal, 3) la quema del carbón para producir electricidad. Entre el 7% a 8% del Hg puede ser absorbido por la ingestión de nutrientes sólidos y el 15% o menos por la ingestión de líquido; su vaporización es sencilla, y se lo absorbe (en un 80%) a la temperatura ambiente por inhalación.

Los signos clínicos habituales de intoxicación son los valores urinarios a partir de 20 g/m3, pero son dudosos los casos de niveles entre 10 y 49.99 g/l. En lo que se refiere al tiempo de aparición de las manifestaciones clínicas de la intoxicación se identifican 2 formas: aguda, que se produce accidentalmente por consumo, por inhalación o contacto dérmico con grandes cantidades, lo que provoca síndrome gastrointestinal y renal, compromiso respiratorio y visual, sialorrea, gingivitis, náuseas y vómitos, cólicos abdominales y diarrea con sangre; y crónica, ocasionada especialmente por los procesos industriales, lo que causa daño al sistema nervioso central, con temblores de extremidades, neuropatías y alteraciones de la personalidad, como eretismo, trastornos del habla, delirio y rigidez.

El Hg es «químicamente» introducido al organismo luego de la conversión a Hg+2; su afinidad por las proteínas favorece el transporte dentro del sistema biológico. La metilación tiene lugar después de su oxidación, con formación de complejos orgánicos en la sangre; de esta manera, se liga a tejidos importantes, lo que causa daños irreparables. La intoxicación por inhalación de los vapores de Hg constituye el cuadro clínico llamado mercurialismo, lo que provoca un importante compromiso de la calidad de vida, de las actividades sociales y pérdidas económicas. El Hg inorgánico bajo la forma de sales es tóxico y corrosivo; su absorción puede ser oral o dérmica; el órgano más afectado es el riñón, dado que puede producirse desde insuficiencia renal grave hasta anuria. También puede penetrar en el sistema nervioso central, lo que produce edema y reducción del número de células granulares y de Purkinje; de este modo, aparecen signos y síntomas como pérdida auditiva, reducción del campo visual y eretismo (sumatoria de irritabilidad, ansiedad, insomnio, timidez, falta de interés, baja autoestima seguida de depresión, delirios, alucinaciones, cansancio y falta de ánimo). Entre los síntomas motores se encuentran ataxia, temblor, disartria, inestabilidad cenestésica y pérdida de la sensibilidad distal de los miembros.

Gran cantidad de Hg alcanza el sistema acuático, tanto por liberación directa en los ríos y lagunas como por penetración del suelo hacia las capas subterráneas. El Hg se sedimenta en la superficie del agua o se aglomera en algas, y se convierte a metilmercurio, que es altamente tóxico. A partir de ese momento ingresa a la cadena alimentaria de los animales marinos, lo que luego produce el envenenamiento de los seres humanos. Las propiedades neurotóxicas del Hg consumido en dietas a base de pescado causa en los niños un cuadro de deficiencia del habla y desvío del patrón motor, con alteraciones del tono muscular y de los reflejos; los adultos pueden presentar parestesia, temblores, ataxia y constricción del campo visual. En la bibliografía también se describen cuadros de eritema multiforme, urticaria, exantema morbiliforme, erupciones fijas, dermatitis exfoliativa, lesiones pigmentarias, adormecimientos y mareos.

Contribución de la actividad física al proceso terapéutico

El tratamiento farmacológico de la intoxicación por Hg incluye a los agentes quelantes y al ácido alfalipoico para casos agudos y crónicos, aunque diversos autores expresan la falta de efectividad de estos agentes. En general, las personas con dificultades físicas y enfermedades crónicas son menos activas que las sanas, tanto para las actividades moderadas como intensas; desde el punto de vista epidemiológico es importante la investigación en el área de la actividad física (AF) para el tratamiento de la intoxicación por Hg. Se ha buscado en los conceptos de la teoría del deporte y de la educación física para grupos especiales, prácticas que pueden mejorar la condición de vida de los intoxicados por Hg. Kramer & Ratamess señalan que el éxito en la práctica de cualquier ejercicio radica en el planteo apropiado del programa, con un control adecuado de las principales variables: frecuencia, volumen, intensidad y duración. El conocimiento de los principios fisiopatológicos intenta establecer los ajustes de estos aspectos en programas kinesioterapéuticos específicos. Así, en un estudio se programó una intervención de 3 meses con 2 clases semanales de 45 minutos para los pacientes. El ensayo incluyó a 12 individuos de sexo masculino con asistencia irregular al programa, principalmente por dificultades de locomoción; el déficit de unidades observacionales y la falta de continuidad en su ejecución no permitieron efectuar cálculos estadísticos.

AF en pacientes con lesiones renales y pulmonares

En general, las intervenciones prolongadas y de baja intensidad demostraron efectos muy positivos en la hemodinámica renal de pacientes con hipertensión. La implementación de programas de 3 a 12 semanas mejoró la capacidad máxima de absorción y consumo de oxígeno; a ello se le asociaron progresos en el perfil lipídico, metabolismo de la glucosa, valores del hematócrito y niveles de la hemoglobina y del cuadro psicológico. Se concluyó en que el principal objetivo en esas condiciones es el incremento de la captación máxima de oxígeno mediante el aumento de los volúmenes de la sangre y de la fracción de eyección cardíaca, así como de la concentración sérica de hemoglobina, con mejoría de la utilización periférica del oxígeno.

AF en pacientes con lesiones osteomusculares

Otro contexto es el de la fragilidad muscular progresiva, fatigabilidad e incapacidades motoras, las cuales se manifiestan concomitantemente con alteraciones de los nervios periféricos, compromiso de las uniones mioneurales y de los músculos esqueléticos. Los estudios señalan que el entrenamiento periódico de 2 a 12 meses con 3 a 4 sesiones semanales produce incrementos significativos de la fuerza y disminución de la pérdida de ésta y de la resistencia. En lo que concierne a la capacidad aeróbica, programas de 12 semanas con 3 sesiones semanales incrementan significativamente el volumen de oxígeno (VO2máx).

AF en pacientes con alteraciones neuropsiquiátricas

Tras la lesión cerebelosa causada por el depósito crónico de Hg un número importante de individuos presenta ataxia; para el tratamiento de este cuadro se sugiere el empleo de cargas de entrenamiento con porcentajes soportables del 60% a 75% de la capacidad máxima de trabajo, particularmente en los miembros superiores. Diversos autores aconsejan la práctica de ejercicios físicos regulares para mejorar el estado de ánimo y reducir la sensibilidad al dolor. Estos programas son tan efectivos como la psicoterapia farmacológica. La evidencia sugiere que las actividades moderadas e intensas pueden reducir los daños causados por esta enfermedad, aunque variables tales como frecuencia, duración e intensidad deben ser mejor controladas. También se ha observado que los beneficios aeróbicos son muy similares a los brindados por el trabajo con pesas. Los trabajos recreativos 3 veces por semana con 50 minutos de duración parecen contribuir positivamente a la superación de los síntomas neuropsiquiátricos.

Conclusión

Para estimular la práctica de AF en pacientes con intoxicación mercurial se identifican 5 elementos clave: 1) incrementar la oportunidad de experiencias exitosas en la solución de tareas; 2) destacar los logros de los compañeros de práctica; 3) promover la realización de las actividades; 4) reducir los recuerdos negativos relacionados con el dolor y la fatiga; y 5) persuadir verbalmente a los practicantes con voz de autoridad. Los profesionales de educación física deben interactuar con los de medicina. Todavía quedan preguntas por contestar en los aspectos de intensidad, frecuencia, duración y tiempo de recuperación de la AF y el tipo de entrenamiento para los pacientes crónicos.

Especialidad: Bibliografía - Clínica Médica

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