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Cuestionan la Utilidad de la Mesoterapia

  • AUTOR : Oliveira Camargo Herreros F, Machado de Moraes A, Neves Ferreira Velho P
  • TITULO ORIGINAL : Mesoterapia: Uma revisão Bibliográfica
  • CITA : Anais Brasileiros de Dermatologia 86(1):96-101, Ene 2011
  • MICRO : Se necesitan estudios científicamente bien diseñados para confirmar los beneficios de la mesoterapia en el tratamiento dermatológico.

Introducción

La intradermoterapia es un procedimiento médico introducido por Pistor en 1958. Consiste en la aplicación de inyecciones intradérmicas de sustancias farmacológicas muy diluidas directamente en el sitio a tratar. Pistor consideraba que esa modalidad terapéutica era tan importante que merecía un nombre propio: «mesoterapia», dado el origen embriológico de la dermis.

Revisión de la bibliografía

Anteriormente, en 1884, Koller, un oftalmólogo, informó su experiencia con el uso local de cocaína para el manejo del dolor. En 1904, Einhorn descubrió un nuevo anestésico con menor riesgo de provocar dependencia, la procaína. En 1925, Leriche utilizó inyecciones intradérmicas en los espacios intercostales. En 1937, Aron publicó un estudio respecto de la inyección intradérmica de una solución de histamina y concluyó que la inyección intradérmica de cualquier producto, en un sitio dolorido, tendría efecto analgésico. Fue a partir de Pistor que la intradermoterapia obtuvo más atención y, en 1964, se organizó la Sociedad Francesa de Mesoterapia.

La intradermoterapia ha sido siempre descrita como la inyección intradérmica de fármacos sumamente diluidos, adecuados para esa vía de utilización. La dermis podría ser un reservorio donde los productos activarían los receptores dérmicos y se difundirían lentamente a través de la microcirculación.

El procedimiento básico de las inyecciones intradérmicas varía de un estudio al otro, lo que refleja la falta de un patrón metodológico que sirva de apoyo a la mesoterapia.

En general, los estudios informan que la mesoterapia consiste en inyecciones intradérmicas o subcutáneas de un fármaco o de una mezcla de varios productos, llamada mélange.

Respecto de la técnica adecuada para introducir la aguja en la piel, varía según el autor, y se considera que puede ser perpendicular o formando un ángulo de 30° a 60°. Diversos autores están de acuerdo en que la aguja debe penetrar a una profundidad máxima de 4 mm. Para tal fin, hacen hincapié en el uso de agujas Lebel (bisel con 4 mm de largo). Las inyecciones deben abarcar sólo el área a a tratar y la distancia entre los sitios de inyección es variable, de 1 cm hasta 4 cm.

Según los diferentes trabajos publicados, las aplicaciones se hacen con una periodicidad semanal o mensual y el número de sesiones varía de 4 a 10. Se sugiere utilizar pequeños volúmenes por puntura.

Además del tradicional conjunto de aguja y jeringa, se pueden utilizar instrumentos más sofisticados y caros como las pistolas de mesoterapia, que son inyectores electrónicos de múltiples puntos que permiten controlar la cuantificación del volumen y la profundidad de la aplicación.

De todos los parámetros informados, parece que sólo la profundidad de la inyección fue definida a partir de estudios científicos. La vía intradérmica tiene una farmacocinética propia y, por ende, se recomiendan inyecciones a menos de 4 mm de profundidad.

Kaplan y Coutris estudiaron 60 pacientes con neuralgias y utilizaron radioisótopos con el producto a inyectar. Las inyecciones fueron aplicadas manualmente, con una profundidad de 1.5 mm a 2 mm.

Estos autores concluyeron que la acción de la intradermoterapia tiene lugar de dos maneras: la actividad de corta distancia con estímulo de los receptores dérmicos in situ, y la actividad de larga distancia, que alcanza otros órganos por la circulación. De esa manera demostraron la difusión de los productos mesoterápicos; todavía la explicación del mecanismo de acción de la mesoterapia por el estímulo de los receptores locales o de receptores distantes sigue siendo empírica. Esa es la teoría aceptada por la Sociedad Francesa de Mesoterapia en la actualidad.

Tomando esa teoría como base, surgió un concepto siempre mencionado en intradermoterapia: el de la «interfaz meso», que podría ser la superficie de contacto establecida entre los productos inyectados y el tejido de inyección. Cuanto más fragmentada la sustancia inyectada, mayor la interfaz meso y mayor el número de receptores dérmicos activados.

Además del estudio de Kaplan y Coutris, surgieron otros que evaluaron la importancia de la profundidad de la inyección en la difusión del fármaco en la mesoterapia.

Mrejen (1992) realizó estudios para establecer si existían diferencias en la difusión de los productos inyectados en la dermis hasta 4 mm y a 10 mm de profundidad.

Concluyó que el producto inyectado hasta 10 mm se difunde más rápidamente y alcanza la circulación sistémica en seguida, por lo que también es eliminado más rápidamente. Luego de este estudio, se sugiere que las inyecciones en la intradermoterapia sean aplicadas hasta 4 mm de profundidad (de modo que el producto permanezca más tiempo en el lugar).

La mayoría de los trabajos sobre intradermoterapia publicados en revistas especializadas informan acerca de sus complicaciones. La complicación más temida y registrada a menudo es la infección por microbacterias, que exige meses de tratamiento con múltiples fármacos y por lo general resulta en cicatrices antiestéticas. Otras complicaciones informadas son la erupción liquenoide, inducción de psoriasis, urticaria, necrosis cutáneas, lupus eritematoso sistémico, paniculitis, acromia y atrofia. Estas complicaciones se deben a una técnica inadecuada o son efecto del medicamento.

Según Tennstedt y Lachapelle, los medicamentos no permitidos para el uso mesoterápico, son las sustancias alcohólicas y las aceitosas.

Inicialmente, los trabajos sobre mesoterapia discutían los tratamientos de las enfermedades dolorosas, como las tendinitis, cervicobraquialgia, enfermedades musculoesqueléticas, y el dolor oral y periodontal. Tales estudios tienen en común el hecho de presentar la intradermoterapia como un tratamiento alternativo, pero hacen hincapié en la necesidad de más investigaciones para aumentar el conocimiento de esa terapia.

A partir de 2001 surgen trabajos en Medline sobre el uso de la intradermoterapia para las dermatosis antiestéticas. Estas revisiones concluyen que, teóricamente, la inyección subcutánea de determinados productos puede funcionar, pero todavía faltan trabajos científicos especializados para apoyar esa técnica.

El estudio detallado de la intradermoterapia aún es incipiente. El trabajo de Herreros de 2007, es el primero publicado en una revista médica con una metodología más rigurosa. En él se evalúan las consecuencias histológicas de un procedimiento mesoterápico y se demuestra un incremento significativo en el número de fibras elásticas y colágenas y la mejoría de la textura dérmica luego de la intradermoterapia. En 2008, Lacarruba y col. llevaron a cabo un estudio preliminar para evaluar los efectos sobre el rejuvenecimiento cutáneo promovido por la mesoterapia en la capa subepidérmica (de baja ecogenicidad) con ultrasonido modo B.

El análisis se realizó luego de aplicar varias inyecciones intradérmicas semanales de ácido hialurónico durante cuatro semanas y se demostró que esto podría ser un tratamiento eficaz para el envejecimiento actínico. En 2006, Brown afirmó que los efectos de la mesoterapia aún no han sido científicamente evaluados y llamó la atención sobre el hecho de que no existen dosificaciones estandarizadas ni protocolos de tratamiento.

El único trabajo metodológicamente adecuado es el de Amin y col. de 2006, en el que los autores no encontraron beneficio clínico luego de cuatro sesiones mensuales de mesoterapia para tratar el fotoenvejecimiento facial; sin embargo, hallaron un aumento del colágeno en el área tratada, aunque este incremento no fue estadísticamente significativo. A pesar de la buena metodología para evaluar los resultados, no se sabe con seguridad cuál fue el producto utilizado.

Los autores de esta revisión concluyen que, hasta que se realicen nuevos estudios, los pacientes que consideren la mesoterapia para fines cosméticos deben ser informados de que las sustancias usualmente inyectadas carecen de evaluaciones aceptables respecto de su seguridad y eficacia.

En síntesis, son pocos los estudios que analizan el papel de la intradermoterapia y muchos los que evalúan sus complicaciones, lo que ocasiona la desconfianza de los dermatólogos con respecto a esa técnica.

Las dermatosis antiestéticas resultantes de la mesoterapia son frecuentemente un motivo de queja en los consultorios dermatológicos. Esto se debe, en parte, a la falta de fundamentos científicos sólidos para la mesoterapia, y también a que, muchas veces, los pacientes buscan las novedades presentadas por los medios.

Conclusión

Es necesaria la realización de estudios científicamente bien desarrollados sobre esa técnica, de manera que los médicos cuenten con elementos para informar a los pacientes sobre los beneficios y los riesgos de la mesoterapia.

Especialidad: Bibliografía - Dermatología

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