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El efecto antioxidante del vino: recolección de datos actualizados sobre los efectos del consumo moderado de vino sobre el daño oxidativo en seres humanos

  • AUTOR : Covas M, Gambert P, Fitó M, de la Torre R
  • TITULO ORIGINAL : Wine and Oxidative Stress: Up-to-Date Evidence of the Effects of Moderate Wine Consumption on Oxidative Damage in Humans
  • CITA : Atherosclerosis 208(2):297-304, Feb 2010
  • MICRO : El texto consiste en un resumen de los datos actualizados disponibles sobre los efectos de los compuestos del vino sobre el estrés oxidativo en los seres humanos.

INTRODUCCIÓN

En la actualidad se acepta que el consumo moderado de vino y alcohol constituye una conducta favorable, ya que puede ser considerada una medida preventiva de la enfermedad cardiovascular, entidad estrechamente vinculada con el daño oxidativo.

El vino es la bebida alcohólica más consumida en el sur europeo como parte de la dieta mediterránea, y se ha sugerido que este aspecto es uno de los factores que podrían explicar la incidencia más baja de enfermedad cardiovascular en esta región en relación con los países del norte de Europa y con Canadá y Estados Unidos.

Se ha demostrado que el consumo moderado de alcohol reduce en forma notable el riesgo de cardiopatía; esto se ha vinculado con el incremento de los niveles del colesterol asociado a las lipoproteínas de alta densidad (HDLc) y a los efectos que ejerce el alcohol sobre la coagulación y el proceso fibrinolítico. La relación entre el consumo moderado de alcohol y el daño oxidativo, sin embargo, aún es controvertida. Así por ejemplo, en un estudio de corte transversal se demostró una relación directa entre el consumo de alcohol y el aumento de los niveles plasmáticos de lipoproteínas de baja densidad (LDL) oxidadas. A su vez, otras investigaciones han probado que el metabolismo del etanol provoca un aumento de los radicales libres del oxígeno (RLO) y reduce los niveles de glutatión, el principal antioxidante intracelular. El vino posee también polifenoles, sustancias con propiedades antioxidantes que le dan al vino un atributo favorable en términos de salud, del cual carecen las demás bebidas alcohólicas. A partir de estos conceptos, los autores se preguntan si es posible que estos polifenoles puedan contrarrestar el efecto oxidativo ocasionado por el alcohol y si existen otros mecanismos de acción adicionales que permitan explicar sus efectos beneficiosos. Por tal motivo, en este trabajo se proponen evaluar las pruebas experimentales disponibles acerca de los beneficios antioxidantes del consumo de vino en los seres humanos, a fin de establecer en qué medida este concepto se sustenta en estudios con validez científica.

Los componentes del vino y su relación con el daño oxidativo

Los dos componentes principales del vino son el etanol y el conjunto de polifenoles; ambos actúan en forma compleja y dan lugar a una gran diversidad de procesos bioquímicos. Los autores consideran importante, en primer lugar, comprender los efectos que producen cada uno de ellos. En tal sentido, señalan que el etanol parecería tener acciones nocivas al desencadenar la producción de RLO, los que generan reacciones de oxidación que afectan a los lípidos, al ADN somático y a las proteínas. También se produciría un aumento de las LDL oxidadas, que son los componentes claves del proceso aterosclerótico y, en consecuencia, de la enfermedad cardiovascular. También se señala a la mutación del ADN secundaria a la agresión oxidativa como paso crucial en el proceso de carcinogénesis humana.

Los polifenoles actúan como sustancias antioxidantes gracias a su capacidad de interrumpir la peroxidación lipídica en cadena generada por los RLO y de quelar iones metálicos capaces de generar RLO más potentes. Ambos componentes de esta bebida generan aumentos del HDLc, aunque se desconoce cuál es el mecanismo involucrado. El HDLc tiene un importante papel como antioxidante, ya que inhibe la oxidación fosfolipídica de las LDL y reduce la actividad de las LDL mínimamente modificadas.

Los compuestos fenólicos del vino

Los compuestos fenólicos en cada tipo de vino varían significativamente debido al uso de diferentes cepas de uvas y procesos de elaboración. El vino tinto es el que posee la mayor cantidad de resinas fenólicas debido a que en el proceso de elaboración, a diferencia del vino blanco, las uvas son maceradas durante varias semanas junto con la cáscara y las semillas, estructuras que poseen elevadas concentraciones de estos compuestos.

La biodisponibilidad de los compuestos fenólicos del vino en los seres humanos

Los autores se remiten a diversos estudios, entre ellos a algunos que determinaron los niveles de compuestos fenólicos tras el consumo de vino durante 2 semanas. En dichos estudios se observó que habían aumentado las concentraciones plasmáticas y urinarias de los polifenoles en relación con los valores basales. Como hallazgo interesante, se destaca que existe un gran metabolismo hepático de estas sustancias, puesto que el 80% de los polifenoles absorbidos están presentes en el plasma en sus formas conjugadas. A raíz de este conocimiento, se sugiere que la actividad biológica estaría mediada por estas sustancias modificadas. También se ha documentado la capacidad de los compuestos fenólicos para unirse in vivo a las LDL humanas y modificarlas en la capa íntima arterial. Un trabajo demostró la presencia de resveratrol y de sus metabolitos unidos al LDL en sujetos que habían ingerido 250 ml de vino que contenía 350 mg/l de polifenoles. Este último dato apoya la teoría conocida como «depot hypothesis«, la cual postula que los metabolitos funcionarían como reservorios del compuesto fenólico primario.

Estudios del efecto del consumo de vino sobre el daño oxidativo en los seres humanos

Los autores seleccionaron estudios clínicos controlados y aleatorizados capaces de aportar pruebas acerca del efecto in vivo de los compuestos fenólicos sobre el daño oxidativo. La meta inicial de los investigadores era elaborar un metanálisis, pero dada la heterogeneidad de los diseños experimentales y de los criterios de valoración empleados, decidieron hacer un resumen crítico de los 21 trabajos seleccionados.

Estudios posprandiales sobre el efecto antioxidante del consumo de vino

La bibliografía médica reconoce a la lipidemia posprandial como un factor de riesgo en la formación de lesiones ateroscleróticas, y esto se vincula con cambios oxidativos, que pueden mantenerse hasta 6 horas después de una comida.

Los autores enumeran una serie de investigaciones que evaluaron los efectos del consumo de vino sobre los diferentes biomarcadores de daño oxidativo.Si bien observaron resultados disímiles, la mayoría de los trabajos indicaban que tras la ingesta de una dosis aislada de vino tinto, la capacidad antioxidante del plasma y su contenido fenólico aumentaron. Al mismo tiempo, no se registraron cambios en la susceptibilidad del LDL a la oxidación, en los niveles plasmáticos de sustancias reactivas al ácido tiobarbitúrico (TBARS), tampoco se afectó el ADN. Por otra parte, se documentó que el mayor daño al ADN linfocitario inducido por la radiación tras el consumo de alcohol fue contrarrestado por la ingesta de una sola dosis de vino tinto, y fue disminuido cuando se trató de vino tinto libre de alcohol.

Los autores recuerdan que el consumo de dietas ricas en grasas genera daño oxidativo. Sin embargo, se ha observado que si estas dietas se combinan con proporciones adecuadas de sustancias con conocido efecto antioxidante, como la vitamina C o la simvastatina, el daño oxidativo posprandial disminuye. En un trabajo donde se analizó la resistencia de las LDL a la oxidación en condición basal y posprandial, se comprobó que en el último caso, la resistencia era menor. A su vez, se realizó la misma comparación pero incluyendo en la comida el consumo de vino tinto. En este caso, existió una reducción en la oxidación lipídica. Por lo expuesto, el consumo de vino tinto durante las comidas parecería tener efectos ventajosos para contrarrestar el daño oxidativo a los lípidos promovido por la ingesta.

Modificaciones ante el consumo sostenido de vino

Los resultados de las investigaciones relacionadas con los efectos del consumo sostenido de vino en el estrés oxidativo también fueron muy dispares. Sin embargo, dos estudios paralelos que estudiaron pacientes con cardiopatías mostraron que el consumo sostenido de vino (250 ml/día) durante 2 meses ocasionó una disminución del daño oxidativo del ADN y aumentó la capacidad antioxidante del plasma. También compararon los efectos combinados del ejercicio y la dieta mediterránea sin consumo de vino o con él a lo largo de un año. Se observó que los niveles séricos de nitrotirosina fueron inferiores en los individuos que consumieron vino durante las comidas.

Comentarios

A pesar de los resultados dispares de los estudios analizados, los autores destacan que las propiedades antioxidantes del vino tienen mayor importancia en situaciones donde existe un daño oxidativo manifiesto, como puede ser el caso de sujetos fumadores. Por ejemplo, en una de las investigaciones evaluadas se observó que la disminución del daño oxidativo tras el consumo sostenido de vino fue del 55% en pacientes con cardiopatías, mientras que fue del 31% en los sujetos sanos.

Asimismo, existen datos que demuestran que los polifenoles poseen capacidades antioxidantes en el lumen gastrointestinal.

De todos modos, los expertos recuerdan que hasta el momento, los únicos biomarcadores vinculados con el daño oxidativo que en estudios de cohortes han demostrado ser factores predictivos de eventos coronarios en pacientes con enfermedad coronaria son los niveles circulantes de LDL oxidadas y los niveles bajos de la enzima glutatión-peroxidasa (GSH-Px).

Resumen de los hallazgos

Los autores destacan que en los trabajos analizados se utilizaron diferentes métodos y diversos marcadores para estudiar el daño oxidativo, y que en pocos casos se emplearon biomarcadores sensibles al daño oxidativo in vivo. Advierten que no existen en la actualidad datos que den respaldo científico a la creencia popular de que el consumo sostenido de vino en personas sanas provee otros beneficios, más allá de contrarrestar el posible efecto prooxidante del alcohol. Por otra parte, hacen notar que sí ha sido demostrado el efecto antioxidante protector de los compuestos del vino en situaciones donde existe mayor probabilidad de daño oxidativo. En este contexto, los autores proponen que el consumo de vino durante las comidas podría contrarrestar los efectos oxidativos que se producen durante el período posprandial.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología - Clínica Médica

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